Pandemia para el alivio

Pandemia para el alivio

Bárbara Remedios

01/02/2021

Noveno día de encierro pero él no los contaba; no estaba aburrido, ni enfadado, ni desesperado. Estaba feliz. Paradójicamente la gran tragedia que azotaba a la humanidad, le ofreció la excusa perfecta para aislarse en una modesta vivienda lejos de lujos, espléndidas reuniones de trabajo, celebraciones brillantes y molestas, por el derroche de tanto oro y joyas que le chirriaban.

Durante esos pocos días se había centrado sólo en sí mismo. Consiguió resolver su problema más importante. La epidemia le dio la oportunidad de quitarse el gran peso de encima de la tenencia de tanto dinero.

Dispuesto frente a su ordenador, entró en el Banco listo a repartir su fortuna. Eran muchos los que solicitaban ayuda para asistir y salvar vidas. ¡Cuántos proyectos sociales, ruegos solidarios para barrios necesitados de ayuda!  No había que pensarlo mucho. Solo en la cadena sanitaria sobraban hospitales a los que hacer donaciones para el abastecimiento de materiales imprescindibles. 

No fue nada difícil resolver aquello que hacía tanto tiempo le inquietaba. Sentía que estaba en el momento adecuado para centrarse en cuidar su salud, seguir con su obra, sus planes y su vida tal como le apetecía. Inspiró sintiendo el alivio de la complacencia.

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