UNA MENTE SIN RECUERDOS

La vida pasó tan rápido que nuestros recuerdos parecen tan cercanos, nuestro primer hijo, nuestra primera casa, aquel sueño, todo eso ya en el pasado. Y ahora que las imágenes pasan por mi memoria tan fugaz que ya me he olvidado de la mayoría de las cosas, no las puedo retener.

Ya no está aquella cara angelical que despertaba junto a mí cada mañana, esa sonrisa con la que comenzaban mis días se ha ido hace años. Todo por culpa de esos aparatos que colocan en mi cabeza con la excusa de que me harán sentir mejor. Es cierto, puede que me ya me levante de la cama sin ayuda, que el apetito haya regresado a mí cuerpo, y puede también que ya no llore con tanta frecuencia como antes; pero aún la extraño! aunque ya no pueda ver su imagen en mi memoria. Ellos no entienden que no era una enfermedad, sino añoranza por extrañar a quien ame.

Esos aparatos me curaron según ellos, pero no sé de qué mal. Pues el rostro que me hizo feliz por tantos años ya no está, no queda en mi mente nada, todo lo he guardado en mi corazón.