Mírame 

Mírame niño, te amo

De pie ante la pantalla

juegas con la pluma azul

Eres grandioso

y dorado

Alzas tu cabeza y la bajas, tus movimientos son delicados,

como todo principio.

Ahora recostado sobre el diván

sostienes bloques de colores,

Tomas una hoja de papel y trazas líneas curveadas,

todas las hojas rayadas diariamente

Buscamos una hoja en blanco, comenzamos un nuevo dibujo, lo miras todo.

Él árbol amarillo 

Nadie se ha fijado en lo amarillo que eres. 

De las ramas no cuelgan hojas, sino flores, 

pequeñas y aromáticas se mezclan con el olor de la gasolina, de las tortillerías y de las cocinas de las casas.

Para sentir su aroma yo me acerco al árbol

Es delicado, ni parece de estepa, basta que una perfumería lo patente, 

para comprar lo que ya es nuestro.

Crema de lavanda

Color morado

así son esas flores

espigas grises 

Con esa crema 

aromática

mi hijo duerme mejor

Cuando la toqué

comprendí su belleza 

de la lavanda

Sus hojas grises

diminutas sus flores

como espigas 

Aroma de flores 

Pensaba que era el característico olor de los primeros meses del año, estamos tan acostumbrados a que solo sean dos estaciones, castigados por un clima duro y cálido, que el fuego nos acompaña todo el año, calzando nuestros días en una sequía interminable.                                                                                                                  
Son los lirios cortados del ramo de la florería.
Han sido traídas desde lejos y resguardadas por la calefacción no morirán en tanto el tallo permanezca verde,                                                                                         nutriendo su utero para llevarlo hacia el tálamo y abiertos sus pétalos embellecer por momentos el escritorio desordenado y viejo.

Versos libre sobre la brevedad 

Busco la brevedad, no malgastar mis palabras, 

lo que otros me entregan dudo a veces entre desperdiciarlo y guardarlo. 

Realmente estoy interesada en la brevedad, prolongación de lo mínimo.

No significa menor esfuerzo, sino cada vez esforzarme más para disminuir el espacio que yo ocupo, y el que mis palabras puedan anexionar. 

Pensaba en la brevedad, lo maravilloso que podría ser yo si el mundo fuera de verdad tan breve como ya es. 

Endecasílabos sin rima  

Pasos apresurados por la noche

lluviosa, tan corriente. He llegado

hasta la banqueta de una vieja 

iglesia con su aguja gótica

vacía en esas horas durmiendo 

con la ciudad costera, y tú lluvia

testigo invariable, fenómeno 

terso o brusco según su ímpetu. 

Lloviendo y la iglesia. Vitrales 

que serán removidos o podrán 

permanecer si nadie los observa

pues es mejor ser invisible, fluir 

como un líquido que saludable 

nutra el suelo fibroso y marrón, 

a los cuervos, ardillas y ratones.

Lluvia rejuvenecida los riegas.

Camino 

Camino de prisa, el viento arrecia, 

el sol a mi me sirve de poco, 

por su lentitud. 

Pues El Niño me detiene, 

no tenemos un caminar acompasado. 
no descubre todavía que caminar es un arte. 

Castillos y murallas

La ruina de una muralla rojiza
cruza parajes de ciudad nodriza
deconstruyendo, medio olvidando
atardeceres de personas huyendo.

De repente un castillo, castiza
piedra apilada, rastreras trepando
derrumbadas paredes de normandos
brujas que quemaron también se citan.

¿Que sostiene ese raro vestigio,
que invariable refleja mis sentires?
yo la que se recarga asomada,

me digo que volveré allí seguro.
Bajo su tierra corrientes mártires
custodian la historia enterrada.

Pobreza 

El hombre parece un pordiosero, 

la mujer sujetando su cartera 

la gente camina hacia la playa,

el cartón indica su necesidad. 

Violencia

Y salieron de la boca joven

maledicencias que estresaron 

mi cándido paseo nocturno

vuelvo sombríamente a casa 

a donde irán esos pleitistas 
vociferaban reclamaciones 
el dinero, comida barata 
testigos de la suerte del pobre

Noche 

Camino con una prisa exagerada, 

osos hormigueros husmean la basura

la lluvia ha purificado nuestra furia

hacia nosotros por ceder con demasiada  

mansedumbre a lo absurdo, teatrales

deseos que  nos dejan ciegos y sórdidos 

culpables de desposeer a estos osos

de un espacio que fue suyo y ahora otro

pie pisa inconstante, vacilante torso

de una persona cualquiera, escribiendo 

sus huellas en verdes manglares descubriendo 

la inmediatez de lo bello, lejos corso 

que navegaste para obtener ganancias

en estas soledades donde cocodrilos 

amaestrados dormitan mientras que los hilos 

frágiles del inframundo reciben gracias. 

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