Un  amor bilateral

Un miércoles de noche, concretamente las ocho de las noche, Sebastián se decide por llamar a Yerlina, pero esta vez algo ha cambiado, el rostro de él se ha transfigurado, sus ojos enuncian oscuridad un sentimiento lúgubre lo arropa su estómago no ha digerido ningún alimento, en tono desafecto le decía a su madre “no hay tiempo para lo material” de ese modo y con tan básico bulo la engañaba para evitar comer, repetía lo que su padre de pequeño le decía “cuando el espíritu está quebrantado nuestro cuerpo merece sufrir” baldío credo para mí, pues dejar de comer no ayuda en nada a mi espíritu sin embargo, Sebastián no solo lo veía como un valioso consejo que su padre le había inculcado mas bien lo consideraba un rito, creía que al hacer sufrir su cuerpo su espíritu era enmendado y ¡bien!, no lo culpo de nada, pues, si ese es su credo desde luego es aceptable, puesto que, nos volvemos súbditos de nuestras creencia y en gran medida encontramos paz en lo que decidimos creer, por lo tanto ¿quién soy para reprender a Sebastián?

 Algo que intriga visceralmente es, saber que a Yerlina antes de relacionarse con Sebastián le advirtieron sobre su conducta cínica. Su tío el señor Adrián, quería hacerle caer en cuenta, pues, despreciaba en gran manera a Sebastián, pero me permito preguntar ¿de dónde viene ese desprecio del señor Adrián hacia Sebastián? ¿A qué se debe? El señor Adrián quería entrar en razón a su inocente sobrina, le explicaba que el tenía propiedad de desenmascarar a Sebastián porque conoce lo infame que es la persona a quien Yerlina le ha entregado su corazón y en cierto punto el señor Adrián puede tener la razón con base Sebastián.

Víctor Hugo expresa que “lo que de los hombres se dice, verdadero o falso, ocupa tanto lugar en su destino, y sobre todo en su vida, como lo que hacen”, es decir, puede ser que el señor Adrián tenga la razón, desde luego, ni ustedes ni yo somos sectaristas, se le puede conceder al señor Adrián el beneficio de la duda. En cambio, recalco, ¿a qué se debe el desprecio del señor Adrián por Sebastián, qué pudo haber hecho este ingenuo campesino (Sebastián) que haya provocado tanta ira en el tío de su amada, desgraciadamente a esta pregunta no tengo una repuesta confiable, muchas patrañas si he escuchado, pero como dice Adrián ¡solo son patrañas! Sin embargo, considero importante contarle hasta el dato más inútil de esta historia, ustedes merecen saberlo, aunque se perciba como algo ineficaz.

La candorosa Yerlina, perdió a sus padres a la edad de cinco años en un deplorable accidente y desde entonces su tío el señor Adrián, es quien se ha encargado de preservarla, para desgracia del señor Adrián, su hermano Enderling, -el padre de Yerlina- era sumamente adinerado y por costumbre y como hija única Yerlina, era artífice de toda la fortuna de su padre ¡vaya qué julepe! Diría un partidario en este escenario, empero en qué esta trágica historia involucra al señor Adrián y Sebastián, les advertí que era un bulo sin embargo terminaré de contárselo. Por esa cosa de la casualidad el señor Adrián, conoce a un joven de apellido Espinal que es como un hijo para él de tal forma que quiere vincularlo conyugalmente con su sobrina, es decir el señor Adrián, desea ávidamente que su sobrina soslaye esas ideas ilusas de una vida feliz con Sebastián.

El ser humano es de naturaleza “buscavida” decía el padre de Sebastián, les encanta conocer e indagar las vidas de los demás, por qué razón, nunca se lo explicó a Sebastián sin embargo se lo decía todos los días hasta que murió. Sebastián quería dinamitar antes de conversar por teléfono con su amada Yerlina, sentía que tenía que sanar su espíritu pues, de otro modo quebraría el de ella, empero ustedes se preguntaran a qué se debe el cambio de humor de Sebastián porque carga tanto odio, qué provocó la trasmutación de su espíritu, ideas difíciles de concretar.

¡Gracias a las buenas decisiones! Sebastián decide no hablar con yerlina hasta no calmarse, -vaya dato conmovedor- decide llamar a su mejor amigo y contarle, le explica que necesita ser escuchado y qué mejor opción que hablar con él. Llama a Robert y en tono rimbombante le confiesa que el señor Adrián, quiere quedarse con toda la fortuna de Yerlina, por ello hace todo lo posible, para que ella se olvide de él buscando la forma de casarlo con Espinal, continúa diciendo, que el tal Espinal es un borrego de Adrián que solo es el títere que será el instrumento para él quedarse con la herencia de Yerlina.

En ese momento el partidario de Sebastián (Robert) experimenta sentimientos babélicos, no sabe que decir, no encuentra que responder era como si de repente sufriera de afasia, la noche se ha vuelto tétrica para él, parece que ha entrado a un túnel sin salida, y en múltiples intentos fallidos, se desprende emite con mucho ímpetu una palabra de sus labios, quizás un poco al punto de sonar violenta; “cállate”, ¿te volviste loco? No quiero escucharte más.

Contraproducente para Sebastián, la reacción de su mejor amigo, pero a su vez le ofrece una sonrisa diciendo eso era todo lo que tenía que decirte me paraste a tiempo. En lo personal no juzgo Robert, pues, cómo dudar de el señor Adrián, un señor con tan buena reputación, un ejemplo a seguir para el pueblo de “Aracata”, Robert desde niño vio a Adrián entregar limosna a los pobres, compartir con los niños, eran gratos sus recuerdos de manera que rehusó a creerle a su mejor amigo, al compañero de infancia, a Sebastián, ¡dudó de él!

Con un sentimiento un tanto confuso ambos amigos se despidieron, gracias por escucharme respondió Sebastián. Robert con una mirada sombría cuelga el teléfono, la condición de Robert me entristece pues, a mi juicio él se siente extenuado, no sabe porque senda recorrer, está en medio de una lid mental. Creer en su mejor amigo le produciría concordia, estaría en paz con su amigo de infancia sin embargo su moral le vitoreaba “el señor Adrián es un buen hombre”, para Robert las cosas no estaban nada fácil, por un lado, pensaba en la falta del sentido del pacto, es decir la violación a la componenda que había jurado con su amigo de infancia, empero por otro lado sus principios se veían afectado, pensaba que al darle la razón a su amigo denigraba al señor Adrián.

De repente Robert, piensa en una antigua frase -que no sabe quien la inventó, pero que le gustaba mucho- “el dolor es el padre del conocimiento”, por primera vez en su vida no estaba de acuerdo con tan apreciada frase de sus labios musitaban preguntas enrevesadas como, ¿qué demonios puedo aprender de este sinsabor que tanto me congoja? desde ese día odió esa frase, finalizó diciendo “esta frase es solo un bulo del barroco”, se limita a ser solo hermosa, pero carece de sentido.

Por otro lado, Sebastián está confundido, hasta yo estoy confundido, sé que ustedes también lo están, pues, cómo Sebastián se despidió de su amigo con una sonrisa, a qué se debía esa felicidad aparente, pareciese como si Robert le había dado motivo de alegría, al juzgar por el físico de Sebastián, ¡hay risas que abigarran dice mi madre!, en otro tenor Sebastián decide llamar a su amada en cambio esta vez ya no abigarrado de odio, sino que maneja una sonrisa que a cualquier individuo apacigua. Yerlina escucha el son del celular e inmediatamente sus gestos corporales cambian, su cuerpo pasa de blanco a bermejo como si un asesino le hubiera advertido que la iba a llamar, temblorosa decide coger el teléfono diciendo ¿qué quieres?, ¿para qué me llamas?

El ambiente está tenso, Sebastián confundido, quién no se confundiría, Yerlina estaba acostumbrada a recibir la llamada de tan deseado amado, son las diez, la hora exacta de ellos hablar, pero algo ha cambiado por qué Yerlina no le responde con la voz suave que normalmente le hablaba, era algo peculiar para Sebastián, escuchar a su prometida en ese tono y sin embargo Sebastián vuelve a reír, y en ese momento su risa no me confunde, mas bien me aterra escuchar a quien tanto ama hablándole en un tono agresivo y sonreír, ¡se ha vuelto loco Sebastián! Al parecer el estar en ayunas todo el día produjo cierto delirio en la mente de Sebastián, quizás estaba confundiendo voces.

Yerlina le reprocha diciendo ¿cuál es el motivo de tu alegría? ¿crees qué estoy jugando? Sebastián en tono placido le responde en son de pregunta diciendo ¿cuál es la causa de tu inquietud? Al Yerlina escuchar la calmada voz de su mancebo decide rehuir los designios iracundos y cede ante la melancolía, lloraba con temblores como si le estaban despedazando lentamente. En esta situación las neuronas espejos inician su trabajo en Sebastián y el joven sonriente comienza a llorar junto a su amada, ambos saben que desde ese momento nada sería igual, Yerlina le contesta estoy desalmada -sin alma- mi amado me ha engañado, lo sé por la forma como llora -sigue diciendo- sus lágrimas son de despedidas como de un perro que ha perdido a su amo, en medio del llanto Sebastián le pregunta, por qué estamos llorando si puedo saber.

Yerlina está tiritando, sin embargo, la temperatura está a 47° y ella está temblando de frío, cómo puede esto pasar, será que el frío yace en su interior habrá acontecido lo que tanto temió Sebastián la mujer de sus deseos está quebrantada de espíritu. Yerlina le confiesa que Robert había propalado la conversación que ambos habían sostenido, Robert le había dicho a su tío que Sebastián tenía un plan malvado contra ella y su tío, que el ingenuo campesino tramaba sustraer la herencia de Yerlina. Al escuchar la confesión, Sebastián hace silencio por ocho segundos y responde diciendo “el amor es una señora egoísta que solo a ella se le debe creer, que a sus súbditos le impone un convenio bilateral en donde no hay espacio para tercero – Yerlina está anonadada por lo enigmático que está Sebastián- Estimada amiga (continua su discurso) En la concepción que tengo del amor no concibo que exista un tercero, Por el amor que siento por ti, te ruego que te alejes, busca alguien que interprete al amor diferente ,que en su sentimiento idealista acepte el dictamen sus condescendientes

Yerlina destrozada, pero con la ilusa idea de que Sebastián lo había engañado, ese dato le causaba una extraña paz argumentaba que en cierto sentido saber que él loa engañó suprimía todo sentimiento de culpa en ella, en medio de su naufragio emocional, Robert toca su puerta llorando, diciendo ¡he mentido, Yerlina he mentido!, Yerlina cae postrada, pierde el conocimiento, sale sangre de su nariz y con voz taciturna dice ¡he comprendido tus enigmas Sebastián, lo he comprendido.

Enderling decía que, “el desconsuelo es capaz de transmutar al corazón más perverso”, el señor Adrián, es el ejemplo más vivo de esta frase, al ver a la sobrina que crió desde niña, y envuelta en una amargura desconsoladora, quería resolver todo y como pasa en la mayoría de los cuentos ya era tarde, de Sebastián solo quedaba el campesino el que una vez miraba con agrado a la “esperanza”, Yerlina se encerró en un letargo de ensimismamiento y Robert, ¿qué será de Robert? se preguntaban los que conocían la situación, la última vez que lo vieron iba ensangrentado y con una soga en sus manos.

Abel Hernández, 2021.

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