La vida son dos días, un suspiro o un vuelo. Lo que se va mientras lo piensas, la cuenta atrás desde el primer momento, la única e irrepetible, el coche con todas las marchas pero sin freno.Hay quien vive dejando escapar el tiempo, quien siempre fue viejo por falta de sueños, quien no se apasiona y solo respira. Otros a quien de los dos días les sobran cuarenta horas, les falta valor para ser ellos mismos o se acostumbran a vivir en una mentira.Vivimos sin tomas falsas, en un estreno sin ensayo general, coleccionando oportunidades perdidas; con exceso de recuerdos, eternizando imposibles, pensando que somos eternos y ahogándonos tras sonrisas.No podemos vivir mientras morimos de miedo, siempre a la sombra de otro, con la eterna red sobre el suelo. Sin seguir nuestro latido, sin creer en uno mismo y en la fortuna o lanzando órdagos a juego sin llevar las treinta y una.No se vive sin morir un poco o llorar de risa, sin perder la fe a ratos, sin dudar si saltar o caer o sin mancharse los zapatos; sin vacíos que duelen, sin ganar alguna partida, sin alas para volar o momentos que dan sentido a una vida.Solo somos tiempo, relojes sin horas, arena entre los dedos, deseos, emociones, lucha interior continua y caja de los secretos; rebeldes sin causa, el miedo después del puedo, leones domesticados, revolucionarios de salón y repetidores de intentos. Que los dos días sean vida, el suspiro emoción que respira y que el vuelo sea largo. Que vengan los meses sin erre, que el sol caliente y no queme, las pasiones no nos falten y el tiempo sea indulgente.

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