“En veces es enrevesado escribir”.
¡Enemigos! emigraban por doquier y dudosos se extrañaban de no ser los elegidos errantes.
Emilio caminaba por la senda encantada en la entrada de su casa, esperando a los elegidos errantes. En su mente se esbozan las imágenes de el perfecto encuentro entre ellos y Emilio; el supuesto yo perfecto. Eficaz fue su regreso a la realidad y con esmero, esbozó una sonrisa para que esta efímera fantasía fuera real. Es la utopía, la cual nos hace vivir con esmero un mundo el cual añora los cuestionamientos. Ejemplos de embotellamientos en los pensamientos de los hombres, ¡enemigos errantes! ejercen los ideales, ¡enemigos errantes! Las ideas que egresan de un sistema corrompido; estático. Elegidos errantes, por otro lado…la esencia de lo que se cree que debe ser, pero no existe. Elegidos errantes marchan con efusión hacia elementos embestidos sobre las trincheras de lo escondido. Sobre las trincheras impenetrables de la escueta esencia de nuestros pensamientos.
Estamos estancados, en nosotros mismos tanto como Emilio en su entidad. Esbozamos sonrisas corrompidas, alegorías en pleno siglo XXI carente de las mismas. Enemigos errantes, elegidos por enigmas y aún así nos apegamos a ellos. Enmendemos el error, enmendemos el problema, dejemos de pensar por todos y elijamos pensar por nosotros. Eliminemos el elegido “porque así es” o “porque así debe de ser”. En cuanto los reemplacemos, Emilio será emparentado con la elección de quien él mismo es, para pronto convertirse en igual del propio enemigo errante estancado en lo que podría ser.
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