>El Poder de la Espada<
>Arco I – La criatura sellada.<
Capítulo 0 – Prólogo – Es un sueño.
[Frontera entre el Imperio y el Reino de Ignis]
–Es… increíble.
Ante mis ojos ha aparecido una escena surrealista. Sobre una alta colina, un numeroso ejército formado por imponentes espadachines; al otro lado, criaturas parecidas a gigantescas lagartijas de fuego son controladas por unos individuos vestidos con sotanas rojas, que alzan una especie de pequeños discos carmesíes.
Suena un cuerno de guerra. El movimiento inicia, y las espadas de los caballeros comienzan a brillar con una intensa luz azulada. Sus enemigos también avanzan, empezando a subir por la colina para batallar a muerte.
Cabría esperar que las grandiosas salamandras tuvieran el control del enfrentamiento. Nada más lejos de la verdad.
Con valentía, los guerreros alzan sus armas filosas y ágilmente cortan a las bestias ígneas. Corrientes acuáticas salen a chorro desde las puntas, impactando en los cuerpos llameantes, que se apagan antes de tocar el suelo.
El camino se llena de grandes cadáveres, cubiertos de laceraciones y empapados de agua. La grava carbonizada no impide el avance de las siguientes salamandras, que son repelidas por los espadazos cargados con un aire extremadamente frío que las congela.
Superados, tanto en número como en fuerza de combate, los que van con los reptiles se ven demasiado presionados. Tras varias bajas más, finalmente deciden retirarse. No obstante, son emboscados desde la retaguardia.
Viéndolo todo desde una distancia prácticamente peligrosa, lucho por mantener abiertos mis párpados y no perderme nada.
–Yuuma, ¿no deberíamos ir a un lugar más seguro? – cuando más absorto estaba en la batalla, una voz que conozco me devuelve a la realidad.
Al girarme, me percato de que ahí está mi mejor amiga, Reika Akigawa. Ella es alguien en quien confío, pues desde siempre ha sido la única que ha estado a mi lado, tanto en los buenos como en los malos momentos. Para mí es lo más cercano a una hermana mayor, a pesar de que ambos tenemos dieciséis años.
Tanto su buen aspecto como su agradable carácter son mencionables. Cada mes se le declaran más de diez chicos, aunque ella los rechaza a todos con una sonrisa. El motivo por el que lo hace nadie lo sabe, aparte de yo mismo.
Mientras el viento alborota su largo cabello castaño, intenta evitar que sus bragas sean expuestas. Siempre he pensado que, aunque el uniforme masculino de nuestra escuela es cómodo, el femenino es bastante inconveniente. Si las faldas fueran un poco más cortas, casi no necesitarían ser llevadas.
Al lado de Reika están otras dos personas, las cuales me traen sin cuidado.
–Tch… Dejemos tirado a este idiota. – ahí va un tipo realmente molesto. –No sé por qué estamos aquí, pero esas espadas son alucinantes. Quiero ir a conseguir una.
Ese es Ashiki Okina. Se aprovecha de todo lo que puede, incluidos los seres vivos.
A decir verdad, Ashiki lleva años molestándome por todo. Me ha insultado, robado e incluso golpeado en numerosas ocasiones desde que éramos pequeños. Estoy tan acostumbrado a ello que ya ni me afectan sus provocaciones, aunque no negaré que desearía verle muerto.
Sin embargo, nunca entenderé por qué se lo cree tanto. Físicamente es del montón; nunca ha sido popular con las chicas. Es estúpido y muy mediocre en todo lo que hace. Tal vez es por eso que se ceba conmigo.
–No creo que debas preocuparte por algo como un arma. No sé si te has dado cuenta: estamos en un mundo diferente. Lo más probable es que no podamos usar el dinero que llevamos encima.
La que acaba de hablar es Satsuki Shige. Adora el dinero y a las personas dóciles y fáciles de manipular. Por esa razón lleva tiempo pegada a mi trasero. No la soporto, pero es inofensiva cuando está sola.
En cierto modo es algo bonita, con su largo y ondulado cabello negro y sus rasgos finos. Pero no confía en sus propias capacidades, tendiendo a necesitar de otros para respirar tranquila. Pienso que ese tipo de personas son las que mueren solas y amargadas.
Ninguno de los tres parece darse cuenta de que todo esto no es real. Un mundo en el que un espadachín puede derrotar a montones de gigantescos lagartos que escupen fuego, es prácticamente imposible que exista.
Imagino que me he quedado dormido en clase por haber estado hasta tarde jugando con la videoconsola. Una vez pienso en eso, le encuentro sentido a todo lo que veo.
–¿Ah? ¿Qué importa? Si lo necesitamos, solo tenemos que hacer trabajar al idiota este y listos. – riéndose solo, se acerca a mí y se apoya en mi hombro izquierdo. –¿Verdad, Yuuma? Debe ser como un sueño para ti. ¡Ser mi esclavo tanto en nuestro mundo original, como en éste! ¡Jajajajajaja!
–Tienes razón. – le digo, mirándolo a los ojos. –Es hora de hacer que mi sueño sea un poco más agradable.
Aparto su brazo con brusquedad y luego lo cojo por el cuello de la camisa. Su cara se desencaja cuando se ve levantado y lanzado hacia la multitud que lucha intensamente.
–¡¿Qué?! – su grito resuena cuando toca el suelo. –¡Mierda! ¡Yuuma, te mataré!
Justo entonces, una pata llameante baja sobre sus piernas, aplastándoselas. Sus extremidades inferiores acaban destrozadas y calcinadas.
–¡¡Waaaaaaargh…!! – pierde el conocimiento a causa del dolor, evitando así ver su propio final.
Un espadachín termina con la vida de la salamandra que ha pisado a Ashiki. El cuerpo inerte cae y aplasta el pecho del chico, quien ya no abrirá más los ojos.
–Diablos… No puedo creer que me haya excitado por esto. – comento, disfrutando de la visión de mi antagonista siendo asesinado.
–¡Yuuma, ¿qué has hecho?! – alterada y horrorizada, Reika no puede evitar cubrirse los ojos para no ver más.
–No importa, Reika. Al fin y al cabo, esto no es más que un sueño.
–¿Hablas en serio…? ¡Ninguno de nosotros está soñando! ¡La muerte de Okina es real! – Satsuki intenta abofetearme, deteniéndose en seco al recordar lo que le acaba de pasar a su compañero de clase.
Dirijo hacia la chica una mirada severa. Acto seguido, les doy la espalda a las dos.
–Sea un sueño o no, ahora es mi turno. Voy a hacer lo que me plazca, y borraré del mapa a cualquiera que intente impedírmelo.
Dejando atrás esas palabras, comienzo a alejarme de las dos chicas. El cuerno de guerra vuelve a sonar, dando fin a la batalla entre los espadachines y los domadores de salamandras.
Capítulo 1 – Llamada de otro mundo.
–Eso es todo por hoy. No olvidéis estudiarlo para el examen de la próxima semana.
Con voz ronca, el anciano profesor nos despide, mientras recoge sus cosas y se va por la puerta.
Mi interés es nulo. Tengo la cabeza enterrada entre mis brazos, haciendo caso omiso a lo que explicaba el profesor durante la clase. Aun así, como de costumbre, mi nota será superior a la media.
–Despiértate de una vez, idiota.
Una voz llena de irritación se escucha por encima. No necesito mirar para saber de quién se trata.
–Okina, déjalo en paz. – la dulce amabilidad de Reika es inconfundible.
–Tch… Siempre defendiendo a tu amiguito, ¿eh?
De mala gana, Ashiki patea mi mesa. Es tan molesto…
–Pero la clase de hoy ha sido más intensa que de costumbre. No he entendido la mitad de lo que ha explicado el profesor…
Abatida, Satsuki coge una silla y se sienta al lado de mi mesa. Como si no supiera a estas alturas cuál es su objetivo…
–Con lo listo que es Yuuma, seguro que nos ayuda a estudiar, ¿no es así? – Ashiki dice eso con tono amenazante, mientras frota bruscamente mi cabello.
Cuando alzo la cabeza, veo la misma escena de siempre. Los demás fingen que no existimos, pues no quieren involucrarse con alguien tan desagradable como Ashiki Okina.
Si bien yo pienso lo mismo, en mi caso no tengo opción. Desde que era pequeño he tenido a Ashiki rondándome. Es mi vecino, al fin y al cabo. Debido a que no había modo de que los otros niños jugaran con él, me obligaban a ser su amigo. El resultado fue el peor posible, y él tomó el gusto a molestarme a todas horas.
Por cierto, cuando Ashiki habla de que le ayude a estudiar, no se refiere a ninguna otra cosa aparte de que le apunte todo lo que podría salir en el examen y explicarlo en el papel de forma que hasta un tonto lo entendería.
Y yo, que no soy de estudiar mucho, he tenido que apañármelas para asimilar los libros de texto de la escuela antes de tiempo y así anticiparme a los exámenes que estaban por venir. Gracias a Dios que mi memoria es buena.
–No hay problema. Pero podrías estudiar por tu cuenta, o no aprenderás nada. – le comento, intentando librarme del muerto.
Por desgracia, él suele tomárselo todo a malas. Claramente se lo he dicho con malicia, e incluso de no ser así, lo siguiente hubiera pasado igual.
Con su puño cerrado me golpea en la parte superior de la cabeza.
–Ups. Se me ha resbalado la mano. – dice él, sin ocultar su vil sonrisa. –Muévete. Hoy te toca invitarnos a unas hamburguesas.
–Que novedad…
Intentando huir del acoso de Ashiki, me busqué un trabajo de medio tiempo en una hamburguesería de un barrio lejano. Como mis padres trabajan en el extranjero, vivo solo en casa, lo cual me ha obligado a aprender a cocinar mi propia comida. Pero eso nadie más lo sabe; ni siquiera Reika.
La mala sorpresa que me llevé cuando Ashiki, quien nunca pisa ese barrio, de repente entró en la hamburguesería y empezó a insistirme para que le invitara. Intentando evitar las consecuencias de negarme, tuve que hacerle caso.
Mi dinero desaparece rápidamente y él se aprovecha tanto como puede.
Dicho sea de paso, hay otro motivo por el cual no le llevo la contraria. Su padre es el jefe de uno de los clanes de yakuzas que hay en la ciudad. Por nada del mundo quiero problemas con esa gente. Mi vida vale más que unas cuantas hamburguesas.
♦♢♦
Cuando vamos de camino a la hamburguesería, Ashiki está al frente, siendo seguido por Satsuki. Reika me acompaña desde atrás.
–Yuuma, hoy puedo pagar yo.
–No es necesario. No quiero que te vuelvas el objetivo de Ashiki.
–P-pero… Si sigues así, de nada te habrá servido conseguir un trabajo. Todo tu dinero se irá en las hamburguesas que él se come.
–Tengo la esperanza de que un día reviente de tanto comer. – le digo a ella, procurando que el otro no me oiga. –De todas formas, incluso si dimito me hará invitarlo de nuevo. Prefiero no tener que usar los ahorros para emergencias en algo como esto…
Mientras suspiro, escucho una especie de silbido. Al girarme, no veo nada. No obstante, una luz comienza a brillar bajo nuestros pies.
Cegado, me tapo parcialmente los ojos. Con la poca visión que me queda puedo presenciar lo que parece un círculo mágico en el suelo, que cubre unos cinco metros de diámetro. Acto seguido, los cuatro somos tragados por una columna brillante que asciende hasta las nubes.
♦♢♦
La cabeza me da vueltas. No puedo ver nada, encontrándome envuelto por una profunda oscuridad. Sin embargo, siento como si estuviera dentro del agua y me arrastraran con suma facilidad.
Después de unos minutos que creía eternos, una diminuta chispa de luz blanca se ve cada vez más cerca. Espera… ¿No es esto lo que dicen que se ve al morir?
Con este pensamiento en mente, finalmente soy devorado por la luz. Más allá hay un páramo extraño. Suelo de granito y altas columnas de piedra, alrededor de una estancia circular gigantesca. Tres estatuas imponentes de mármol y un altar dorado entre ellas.
–La llamada ha funcionado.
Con voz emocionada, un hombre alto de avanzada edad habla a mis espaldas. Al girarme, puedo ver que se trata de alguien que no es humano. Parcialmente cubiertas por el largo cabello blanco están unas orejas largas y puntiagudas, y sus cansados ojos, totalmente negros, se ven detrás de unos pequeños anteojos que apoya sobre el tabique de su prolongada nariz.
Lleva puesta una túnica desgastada de colores azulados que llega hasta el suelo. Un majestuoso báculo de madera es sujetado por su mano derecha, mientras que con la izquierda mantiene alzado un grueso libro de aspecto antiguo.
–Imposible… Esta sobrecarga es… ¿No has venido solo?
–¿Eh?
Ante su alteración, no puedo evitar sentir desconcierto. Justo entonces escucho como algo se rompe por encima de mi cabeza, para luego abrirse una grieta en el aire y, al agrandarse el agujero, tres personas caen desde arriba.
–Esto es insólito. La llamada solo puede invocar a un elegido. ¡Debo remediarlo antes de que sea tarde! – temeroso, agita el báculo y éste brilla intensamente. –Retorna la falla a su modo de ser. Formas que nunca debieron cambiar por manos inexpertas. La imagen del ayer se torna realidad una vez más. Poder de la Palabra: Revert.
Pero ya ha empezado a pasar lo que él tanto temía. La sala comienza a temblar, haciéndole perder el equilibrio, seguido por la interrupción de su conjuro.
–¡No lo permitiré! – grita el hombre, apuntándonos a los cuatro con su resplandeciente báculo. –Cuerpo que vas en contra de tu voluntad. Cambia de lugar con tu yo futuro. Aquí ya no estarás cuando el destino te lo confirme. Poder de la Palabra: Transfer.
Nos envuelve con una niebla transparente que nos desintegra a gran velocidad. La sala circular ha desaparecido antes de tener tiempo de parpadear.
Capítulo 2 – Llévame contigo.
[Camino principal – Norte del Bosque Imperial]
No consigo encontrar en mi memoria lo ocurrido antes de llegar a este mundo. Siento como si alguien hubiera borrado mis recuerdos, pero solo ha conseguido deshacerse de unos pocos entre los últimos. No obstante, algo en todo esto me da mala espina.
Al mismo tiempo, tengo la sensación de que en medio hay algo que se me escapa. ¿Realmente no estoy soñando?
Me pellizco fuertemente la mejilla, sintiendo dolor.
–Así que no es un sueño… – recuerdo la muerte de Ashiki, esbozando una sonrisa de satisfacción. –No es como si alguien fuera a echarle de menos.
He decidido ir hacia el Sur a través de un camino espacioso. Los espadachines de antes han seguido esta ruta después de lograr la victoria contra esos tipos de rojo y sus salamandras gigantes. Si mis sospechas son correctas, lo más probable es que haya una ciudad importante en esa dirección.
Sin embargo, hay algo que me molesta. Llevo un rato sintiéndome acechado. Mejor dicho… sé que me están siguiendo.
Al girarme, veo a dos chicas con el uniforme de mi escuela. Me he separado de ellas hace unos minutos, teniendo la intención de ir por mi cuenta. No obstante, no parecen haberlo entendido.
Reika se ve preocupada. Al contrario que Satsuki, la cual está asustada y es la que más lejos se encuentra, la amable chica de cabello castaño se entesta en acompañarme a pesar de mi actitud anterior.
–Reika, no me sigas.
–P-pero… ¡no te estoy siguiendo! Solo da la casualidad de que vamos en la misma dirección.
–No se te da bien mentir. – dejo ir un suspiro. –Si vienes conmigo, verás cosas horribles.
–No me importa. Yo… sigo nerviosa por lo de antes. Pero sé que no harías algo malo sin tener motivos, Yuuma.
–Entonces, de tener motivos, podría hacer cosas muy malas. ¿Sigues queriendo ver eso?
–Solo intentas asustarme para que no vaya contigo. – su mirada se torna triste. –¿Soy una molestia para ti?
–No se trata de eso. Debes comprender que mi viaje estará plagado de peligros. No quiero arrastrarte a algo así.
–Uh… ¿Sabes que diciendo eso todavía me preocupa más que vayas solo?
Cuando abría la boca para responder, el sonido de un par de ruedas se escucha por detrás. Desde el Sur se acerca un hombre joven, sentado sobre un carro pequeño, el cual es tirado por un inusual caballo.
No hay casi contenido en la parte trasera del carro, viéndose únicamente una bolsa de piel vacía, un pico desgastado y algunas herramientas más que no he visto nunca.
–¡Buenos días, viajeros! – nos saluda él, sonriéndonos con amabilidad.
De cerca se ve como un tipo robusto. A pesar de estar delgado, su musculatura es algo que llama la atención rápidamente. Sobre todo, cuando va con el torso desnudo, aunque la temperatura es más bien baja.
Hace parar a su caballo y nos observa. Para alguien como él, ver a tres personas llevando estos uniformes escolares debe de ser tan extraño como para nosotros el encontrarnos frente a un animal que parece estar hecho de piedra.
–Hola… ¿Qué clase de animal es ese? – le pregunto, sintiéndome curioso.
–Veo que no eres de por aquí. Esta montura es un Rosstein, una criatura mágica. Se pueden alquilar en casi cualquier ciudad del Imperio. Pero si quieres algo más resistente, te recomiendo pasar por el Reino de Crystal, ya que esta especie es originaria de ahí.
La explicación suena adecuada. Por desgracia, no he entendido la mitad de lo que ha dicho.
Criaturas mágicas. ¿Esas lagartijas de fuego también lo son? Si pueden alquilarse, tal vez sería buena idea conseguir dinero y llevar una o dos conmigo.
Por otro lado, ha mencionado el Imperio y el Reino de Crystal. Por cómo lo ha dicho, doy por hecho que estamos en el primero. Ahora solo falta conseguir información, y que sea viable a corto plazo, de ser posible.
–Es la primera vez que veo un Rosstein. ¿Por dónde queda la ciudad más cercana? Me gustaría alquilar uno.
–Oh, pues estás de suerte. Sigue el camino principal y en un par de horas cruzarás el aro exterior del Bosque Imperial. La capital, Gewalt, está al final.
La capital está cerca. Qué afortunado he sido al toparme con esta persona.
–Proseguiré con mi viaje. Rezaré para que podáis llegar sin problemas a vuestro destino.
Tras decir eso, sacude las riendas y el Rosstein sigue adelante. Por mi parte, encuentro curiosas sus últimas palabras.
♦♢♦
Parece que ha sido inútil el rezo de aquel tipo. Media hora después de entrar en el Bosque Imperial, Reika, Satsuki y yo nos hemos visto rodeados por una decena de lobos extraños.
No son una amenaza por sus aterradoras fauces, sino porque sus cuerpos están cubiertos por finas púas de viento que pueden proyectar a voluntad. Algo más a mencionar es que el interior de los cánidos se ve perfectamente a través del traslúcido pelaje, provocando arcadas a las dos chicas que se esconden detrás de mí.
Por mi parte, no sería un problema si simplemente escapo. Satsuki me importa menos que nada, pero Reika es otra historia. Es por esto que no quería que me acompañara.
–Reika, quédate atrás. – le digo, manteniendo mi atención en los diez lobos.
–Si el cielo arde, es el momento. – una voz de mujer, carente de duda, se escucha desde lo alto. –Con ardor eterno, caerás hacia el suelo calcinado. Poder de la Palabra: Rain Fire Arrow.
Del cielo caen infinidad de flechas ardientes que acribillan a los lobos. El humo nos ciega por unos instantes, viéndose a una decena de cadáveres que desaparecen cuando se disipa la humareda.
Desde la copa de uno de los árboles cercanos baja grácilmente una chica joven de fiera mirada. Su cabello, rojo como el fuego, está atado en una fina trenza que se sacude al girarse para vernos.
–Lo lamento. Os habéis visto implicados en mi cacería. – inclinándose hacia nosotros, se muestra apenada. –Tendría que haber comprobado mejor los alrededores antes de provocarlos. De llegar un poco más tarde…
Sus ropas me llaman bastante la atención. Viste una blusa blanca, y sobre ésta lleva un par de cintas de cuero engalanadas con unos orbes rojos. Una falda corta de color azul cubre la parte superior de sus medias negras, mientras que sus pies están protegidos por unas plateadas botas de piel.
En sus manos lleva un par de guantes escarlatas de seda, con los dedos al descubierto. El reverso cuenta con una fina placa de hierro, y en el centro hay una especie de joya morada triangular.
–… ¿Ocurre algo malo con mi indumentaria? – me pregunta, inquieta, tras darse cuenta de que me he quedado observándola en silencio.
–No es nada… Solo que, tu ropa me parece curiosa.
–… ¿Es así? – sin darle más importancia, se da la vuelta. –Como sea. Debo ir al gremio de aventureros a informar sobre la muerte de los Windolf. Si me disculpáis…
Al escucharla, el corazón me da un vuelco. ¿Con gremio de aventureros, se refiere a ese lugar en el que uno se registra y completa misiones para subir de rango? De ser el caso, tengo que investigar el sitio cuando tenga la oportunidad.
–Hmmm… Antes de irte, necesito que me hagas un favor. Aunque nos has salvado, fuiste la causante de que esos lobos nos rodearan. – le digo, dando énfasis a lo último. –Es posible que haya otros como ellos escondidos por aquí. ¿Puedo contar con que nos escoltes hasta Gewalt?
Capítulo 3 – Acompañante temporal.
[Bosque Imperial]
–… No hay problema. – acepta ella, mirándonos de reojo. –Pero no soy buena cuidando de otros.
Aunque mi intención es viajar solo, he terminado en un grupo temporal de cuatro personas. Si bien mi motivo principal para estar acompañado es que esta chica nos proteja a Reika y a mí, también hay otra cosa que me interesa saber.
–¿Puedes decirme tu nombre? – le pregunto, llegando hasta su lado.
Su paso es más rápido que el de Reika y Satsuki. Por mi parte puedo seguirla, pues mi aptitud física es buena. Trabajar lejos de casa me ha resultado efectivo para fortalecer mis piernas.
–Me llamo Kaia Pyrkagion. – responde ella, manteniendo su visión al frente.
–Bien, Kaia. Yo soy Yuuma Tsukare. – echo un ojo hacia atrás. –La chica de pelo castaño es Reika Akigawa.
–O-oye… ¿No te olvidas de mí?
Agotada por forzarse a ir deprisa, Satsuki se siente ignorada. No obstante, ha sido completamente adrede.
–Ah… ¿Sigues ahí?
–Yuuma, eso es muy grosero. – Reika me reprende por marginar a la otra chica. –No está bien hacer el vacío a tus amigos…
–¿Desde cuándo Satsuki es mi amiga?
Aturdida, la pelinegra se detiene en seco. No sé de qué se sorprende, si son evidentes sus intenciones.
–… Lamento interrumpir vuestra charla. Pero… – Kaia no mira hacia nosotros, aunque se ve en su expresión que se siente algo incómoda. –¿Hay alguna razón para presentarnos?
–No la hay, en realidad. – respondo, encogiéndome de hombros.
Simplemente no me gusta ir acompañado de alguien sin saber al menos cómo se llama. De todas formas, Kaia es más confiable que Satsuki. Eso es de agradecer.
–Kaia, ¿puedo hacerte un par de preguntas?
–… Está bien. – se la ve un poco reacia, pero no parece ser por no querer responder.
Por lo poco que he podido ver, Kaia es del tipo de personas que prefieren estar solas. No puedo decir que no la entienda.
–Sobre eso que has hecho antes… ¿Era magia?
Al verla ladear la cabeza, temo estar equivocado. Lo que dice a continuación me deja atónito.
–¿Me estás tomando el pelo? – deteniéndose en seco, me mira con cierto recelo. –Tendrías que haber vivido toda tu vida en una cueva para desconocer acerca de los tres poderes.
¿Qué es eso de los tres poderes? Quiero saber de qué se trata. Pero ella ya ha reaccionado mal a mi otra pregunta…
Si indago sin cuidado, es posible que decida abandonarnos a nuestra suerte por pensar que somos sospechosos. Aunque, bien pensado, lo raro es que no haya dudado de nosotros al vernos vestidos de esta forma.
–D-disculpa.
Mientras pienso en algo que decirle a Kaia, la voz de Reika se oye desde atrás de mí. Ella se acerca a nosotros, intentando ocultar su cansancio.
–Hay… un motivo por el que Yuuma te ha preguntado eso. – Reika posa ambas manos sobre su pecho, mirando con tristeza a la otra. –Resulta que… ¡de camino aquí, nos hemos tropezado y olvidamos muchas cosas por el golpe en nuestras cabezas!
Es imposible que Kaia se crea una mentira tan conveniente como esa. Cualquiera con dos dedos de frente se daría cuenta de que… Espera, ¿y esa mirada compasiva?
–… Entiendo. Ha debido de ser terrible para los tres perder la memoria al mismo tiempo.
Oh, bueno. Ella es estúpida. Todo bien.
♦♢♦
Mientras andábamos, Kaia respondía a mi pregunta de forma un tanto vaga. Nos ha explicado que hay tres poderes supremos que mantienen estabilizado al mundo. Por cierto, el nombre de éste es Altius.
Lo que ella ha usado para acabar con los diez Windolf es un conjuro llamado Rain Fire Arrow. Para poderlo emplear, necesita recitar las líneas espirituales que están ligadas al Poder de la Palabra, del cual ella es afín. Al mismo tiempo, su atributo elemental básico es el Fuego. Me hago a la idea de que el resto de elementos básicos son Agua, Tierra y Viento. Tal vez Luz y Oscuridad también están incluidos. En cualquier caso, no ha hablado demasiado sobre eso, así que me tocará encontrar una mejor fuente de información.
Llegamos a la capital a medida que vamos hablando. Las imponentes murallas de Gewalt se ven en el horizonte, sobrepasando la altura de los árboles.
Como todavía queda algo de tiempo antes de separarnos, le comento a Kaia sobre la batalla que he presenciado hace unas horas.
–… Esos eran los caballeros enviados por el emperador para invadir el Reino de Ignis. – con indiferencia, la pelirroja habla de ello. –Aunque digo esto, en realidad solo lo usa de excusa para entrenar a su ejército. Las tierras colindantes son para él como simples herramientas.
–Trataron a las salamandras gigantes como si fueran muñecas de trapo…
Recordando lo que había visto, aquellos espadachines podían dominar a las criaturas mágicas tan fácilmente que era hasta injusto.
–Ahora que lo pienso… Reika, ¿alguno de los tipos de rojo murió en la batalla?
–Eh… Creo que no. Esos caballeros solo lucharon contra las salamandras.
Kaia deja ir un suspiro.
–Eso es porque no tenían ninguna intención de asesinar a los invocadores. Su único objetivo era probar sus poderes contra las criaturas mágicas contratadas, que a la vez son sustituibles. – se la ve algo desanimada. –Por culpa de la guerra he tenido que retrasar mis prácticas. Las criaturas mágicas de por aquí son demasiado débiles, no aguantan mis conjuros.
Sus últimas palabras son dichas tras llegar al gran portón doble, en la muralla de la capital imperial.
Me cuesta trabajo imaginar cuan enorme llega a ser esta muralla. Había sido construida con gruesos bloques de piedra, haciéndola realmente resistente en su base. Las robustas puertas delanteras de la ciudad están hechas de hierro, siendo anchas y altas, permitiendo así el paso de varios carros grandes sin que se queden atascados.
Algunos guardias protegen la entrada. Se muestran cautelosos al vernos llegar, pero se calman cuando Kaia les enseña una tarjeta de color verde. ¿Tendrá algo que ver con el gremio de aventureros?
–Ellos vienen conmigo. – les informa la chica.
Un corto túnel separa el exterior del interior de la ciudad. Las calles son espaciosas, dividiéndose en otras tantas más delgadas que se pierden más allá de donde alcanza la vista.
–Así que esto es la capital del Imperio… – susurro, mientras huelo el aroma de mi nueva vida.
Capítulo 4 – Gewalt, la capital imperial.
[Gewalt, entrada principal del Norte]
La ancha calle principal permite que numerosas personas pasen sin llegar a sentirse el bullicio. Al observar atrás de mí, la gigantesca entrada se ve con su metálico borde. A ambos lados hay dos banderas con el escudo del Imperio.
Otros cuatro guardias vigilan desde este lado. No muy lejos, a mano derecha, el camino se adentra más allá de la colosal muralla y lleva hasta dos edificios separados del resto. Un hombre armado sale del más lejano, vistiendo una armadura gris algo distinta a la que usan los porteros.
A lo largo de la calle hay algunas… ¿farolas? Se parecen a las de mi mundo, pero en el interior no veo que haya bombillas, ni nada que pueda hacer luz.
–¿Eso de ahí es un establo? – le pregunto a Kaia, dándome cuenta del edificio que hay al otro lado, por la izquierda.
Atados a unos postes veo algunos animales curiosos, parecidos al Rosstein que de antes. Monturas grandes y pequeñas se mantienen impasibles, mientras esperan al regreso de su dueño. Claro está, eso es lo que supongo.
–… ¿Qué es un establo? – ella ladea la cabeza, sin entenderme.
–Un establo es… donde se guardan los caballos. ¿Ese sitio no es para eso?
Kaia niega con la cabeza.
–No sé qué son esos caballos que dices, pero lo que hay ahí es un puesto de alquiler de criaturas mágicas.
–¿Eh? Entonces, ¿no tenéis ningún lugar en el que guardar los animales cuando no los usáis?
–… ¿Para qué íbamos a necesitarlo? – de nuevo ladea la cabeza. –Las criaturas mágicas alquiladas se almacenan en una pseudo-moneda que da el invocador tras recibir el pago. Cuando el tiempo límite pasa, simplemente regresan con el contratante original. Sería una pérdida de tiempo, recursos y espacio el hacer un edificio para guardar a los siervos.
Espera un momento… ¿Acaso estamos tocando temas de dimensiones, o qué está pasando? Creía que las criaturas mágicas eran monstruos como los típicos que encuentras en un RPG. ¿Pero no son más parecidas a las mascotas y bestias domesticadas de esos llamados Domadores?
–Alquilar suena a derroche de dinero… ¿Qué hay que hacer para comprar una criatura mágica?
–¿Comprar una criatura mágica con dinero real, dices? Eso es imposible.
¿Qué? Ha dicho dinero real, ¿cierto? ¿Hay otros métodos para pagar cosas en este mundo? En cualquier caso, acaba de chafar mis esperanzas.
Bueno, tampoco es que tenga ningún tipo de dinero usable para empezar…
–Si quieres ser propietario de una criatura mágica necesitas monedas espirituales. Puedes materializarlas con el Poder del Dinero.
–¿Poder del Dinero? ¿Es algo así como el Poder de la Palabra que usas?
–Sí. Aunque son distintos entre sí. Aquí en el Imperio no hay apenas usuarios del Poder del Dinero debido a la guerra actual. Ya que la U.R.E. está en malos términos con el emperador.
–¿La U.R.E.? ¿Qué diablos es eso?
–…
Por favor, deja de sentir compasión por mí. Esa mirada tuya es dolorosa.
–Incluso has olvidado algo así… La U.R.E. es la Unión de los Reinos Elementales.
Así que hay algo así como una alianza que va contra el Imperio. Imagino que el Reino de Ignis forma parte de eso.
Por otro lado, me gustaría contratar a una criatura mágica. Algo me dice que una simple espada no me ayudará a derrotar a ningún Windolf, mucho menos si mi enemigo está cubierto de fuego o si su piel es de roca.
–¿Cómo materializo esas monedas espirituales? Y, ya que estoy, quisiera saber la forma de contratar a una criatura mágica.
–Estás preguntando a la persona equivocada. Esas cosas las conocen los usuarios del Poder del Dinero. – nos echa un vistazo a los tres. –De todas formas, incluso perdiendo la memoria, todavía deberíais saber usar vuestro poder. Si no tienes la afinidad, de poco te servirá informarte al respecto.
Kaia mira hacia el Sur.
–… Aquí nos separamos. ¿Podréis apañároslas?
–Eso creo. Supongo que primero miraré de registrarme en el gremio de aventureros. Luego ya tendré tiempo de preocuparme por lo que hago.
–¿Quieres registrarte en el gremio? Aunque tengas para pagar la tarjeta, no te recomiendo que lo hagas. No durarás mucho ahí fuera, si no puedes vencer ni a unos simples Windolf.
¿Pagar… la tarjeta? No me digas… ¿Es de esos que tienes que dar dinero para registrarte?
–¿Cuánto cuesta esa tarjeta…?
–10 royal de bronce. – responde ella, recordando algo más. –Pero te lo devolverán al completar tu primera misión.
–Uh… No tengo ni siquiera 1 royal de esos.
–… – su compasiva mirada duele cada vez más. –Tal vez el golpe en la cabeza os lo dieron unos bandidos. Eso explicaría que no tengáis dinero. En cualquier caso, os recomiendo buscar algún trabajo si no queréis pasar la noche al aire libre.
Tras decir eso, nos da la espalda y camina a paso ligero a través de la calle principal.
♦♢♦
Me quedo pensando en la situación durante un buen rato. Reika y Satsuki están calladas, lo cual agradezco. Necesito todo el silencio posible para poder asimilar correctamente la información reunida hasta ahora.
Para empezar, el Poder de la Palabra de Kaia es impresionante. Si pudiera usarlo, luchar contra esos lobos, e incluso enemigos más peligrosos, sería fácil. Por otro lado, el Poder del Dinero también tiene sus ventajas. Además, teniendo en cuenta que hay personas alquilándolas, tal vez no existe un límite en el número de criaturas mágicas que pueden contratarse, y en caso de que sí haya uno, es prácticamente irrelevante.
–“¿Cuál será el tercer poder? ¿Tendrá que ver con esas espadas que usaban los caballeros?” – pienso, sintiendo como me estiran de la manga. –¿Qué pasa, Reika?
–¿Podemos pedir a Kaia que nos enseñe a usar el Poder de la Palabra?
–No es una mala idea. Pero no te precipites. Primero necesitamos saber cuáles son nuestras afinidades y esas cosas.
Nos hemos sentado a un lado de la calle principal, intentando no entorpecer a las personas que vienen y van. De repente, Satsuki se levanta.
–Pues yo quiero probar a usar las monedas espirituales. – cómo imaginaba, los gustos de esta chica son muy obvios. –¿Adónde iréis vosotros?
–No te importa. – espeto, sin mirarla.
No comprendo por qué sigue pegada a nuestro trasero. En el Bosque Imperial tenía motivos, pues Kaia nos protegía. Pero ya no requiere de nosotros para sobrevivir.
–¿Por qué eres tan borde conmigo?
–¿Ah…?
¿Realmente tienes que preguntarlo, maldita estúpida? Satsuki siempre ha sido una interesada. Le seguía el juego a Ashiki e incluso se aprovechaba de la situación tanto como podía. Toma las sobras que dejan los demás. No la he matado porque, de hacerlo, Reika se molestaría mucho conmigo.
–Yuuma, necesitamos estar juntos o no podremos hacer nada. – Reika es demasiado amable con la chusma como Satsuki.
–Lo siento, Reika. Pero yo sigo queriendo ir por mi cuenta.
Apretando los puños, la pelinegra me mira, frustrada.
–Te lo tienes muy creído solo porque has matado a Okina. – espeta ella, a lo que respondo lanzándole una mirada intimidadora. –Puedes ponerte como quieras. Al final, eres el único que no se da cuenta de que actúas peor que él.
Caminando hacia el puesto de alquiler de criaturas mágicas, deja ir unas últimas palabras antes de separarse de nosotros.
–Aprenderé a usar el Poder del Dinero. ¡La próxima vez que te vea vas a lamentar haberme tratado de esta forma!
Y, así, Satsuki se pierde tras entrar en el edificio.
Reika mira hacia ahí con tristeza en la expresión. Por mi parte, me alegro de haberme sacado de encima a esa mosca cojonera.
Levantándome, me quito el polvo del pantalón y miro por los alrededores.
–Empezaré buscando una biblioteca, o algo que se le parezca.
Pero mi amiga piensa en algo más. Gira la cara, mirándome con preocupación.
–Yuuma, ¿no crees que deberías disculparte con ella?
–Se ha ido por voluntad propia. Caso cerrado. – espeto, sin darle más importancia al asunto. –Deberías buscar algún lugar en el que trabajar. ¿Qué tal una pastelería? Se te da bien hacer dulces.
–¿Es así como te comportarás en este mundo? – sus ojos se estrechan, pasando su mirada de preocupación a enfado. –Iré a buscar a Kaia y le pediré que me enseñe a usar el Poder de la Palabra. Y si no puedo usarlo, entonces miraré en otros sitios. ¡Pero no pienso quedarme a un lado mientras tú te conviertes en alguien que no soporto!
–…
Si tengo que comparar el disgusto de Reika con el maltrato de Ashiki, definitivamente me sienta peor ver a mi amiga en este estado. No obstante, ya he elegido mi camino. Ni siquiera ella conseguirá cambiarme ahora.
–Entonces, esto es un adiós, Reika. Pero no te preocupes. Cuando el Imperio sea mío, te permitiré trabajar como mi cocinera particular.
–¡Idiota! – me grita ella, dándome una bofetada con todas sus fuerzas.
Lo siguiente que veo es su espalda, alejándose cada vez más, mientras que sus lágrimas son dejadas atrás. Tal y como quería, me he quedado solo en este nuevo mundo.
Capítulo 5 – Golpe de suerte.
[Gewalt, entrada principal del Norte]
Me encuentro solo, sentado a un lado de la calle principal. Frente a mí se divide el camino en otros cuatro más que se internan en la ciudad.
No puedo negar que la ida de Reika me ha afectado. Sin embargo, la he provocado a propósito para que me deje y así poder ir a mi aire. Con esta idea en mente, intento rebajar mi depresión y me levanto con firmeza. Tengo cosas importantes que hacer.
–“Veamos qué clase de información hay en la biblioteca de la capital…”
Pero, para descubrirlo, primero he de encontrar dicha biblioteca. ¿Habrá algún mapa de la ciudad cerca de aquí?
A simple vista no parece haber ninguno. Me detengo un poco más para descansar los pies. Al fin y al cabo, llevo andadas bastantes horas desde que he llegado a Altius.
Pienso en apuntar lo que sé en una de las libretas de la escuela. Por desgracia, he perdido la mochila en algún momento, pues no la llevo encima. Es una lástima, aunque tampoco tenía gran cosa de valor en el interior, aparte de un par de libros de texto y los cuadernos.
♦♢♦
Después de un rato preguntando a las personas de los alrededores, descubro que hay varias bibliotecas por toda la capital. La más cercana está a diez minutos, yendo por la calle ancha que va hacia el Suroeste.
Por cierto, parece que los guardias de la entrada regalan mapas a los viajeros que llegan nuevos a Gewalt. Al saberlo, voy a pedirles uno.
–Es una ciudad enorme… – murmuro, echando un ojo al mapa. –“Por lo que veo, hay marcas para cada tipo de edificio y la calidad del mismo. Armerías, tiendas de suministros, posadas… Esto de aquí debe de ser la biblioteca que me dijeron. Pero, ¿solo tiene una estrella?”
No me ofrece demasiada confianza. De todas formas, no voy ahí para disfrutar de los mejores libros mientras tomo una buena taza de té. Si tienen lo básico, ya habrá servido para lo que necesito.
Enrollo el mapa y lo pliego hasta que puedo guardármelo en el bolsillo del pantalón. Cuando tenga dinero, lo primero que haré será comprar una bolsa.
♦♢♦
–…
Me había convencido a mí mismo de que no importa la calidad de la biblioteca. Pues, bueno… Tal vez debo reconsiderarlo.
La misma entrada se ve horrible. Sobre la destartalada puerta hay un cartel desgastado y medio caído que cuelga de su propia madera. No sé si alabar la resistencia del material por mantenerse sin romperse, o si quejarme al dueño del lugar por tenerlo en tan malas condiciones.
Lo segundo es aceptable, y más viendo el interior del edificio. Por fuera se veía más grande de lo que en realidad es, mientras que el interior es tan pequeño que puedo contar con los dedos de una mano todas las estanterías, que están juntas, empotradas en una pared al fondo de la polvorienta estancia.
Un par de mesas de madera se ven situadas de cualquier forma. A una de ellas le falta la mitad inferior de una pata, siendo llenado ese espacio con algunos libros maltratados.
El suelo gruñe cuando piso, haciéndome temer que se rompa. Todavía estoy a tiempo de dar la vuelta, ¿verdad…?
–¡Bienvenido a Lectura para sabios! – al girar para irme, una voz animada me hace detener.
Volteo a mirar a la persona. Es un hombre orondo de mediana edad, completamente calvo. Va con una camisa sucia y una especie de delantal raído, con unos pantalones marrones, muy maltrechos, y unos zapatos oscuros con las suelas desgastadas. Da la total impresión de ser alguien pobre.
–¿Eres tú el propietario de esta biblioteca?
–¡Oh, sí! ¡El mismísimo Crassus Bookat, a su servicio! – inclinándose hacia adelante, hace que su barriga se sacuda de forma desagradable. –Estoy muy contento de ver que le interesa mi biblioteca. Dígame, ¿busca algún libro en concreto, o es más de escoger al azar?
–A decir verdad, es un sí para ambas opciones.
No solo quiero saber acerca de los tres poderes. Cualquier información útil será bien recibida. Pero, ¿aquí hay dicha información? Las probabilidades me parecen bastante bajas.
–¡Oh, sí! ¡Navegando por el mar del conocimiento! – con una sonrisa complaciente, me señala con ambas manos el fondo de la sala. –Mire las estanterías, y encuentre los tesoros que ofrece el saber.
Me acerco y miro un poco por encima. Naturalmente, no reconozco ninguno de los libros. Cabe decir que me sorprendo, pues están limpios e intactos, a diferencia de los que mantienen erguida la mesa del otro lado.
Intentando leer el título de uno, me doy cuenta de que el idioma no es desconocido para mí. ¿Algún tipo de super-filtro mental me ayuda a entender el lenguaje de Altius? ¿O simplemente usan el japonés como lengua principal? Apuesto a que se trata de lo primero.
–Este es… ¿La Supremacía de los Tres Poderes? – interesado en un título, cojo el libro y lo reviso por encima.
Tapa negra y dura, bastante grueso. Parece tener alrededor de quinientas páginas, como mínimo. He leído de más extensos en mi mundo original, por lo que no se me hará demasiado pesado. También ayuda el haber pasado por todas esas noches estudiando los aburridos libros de la escuela para que el cerebro de Ashiki no colapsara.
Al abrirlo, veo el índice. Tiene un prólogo corto y tres capítulos de casi doscientas páginas cada uno. Ah, aquí está. Así que el tercero es el Poder de la Espada. Como suponía…
–“Ya me parecía a mí que esos caballeros usaban un poder distinto al de Kaia, y no controlaban criaturas mágicas…” – pienso, pasando a leer la primera página del prólogo. –¿Uh…?
Antes de poder leer la primera palabra, cae al suelo un objeto brillante en forma de disco pequeño, más o menos del tamaño de una moneda de 500 yenes. Pero es un poco más grueso que ésta. Parece haber sido escondido a propósito.
Al agacharme a recogerlo para mirar qué es, me doy cuenta de que se trata de una reluciente moneda de oro con una enorme G grabada en el centro. No hace falta ser muy listo para ver que aquello tiene un gran valor.
Miro de reojo al dueño del establecimiento. Me cuesta mucho creer que no fuera puesto por él. Pero, de ser así, ¿no es este hombre alguien muy adinerado? Por sus vestimentas, nadie lo diría.
–Disculpa. – sintiendo curiosidad, preguntándole. –Esto es… ¿tuyo?
–¡Oh, no! Joven navegante, si ha encontrado el tesoro, le corresponde quedárselo. – su jovial mirada, y la sonrisa animada que me muestra, me hacen pensar en si este tipo es de esos ricos excéntricos que viven de forma extraña por puro capricho.
–Ah… ¿Estás seguro? Luego no vengas a decirme que te lo devuelva.
–Por supuesto que no haré eso. Además, el gran royal de oro que ha encontrado es un regalo que el destino le han dado. La Supremacía de los Tres Poderes no suele ser algo que leería un joven de su edad. Seguro que ha hecho muy feliz a este viejo libro.
–…
Recordando que necesito 10 royal de bronce para registrarme en el gremio de aventureros, intento calcular el valor de este gran royal de oro que he conseguido de repente. Como es de esperar, sin saber la equivalencia en el dinero de Altius, imaginar la diferencia es algo imposible para mí.
–Por curiosidad, si transformo este gran royal de oro en varios royal de bronce, ¿cuántos tendría?
–¡Oh, sí! 1.000.000 royal de bronce, sí.
–…
Está bien, no pasa nada. Sin saber cómo, mi cartera ha sido llenada. De cero royal de bronce, ahora tengo… ¿un millón? Ok. Todo correcto.
Dejando de lado que por capricho de un gordo ya no he de preocuparme por el dinero durante una buena temporada, es cierto que me ha servido para tener una referencia sobre las equivalencias. Si un gran royal de oro es un millón de royal de bronce, puedo suponer que los valores van en intervalos de cien.
Un royal de plata son cien de bronce; uno de oro, cien de plata, y así consecutivamente. Si las matemáticas de la Tierra son iguales a las de Altius, mis cálculos no deberían de estar equivocados.
El problema es… ¿cómo asimilo esto?
–Voy a… seguir leyendo. – le digo al sonriente hombre, mientras me limpio con el pantalón el abundante sudor de las manos.
La buena noticia es que, siendo una única moneda, puedo guardarla tranquilamente en cualquier bolsillo. La mala es… No importa. Tomaré este golpe de suerte como una señal. Ya pensaré más tarde en las desventajas de traer tal cantidad encima y… la forma de descambiarla en monedas más pequeñas para poder comprar una bolsa de viaje.
Continuará…
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