Han pasado largas noches sin tu tierna y dulce voz, extraño tus delicadas palabras que adornaban mi almohada durante la estancia de sueños.
Han pasado largos días sin tu emotivo rostro que me transmite la energía de vivir, ¡Oh amado mío!, ¡Cuánto te extraño!, haces que mi aposento sienta menos vil mi estancia pasajera; penetras mi alma y la pintas con colores pintorescos.
Tú mi persona misteriosa, ven y envuélveme en tus caricias como sólo tú sabes hacerlo.
Te esperaré días, años, décadas y siglos para tenerte unido a mí, esperaré en la mismísima ruina por degustar el roce de tus bordes. 
Daré tiempo al tiempo para finalmente tenernos completamente, sin ninguna objeción, tu cuerpo se entrelazara con el mío, llegando plenamente a un éxtasis.
Te deseo ahora más que nunca tesoro mío. 
  

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