Capítulo Trece (Del otro lado)

Capítulo Trece (Del otro lado)

Milos Caliope

05/02/2018

CAPÍTULO TRECE

LIMITADORES

– Esta es la primera parte – nos dice mientras nos sonríe con una sonrisa triste, de esas que son propias de las despedidas – les dije que tenía algo que decirles. Bueno, empezare confesándoles que este no es el año que les dijimos que era.

– ¡¿Qué?! – se exalta Luz Irene y hace sonar sus manos sobre la mesa – entonces ¿todo lo que el viejo me ha enseñado acerca de este mundo es mentira? ¡¿Todo fue una mentira?!

Nos sorprendemos por su manera de hablar, e incluso Maggie la mira asustada, algo de lo que ella se percata y se tapa la boca como lo haría una señorita.

– Entonces eso era – dice resueltamente Raymundo – a decir verdad, ya me lo esperaba. De alguna forma no me tragaba esa historia de que habíamos despertado en el futuro de otro mundo y tanta cosa, eso no tenía sentido alguno.

– Lo pudimos ocultar por un tiempo – dice Stefan a nuestras espaldas – pero me temo que esta última generación hace más preguntas que las “explicaciones” que nosotros podemos brindarles.

– ¿Tú sabias de esto? – le pregunta Camila, demasiado seria; como nunca la había visto.

– ¿Puedes explicarnos esto Ian? – le pide ella – y espero que esta vez sea con la verdad.

– Entiendo que estén molestos. Descuiden, esta vez hablare solo con la verdad.

Ian se para frente a nosotros y mantiene la mirada en el suelo como buscando cómo empezar su relato. Como siempre, sus nervios salen a relucir cuando se muerde el labio inferior por un largo tiempo, y justo antes de que Luz Irene estalle nuevamente, este habla.

– Las “explicaciones” que les dimos no eran mentiras después de todo, todo fue verdad – levanta su mirada y nos sorprende con una media sonrisa – excepto la parte en la que les dijimos que fue Kim el único responsable de nuestro desarrollo tecnológico. Creo que por ahí voy a comenzar.

Se detiene por unos segundos para tomar una bocanada de aire y luego vuelve a continuar.

– Si bien es cierto él era un hombre de grandes ideas, pero muchas de ellas no se vieron hechas realidad sino hasta después de su muerte; ya que muchas de ellas, por no decir todas, necesitaron tiempo para “gestarse”.

Se vuelve a detener, pero esta vez sus ojos buscan en el techo – sí, mucho tiempo – y deja escapar una risa espontanea como si se hubiese acordado de algo gracioso. Todos estamos desconcertados con este comportamiento, nadie lo había visto así antes, incluso Camila que lo conoce de mucho antes que nosotros se sorprende.

– Las explicaciones dicen que después de que uno de ustedes los traicionara hubo un golpe de estado que tuvo su conclusión en la tierra – menciona Aru – ¿paso en realidad? y si paso ¿qué fue lo que sucedió realmente?

– Eso también ocurrió – Responde Ian – la rubia que revivieron esos tipos formaba parte de nuestro equipo, era una de nosotros, una de los primeros y la portadora del don más poderoso y peligroso que existe. Urara nos traiciono, y nosotros nos dimos cuenta cuando ya había matado a tres de mis amigos.

– ¿Qué paso después de eso?

– Intentamos detenerla, por supuesto. Pero su don era muy poderoso, incluso para todos nosotros. Además que con su experiencia en combate ya era capaz de manipular hasta tres dones al mismo tiempo.

– ¡¿Tres?! – se sorprende ridículamente Ray – eso es jodidamente complicado.

– Era una de los primeros, ¿qué esperabas?

– Si era tan poderosa, ¿cómo fue que la derrotaron? – pregunta Aru – eso nos podría servir de mucho en este momento.

Ian, que nos observaba atentamente, nos dice dejando cerrar sus ojos.

Thommas, mi mejor amigo, sacrifico su vida para detenerla.

Después de mencionar aquello se hace el silencio. Aru, que había estado preguntando muy interesadamente por el método que utilizaron los predecesores para detener al enemigo, ha quedado sin palabras. La razón es obvia; Thommas, la persona que ha mencionado Ian en su relato es el predecesor que poseía el mismo don que él posee ahora.

– Debió de haber otra forma – intenta excusar Maggie, su hermana pequeña – debe de haber otra forma.

– En ese entonces no la hubo – responde Ian.

– ¿Y qué fue lo que hizo? – pregunta el chico armándose de valor.

– ¡Hermano! – interrumpe nerviosa la niña.

Maggie, guarda silencio – la manda a callar él.

Ninguna de las demás personas que nos encontramos presentes en la habitación mencionamos algo siquiera. Todos hemos sido testigos de la destrucción que ha causado esta mujer en nuestro mundo. Todos queremos detenerla para así poder continuar con nuestras vidas. Sin embargo, la solución no es la que nos esperábamos.

– ¿Entonces? – vuelve a insistir Aru – ¿me vas a decir?

– Sobrecargo su don junto con el de ella y explotaron juntos – le dice sin más Ian.

– La batalla se extendió demasiado – continua – y quisimos proteger a los inocentes, por lo que condujimos a Urara a la tierra y ahí batallamos con ella y sus secuaces cerca de tres días. El ultimo día, solo quedábamos en pie cuatro de nosotros; Ella, Thommas, Violet y yo. Aunque la superábamos en número, seguía siendo demasiado para nosotros. Por lo que mi amigo tomo la decisión y exploto junto con ella.

– ¿Cómo fue que sobreviviste? – le pregunto – ¿tu inmortalidad te ayudo?

– No, incluso con mi don no hubiera salido con vida de esa explosión. fue la más grande y poderosa que jamás haya visto en mí vida. Violet utilizo lo último que le quedaba de vida para crear un portal por el cual pudiera escapar. A ella le debo mi vida y mi misión.

– ¿Por qué dices eso? ¿Qué fue lo que te dijo?

“Cuida del resto” fue su ultimo pedido. Y eso he hecho durante todo este tiempo. E cuidado a cada generación de sucesores que ha despertado hasta el momento. Esperando pacientemente, esperando en silencio.

– ¿Y qué es lo que has estado esperando? – le pregunta Luz Irene.

– El momento de cederle mi lugar a alguien más – nos dice mientras busca con la mirada a la portadora de su legado.

– Estaba esperando a que tú despertaras, preciosa – le dice cuando por fin encuentra a Ore entre nosotros – todo este tiempo te estuve esperando a ti.

Una explosión nos advierte que el peligro se acerca. No podemos estar aquí por mucho tiempo.

– Aquí es donde nos separamos amigo mío – dice Ian volviéndose a Stefan – tu deuda ha sido saldada, lamento haber extendido tanto el tiempo.

– El tiempo nunca será suficiente para pagar por lo que hice – le dice este – solo espero que por fin encuentre descanso en lo que ha decidido.

Ambos hombre estrechan sus manos en un saludo fraterno y se despiden asintiendo con la cabeza, como si ambos supieran lo que tenían que hacer de ahora en adelante.

Una vez terminada la despedida, Ian toma a la pelirroja de lentes en sus brazos y se eleva por los cielos hasta desaparecer de nuestra vista en la neblina del cielo matutino.

– ¿Y ahora qué hacemos? – le pregunta Aru a Stefan.

– Tenemos que encontrar al resto de ustedes y sacarlos de sus celdas.

– Entonces era verdad – dice Camila molesta.

– Esto es algo que se escapó de nuestras manos señorita Russo. El señor Ian termino perdiendo todo su poder en ciudad Central. De eso ya están enterados.

Otra noche aburrida

Aprieto mi cara sobre la almohada mientras grito lentamente en una mueca de flojera y aburrimiento, combinación que no pensé que sería fatal para la vida.

Desde hace nueve meses que las cosas son así, la única diversión que tenemos en el día son las horas de entrenamiento, que por cierto ya se están haciendo monótonas, entre nosotras mismas. Pareciera que los políticos de esta ciudad se han olvidado de nosotros. O simple y sencillamente estan muy ensimismados en sus asuntos, ignorándonos por completo. Camila prefiere pensar que hacen todo lo posible para protegernos hasta que encuentren o sepan del paradero de aquella mujer.

– ¿Eso es un intento de suicidio o es que ya moriste?

– ¡Ya morí! ¡hace rato que morí!, pero del aburrimiento – le contesto mientras me levanto para verla salir de la ducha con su cuerpo casi perfecto.

Mi compañera de cuarto me hace una mueca mientras termina de salir del baño y se sienta junto a mí en la cama.

– ¿Cómo haces para no aburrirte? Siempre te veo ocupada con algo.

– Tenemos mucho tiempo a nuestra disposición, lo importante es saber…

Un hombre de traje oscuro irrumpe en nuestro dormitorio de un momento a otro y nos dispara a quema ropa. Casi por instinto, que por reflejo, creo dos portales para protegernos; uno delante de nosotros por donde ingresan las balas que el hombre nos ha disparado y otro justo detrás de él. El hombre cae rápidamente, no sin antes emitir un grito seco.

Me aproximo hacia él y alejo el arma de sus manos. Si nos ha disparado balas, significa que se trata de uno de los aliados de esa mujer.

– ¿Está muerto? – me pregunta Camila que se acerca a mí con cuidado.

– No, aun respira – le digo.

– ¡Perfecto! Esto pronto nos dará ventaja.

Ella rápidamente coloca sus manos sobre la frente del hombre y las palmas de sus manos dejan escapar un tenue resplandor amarillo. Luego de unos minutos Camila suelta la cara del hombre asustada.

– ¡¿Qué ha pasado?!

Rode, están matando a todo el mundo.

– ¡Wou! Espera, ¿a quién están matando específicamente?

– A todos en la ciudad – me dice ella. Un frio recorre en segundos mi espina dorsal – y por supuesto, nosotros somos su blanco principal.

– ¡Hay que avisarle a los demás!

– ¡No hay tiempo! Iremos donde ellos.

Un sonido fuerte me despierta. Rápidamente Amor esta encima de mí y con su don me empuja a través de la cama. Primero caemos al suelo, pero las balas traspasan fácilmente la cama, por lo que Amor me vuelve a empujar pero en esta vez a través del suelo. Caemos en la habitación que está debajo y tengo que callar un pequeño grito de sorpresa con mi mano al ver a sus residentes acribilladas en la cama.

– ¿Qué está pasando? – pregunto de manera refleja a mi compañera de cuarto.

– No lo sé – me dice ella y noto que ha llevado dos de sus dedos cerca de su oído, tal vez para concentrarse en hacer una esfera sónica a nuestro alrededor. – pero nos dispararon a quema ropa. Eso quiere decir que saben quiénes somos y nos quieren muertas.

– ¿Crees que se trate de ella?

– Lo más probable – me responde ella sin apartar su mirada de la puerta.

– ¡Desgraciados! Qué culpa tenían estas chicas.

– Lo más seguro es que ninguna, pero aun así están muertas. Probablemente están matando a todos en el edificio.

– ¡No puede ser! Tenemos que avisarles.

– ¡Ore, espera! Lo primero es analizar la situación. Además hay agentes en el pasadizo, ellos tendrán alguna contramedida.

Tiene razón. Como siempre la tiene. Ella es capaz de mantener la calma en situaciones como esta, mientras que yo me lanzo de frente al peligro sin pensarlo.

– Ponte algo de ropa – me ordena – esta va a ser una noche muy larga.

Nos ponemos algo de la ropa que encontramos en la habitación y salimos con mucha cautela.

Evidentemente, como dijo mi amiga, encontramos a un grupo de hombres del servicio de seguridad poniendo resistencia ante los invasores.

– ¿Cuál es la situación? – le pregunto a uno de ellos tras deslizarme a donde se encuentra.

– Tu… ¡ustedes! No deberían de estar aquí.

– ¡Pero lo estamos! – le grito a la vez que lazo una bola de fuego a un encapuchado. – No vengas con esas estupideces de seguir órdenes en estos momentos. Lo importante ahora es casar a los civiles de aquí.

– Ya me encargue de eso – me dice Amor a mis espaldas – concentrémonos en acabar con ellos antes de que pidan refuerzos.

Me comunico telepáticamente con Amor y le pido que apague las luces y ella lo hace sin dudar. Pronto, todos incluyendo los nuestros entran en confusión. Mi visión nocturna entra en acción y empiezo a inhabilitar a los atacantes. Al cabo de un rato las luces recuperan su luminosidad y los de seguridad se apresuran en detener a los hombres que yacen en el piso, inconscientes.

– ¡Ore! Nos vamos.

– Entendido.

– ¿A dónde piensan ir ahora? – nos pregunta el chico con un gesto más amable.

– Mientras estaba evacuando gente descubrí que este no es el único lugar al que están asaltando. Toda la ciudad se encuentra bajo ataque, pero por alguna razón este sector de la ciudad se encuentra aislado en una especie de burbuja que no permite ver lo que pasa dentro. No estoy del todo segura, pero, me imagino que tienen a alguien capaz de hacer esto entre sus filas. Lo primero será encontrarlo.

– Vaya, no esperaba menos de ti, Sato Ai. – el sujeto se para frente a nosotros a la vez que los hombres de seguridad hacen lo propio detrás de él. – te ahorro las molestias, me tienes justo enfrente de ti.

El rostro y las vestimentas de todos en el pasadizo, menos nosotras, cambian de forma. El chico frente a nosotras se revela como un joven de apenas unos quince años con cabellos rubios y formas delgadas; los hombres a sus espaldas disminuyen en número, solo son cinco.

– Les dije a mis superiores que podía con este lugar yo solo, pero insistieron en mandarlos a ellos también.

Debo de tener la boca abierta de la sorpresa, porque el muchacho ríe maliciosamente al verme.

Pero no solo es mi cara de la que se está riendo.

– Nunca se hubiesen imaginado que nos ayudarían a acabar con los suyos, ¿cierto?

Mi mirada empieza a enfocarse en los cuerpos de los supuestos soldados.

¡Son los chicos del cuerpo de seguridad! ¡Todos están muertos!

– No te preocupes por eso linda – me dice el rubio – después de que los dejaste inconscientes mis hombres se encargaron de dar el toque final.

Amor se acerca a mí y uno de los hombres le dispara a la cabeza.

– ¡Ai! – me lanzo justo donde ha caído ella y me alivio al ver que no está muerta. Sin embargo un extraño aparato de metal se encuentra adherido a su sien.

– Tenemos que irnos – me dice ella y me toma por el brazo.

El tipo ríe como si se tratara de algún villano sacado de alguna película de ciencia ficción.

– No te esfuerces – nos dice – por más que lo intentes no podrás lograrlo nunca. Lo que te acabamos de poner es justo para que no te vayas corriendo. Así podrás morir junto a tu amiga, como lo prometieron hace tiempo.

Los hombres levantan sus fusiles y nos apuntan.

– ¡Apunten! – ordena el chico algo divertido – ¡Fuego!

Cierro los ojos en el preciso momento en el que escucho esa palabra y siento como una fuerza nos jala a ambas hacia abajo. No pensé que al estar al borde de la muerte se sintiera esto.

Como lo predijo Rode el portal estuvo en el lugar correcto. Prueba de ello es que las chicas hayan caído hacia nosotras.

Atrapo a la japonesa, pero Rode no pudo interceptar a la pelirroja. No la culpo, ya es mucho que nos haya traído hasta aquí.

– ¡¿Chicas?! – es el saludo que Ore nos da mientras se cuelga del cuello de Rode – ¡gracias por habernos salvado!

– Descuida – le digo, y le pregunto a la japonesa inmediatamente después – ¿puedes movilizarte?

– Sí, pero hasta que me saque esta cosa no puedo utilizar mis poderes – me dice mientras señala una pequeña protuberancia metálica adherida a su sien.

– Mientras puedas correr no hay problema.

– Por cierto, ¿dónde estamos? – me pregunta ella.

Rápidamente les explico lo que nos sucedió en Ciudad Sur, de los recuerdos del soldado que nos atacó y de la gran hazaña de Rode de traernos hasta aquí.

– Tenemos que encontrar una nave cuanto antes.

– ¡Espera! – nos dice Ore mientras para en seco – ¿no vamos ayudar a las personas de esta ciudad?

– Lo más probable es que la guardia de la ciudad ya se esté ocupando de ellos – le miento. Sé muy bien lo que le pasará a la ciudad – en última instancia los tomaran como prisioneros. Si esto pasa, solo vendremos y los salvaremos.

– ¿Estas segura de eso?

– Si – le vuelvo a mentir – juntos somos imparables.

Amor me mira detenidamente y sé, por la forma en que me mira, que sabe que miento. Debe ser demasiado obvio para ella; sin embargo, aún no me ha delatado, eso me deja entre ver que piensa lo mismo que yo.

Pronto nos encontramos en el hangar y abordamos la primera nave que vemos. Para nuestra suerte Amor sabe cómo pilotear una de estas. Todo marcha bien hasta que un muchacho algo flacucho se para frente a la nave, levanta la mano e inmediatamente las puertas y paneles del hangar se van desvaneciendo como si se tratara de una pintura de acuarelas.

– Ya me canse de este sujeto – alcanzo a escuchar a Ore decir mientras abre la compuerta.

Amor hace su movimiento en los controles y les dispara a las luces del ambiente. En la oscuridad escucho un grito de dolor, que me supongo es del muchacho. Para cuando las luces de emergencia se encienden, el tipo yace en el suelo

– ¡Bien! Ya podemos irnos – nos dice Ore ya a bordo.

Amor enciende los motores y partimos de inmediato. Rode aún se encuentra agotada, por lo que no podemos contar con ella para trasladarnos. Sin embargo lo estamos haciendo bien. Si no me equivoco allá estarán en las mismas condiciones, solo espero que no sea demasiado tarde.

– ¿A dónde vamos? – me pregunta Amor con expectativa. Ella debe suponerse donde vamos.

– Marca el rumbo a ciudad Central.

En una prisión en donde no puedes ver, ni escuchar u oler algo de afuera es fácil aburrirse, ni siquiera me han dejado traerme uno de esos libros que me han gustado tanto. Y pensar que tendrían buena literatura en este mundo.

Una vez más me levanto para hacer estiramiento seguido de un poco de ejercicio, lo suficiente como para que el cuerpo se mantenga. Cuando termino, me dejo caer en la cama y empiezo a recordar cómo es que termine en este lugar. Se supone que no sería así.

– Los mate a todos – responde sin más Ian – en aquel momento me domino la ira y no tuve piedad con ninguno, incluso con quienes me la pidieron.

Las miradas y las risas se fueron, ahora su rostro está completamente sereno y no muestra ninguna emoción.

– Luego de eso establecí un nuevo orden – continua – no parecido al que antes había establecido Thommas. Por un tiempo fui completamente un tirano y la gente vivía con miedo. Pero para cuando muere Kim ya me había calmado, además de convertir a las cinco flotas en ciudades flotantes. – hace una pausa y regresa el carisma a su rostro – No solo hicimos eso. Mi amigo era un loco de la investigación y un día descubrió unas lecturas que no correspondían a nuestra época.

– ¿Qué fue lo que encontró? – pregunta Maggie detrás de mí.

– Fue en una ocasión mientras revisaba los informes de las hidroplataformas – le contesta amablemente Ian, volviendo a su calidez habitual – no voy a entrar en detalles porque son cosas que desconozco por no ser un hombre de ciencia, lo cierto es que me comentó que sospechaba que posiblemente la explosión del poder de Urara y Thommas hayan alcanzado el ultimo portal de Violet. En resumen, nunca supo cómo, pero me aseguro con pruebas que fuimos enviados a un tiempo diferente.

– ¿Eso qué quiere decir? – pregunta el miedoso de Aru.

– Posiblemente, que viajamos a otro tiempo – responde él – desde que nos enteramos de eso él investigo más que antes y se encerró en su laboratorio hasta que supo que en un principio habíamos perdido la conexión con la otra dimensión, pero que luego por alguna razón que desconocemos esta conexión se restableció por si sola. Lo curioso es que las personas que despiertan son de la época actual, eso nunca cambio.

– Entonces estamos en una versión alterna de nuestro mundo, pero ¿igual está todo destruido? – se vuelve a pronunciar.

– Bueno – responde Ian – tendría que decirles que toda la capa superior de esta tierra fue transportada con nosotros, por lo que termino contaminando los recursos a la larga. Es por eso que seguimos con los programas de recuperación.

– ¿Y la gente? – pregunta Rode.

– Como nosotros aparecimos de repente nos imaginamos con Kim que ellos desaparecieron, pero nos equivocamos. Sus descendientes son las personas que viven en las cuevas y en el sub suelo, junto al núcleo. Eso también lo hicimos nosotros. Les quitamos su mundo y los obligamos a esconderse. Por eso es que nos temen y odian tanto.

– ¡¿Existen personas en la tierra?! – alcanza a preguntar la que llaman Rode.

– Considerando que destruimos su ecosistema – comenta sarcásticamente Raymundo – creo que tienen una razón para hacerlo.

– ¡Ey! No seas grosero – le reprocha Luz Irene – aún queda lo otro, ¿cierto?

– Así es – le contesta el pelirrojo – ahora tengo que mostrarles algo, pero también quiero presentarles a alguien. Síganme.

Stefan acciona una palanca y el piso de la habitación empieza a descender. Me doy cuenta de que el mecanismo es demasiado antiguo como la habitación, así que me supongo que nos dirigimos a otro viejo lugar. Y no me equivoco.

Cuando ya han pasado algunos minutos, muchos para nuestro gusto, llegamos a lo que sería el fondo de la torre. Lugar donde lo único que alcanzamos a ver es una puerta de madera. Ian se acerca a ella y la abre, se vuelve a nosotros y nos hace un gesto con la mano indicándonos que lo sigamos. Lo hacemos.

Antes de entrar por la puerta me detengo a observar cuanto hemos descendido.

– Son como unos quince pisos – me sorprendo un poco cuando Stefan me da esa información – ¿te parece si entramos?

– Si, disculpa por retrasarnos.

Pasamos por otro viejo túnel oculto dentro del capitolio hasta llegar a un amplio salón, ahí todos los demás me esperan de pie, pero de entre todos mis compañeros hay una chica que no reconozco. Pequeña, como un metro sesenta de estatura, de cabello corto y castaño. Al principio me pareció Maggie con otro corte de cabello, pero luego note que llevaba lentes con montura roja.

– Tardaste mucho Aru – me dice Ian – ven acá, quiero presentarte a alguien.

Me acerco a ellos y al estar cerca la chica me estira la mano.

– Ella es Abbey Bodley, mi segunda mano derecha.

Nos saludamos en silencio y luego Ian nos explica que el lugar en donde estamos antes era usado como cuarto de entrenamiento, puesto que los muros son extremadamente gruesos.

– Sin más preámbulos – nos dice Ian mientras carga con una, aparentemente, pesada caja – esto es lo que les quería mostrar. Es todo el material de investigación que pude rescatar de Kim.

– ¿Qué es lo que esperas que hagamos con esto? – le pregunto.

– Buena pregunta – me responde él – era de esperarse de un genio como tú.

– ¿Cómo…?

– Descuida que no fueron ellos. Simplemente puede escuchar su conversación en la cafetería, es todo.

No cambia mi mirada retadora, pero me tranquilizo un poco cuando la pequeña hermana de Aru me toma de la mano en un gesto por calmar las cosas.

– Tu pregunta me lleva a lo último que tengo pendiente con ustedes por esta noche.

Usa Telekinesis y mueve unas sillas que estaban a los otros extremos de donde nos encontramos nosotros.

– Cómo hiciste eso si estaban tan lejos y además varias – le pregunta asombrada Luz Irene.

– ¿Te asombras por eso niña? – le digo en tono arrogante – observa.

Uso Telekinesis también y logro traer una mesa del mismo lugar de donde Ian trajo las sillas y la pongo entre él y nosotros.

– Es que acaso soy yo la única a la que esto le parece imposible.

– Tranquila señorita – se oye la voz de Kumiko en la oscuridad – yo también soy usuaria de telekinesis y no me creo capaz de poder hacerlo. Sin embargo tu si podrías si te esfuerzas un poco más. Eres una sucesora.

– Lo que ella dice – esta vez es Crissos el que habla mientras que todos los supervisores se acercan caminando hacia nosotros desde las sombras.

Ian vuelve a utilizar Telekinesis, pero esta vez no mueve nada de su sitio, sino que enciende las luces del lugar y notamos que hay aún muchos objetos más de donde vinieron las sillas y la mesa.

– Estas son algunas de las pocas personas en las que puedo confiar – nos dice ya sentado, con los codos en la mesa y sus manos juntas en donde deja descansar su mandíbula – a todos ellos ya los conocen. Y a los que no, se los presento.

Luz Irene jala una de las sillas y se sienta en ella. Todos la imitamos.

– A mi derecha se encuentra Kumiko, nuestra doctora, le siguen Crissos y Rous Bells, ambos supervisores. A mí izquierda mis dos manos derechas; Stefan y Abbey. Y por último, pero no menos importante mis estimados amigos Nerakk y Vladimir. En estas personas pueden confiar sin importar lo que pase.

– ¿Por qué nos estas presentando a esta gente y hablando como si te fueras a ir dejándonos con todo? ¡Explícate! – le exijo.

– Verán, de todas las cosas que discutí con mis compañeros cuando aún éramos un equipo y nos enfrentábamos a los malos, dos son las que se me han venido a la mente en esta última semana. Los limitadores de poder y la trota mundos.

– ¿Limitadores? – repite Luz Irene.

– Así es – se adelanta Stefan – como su nombre lo sugiere limitan el poder de un Sucesor a la capacidad conocida, con una extraña condición para la liberación.

– ¿Y cuál es esa extraña condición? – le pregunta ella.

– Cualquier cosa – responde – pueden ser cualquier cosa y no lo sabemos porque esa información no aparece en los documentos que pude recolectar.

– ¡Yo si los sé! – suelta Camila y todos la regresamos a ver – cuando le estaba regresando los recuerdos a Urara supe lo que eran.

– ¡¿Que hiciste qué?! – exclama Rode molesta – porque no también le hablaste de nosotros.

– Ese fue el precio por salvarme – le interrumpo.

Todos callan, nadie dice nada más, me imagino que comprenden que la decisión de Camila fue la correcta y en lo personal me alegro de que todo haya salido bien. A pesar de la muerte del chico.

– Para aquellos que han visto y peleado contra Urara les queda claro lo poderosa y despiadada que es. Si ella sabe sobre los limitadores, y más aún, si ya ha liberado los suyos es posible que su poder se haya triplicado o aún más. – Nos dice Ian.

– ¿Entonces, cuál es el plan? – se pronuncia Raymundo – porque tienes uno, ¿verdad?

Ian sonríe nerviosamente y se pasa la mano por su cabellera rojiza.

– De hecho no tengo ninguno.

Todos nos miramos entre nosotros con cierta incertidumbre que no había sentido desde hace mucho.

– Lo que sí voy hacer – vuelve hablar Ian – es confiarles a ustedes, nuestros sucesores, el futuro de esta ciudad y de todas las existentes en este planeta. Ustedes son el presente, yo solo soy un despojo del pasado.

– Nos estas dejando todo para que nosotros resolvamos los errores que ustedes han cometido – reclama Raymundo.

– Al igual que ustedes nosotros también fuimos arrebatados a este mundo, niño – todos oímos en silencio la voz de Abbey que ha salido en su defensa – ni siquiera te puedes imaginar lo que tuvimos que pasar los primeros años después del desastre.

– Y tú que puedes saber de eso, si eres tan joven como nosotros, enana – le responde.

– ¿Joven? – gesticula paródicamente ella – yo soy de las primeras que despertó cuando se restauró el vínculo.

Tengo que admitir que me quedé estupefacto con aquella revelación, ¿quién lo diría?

– Olvide mencionar que Abbey y Stefan son mis “manos derecha” porque son especiales – explica Ian.

– ¿Y qué quiere decir especiales? – le pregunta Alex.

– En el caso de ella posee una gama de extraños dones – explica – uno en especial nos ha sido de gran utilidad todos estos años. Un don que decidimos no clasificar debido a que es completamente único. El borrado de memoria tiene efecto en la misma desde el primer momento en el que se tiene contacto visual con la otra persona.

– ¿Por qué no lo clasificaron? – pregunta la niña engreída.

– Porque hubo un tiempo en que utilizábamos su don para borrarles la memoria a la gente – admite Ian – y si la gente hubiera sabido de su existencia, tanto ella como nosotros hubiéramos tenido serios problemas.

– ¿Y por qué le borraban la memoria a la gente? – pregunta Maggie a mi lado.

– En aquel tiempo era la única manera de “tratar” la delincuencia y rebeldía sin recurrir al asesinato o tortura – nos dice Ian bajando su mirada – Kim ya no estaba conmigo, pero en cambio hubieron otras personas que me ayudaron a encontrar mi camino. Abbey, fue una de ellas, y se convirtió en mi primera mano derecha. El poseer un poder, sea cual sea este, te da ciertos privilegios dentro de la sociedad de las ciudades flotantes, sin embargo, lo que tenemos no nos hace lo que somos.

– Es por eso que nos mantenemos a la expectativa del desarrollo de los poderes de todos los usuarios – menciona la Dra. Kumiko – es casi una prioridad para nosotros descubrir y monitorear los dones y talentos de todos los usuarios, en especial de los que dan problemas. Y de esa forma también sabremos si existe alguien más con el don de Abbey.

– Bueno, eso explica que sea especial – dice Raymundo – pero ¿cómo explicas lo de su edad?

– Además de ese extraño don que nunca más nadie ha tenido – le responde Ian – también posee otros igual de interesantes.

– Mis dones son la tecnokinesis, o manejo de la tecnología, la Manipulación biológica, Omnilingüismo y Visión en la oscuridad – nos dice la pequeña chica de anteojos rojos – todos excepto el último son raros y pocas personas a través de la historia los han tenido. Para responder a tu pregunta – se gira para mirarlo fijamente – uso mi don de Manipulación biológica para regenerar mis células cuantas veces sea necesario para mantenerme joven. Una copia barata, y algo molesta, del don del señor Ian.

– Que conveniente para ti, abuela – bromea el tonto y la engreída le reprocha inmediatamente.

– Pierde cuidado – le dice la chica a Luz Irene – no soy de que me importen esas cosas.

– ¿Y qué hay de Stefan? – pregunto – ¿por qué él también es especial?

– En mi caso, mantengo una cuidadosa manipulación de mis poderes – me responde el rubio de lentes – de uno en especial. Al mantener permanentemente mi Auto regeneración obtengo el mismo resultado que Abbey.

– ¡Sorprendente! – digo con notorio asombro. No suelo sorprenderme mucho.

– Un usuario promedio solo puede usar uno de sus dones a la vez – Vladimir, uno de los gobernantes me habla amablemente como si fuéramos amigos de hace mucho – con el tiempo y la practica necesaria se puede desarrollar la habilidad de controlar hasta dos a la vez. Sin embargo, los genios como Stefan y Abbey pueden controlar todos sus dones y talentos a la vez.

– Eso sí que es sorprendente – añade Raymundo.

– Volviendo a lo que estábamos – retoma Ian – todo lo que me dijo Isa aquel día, o mejor dicho lo que alcanzo a decirme, se ha cumplido. El patrón de despertar se ha repetido a la inversa y prueba de ello es que Aru y Maggie han despertado juntos.

Las miradas de todos se posan sobre nosotros e instintivamente escondo mi rostro bajando la cabeza, Maggie en cambio permanece quieta, como si nada hubiese pasado. Si no es por ella seguiría escondiéndome, porque en ella encuentro valentía.

Vitalix y Aumentus – repite mientras nos mira amablemente – todo este tiempo los estuve esperando a ustedes. Y cuando por fin despertaron pude dar la orden para que se empiecen con los preparativos.

– ¿Qué se está preparando? – le pregunto, nuevamente a él – ¿por qué es que ellos son tan importantes en esto?

– Déjame decirte que todos ustedes son importantes – responde Ian – todos y cada uno de sus dones. Sin embargo, el despertar de estos dos juntos era la señal de que el tiempo en que todos despertaran había llegado.

El hombre se pone de pie y se eleva por los aires a la vez que trae con su mente objetos del otro lado de la habitación. Esta vez se trata de retratos de personas jóvenes enmarcados ostentosamente.

– Todas estas personas despertaron antes que ustedes – nos dice – y todas ellas fueron sucesores. Por más de trecientos años veíamos despertar generaciones de sucesores incompletas. Y por un momento pensé que ustedes también lo serian, hasta que un día Kumiko me sorprende con una grata noticia.

– Todos los dones de los sucesores son raros e importantes – escucho la voz del viejo –pero de todos el Vitalix es un don de conexión y al despertar junto al Aumentus quiere decir que su conexión será aún mayor.

– Entendemos que no quieran hacer esto – esta vez es Rous Bells la que se pronuncia – es un mundo desconocido, no son sus problemas y esta no es su gente. Pero entiendan que han sido escogidos para formar parte de algo grande, algo a lo que solo ustedes podrán hacer frente.

– Sin importar quien escoja luchar y quien escoja ser indiferente a nuestro llamado – nos dice Crissos – yo voy a estar con ustedes hasta el final y los voy a proteger hasta mi último aliento.

– ¿Lo dices en serio? – le pregunta Maggie – ¿en realidad serias capaz de morir por nosotros?

– Claro que si mi pequeña – es su respuesta – lo haría sin dudar.

– Entonces pueden contar conmigo – dice resuelta mientras se pone de pie – no me gusto lo de “pequeña”, pero pueden contar conmigo.

Las personas mayores en la habitación aplauden su decisión y ríen con lo último. Yo solo me quedo en silencio tratando de acomodar mis ideas. No puedo dejar que vaya sola, a pesar de mi miedo, no puedo dejar que ella cargue con todo. Para cuando me doy cuenta de lo que está pasando todos aplauden que Jeimi se haya puesto de pie junto a ella.

En silencio y sin decir nada todos los demás se han puesto de pie también.

Rode – llama Ian después de un breve silencio – ¿recuerdas cómo llegar a este lugar?

– Sí, desde luego. – Contesta ella sorprendida.

– Este es un lugar seguro – afirma él – incluso para Urara este lugar es desconocido, puesto que lo construimos después de darla por muerta. Asegúrate de venir aquí con los demás cuando las cosas estén feas.

– Entendido – dice ella.

– Las cosas se pondrán feas a partir de ahora. Urara en sí ya es un problema por sí sola, y a ello tenemos que sumarle los problemas que nos traerán sus seguidores. Además de garantizar la seguridad de los ciudadanos. Es lo mínimo que podemos hacer por ellos.

– A eso hay que sumarle que falta uno de ustedes – añade el anciano – y no tenemos registro de que haya despertado en una de las ciudades. Por lo que…

– Pudo haber tenido la misma suerte que nosotros, ¿cierto? – Le dice Alex.

Por la seriedad en su rostro y en el de sus acompañantes caigo en cuanta de que nos estamos acercando a la parte complicada de la conversación.

– Les he presentado a estas personas con la finalidad de que sepan que no están solos en esta batalla. Estas personas con gusto los ayudaran. En caso de un golpe de estado, como la última vez, este lugar les servirá como refugio dentro de la ciudad. Lo que les quiero decir con todo esto es que podrían perder la vida. – dice sin más.

– Eso lo sabemos – le contesta Ore con una media sonrisa – nos lo imaginábamos aun antes de aceptar.

– Entonces… – vuelvo a insistir.

– Su misión es matar a Urara y detener a quien quiera que sea que le esté ayudando – ordena él – lo que hizo en el pasado no se debe repetir.

– Entonces ¿eso es todo?

Todos regresamos a ver a Alex, que se encuentra junto a Camila.

– La misión en sí es complicada – replica Ian.

– No, si sabes cuáles serán los próximos movimientos de tu enemigo – responde él.

– Espera, espera – interrumpe Raymundo – ¿Tu enemigo? Me puedes decir desde cuando estás tan comprometido con nuestra causa, si apenas ayer nos estabas pateando el trasero.

– Desde que es mi novio – interviene Camila.

– ¿Pero qué demonios dices? ¿Acaso eres idiota? – le refuta él – como puedes decir eso si apenas lo conoces.

– Deberías de saber que el tiempo no es un impedimento para mí cuando de conocer gente se trata – le responde ella.

– ¿Qué significa eso de ser novio? – pregunta Alex algo aturdido, interrumpiendo así la breve discusión – nunca supe de lo que se trataba.

– Significa que estas completamente jodido con ella – le responde Raymundo.

– ¿Jodido? – repite la señorita de coletas largas que se ha sentado junto a él.

– Agggg… – lo oímos quejarse – no sirve de nada decir que eso no es lo que quería decir, ¿no?

– Definitivamente no – le responde ella cruzándose de brazos y finalizando su participación en la conversación.

Después de unos incomodos segundos de silencio, Alex vuelve a pronunciarse.

– No entendí del todo, pero si eso significa que debo de estar a su lado no tengo ningún problema – resuelve él – por otro lado, mi compromiso no es únicamente por eso. Desde que he despertado en esta dimensión lo único que ellos han hecho conmigo es mentirme y utilizarme. Además de lastimar a las personas en quien confío para asegurar mi participación en sus planes. No tenía más alternativa que obedecerles en ese tiempo, hasta que ella – dice mientras se refiere a Camila – decidió ayudarme voluntariamente, entonces supe que podría confiar en ella. No solo porque decidió ayudarme, sino porque es como yo.

– Solo para que conste – Jeimi se hace escuchar desde un rincón de la mesa – si él confía en ustedes, yo también.

– Entonces… – el tipo de hace unos momentos vuelve a llamar nuestra atención – ¿Cuáles son los planes del enemigo?

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