Blaze! Capítulo 86

Capítulo 86 – Renaciendo desde las cenizas.

Después del extraño comportamiento del brazo-artefacto de Blaze, producido por el pacto mágico efectuado con la salamandra, la muchacha se quedó junto a Soulphydia intentando dilucidar lo que pasaba. Fue así como terminó quedándose dos meses más, tiempo en que llegaron a conocerse mucho más, despidiéndose con cariño cuando terminaron su investigación y entrenamiento.

Así que volveré a este sitio después de morir… –pensó la joven, mirando hacia atrás, después de caminar varios minutos alejándose del volcán—. ¿Cuánto quedará para eso?

Blaze intentó ver a las salamandras, logrando solamente ver lo que parecían ser pequeñas llamas danzantes en la lejanía, no distinguiéndose si eran los seres moviéndose o la candente lava enrareciendo e iluminando el aire del lugar.

Recuerda bien cuando utilizarlo
–fue lo último que le escuchó decir Blaze a Soulphydia, despidiéndose implícitamente y sabiendo que se separarían desde ese momento, pero que estaban unidos permanentemente de ahora en adelante—. Me preguntó si me pasará lo mismo que a esa lagartija maldita…

Blaze se acercó al río para buscar su armadura y su espada, poniendo la primera sobre sus hombros y la segunda colgando en su cintura, yéndose del lugar. Avanzó entre la espesura del bosque, alejándose cada vez más del volcán y las salamandras, sintiendo una leve nostalgia al recordar los últimos meses pasados, casi arrepintiéndose de irse.

Nos volveremos a ver, Soul –murmuró Blaze, como si estuviese frente a la salamandra, continuando con su camino.

En el bosque en frente de Blaze había un hombre escondido entre la espesura de los árboles, esperándola.

Voy a sorprenderla, no esperará verme acá –pensó el hombre, avanzando con sigilo entre las plantas, continuando con su monólogo interior—. Se va a llevar un gran susto.

Blaze escuchó repentinamente movimiento entre los vegetales, adoptando su posición de pelea, formando una Fire Ball en su mano izquierda.

¡Hola, tanto tiempo sin vernos! –gritó una voz entre las verdes hojas, emergiendo Starmancer de entre estas, quedando frente a la Fire Ball en la mano de Blaze, reculando de inmediato—. ¡Wow, wow, wow, wow! No me ataques con eso, veo que ya puedes utilizar tus hechizos, supongo que pudiste hacer un pacto con las salamandras.

¿Star… mancer?, ¿qué haces aquí? –preguntó Blaze, cancelando su ataque, desapareciendo la Fire Ball y relajando su postura corporal—. Esa no fue con el poder de las salamandras, recuperé mi capacidad de generar poder mágico, en realidad nunca la perdí, larga historia…

Puedes decirme Star si quieres, Blaze. Cami no está aquí para reprocharte –respondió Starmancer—. Con razón te demoraste tanto en salir de allí, llevo meses esperándote, mis predicciones me indicaron que estarías aquí, pero no cuando saldrías… Bueno, sí me lo dijeron, pero algo cambió, te demoraste más de lo que predije y…

Blaze miraba a Starmancer mientras escuchaba su verborrea con tedio, sintiendo que se perseguía la cola sin llegar a ningún punto en concreto, retomando su marcha.

¿Qué haces aquí? –preguntó Blaze, caminando con resolución, siendo seguida desde cerca por Starmancer, quien se calló para intentar buscar las palabras precisas para explayarse.

Necesito tu ayuda, no encuentro a Cami en ninguna parte –dijo Starmancer—. Mientras estábamos encerrados en El Durmiente le enseñé mi método de comunicación con estrellas mágicas en el cielo. Ella sabe leerlas, pero no escribirlas, sólo puede usar su magia para predecir el futuro con té… Le he escrito un montón de veces, diciéndole donde estaré, para que nos encontremos, pero nada…

¿No has pensado en la posibilidad de que esté muerta? –preguntó Blaze con malicia, burlándose del joven, quien sintió como si se le detuviera el corazón, palideciendo de inmediato, lo que asustó a la muchacha—. Es una broma, estúpido, no te lo tomes tan en serio. Recuerda, Ed dijo que se encontraba bien…

Los dos muchachos se quedaron en silencio después de tales palabras, recordando a Ed, sin saber cuál fue su destino después de la batalla que los liberó de su encierro dentro del gran demonio.

Supongo que podemos viajar juntos y buscarla. Tampoco me vendría mal una pequeña ayuda en mi venganza, no es que vaya a luchar honorablemente contra alguien que se robó todo lo que me pertenecía, a los que quería… –dijo Blaze, recordando con melancolía sus pérdidas, empatizando con Starmancer—. Quizá podríamos buscar también a Ed.

La cara de Starmancer se iluminó, abalanzándose sobre la muchacha para abrazarla, quien ni se inmutó por el intempestivo avance del joven y le incrustó una Fire Ball que sacudió y tiznó su rostro, quemando algunos de sus cabellos blancos.

Te la tienes merecida. Me la debías desde hace tiempo, de hecho… –dijo Blaze, siguiendo su camino—. No creas que olvidé todas tus desubicaciones y malas bromas. ¡Vamos!

Blaze y Starmancer caminaron por el bosque por varias horas, poniéndose al día en lo referente a sus vidas, mientras el joven se limpiaba el rostro para sacarse el hollín. Mientras avanzaban comenzaron a juguetear, subiéndose a ramas de árboles, escondiéndose entre la hierba e intercambiando inofensivos hechizos para complementar la conversación hasta que emergieron hacia un campo lleno de vegetales sembrados.

Creo que deberíamos dejar de hacer eso –dijo Blaze al alto mago, quien procedió a evaporar una de sus luminosas estrellas mágicas de su mano derecha, dejando detrás de ellos un humeante bosque—. Dime que tienes algo de dinero, no comí para nada de mal en el volcán, pero llevo meses sin dormir en una habitación y deseo algo mullido para echarme.

¿Me estas invitando a una habitación? Te dije que estoy buscando a Cami y tú te me… –dijo a modo de broma Starmancer, callándose al ver como brillaba una Fire Ball en la mano izquierda de Blaze—. Perdón, hay veces que no puedo detenerme… Sí, tengo “algo de dinero”.

Entonces busquemos un lugar para quedarnos –dijo Blaze, extinguiendo las llamas de su extremidad, avanzando hasta hallar las calles de una pequeña ciudad, encontrándose con un mural con un detalladísimo dibujo que parecía haber sido grabado con fuego—. Mira, un lindo dibujo de un caballero, ya estamos cerca de la civilización.

Lo que Blaze desconocía era que el dibujo había sido realizado por Fredrick, después de haber sido atacado por un ser que sólo estaba fortaleciéndose para hacerle frente y destruirla, acabando con todos los magos y hechiceras que encontraba en su camino para lograr tal cometido. Knightless Armor era un peligro inadvertido para Blaze y todos los usuarios de magia del mundo, y la muchacha no tenía idea de su existencia.

Los muchachos se separaron por un rato. Starmancer pagó por una habitación mientras Blaze le esperaba en una cantina, bebiendo una jarra de cerveza con desesperación, sólo por el hecho de ser ese brebaje y no por tener sed.

¡Ah, qué delicia! ¡Tanta agua casi me estaba oxidando las tripas, suerte que no estoy hecha de hierro, ajajaja! –exclamó Blaze con alegría, señalándole al recién llegado mago la silla puesta en el otro extremo de la mesa redonda en la cual se encontraba consumiendo su querida cerveza.

Veo que ya pediste algo –dijo Starmancer, sentándose y acomodando la silla, viendo para todos lados, llamando a uno de los trabajadores para que tomaran su pedido—. Para ser una localidad tan pequeña, esto tiene mucho movimiento.

No sabes cómo extrañaba esto, algún día te lo pagaré –dijo Blaze con una etílica sonrisa, meneando con alegría la jarra que aún contenía un poco de dorado brebaje.

Te pedí ayuda para encontrar a Cami, pero no pienso mantenerte, ya tienes tus poderes y tendremos que buscar cómo ganarnos la vida mientras viajamos… Tanto tiempo encerrado, ya ni me acuerdo cómo me mantenía antes de aceptar ese maldito trato demoníaco –dijo Starmancer, mirando al cielo del recinto, notando a un joven que se puso a su lado para atenderlo—. ¡Hola! Quiero un guiso de carne y papas, además de una cerveza.

No sé si haya guiso, veré lo que hago –dijo el joven con monotonía, alejándose del mago, hablando con el tendero que se encontraba en la barra, haciéndole señas para confirmar que si tenían el plato que deseaba.

Cuando no tenía trabajos grandes, me dedicaba a vender pociones y extractos vegetales, aunque para eso tendríamos que ir a la playa para poder hacer algunos frascos –comentó Blaze, mostrándole la jarra vacía al muchacho que tomó el pedido de Starmancer, pidiéndole otro más.

Qué diligente. Mi vida era más sencilla, la gente venía a mí para que les leyera la suerte, pero quedarme todo el día sentado nunca ha sido lo mío. Me gusta moverme y entrenarme para batallar –dijo Starmancer, tocando la superficie de la mesa con los dedos de sus dos manos, como si tocara un instrumento musical de múltiples teclas.

¡Y hablar! –exclamó Blaze, recibiendo y agradeciendo su segunda jarra de alcohol, recibiendo el mago también la suya—. Hablando de pelear, ¿qué pasó con tu guadaña?

¡¿Recién ahora me lo preguntas?! –exclamó Starmancer después de beber un sorbo de cerveza, quedando con el labio superior cubierto de blanca espuma, limpiándoselo con la manga de su oscuro ropaje y volviendo a mancharse el rostro con hollín—. Explotó en pedazos al recibir el poder de todos los magos que nos ayudaron a salir de El Durmiente. De hecho, uno de los trozos del filo de la guadaña se incrustó en mi ojo, esa fue la razón de que estuviera herido esa noche, ese día… Ya ni sé en qué horario atacamos, al menos salimos de día.

Con razón estabas herido, pensaba que te habías golpeado contra una roca u otra cosa. Si quieres puedo sacarlo y después reparar tu ojo, es fácil, tengo un hechizo para cada una de esas cosas –ofreció Blaze, apuntando a sus propios ojos.

¿Acaso estás loca? Ni siquiera sabes lo que he logrado con eso allá dentro en estos últimos meses –dijo Starmancer, haciéndose el interesante, pasando a estar interesado—. ¿Y qué aprendiste allá con las salamandras o sólo entrenaste y recuperaste tus poderes como me dijiste?

No sé… –respondió Blaze mientras miraba hacia otro lado, escondiéndose detrás de la jarra de cerveza, haciéndose la desentendida—. Los magos nunca revelan sus secretos, sobre todo si son nuevos, supongo que lo sabes.

Algo debiste aprender, mientras lo ocupes antes de que nos maten, no tengo problemas con que lo ocultes hasta ese mismísimo momento –dijo Starmancer, recibiendo un cuenco con la sopa solicitada—. Gracias.

Blaze y Starmancer comieron y bebieron animosamente, sin consumir más alimentos debido al poco dinero que cargaba el mago, quedándose sentados el máximo de tiempo que les permitieron antes de percatarse de que no estaban consumiendo más productos, momento en que abandonaron la cantina después de pagar su comedido consumo.

Ya está atardeciendo, ¿qué quieres hacer? –preguntó Starmancer, agudizando sus ojos al recibir de lleno la luz del sol de la tarde—. Pronto se verán las estrellas y será mi hora de brillar.

Iría a echarme de inmediato en la habitación que pagaste, pero aún queda luz y quiero ver si venden ropa, ya destruí esta entrenando y no creo que el olor a ahumado se le quite nunca más –dijo Blaze, oliendo su desgastada camisa, resoplando por la boca después, notando preocupación en el rostro de Starmancer—. No te preocupes, sólo voy a ver, no te pediré que me vistas también, esta comida sólo fue un préstamo.

Bueno… si es así, ¿te… acompaño? –dijo Starmancer, no sabiendo como interactuar ante ese tipo de situaciones, no encontrando una salida que le acomodara.

No sé cómo Cami se pudo fijar en ti, eres muy desajustado –dijo Blaze, palmeando la espalda del mago, avanzando por la que parecía ser la calle principal.

No me presiones más, enana –pensó Starmancer, temiendo sobre reaccionar y recibir una nueva Fire Ball de parte de la muchacha, caminando detrás de esta.

Blaze caminó entre las viviendas, algunas de las cuales sólo albergaban gente en su interior, encontrando principalmente lugares con alimentos cultivados en los campos dispuestos en el exterior de la ciudad.

No sé qué esperaba encontrar –dijo Blaze, desalentándose, volviendo a mirar en todas las direcciones—. ¡Hay de todo para comer, pero nada para vestir!

Tampoco tenemos dinero para comprar cosas que no sean estrictamente necesarias –acotó Starmancer, mirando lejos de la hechicera, temeroso aún de la impulsividad de la muchacha, sin recibir ningún tipo de respuesta—. Blaze… ¿Blaze? ¡Blaze, despierta!

Blaze estaba ensimismada, mirando en la dirección contraria en la que Starmancer se encontraba posicionado, comenzando a caminar lentamente hacia ese lugar, acelerándose a los pocos segundos.

¡Hä… Hänä! –gritó Blaze, creyendo ver a su amiga muerta comprando en un local donde vendían especias y hierbas de todo tipo.

La muchacha que Blaze había observado lucía físicamente igual a Hänä cuando la vio por última vez, con un cabello azulado largo y liso, aunque vistiendo una brumosa tela violácea que cubría su torso y brazos, cayendo desde su cuello como si fueran ondas sobre la superficie del agua. Sus piernas estaban cubiertas por un ligero velo blanco y, sobre este, una especie de delgada malla de metal blanquecino, cuyas uniones parecían formar cristales de nieve con pequeñas perlas de abulón azuladas en su interior.

¡Hänä! –volvió a gritar Blaze, siendo perseguida por Starmancer de cerca, aproximándose los dos al negocio de vegetales.

La joven miró para todos lados, notando que se referían a ella, moviéndose grácilmente entre la gente presente en la calle, perdiéndose de la vista de Blaze, quien fue alcanzada por Starmancer.

¡¿Dónde se fue?! –se preguntó Blaze, levantando los brazos al cielo para posteriormente agarrarse la cabeza con ambas manos—. No me la imaginé, ¿cierto?, ¿la viste, la chica de cabello azul y largo?

Aunque no lo creas, con todo detalle, una de las ventajas de tener un trozo de cristal dentro del ojo –dijo Starmancer, apuntando a su ojo derecho, apoyando luego sus manos en los hombros de Blaze para elevarse aún más y revisar entre la gente que circulaba en distintas direcciones—. No la veo…

Blaze y Starmancer se metieron entre la gente, avanzando contra la corriente, volviendo a toparse con el campo y el bosque del que habían salido horas atrás, escuchando movimiento entre la vegetación del bosque.

No puede ser un fantasma, pero vi su cadáver… –susurró Blaze, señalándole a Starmancer que avanzara con ella—. Vamos.

¿A quién se supone que estamos buscando? –preguntó Starmancer en voz no tan baja, recibiendo un regaño de parte de Blaze por la fuerza de sus palabras.

¡Shhh! –silenció Blaze, avanzando rápidamente para no perder el supuesto rastro de Hänä—. Es una amiga, muerta.

Dejando de lado lo de “muerta”, que no parece ser relevante en este momento, si es tu amiga, ¿por qué se esconde de ti? –murmuró Starmancer, agachándose para no ser visto entre la vegetación.

Eso… eso es una buena pregunta. Pero tomando en cuenta que la última vez que nos vimos era más o menos de tu tamaño, no debe haberme reconocido –reflexionó Blaze, deteniéndose para pensar en la razón que haría que Hänä huyera de ella.

Separémonos para cubrir más terreno –dijo Starmancer, alejándose de Blaze sin esperar respuesta.

Los hechiceros caminaron en distintas direcciones, esperando encontrarse a la amiga de Blaze, escuchando atentamente ante cualquier movimiento. Starmancer se subió a una gruesa rama de un árbol, utilizando su ojo derecho para ver los alrededores, encontrando rápidamente a la muchacha de cabello azul en el oscurecido lugar, abalanzándose hacia su ubicación como si se tratase de una saeta.

¡Hey, hola! Tranquila –dijo Starmancer, quedando en frente de la muchacha, quien lo miraba con recelo e intentaba meterse entre las hojas de la vegetación para esconderse a pesar de ya haber sido encontrada—. ¡Blaze, ya la encontré!

La maga escuchó el grito de Starmancer no muy lejos de su actual ubicación, apresurándose a llegar al sitio, perdiéndose por un momento.

¡Grita de nuevo, Star! –exclamó Blaze, gritando nuevamente—. ¡¿Me escuchas, Star?! ¡Respóndeme!

¡Acá estamos, apresúrate, no sé qué hacer! –gritó Starmancer con todo el volumen de aire que podía contener en sus pulmones, estremeciendo a la chica en frente de él, intentando nuevamente cubrirse con las hojas—. No te preocupes, no te haré daño, sólo estoy llamando a Blaze, ¿es tu amiga, cierto?

Ya te encontré –dijo Blaze, apareciendo por detrás de Starmancer, quien se giró para recibirla, cambiando su semblante desde la calma a la alerta.

¿Quiénes son y por qué la están molestando? –dijo una voz detrás de Blaze, quien fue al mismo tiempo sometida por el filo de un frío cuchillo que se posó sobre su cuello.

Y por fin llegó la oscuridad.

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