«Carta al primer amor»

«Carta al primer amor»

yachay

29/01/2021

Querido ?? :

Y pensar que todo esto comenzó con un simple saludo, aunque ya te conocía desde antes, aunque ya te amaba desde antes, aunque ya tenía todas mis expectativas puestas en ti quien se suponía eras el amor de mi vida. Aún recuerdo la primera vez que te vi, segundo de primaria, te veías algo tímido, pero aún así lucías divino y tan tierno en aquél pequeño uniforme, que no pude hacer más que babear a lo lejos por ti, en ese entonces tenía más ovarios así que me acerqué y te hablé, nos convertimos en inseparables, protegíamos la espalda del otro, eramos una dupla increíble, eras tú más yo, lo que en mi mundo denominaba «perfecto». Todo iba tan bien, me había enamorado de tu risa, sonrisa, de aquellos ojos tan chispeantes y cargados de energía, de aquella amabilidad al tratar a los demás, me había enamorado de ti; pero nunca lo dije, porque no lo supe hasta que partiste.

Era 10 de marzo de 2008, cómo olvidarlo si cada vez que ingresabamos de nuevo al colegio, lo hacíamos juntos y saltando, era nuestro ritual, eso y el baile loco que hacíamos para festejar algo sin importar que la gente nos mirara raro. Esta vez fue diferente, fue muy diferente, te esperé todo lo que pude en la entrada del colegio, pero nunca llegaste, mi mamá al igual que yo se desconcertó un poco, así quecuando llegué a casa lo primero que hice fue pedirle permiso a mi progenitora para llamar a la tuya, ya que en ese entonces no teníamos celulares. La decepción fue grande, nadie respondió, esa noche fue el inicio de incontables noches sin poder dormir bien. Habías desaparecido, no había rastro de ti, fui a tu casa y solo hallé un letrero que decía: «se vende». ¿En qué momento? ¿por qué jamás me lo dijiste? Cuando pregunté a los profesores, me dijeron que habías solicitado el traslado hace un año, lo sabías, sabías que te irías ¿por eso estabas un tanto raro los últimos días que nos vimos, cierto? 

Desde tu partida no fui la misma, no estaba llorando por cada rincón, pero me sentía sola. Intenté aplicar lo que me enseñaste ¿sabes? Primero, siempre se bueno con los demás; segundo, aprende a valerte por ti misma; tercero, confía en tus padres que ellos te ayudarán cuando yo no pueda; cuarto, ordena tu cuarto, no seas perezosa; y quinto, jamás olvides que te voy a querer por siempre, y a donde vayas mientras me recuerdes no deberás sentirte sola. Menuda estupidez lo último, aún así, intenté seguir, después de todo las personas se van y tuve que aceptar que no regresarías.

Mi secundaria fue normal, conocí a más chicas y chicos, hice amigos y naturalmente mis hormonas despertaron. Me empezó a atraer alguno que otro chico por su físico, pero nada más allá de eso, creo que después de todo te seguía guardando ese espacio con la esperanza de que cruzaras el umbral de la puerta del salón y me dedicaras esa sonrisa que tanto me gusta y que ahora estaba empezando a olvidar. En fin, pasó nada, me enfoqué en estudiar, me volví la mejor alumna de la clase y era pretendida por algunos muchachos, a los cuales no le hacía caso por cierto. Acabé la secundaria y la verdad es que adquirí un pensamiento más maduro, o eso creía, hasta que te vi, otra vez.

Era 18 de febrero de 2015, me ofrecí a ayudarle a mi mamá, puesto que solo éramos ella, mi padre y yo, y adicional a eso, no tenía nada mejor que hacer además de lamentarme por el calor. Íbamos caminando por la acera con las compras hechas ya de regreso a casa; pero mi madre se olvidó de algo dentro del mercado, así que me dejó esperando fuera, fue allí donde te vi, al instante no te reconocí, y es que ¿cómo lo haría? Ya no llevabas el cabello bien peinado, sino por el contrario algo desordenado y muy alborotado, vestías de jean negro, tenis y un polo holgado de color blanco. Recuerdo cada detalle, también el hecho de que te habías apoyado sobre una pared, no podía borrar mi sonrisa al haberte encontrado. Debía de estar molesta, debía de querer explicaciones, que de seguro no me darías, debía de irme; pero no, solo sonreí y los recuerdos inundaron mi mente, lamentablemente la nostalgia se apoderó de mi al ver que una chica con melena negra hasta los hombros se aproximó a ti y depositó un beso en tus labios. Cuando se separó, pude ver que me observaste, tu mirada cálida ahora era tan misteriosa, interrogativa y fría; me sentí pequeña en un mundo de gigantes. Mi madre no tardó en llegar y solo atiné a irme con ella. Aproximadamente un mes después descubrí que íbamos a estudiar en la misma universidad, solo que en carreras distintas, después de todo lo único que no cambió en ti fue el querer estudiar medicina. Intenté acercarme desde que supe que estudiaríamos juntos, ya no importaba si tenías novia o no, solo quería formar parte de tu vida de nuevo; pero no, tú ya me habías olvidado. ¿Recuerdas que cuando intenté hablar contigo me abofeteaste en palabras? Juzgaste como lucía, y todo por encajar en un grupo de personas a las que le valías 3 hectáreas de pepinos. De manera estúpida justifiqué el acto porque pensé que talvés a solas volvías a ser el mismo, así que te busqué, de nuevo, esta vez fuiste más amable, recordamos viejos tiempos, fuimos a un parque de diversiones, disfrutamos, nos tomamos fotos y gozamos del anochecer. Pasaron días, semanas, e incluso meses, y hacíamos lo mismo, cada día era una hermosa aventura a tu lado, me sentía tan llena, con ningún otro chico me había sentido tan dichosa como contigo, todo parecía marchar bien, parecía. Un día antes del incidente que me alejó de ti para siempre, me invitaste a una cita, me arreglé como nunca e inclusive mi mamá me ayudó con el peinado, salimos a comer a un bonito restaurante cerca de la playa, esa noche te entregué todo de mi, mi cuerpo, mi alma, y lo peor, mi corazón, fue tan mágico aquello, que a pesar de todo jamás me arrepentiría. Al día siguiente, iba caminando hasta mi salón de clases, pero algo me detuvo, me pareció oír tu voz y las ganas de darte un buenos dias acompañado de un beso me inundaron, así que sigilosamente me acerqué, sin embargo te descubrí teniendo intimidad con aquella chica con la que te vi en febrero, ahora sabes porque me alejé. No diré que mi mundo se derrumbó, pero un dolor punzante adornó mi pecho, la decepción, cólera, frustración e ira que sentía hacia mi por creer que eras el mismo, eran inmensas, desde ese día no te dirigí la palabra, en el fondo sabía que no eras el mismo, pero me negaba a verlo, y sobretodo a volverte a perder. Me negaba a pensar que la persona a la cual aún amaba, era en lo que te habías convertido. Me alegro mucho de que hayas decidido mejorar por ti, siempre voy a recordarte y amarte, pero demostraste que tú no querías lo mismo que yo. Se acabaron los intentos contigo, se acabó el buscarte por las noches en mi cama, se acabó la chica ingenua y enamorada, ahora solo queda este nuevo yo, un «yo» que está dispuesto a dejarte en el pasado y a superarte de una buena vez. Te amo, siempre te voy a amar, pero más me amo a mi misma, y esa es razón suficiente para dejarte ir. Es por eso que hoy, después de 1 año del incidente, te digo adiós.

atte: Cass

escrito por: yachay. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS