Y ahí estaba nuevamente, en medio de todo y en medio de la nada. Rodeado únicamente por grandes árboles en un Parque de la ciudad. Podía sentir el aire acariciar cada parte visible de mi piel, podía escuchar el canto de las aves.
Por momentos cerraba los ojos tratando de conectar con mi alma, de unir ese cable que hace años se había desconectado de mi corazón. Todo era inútil, volvía a abrir los ojos y seguía siendo el mismo y en el mismo lugar. Pensaba como la vida nos puede poner en lugares que nunca imaginamos estar, alejados de seres importantes, de lugares que nos enamoraron, alejados de ese amor que marco nuestras vidas y que cada noche que la melancolía toca a tu puerta esa persona está en tus recuerdos y por mas que intentes arrancarla, ella sigue allí.
No puedo comprender como la vida llega a ser tan bella y mayormente dura.
Es casi el medió día y a mi alrededor hay personas ejercitándose, algunos solos y otros más acompañados, los noto tranquilos, serenos, solo enfocados en terminar su rutina y bajar las calorías que les falta, para una chica lograr ponerse el vestido de una fiesta o el hombre para gustarle a la chica que por gordito lo ignora, no lo sé. Como quiera que sea hoy soy yo quien está sentado postrado al tallo de un árbol y observandolos de lejos. Me preguntó si alguna vez habrá sido al revés y haya sido yo quien hubiese estado haciendo ejercicio y alguien más me estuviese observando pensando o analizando mi vida, creyendo en ese momento que todos viven felices excepto él.
Hoy en este mismo parque me he imaginado a lado del amor de mi vida, riendo, jugando, corriendo y gritando, me he imaginado tomados de la mano pero, por alguna razón no logro ver un rostro, supongo que la realidad es que el amor de mi vida aún no ha llegado o peor aún, no existe.
Supongo que todos queremos ser felices y casi siempre tratamos de encontrar la felicidad en alguien más cuando en realidad tenemos lo necesario para sonreír. Observó y reflexión al ver un charco de agua frente a mí, un niño ha pisado dentro y el agua se torno café, después de un momento el agua volvió a quedar clara, como si nunca la hubieran molestado, cómo si nadie le hubiera caído en cima.
¿Por qué no ser como el agua?
Separar lo sucio, lo malo, lo que no nos sirve y seguir siendo puros, transparentes y reflejo de felicidad en la vida. En cambió preferimos convertirnos en lo que odiamos, en lo que juramos no ser.
Cómo dijo Confucio.
“la vida es simple pero insistimos en hacerla complicada.”
Estar sentado junto al tallo del árbol y ser acariciado por el aire fue agradable, pero no puedo permanecer ahí por siempre, es hora de continúar con mi vida.
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