Me encontraba yo en medio del lago rodeado por la tranquilidad de la naturaleza, cuando de repente veo como se acercan dos hombres, cuyos pensamientos y actitudes era muy diferentes, se situaron al lado mio y percibí que a pesar de su cercanía estaban muy lejos uno del otro.
El primero de ellos me impresionó al dejar a flote su inmenso amor y apego hacia su vida, observe como entre sus posibilidades, este caballero realizaba ejercicios físicos para preservar su salud y sentirse mas vivo que nunca, duro en su rutina unos 15 o 20 minutos, mientras que las personas que pasaban por aquel lugar se detenían a observarlo de forma extraña pues no comprendían lo que el hacia.
A su vez, el otro hombre, cuyo caminar me preocupaba profundamente, pues no sabia en que momento podría caer al piso víctima de un desmayo a causa de su evidente delgadez; hacía su mayor esfuerzo por intentar seguir despierto en ese lapso de tiempo, que imagino, debió haber sido interminable para él.
Yo veía como aquel hombre, sentado en una banca incomoda y muy fría, hacía movimientos con su cabeza de arriba a abajo luchando por no quedar dormido, los cuales hacían pensar que estaba llamando a la pareja que se encontraba justo al frente de él a unos 10 o 12 metros, en una especie de cita romántica estilo camping, la cual duro desde que llegue hasta que me fui de ese lugar y donde la intensidad del joven muchacho hacia la linda chica porque ella le diera un beso, hizo despertar en mi un raro sentimiento de incomodidad, pero también hizo que me diera cuenta como un hombre tiene la capacidad de convertir su faceta de «macho seductor» frente a sus amigos a «títere sentimental» frente a su futura novia, la cual considero, es la que mejor le queda.
Este hombre reflejaba un extraño y desagradable sentido de no querer seguir viviendo, pareciera que prefería estar acostado en su cama viendo probablemente algún programa ridículo y lava cerebros que estar acompañando a su familiar en su rutina de ejercicios.
Cuando el primer hombre termino sus sufridos ejercicios dijo a su compañero con voz agotada:
– Vamos, ya es hora-,
a lo que el respondió con obediente marcha y diciendo
– Toma tu agua ABUELO.-
De un momento a otro se marcharon, sin decirse nada mas uno al otro, de la misma forma en que llegaron callados y cabizbajos, mientras yo me preguntaba porque no le había hablado a aquel hombre, porque no le dije que era de admirar y que me habían asombrado profundamente sus actividades, debío haber sido porque no soy muy sociable y expresivo, en fin.
Lo que si me removió en lo mas profundo fue el hecho de poder procesar aquello que veían mis ojos, me preguntaba a quien pertenece este mundo, si a un joven de 16 o 17 años con una vida por delante pero que, por razones que aún desconozco vive aislado del mundo, con una maquina en sus manos, que muchos llaman «inteligente» y al parecer lo controla como a un zombie, o a un anciano rondando los 60 años que vive como si fuese un chico de 6 pues corre, hace ejercicios, se esfuerza, se exije, quiere hacer mas de lo que puede, vive tranquilo y siempre al servicio de los demás, si me pusieran a escoger yo diría sin duda alguna que este mundo debe pertenecer a este último, al cual admiro y respeto mucho, pues tiene las experiencias y vivencias que pocos posees, tiene respuesta a las preguntas que muchas veces nos hemos hecho, mas como ellos en esta «sociedad» tan perdida.
Ahora bien, porque cuando hay tantas maravillas en este mágico mundo, tantas cosas por hacer, tantos problemas por resolver, seguimos encerrados en nuestras «cajas inteligentes» limitándonos a respirar y dejando que la vida solo pase, dejando de disfrutar de momentos maravillosos, dejando de vivir.
!Usa menos tu caja inteligente y mas tus habilidades para vivir!
Cristian Moreno.
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