
Me enamore de sus ojitos tristes cuando brillaban por la esperanza de otro amor. los ame desde el primer instante; el suave golpe de su mirada. ¡Alucinante!
Me enamore cuando sus labios pronunciaron mi nombre. en su voz era un cántico, era arte.
Mi nombre, tan apagado, de sus labios emanaba luz a mi obscuridad.
Le escuchaba sonreír y podría jurar que dentro de mi algo se descongelaba, era aquel viejo amigo, al que condenado al calabozo de mis noches en depresión. ¡sí…!
Era el amor.
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