Podía percibir su presencia, su existir, el hecho de saber que estuvo vivo; si pudiera llegar a comprobar que ahora era diferente, sin embargo ningún recuerdo parecía llegar a su memoria más allá del tiempo en el que hubiera recobrado la conciencia, reconocía el tiempo como existente, pero sin saber cómo medirlo, fue así que pudieron pasar segundos, días o años en ese estado en el que las palabras sabían extraño, como si las estuviera pronunciando con la boca llena, la estadía en el limbo no irrumpía su estado de ánimo, pero existía un eco que sonaba a la distancia que llegaba a veces como el zumbido de una mosca que pasa cerca y se aleja solo para volver a acercarse, algo que traía consigo las experiencias o tal vez la razón de las experiencias, algo que decía que conservar la calma en ese estado no es cosa de hombres, pues los hombres tienden a la locura cuando se les somete al aislamiento, había emociones que debía sentir al estar tanto tiempo en soledad, el eco venía a decir que debía haberlas, que en efecto las experimento en el pasado, pero sencillamente no eran digeribles ya, fue así que, a pesar de no tener el sentido de la vista, miro como se acercaba su vida como quien ve una película en el cine, pero plasmándose a sí mismo en ella, siendo espectador y actor de la misma.

El verano estaba comenzando, pero las albercas no se habían hecho esperar, caminado por la calle se podía ver una alberca y un convivio familiar cada 3 o 4 casas, el traje de baño estaba algo ajustado pero por lo demás no había de que quejarse, la paleta se derretía con rapidez por lo que había que dar rápidos lengüetazos y de ser necesario mordiscos para no mancharse los dedos y más importante aún desperdiciar una buena paleta, no habría clases en algún tiempo cercano y su piel morena podría ser aún más morena con la reciente moda de albercadas, ese no era el problema, el problema era que se preguntaba si iría Laura, la niña que había conocido en su primer año de escuela, de ser así, estaba resuelto a hablarle si es que podía lograr aislarla de sus amigas, lo cual no era tarea sencilla, no era nada probable que alguien como ella se encontrara sola o que permaneciera así mucho tiempo, sobre todo en una fiesta, a la que afortunadamente lo habían invitado, debía tener los ojos bien abiertos si quería encontrar la oportunidad perfecta, pensaba que con lograr tomarla de la mano sería suficiente para que notara que le gusta, y si no era correspondido siempre podía alegar alguna excusa y negarlo todo, en esas cavilaciones paso la noche anterior hasta muy entrada lo que le pareció que fue la madrugada, que realmente fueron las 23:00 horas, al llegar a la fiesta noto que era muy temprano, ya que había pocos niños dentro de la casa, un miedo le recorrió la espina al pensar que había sido muy tonto al llegar mucho antes que los demás, después de todo, nadie llega a la hora que dice la invitación, había sido tonto y desesperado, los otros niños notarían eso, notarían que se sentía inseguro, notarían que le gustaba Laura. Otros dos niños pasaron corriendo a un lado, se dirigieron a la alberca pasando por todo el corredor que llevaba al patio trasero, y cambio su humor sobremanera al ver que había mucha más gente atrás, después de todo era una fiesta de alberca y ahí es donde está la diversión, ¿Por qué se había asustado tanto hace tan solo unos minutos?, ahora le parecía haber tenido una actitud de lo más infantil, ya que, con 7 años, el ya no era un niñito asustadizo, o por lo menos así se sugestionaba para reunir valor, después de hora y media de correr, jugar y mojarse y a otros en la alberca encontró la oportunidad perfecta, Laura se encontraba sola, así que sin perder tiempo empezó a ir hacia ella porque no tardaría mucho ahí sola sirviéndose ponche, abrió y cerró la mano como quien tantea su pantalón para asegurarse de traer consigo la billetera y no supo en que momento se vio rodeado de agua, tenía una extraña sensación en las piernas como de endurecimiento que se alarga y se contrae, al gritar sintió que el agua entraba por todas partes como si la tomara pero de una manera agresiva y antes de perder la vista pudo ver como Laura gritando le extendía su mano para sacarlo de ahí pero al tocarla no supo decir si era por que le gustara o no.

La nada lo abrazo nuevamente, al volver todavía sentía el agua invadiendo su cuerpo a pesar del hecho de no estar rodeado de ella, el limbo era menos denso que el agua, un páramo de ilimitada extensión donde no existía el arriba y el abajo, las ideas se transformaron en conceptos, y los conceptos se transformaron en palabras, y con las palabras llego la idea del antes y el después, en efecto estuvo vivo, pero eso no significaba que ahora estuviera muerto, o por lo menos no podía creerlo así, entretejió en su mente ideas sobre lo que podría estar sucediendo, y se vio a si mismo abatido por las mismas, si fue un niño en algún momento actualmente no se sentía como tal, trato de medir el tiempo con sus cavilaciones, con que lapso le tomaba llegar a una u otra conclusión, así fue como el tiempo se transformó en pensamiento, y el pensar empezó a pesar. Después de muchísimo pensamiento empezó a creer que la idea del niño era algo que bien pudo haber inventado en su intento de matar el pensamiento con pensamiento, los conceptos que adquirió empezaban a dislocarse y a hacer ruidos extraños cuando los entrelazaba unos con otros, ya tenía la absoluta certeza de que el niño había sido un invento suyo cuando se convirtió una vez más en espectador y actor.

El viejo medico se fue inclinando por los escalones mientras los subía, de alguna manera, había descubierto subconscientemente que es notablemente más fácil subir los escalones si de alguna manera te inclinas hacia ellos, de esta manera parece como si fuera de bajada, independientemente si subes o bajas. En este tipo de sinsentidos procuraba entretener su mente, si algo aprendió el octogenario en su vida es que al momento de pasar por dolor lo mejor es tener la mente bien ocupada, aunque lo que lo ocupe sea tan hueco como un pozo seco, la idea del pozo seco siempre le agrado muchísimo, y era también así como ligando ideas se mantenía por las nubes del pensamiento para no caer en lo más bajo de su depresión, no se permitía volver a la realidad y lo que ella ofrecía, un apartamento vacío, hijos que habían hecho su propia vida y que si bien lo frecuentaban cuanto podían, no era suficiente para enmendar el dolor por la que fue su compañera de toda una vida, o por lo menos la parte de la vida en la que realmente vivió, desde sus 21 años hasta hace dos semanas, cuando enterró a aquella mujer que siempre estuvo con él, desde que era un Don nadie hasta convertirse en el exitoso hombre que llego a ser, pero eso había terminado ya, muy viejo para trabajar, y algo orgulloso como para estorbarle a los demás. Ella era el color, y al morir el mundo se había vuelto más gris, se aferraba a sus recuerdos, había sido feliz en su vida, realmente feliz, incluso con ella ahora muerta agradecía a la vida por todos y cada uno de sus momentos y luchas, por todo lo bueno y lo malo, que lo llevo inexorablemente al lugar donde se encontraba en ese mismo instante, todo valía la pena haberlo vivido y si pudiera elegir lo viviría mil veces más desde abajo hasta la cúspide de lo que fue su vida con sus padres, sus hijos y finalmente su esposa. Estaba dormido en la cama cuando tuvo la intención de decir su nombre en un susurro a manera de plegaria o de agradecimiento, pero la oscuridad llego antes de que pudiera articular el nombre y el corazón se detuvo quizá para seguir a aquella que había amado a donde quiera que se haya ido.

La oscuridad se presentaba ahora como aterradora, sentíase como el segundo antes de despertar después de soñar que se está cayendo hasta el infinito. Nada a la derecha y nada a la izquierda, un hombre sano en aislamiento tiende a la locura, es en lo que cayó en cuenta, había sido el niño y había sido el viejo, pero no era ellos dos, quizá los hubiera sido, pero había más en su persona que lo que había visto, lo sentía como quien tiene un pensamiento y no recuerda el nombre, lo tenía…en la punta de la lengua, con el niño y el viejo llegaron conocimientos de cómo era la vida, y con ellos llego también la conciencia, lo primero lo ayudo a tratar de encontrar una razón de lo que estaba experimentando, lo segundo lo hundió en la desesperación, pareciera que fue hace toda una vida cuando no sabía diferenciar de arriba y abajo, ¿o seria tal vez hace dos vidas?, que fue lo que pensaba, si es que pensaba, antes del niño y el viejo, no sabría decirlo, se aferraba a sus conceptos del antes y el después, pero estos mismos empezaban a difuminarse, a diluirse en una oscuridad que todo lo tragaba y conservaba su voracidad intacta, pero ya no había nada más que darle, el niño y el viejo se quedaron tan lejanos como no tenía idea, ¿los había convocado de alguna manera o quizá estaría de alguna manera avanzando y sería cuestión de tiempo o pensamiento para que otros nuevos llegaran a él?, pensó mucho en el viejo, y en el nombre de su amada esposa, era imposible que él fuera él, si es que tal cosa tiene sentido, ya que, no conseguía recordar el nombre de ella, ni siquiera el rostro, pero sentía un amor por ella tan arraigado como para haber derramado un mar de lágrimas, pero en el abismo no había manera de llorar.

Era muy sucio, sucio y olía terrible, nada la hubiera podido preparar para eso, a pesar del hecho de que su mama hablo con muchísima antelación sobre lo que pasaría, los cambios en su cuerpo, como le crecería el busto, se pronunciarían sus caderas y llegaría la luna, su madre lo había hecho sonar todo como un cuento de hadas, ella sabía que no habría hadas, pero por lo menos había cuentos bonitos, siempre tuvo el concepto de mujer asociado a damas que cenaban con caballeros en elegantes restaurantes, señoritas que estudiaban cosas excitantes o trabajaban en esas mismas cosas excitantes que estudiaron, así que cuando su mama hablo nuevamente con ella para anunciarle que ya era toda una mujer tuvo miedo porque era obvio que no estaba a la altura de serlo, pero sin darse cuenta la carrera comenzó, y tenía que ponerse al día en cuanto a cómo afectaría esto su vida y como sería su cuento, fue así como cuando su mama se fue a trabajar su papa quiso también hablar con ella, no platicaban mucho en verdad pero el insistió en que quería tener una conversación con su hija ahora que era toda una mujer, la plática empezó muy bien, con su padre preguntándole como se sentía y que pensaba al respecto; de repente se vio rodeada de atenciones que nunca había recibido de su papa, y se sintió muy feliz de por fin poderse entender con él, se descubrió confiándole cosas que no pensó que le fuera a decir nunca, y más se sorprendió al ver que no se molestaba con confesiones de travesuras pasadas y estas pasaban rápidamente a ser perdonadas, pero nada de esto fue tan sorprendente e inesperado como cuando sintió que la abrazaba de una manera que por alguna razón no era natural, ni cómodo, y se sintió culpable incluso por pensar que ella provoco todo el asunto cuando él la beso de un segundo para otro sin darle tiempo de responder, se sintió pasmada y no supo que hacer por un instante más que seguir el juego, pero algo muy dentro de su corazón la obligo a apartarlo y decirle que le diría todo a su mama, fue cuando reconoció a su padre, al que recordaba de siempre, enojado, golpeando cosas, a ella y hasta su madre, mucho antes de que sintiera el primer golpe tuvo la certeza de que moriría porque después de todo las niñas muertas no cuentan cuentos.

La locura empezó asomarse en el abismo, sentía el agua hasta la garganta, el aliento de su esposa cerca de su vieja cara y las manos de su padre alrededor de él, pero en ese entonces había sido ella, nada tenía sentido mientras reía histéricamente en la nada, sin saber si retrocedía o avanzaba, subía o bajaba, fue entonces cuando lo diviso a lo lejos, ¿cómo no lo había visto antes?, no lo podría decir, a estas alturas eran tantas las interrogantes que las certezas se agradecían sin cuestionarlas, llegaban desde lejos, si es que tal palabra se puede aplicar en este contexto. Eran figuras a manera de pantallas de sus vidas, de todas ellas, y conforme llegaban por miles se iban de la misma manera, y otras tantas ocupaban su lugar, había sido agricultor y constructor, leñador y guardián de bosques, alquimista, sacerdote, en una vida llego a ser papa, fue quemado vivo y torturado de las maneras más sádicas a las que la imaginación del hombre puede aspirar, muchas vidas fueron muy felices, y en otras tantas conoció el hambre como no pensó que la conocería jamás, estuvo en Chernóbil y también fue su propio padre que trato de abusar de aquella niña, incontables vidas vivió y en todas ellas murió, en muchas fue un gran hombre, y en algunas hasta torturaba gente, fue así como vivió cada una de las experiencias que pudo haber vivido en este mundo y adquirió una conciencia total, para bien o para mal, antes de pasar a lo que con certeza absoluta supo que era otro plano.

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