La pesadez del amanecer ¿En dónde estas?

La pesadez del amanecer ¿En dónde estas?

En las mañanas despierta con la misma incógnita con la que duerme, pasa las horas, el tiempo se concede asimismo como enemigo, pesa, arde, amaneciendo ve el techo, las paredes, les pregunta si les da la misma impresión, las ve con la misma forma, la misma intensidad de color, las cosas ¿no cambian? ¿Las formas se mantienen? Y cierra los ojos para evitar la sudoración que provoca dicha pregunta. Esa pregunta viene acompañada de una afirmación el amor es un riesgo, los riesgos duelen, el amor no es la excepción, escribe, en cada letra algo de si, algo de alguien más, de todo, de cada paso que ha dado en la vida, como si fueran muchos, mi querido lector déjeme le cuento un poco de él, es de esos que viven en una alma vieja, no se cansa de repetir que es su última vida, por ello la vive con tal intensidad que cada minuto lo ocupa, se a vuelto adicto al saber, conquista con cada palabra, arruga y emociona, con cada decir, todo ello viene del alma, lo cree lo hace suyo lo sostiene, como no amar a alguien que se cree hasta sus mentiras, historias inventadas, arrebatadas, locas, un proverbio su lenguaje, sale a admirar los paisajes como si el mundo lo hubiera arrojado en ese momento, como si fuera su primer acercamiento con la naturaleza, observa, calla, se mantiene frío, relajado, no deja de pensar, hasta parece que le pagan los árboles, las plantas, los pájaros, las ardillas, para verlos, por escucharlos, si los árboles también tienen lenguaje, se escuchan hasta adentro, todo ello para poder ver hacia dentro, busca en ellos la respuesta a su existencia, toma su libro página 95, ahí está ella la mujer ideal, la de sus sueños una tal chepita, cree encontrar en los libros también una posible respuesta, y solo encuentra más dudas, y se repite una y otra vez, sin amor ¿para qué vivir? Un libro es una forma de resurgir, de vivir, lo toma como si fuera la mano de su amada, no deja de olerlo, se imagina usted lector, encontrarse y a su vez perderse.

Sí… ahí, en un espacio con lo que la humanidad lastima; la naturaleza; que grita, habla, canta, nos parecemos tanto, quisiera, si usted me lo permite contarles más, es de los amorosos de los que callan, el de los silencios profundos que pide que el otro el que lo acompaña hable, el prefiere escuchar, y decir todo lo que piensa con un poema o con la emoción que siente cuando escucha una canción, es así como logra hacerse de palabras mientras tanto se queda en silencio, dicen por ahí que si no tienes algo bueno que decir es mejor no decir nada, se lo creyó tanto así como cuando de niño le dijeron que tenía que ser el mejor y distinguirse, ahora, en su pensamiento su vida, se prepara, estudia, se esfuerza vaya forma de vivir se esfuerza, voltea se resigna y se enoja cuando ve que los otros están cómodos sin cambiar, ¿será una proyección de descanso? De necesitar saber estado sin hacer nada, pretender no hacer nada, en lugar de envolverse en la nada sartreriana o en la desdicha de la vida de Cioran, pero no transita y camina, proyectos, pulsión proyectos, trabajo, un escape reluciente un escape a la melancolía, señores, ustedes que son amantes del romanticismo y qué también seguramente forman parte de los amorosos, encuentra este sujeto en la melancolía su mejor aliado, su sentir lo corrompe, lo hace uno, llora cuando recuerda ciertos momentos de su vida, cuando redacta es como si dejara de ser para otros y solo es para el, se sienta a hacer introspección, se adentra a la tristeza y la vuelve su única forma de vida, que más adelante olvidará entre risas, chistes, historias enredadas e inventadas, su cabeza es como un laberinto no encuentra decisiones rápidas ni certeras, o quizá como un rompecabezas sin formas o de detalles aislados, siente que la vida dura poco, evita dormitar, hasta que el cansancio lo tira, vive, al parecer vive o busca vivir, es espontáneo, dicen que la máxima habilidad de un ser humano es la espontaneidad y más cuando de frente se encuentra con un paciente, con una mujer, ahí encuentra su mejor forma, se siente en su habitad, y déjeme contarle que es tímido, aislado, teme hacer nuevas amistades, nuevas relaciones, le da miedo hacer cosas nuevas, reinventar no es lo suyo cae como en una rutina, hasta para amar, en su cabeza solo es chepita, chepita, la de las fantasías, la de los momentos de locura, la persona que no da amor a grandes escalas, solo da lo que tiene y eso basta, la de la forma perfecta, la del olor de piel, la de los ojos hermosos, y repite, chepita chepita, gracias por no volver!! Te extraña el amor de tu vida,…

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