Cuando era niño quise ser astronauta y caminar en la luna de queso para robarme un pedazo y esparcirle el dulce de guayaba que nos hacía mi padre

Cuando era niño pensé en hacerme una túnica parecida a la de Cristo para repartir tratados calle arriba ya que abajo estaba la parroquia de Santa Isabel: la dueña de los naranjales que nos saciaban la sed de mediodía.

Cuando era niño aborrecí la zanahoria por considerarla comida exclusiva de Bugs Bunny ya que en ese entonces la mayoría de conejos se llamaban Bugs o sólo conejo;

También cuando era niño era poeta y la poesía era para mí cosa de niños y no de viejitos de boinas vinotinto ni de viejitas con bufanda y blusas de croché.

Era la poesía desde entonces mi bastón melódico, un arma que encontré bajo la fría almohada de mi imaginación

He crecido por treinta y cinco años y sigo siendo poeta, lo demás es adorno: beso todos los días los dedos del cáncer y también me atraganto con las nubes del tinto,

Aplaudo a los zancudos fastidiosos y les doy prórroga para que me piquen otra vez en el mismo sitio -y lo hacen-Me lavo siete veces al día las manos que escriben y las otras siete me las quito para poder dormir

Me miro al espejo por lo menos cuatrocientas veces al día: cuatrocientas formas de verme igual y diferente mientras yo,

Cayendo de cara a la realidad Me reanimo cuando me veo a las manos para así florecer frente al espejo en cada gracias, 

Me miro a las manos con cierta fascinación expectante, con cierta duda de juglar sin testamento para vocalizar todas las onomatopeyas del asombro

y ahora que soy hombre de letras

y ahora que voy de viaje en mi propio encuentro

y ahora que cuento las horas de mi alegría con las migajas de mi pan crepuscular

me creo entonces niño poeta

y la rayuela del cielo cae humilde ante mis ojos y entonces río y río sin riberas.

mientras yo, Cayendo de cara a la realidad Me reanimo cuando me veo a las manos para así florecer frente al espejo en cada gracias, Me miro a las manos con cierta fascinación expectante, con cierta duda de juglar sin testamento para vocalizar todas las onomatopeyas del asombroy ahora que soy hombre de letrasy ahora que voy de viaje en mi propio encuentroy ahora que cuento las horas de mi alegría con las migajas de mi pan crepuscularme creo entonces niño poetay la rayuela del cielo cae humilde ante mis ojos y entonces río y río sin riberas.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS