Acurrucado en las estancias de la muerte,

Se quedo tejiendo espinas, burlando a la suerte,

Firmo otro epitafio, entre cartas no escritas,

El escritorio con sangre, acumulando desdichas,

A medianoche el necio bebió sus silencios,

Se rio de sus penas, en la pared colgó sus lamentos,

Derramo su copa, en el frio papel con recuerdos,

Tiño de rojo su alma, grises en deseos sus ojos,

Embriagado de culpas el necio encarcelo su pasión,

Bebió un último sorbo de su marchito corazón.

Cristian Nancucheo

Enero 2021

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