​La vida duele

​La vida duele

Ariana Marino

29/01/2018

Últimamente estoy deprimida todo el tiempo saben… Temo mucho más que antes, quiero huir, irme lejos a ese lugar donde nadie pueda llegar, donde haya que cruzar cielo y tierra para poder encontrarme pero al mismo tiempo tener la consciencia tranquila de que nadie se arriesgará por mi, que nadie cruzara los caminos de espina por mi.

No todo en esta vida es color de rosa, eso lo tengo claro. También se que puede que queden espinas de ellas en el camino y ya le quite muchas espinas a mi camino por otros, ahora el que quiera entrar que el mismo las quité. Así me empiezo a dar cuenta quien lo vale y quien no, quien no necesita palabras para estar conmigo porque sus actos hablan solos.

Me deprime saber que siempre te tendré que idealizar de una manera que no me gusta pero es con la que debo conformarme porque tú no quieres otra cosa, temo por no aguantar a estar así mucho tiempo, me conozco y sé que estoy enloqueciendo, sé que no es sano pero así también sé que es mi año, el último año para poder huir, no sé si lejos pero podré despegar sin nadie que me atormente todas las mañanas, necesito llegar a esa libertad que tanto anhele y que cada día la siento más cerca o puede que más lejos.

Necesito cambiar la página, abrir la cabeza para conocer gente nueva, para otra rutina, para salir de lo enfermizo que se me volvió vivir así, para comenzar en cierto punto de cero, donde nadie te conoce y no hay prejuicios de antemano, donde tu pasado ahora si se convierte en pasado; eso creo que es lo que necesito.

Lloro todas las noches por pensar que sigo haciendo las cosas mal, de que en está vida fui un simple error, ya no quiero que nadie salga lastimado, yo ya estoy acostumbrada. Yo soy un rompecabezas me podes armar y desarmar a tu antojo que ya no me doy cuenta y créanme más de uno se olvido de devolverme algunas piezas, así que un poco a medias siguen jugando conmigo y donde descubren que piezas faltan me dejan, se deshacen de mi; a muchos les lastima, yo ya me acostumbre.

No le temo a la soledad e incluso me acostumbre a ahogarme en ella, es mi mejor aliada o quizás soy yo mi mejor aliada pero me cueste admitirlo, entre tantas cosas que me duele admitir. Siempre pienso que tengo que dejar de ser de la manera que soy pero cuando intento revelarme contra al mundo, me atan las alas y me vuelvo a hundir. Soy experta en caídas aunque le tema a las alturas en lo que va de mis dieciocho años, me he tirado de más precipicios de los que imaginan, tengo más lastimaduras que cualquiera y a mi corazón no le entra una herida más pero somos masoquistas y le seguimos sumando, aunque se que nunca va a volver a ser como antes.

Odio mi vida. Odio como soy. Odio todo lo que tenga que ver conmigo. Odio es todo lo que abarca en mi ser. Odio y nada más que Odio.

A quien quiero engañar, no estaría sentada frente a esta pantalla si no fuera por mis desgracias, por mis malos días, por esas ganas de quitarme la vida que a veces me agarran pero igual así me ven de pie; no pregunten como hago, simplemente sucede. Lloro, pero lloro porque todavía siento, porque todavía para mi la vida tiene sentido y me duele saber que el sentido que a veces que quiero darle o creía le estaba dando no funcione. Siento dolor, dolor por perder personas, por defraudarme a mi misma, por saber que lastimo a personas que amo sin darme cuenta. A veces solo necesito ir corriendo a tu lado y simplemente abrazarte hasta que el derrumbe detrás de mi acabe, pero se que eso es y siempre será imposible.

Aunque también hay veces que no quiero hablar y eso nadie lo entiende, porque insisten en preguntar algo que el otro no está de acuerdo en contar, déjennos ser por favor, a veces algunos lo necesitamos. No quiero hablar días como hoy por ejemplo y uso un método que muchos usamos alguna vez, escapamos cerrando los ojos, dejándonos caer en una cama o un sofá con la escusa del cansancio, dormimos pensando que el problema acabara pero quien lo diría que sigue ahí. Me encuentro escribiendo en este preciso momento cada oración detrás de la pantalla con la esperanza de calmar la laguna que he hecho en mi habitación por cada lagrima que derramo, aunque se me este haciendo difícil, lo estoy intentando.

Cuando era chica creía que la adolescencia era lo más sencillo, quería crecer para poder experimentar y hacer esas cosas “de grandes” que cuando las deseaba no podía, ahora anhelo volver a tener esa inocencia porque creo que jamás voy a estar conforme, puede que el día de mañana me sorprenda de mi misma al saber que todo lo que hoy anhelo; mañana sera parte de mi. Soy realista se como son las cosas, se que voy a seguir perdiendo gente, que voy a seguir lastimando a tanta otra y que mi libertad está enterrada a tres metros debajo del suelo en un pozo que ni siquiera comencé a cavar, lo sé. Pero no me voy a dejar caer, ya no siento los golpes ni me duelen las heridas pero sin importar eso, no me voy a dejar caer otra vez.

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