E.T 2 El Retorno del Extraterrestre. Capítulo 1. La llamada

E.T 2 El Retorno del Extraterrestre. Capítulo 1. La llamada

Iván Blue Doc

27/07/2016

Detroit era la ciudad perfecta para un alcohólico. Un accidente laboral, había mermado considerablemente las posibilidades de Elliot de encontrar un trabajo. El subsidio que cobraba del estado, no resultaba suficiente para pagar todas las facturas que se acumulaban en la mesa de la casa de alquiler en el barrio de Highland Park. Las botellas vacías yacían aleatoriamente en el suelo de su salón, y los días solían comenzar con los gritos de otros inquilinos del edificio de Elliot. A pesar de la desidia, aún conservaba el teléfono, la televisión, el frigorífico y algún electrodoméstico más, que no merecía la pena embargar. De repente, el teléfono comenzó a sonar. La tranquilidad de la mañana de martes, amenazaba con presentarse, como cualquier otro día de su irrelevante existencia. -¿Elliot? -Si. –Soy Michael. -¿Qué quieres Michael? –Has bebido otra vez – Si nunca lo he dejado, me ayuda a estar alerta. –Deja tu sarcasmo. –Gerty ha desaparecido. Hace dos días que no se sabe de ella. Mama ha llamado a la policía. Tienen el teléfono de su casa de Los Ángeles pinchado. Los federales la están buscando. –¿Siguen ahí los federales? Por dios si eso fue hace treinta años. – Ya pero sabes que siempre estaremos vigilados. –Habla por ti, a mi no me vigilan desde hace tiempo. Sabes que Gerty es un espíritu libre. Volverá. –Elliot, se realizaron unas llamadas extrañas, según mama., semanas antes de que desapareciera Gerty. – ¿Y..? Pero Gerty no vive en el otro lado de la ciudad, con ¿Cómo se llama? ¿John? –Si John. Su marido. –¿Se ha casado? Como pasa el tiempo. –Elliot. Tú vives en tu mundo. Deberías volver a Los Ángeles. –Pues Michael, como no sea andando…Estoy sin blanca y el coche me fue embargado hace semanas. Y bueno, no ando en condiciones de viajar. Además, no creo que solucione mucho allí. –Elliot no sé porqué pero creo que todo esto tiene que ver contigo. Deberías ir, y hacer algo con tu vida. No te vendría mal un cambio de aires. –Aha. Bueno pues nada esperarme allí. Estaré en un par de semanas o meses quizá. –Elliot, pasaré a buscarte mañana por la mañana. A las diez en punto. Mas te vale estar despierto porque si no te sacaré de la cama a patadas. –No tengo cama. –Pues de donde sea, pero tu mañana vienes conmigo a Los Ángeles. –Como quieras.
Tras colgar el teléfono, Elliot miró el reloj de la cocina que llevaba tiempo parado a las doce menos cuarto. Puede que fuera esa la hora real, pero en la situación en la que el se encontraba, la hora que fuera en aquel momento era lo que menos le importaba. Solo quería encontrar alguna botella en la casa que no estuviera vacía. Pues ya, el Whiskey de cuatro dólares la botella se le hacía demasiado caro. Sobre todo a fin de mes. Apuró el culo de una botella de ginebra que encontró debajo de la mesa de la cocina, y se echó a dormir sobre la alfombra del salón como cada noche. Los rayos del sol del mediodía entraban por las grietas de la persiana que necesitaba un repuesto desde hacía mas de cinco años.
A la mañana siguiente, Michael llegó a las diez en punto, y llamó insistentemente a la puerta del apartamento de Elliot, durante mas de cinco minutos. Elliot abrió la puerta sin quitar la cadena que la sujetaba al marco de la puerta. –Si. –Abre Elliot. Nos vamos. –Ve tu. Yo no necesito ir. –Es Gerty, ¡Elliot! –Si Gerty. Llevo diez años sin saber de ella. ¿Cambia mucho las cosas el hecho de que este desaparecida? Para mí no. –Estas muy lúcido para estar ebrio. –Nah…Hoy no me ha dado tiempo a beber nada. ¿Has visto que hora es? Miró al reloj de la cocina y le dijo. –Aún no es mediodía Michael, es demasiado pronto incluso para mí. –Elliot abre ahora mismo o les comento a los de la oficina estatal en que te gastas el subsidio de invalidez. –Dios que pesado eres con eso.
Elliot cerró la puerta, desplazó la cadena y apareció detrás del marco de la puerta con un aspecto deplorable. Llevaba meses sin afeitarse y emanaba un olor que le recordaba a los peores tiempos de universidad de Michael. –A mi coche no entras así. Ve a ducharte. –Dijo Michael- ¿Qué? – Lo que oyes Elliot. –No tengo agua caliente. –Ese no es mi problema.
Veinte minutos más tarde Elliot apareció duchado y afeitado como si tuviera una entrevista de trabajo. –Pareces otro. –Sonrió Michael.-Si otro idiota más. Michael deja de reírte o vas a los Ángeles solito. –Vamos “dandy”.
El coche de Michael era un Ford Explorer bastante amplio y cómodo. Elliot se sentó allí, y se sumió en sus propios pensamientos. ¿Qué habría sido de Gerty en esos años?. Cuando Elliot perdió la mano en la sección de repuestos hidráulicos de la antigua fábrica de General Motors, a las afueras de Detroit, cayó en una profunda depresión. Se refugió en el alcohol y perdió todo el contacto con su familia. Eso fue hace diez años y desde entonces no se preocupó por mantener el contacto, ni con Gerty, ni con Mary, su madre. Con Michael era inevitable que de vez en cuando hablaran ya que ambos trabajaban en la misma fábrica antes del accidente. Y a Michael le preocupaba la situación de su hermano. Lisiado y alcohólico. Física y mentalmente limitado. La idea de ir catorce horas de viaje con Michael al lado se le hacía interminable. Casi un acto heroico. Pero el miedo a volar de Elliot desde pequeño le impedía coger ningún vuelo. Al rato Elliot desconectó de sus propios pensamientos, y se dio cuenta de que alguien que no era Michael le miraba desde otro rincón del coche. Un niño rubio de unos diez años, le miraba atentamente detrás de unas gafas demasiado pequeñas para su cabeza. –Michael quien es este niño. –Es tu sobrino Elliot. -Me llamo Ben- dijo el chico antes de que su padre hiciera las presentaciones. –¿Ben? Lo has llamado como Papa. Joder que sentido del humor mas negro. -¿Qué es humor negro tío Elliot? –dijo el niño- Ya me llama tío y todo.- A ver ricura, humor negro, es cuando alguien gasta una broma que no tiene gracia. Y eso es lo que ha hecho tu padre con tu nombre.
El niño sonrió después del comentario de su tío y seguidamente se puso a jugar con la consola que le haría de compañero de viaje durante las próximas 14 horas.
Los Ángeles. Más de 20 años sin volver por allí. Sin ver a su madre y a su hermana. A Elliot se le estremeció el alma solo de pensarlo. No iba a ser fácil.

E.T el retorno by E.T el retorno is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 3.0 Unported License.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS