Éramos felices y no lo sabíamos,

nos queríamos y no lo aceptábamos,

nos deseábamos cómo nunca antes a nadie más y lo desconocíamos,

teníamos algo especial y ambos fingíamos que era normal.

Hoy que trato de responder a tus palabras con silencio,

y de callar mis deseos con ausencia

me doy cuenta del valor del ayer,

todo lo teníamos

y la nada asegurada también.

Veo ese brillo de tus ojos perdido en el firmamento,

perdido como polvo galáctico en la noche,

hoy solo compartimos el mismo cielo y miramos la misma luna,

ya nada nos une,

ya nada nos ata,

siempre fuimos eso: la nada.

No quiero que sigamos siendo puntos suspensivos,

quiero que esto sea parte del pasado

así me duela en el alma,

así me carcoma y se me convierta en karma.

Me niego a pensar en tus labios carnosos,

en la suavidad de tu barba,

en tu mirada penetrante que era cómplice de mis más oscuros deseos,

en tus manos mágicas,

en tu cuerpo que parecía hecho a la medida con el mío.

Ya basta de pensarnos,

ya basta de soñarnos,

ya basta de pensar que hay un mañana.

No quiero traicionarme para estar cerca de ti,

no quiero renunciar a mi para complacerte,

no quiero ceder.

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