«Cuando el amor es verdadero y puro, no importa las circunstancias, se entrega todo, hasta la propia vida».

Esta es la historia de Viviana, una chica luchadora a quien amaba bailar y cocinar. Ella hizo algo que a su madre, no le gustó para nada y discutió con ella. Viviana se fue de su casa, su madre la quiso parar, pero no pudo, así que la dejo que se vaya.

– Siempre es lo mismo con mi mamá, se enoja por todo y ni que piense que volveré, saldré adelante sola.

Mientras ella caminaba llorando, patea una piedra, no se da cuenta de que le cae a un joven. Viviana sale corriendo de miedo, pero el joven la alcanza y agarra del brazo.

– ¿No sabes disculparte?

Viviana voltea y le dice que lo lamentaba, no era su intención golpearlo.

– ¿Estás bien? ¿Por qué lloras?

-No nada disculpa por lanzarte esa piedra, ya tengo que irme.

– En serio dime quiero ayudarte, ¿terminaste con tu novio?

– No, no es eso y ni tengo novio, quien se fijaría en mí.

– ¿Entonces dime que paso?

-Discutí con mi mamá.

– Uy, yo también discutí hoy con mi papá, puedo ayudarte, que te parece si te invito algo, ya es de noche.

– Está bien, pero dime tu nombre aún no te has presentado.

– Disculpa, ¿Me llamo Aslher y tú?

– Un gusto Aslher, me llamo Viviana.

– ¿Entonces aceptas ir a comer algo?

– Claro, muero de hambre.

– ¿Bueno, qué quieres comer?

– Lo que sea.

Mientras iba caminando Viviana se da cuenta de un cartel, ese cartel era de un concurso de bailes, el ganador se llevaba, 15000 soles.

-Qué pasó?
– Entraré a ese concurso, sí que sí.

– ¿Te gusta bailar?

– Me encanta, además necesito trabajar y ni tengo dinero.

– Ah, bueno, en mi casa necesitamos una empleada, no sé si querrás que te contrate.

-Bromeas, obvio acepto, muchas gracias.

– No hay de que, vamos, ya a comer, te parece, ya me muero de hambre.

-Ya déjame apuntar los datos para ir, mañana a inscribirme.

– Vale, le tomaré foto.

Los dos encuentran un restaurante, piden la comida. De repente la moza le pide una foto a Aslher, acepta.

– ¿Por qué te pidió que se tomara una foto contigo?

– Mmm, no sé. ¿Ya come o no tienes hambre?

– Ya está bien, come.

Mientras que comían, Aslher le preguntaba acerca de la vida de Viviana. Se sorprendía, ella se había ido de la casa porque su padrastro casi la mata a golpes.

-Bueno, ya es tarde tengo que ir a casa o si no se van a preocupar por mí.

– Bueno, gracias por lo de hoy.

– No hay de qué y tu mujer ya regresa a tu casa.

– Si eso haré.

Aslher se despide de Viviana, pero Viviana no sabía dónde ir, pues no quería aparecer en su casa.

– A dónde iré ahora, bueno, me quedaré a dormir en algún parque.

Al día siguiente…

Viviana se levanta temprano por la bulla de los perros, en eso aprovecha para ir a inscribirse en el concurso. Camina, camina y llega, ella pasa y después de un buen rato la aceptan. Viviana va a buscar la dirección de su casa de Aslher para empezar ya a trabajar. Toca el timbre, pero no respondía nadie, cuando da vuelta para ya irse, ve a Aslher.

-Disculpa Viviana, pero mis padres estuvieron que salir temprano, tenían que viajar a Londres.

– Entiendo, no te preocupes.

– Espérame sí, abriré ahora mismo la cochera para meter el auto.

– ¿Algún familiar está en casa?

– Si mis hermanas, pero ellas seguro están bailando, por eso no escucharon el timbre.

– ¿Bailando?

– Claro que no te conté, a ellas dos les gusta bailar.

– No, no me contastes. Que lindo es tener patronas que también les guste bailar, ojalá nos hagamos amigas.

– Cuidado con ellas, son muy creídas y malvadas. No dejes que te engañen con su carita de ángel que tienen.

– Ya no me asustes, falta que también se inscriban en ese concurso.

-No pienso que entren a ese concurso.

-Ojalá que no.

– Qué te parece si mejor vamos a comprarte ropa para que empieces a trabajar.

– Pero esta ropa que tengo está bien.

– No insistas, tienes que tener otra ropa para limpieza, tu propio mandil.

– Está bien, vamos.

Van a comprar las cosas que necesitaba Viviana, para que ya empiece a trabajar. Después de un gran rato de compras, regresan a casa. Cuando ya iban a entrar a Alsher le llaman, tenía que ir urgente a su trabajo. Aslher le da las llaves de la casa para que entre, Viviana entra a la casa y se acomoda. Va a lavarse y hacer un desayuno para sus patronas, Billy y Esla, las hermanas de Aslher, aparecen, ven a Viviana.

– ¿Tú eres la nueva empleada?

– Si, un gusto señorita.

– Imagino que ya está nuestro desayuno, muero de hambre.

– Si, señorita, ya hice el desayuno.

– Bueno, iré a bañarme de ahí bajo.

– Está bien.

– Ah, verdad, espero que hayas hecho un desayuno muy nutritivo y no cualquier tontería.

-Sí, señorita, lo que prepare es muy saludable.

– Apúrate Esla, vamos.

Ellas van a bañarse y bajan a desayunar, Viviana va a la cocina, ahí desayuna.

Asi pasan los días, hasta que una mañana Viviana escucha un ruido.

Auch…

– ¿Qué pasó?

-Esla hizo caer el vaso y se cortó.

– ¿Señorita Esla está bien?

– No te preocupes, fue un corte pequeño.

– Recoge por favor el vidrio, iré yo a curar la herida de Esla.

-Está bien con cuidado, por favor.

– Si, claro, vamos Esla.

Viviana empieza a recoger los vidrios, no sé da cuenta y se hace un corte profundo en el pie. Por otro lado, Billy le dice a Esla.

– En este momento ella de seguro se cortó.

– No te hubiera hecho caso, ella se lastimará y después tendremos problemas.

-Cállate que nos puede escuchar, nadie sabrá si solo fue un accidente.

– Ya no te haré caso.

– No me importa y ya vamos, quiero ir a comprar algunas cosas.

– Y con qué plata si nuestros padres nos quitaron las tarjetas.

– Yo tengo plata, guarda por ahí, no soy como tú.

– Yo como tú, jamás.

– Ya vamos.

Billy y Esla bajan de su dormitorio y no ven a Viviana.

– Seguro debe estar en su cuarto.

– Hay que decirle que vamos a salir.

– Ya que insistes.

– Viviana, voy a salir con Esla a comprar algunas cosas.

– No se preocupe, señorita, vaya únicamente con cuidado.

Billy y Esla van a compras, después de unas horas aparece Aslher.

– Billy, Esla, bajen, necesito hablar con ustedes.

Viviana sale de su cuarto y camina lento, su pie le dolía bastante.

-Ellas salieron joven Aslher.

– ¿Qué tienes en el pie y por qué caminas así?

– No pasa nada, es un pequeño corte.

Viviana al regresar a su habitación se cae. Aslher la carga y la hace sentar en el mueble y ve que su pie de Viviana estaba sangrando, va corriendo, trae vendas y agua con trapos.

– No es nada grave, joven, no sé preocupe.

– ¿Cómo pasó esto?

– Fue por distraída, estaba recogiendo un plato roto que se le cayó a la jovencita Esla.

– ¡Billy!

– ¿Por qué le grita?

– ¿Dónde está esa niña?

– Billy y Esla salieron.

– ¿Ellas que?

– Salieron a comprar cosas.

– ¿A dónde si ellas no tienen plata? A ellas les quitaron las tarjetas.

– Solo escuché que iban a salir, no me dijeron a donde.

– Esperaré cuando vengan, no saben lo que se esperan.

– No las vaya a castigar.

– Vivi, tú no sabes cómo son mis hermanas.

Viviana camina despacio, pero Alsher la carga y la lleva a su dormitorio a que descanse.

Cuando Billy y Esla iban regresando a casa encontraron el cartel donde había un concurso de los mejores pasos de bailes y que iba a ver premio.

– Vez eso Esla, ese premio ya es de nosotras.

– No digas eso, porque de seguro entrarán mejores chicas que saben bailar, mejores que nosotras.

– Hay mejor cállate Esla, es mejor que vayamos a inscribirnos ahora mismo, queda poco tiempo para la inscripción, llegando seguro Alsher nos va a gritar.

– Y cómo vas a participar si Aslher nos castiga y no nos deja salir.

– Hay Esla, ya somos grandecitas para estar pidiendo permiso.

– Pero aún estamos en casa de nuestros padres y no tenemos derecho de hacer lo que queramos.

-Vamos.

Billy jala de sus brazos a Esla y van a la dirección para entrar al concurso. Aslher llama a Billy, pero Billy no le respondía. Unas horas más tarde, Billy y Esla regresan a casa.

– Ya vez, no está Aslher.

– Si, menos mal.

Billy y Esla entran a su cuarto y ponen sus compras bajo la cama.

– Billy y Esla.

– Ahora si nos matan.

-Cállate no seas exagerada.

– ¿Dónde fueron?

– Para qué quieres saber.

– ¿Qué hacen esas bolsas bajo sus camas?

– Son bolsas, ya limpiaremos.

– ¿Crees que soy estúpido? ¿Con qué plata compraron esas cosas?

– Billy tenía plata guardada.

– Y ni me pidieron permiso, por su terquedad, de castigo, no saldrán por 2 meses de casa.

– ¿Tú quién eres para mandarnos?

– Soy su hermano mayor y tengo derecho sobre ustedes.

Aslher cierra la puerta de sus cuartos, Billy de coraje lanza su celular a la puerta y lo rompe.

– Ya tranquilízate Billy.

– Él no tiene derecho a decirnos que hacer o no.

– Te estoy escuchando.

– Mejor cállate Billy.

– Vas a salir a su favor!
– Ya mejor duerman y no fastidien, suficiente con lo de hoy día.

– No las hubiera castigado señor Aslher.

-Tú ni digas nada, no les grite también por lo que te hicieron.

– Pero ellas no tuvieron la culpa, yo fui la descuidada.

– Conozco bien a mis hermanas Viviana, sé dé lo que son capaz. Corres peligro acá, no sé por qué te traje.

– Está bien, me iré.

– No, no digas eso, discúlpame en serio, pero no quiero que te hagan daño.

-Entiendo, pero es mejor que me vaya, así no tendrás más problemas.

– Viviana, no digas eso.

Aslher va a su dormitorio cansado a bañarse, Viviana se va a su recámara a sacar todas sus cosas sin que Aslher lo vea.

– Por mi culpa para discutiendo con sus hermanas desde que vine, es mejor que me vaya, ya veré la forma de buscar otro trabajo.

Viviana se va sin hacer bulla y cierra la puerta, después de un buen rato Aslher sale de la ducha y se cambia para ir a cenar.

– ¿Viviana que cocinaste?

– ¡Viviana!

Aslher va a su dormitorio y no ve las cosas de Viviana.

– Diablos que hice.

Aslher de inmediato agarro sus llaves y salió a buscarla. Preguntaba a la gente si la habían visto, pero nada, ella desapareció. Aslher, ya tanto que la buscaba y era tarde, se regresó a su casa para seguir continuando buscándola mañana.

-No le hubiera dicho eso.

A la mañana siguiente,,,

Aslher abre las puertas de sus hermanas.

-Despierten, tengo que hablar urgente con ustedes.
– Ya bajamos. Aslher va a la cocina a cocinarse algo mientras que sus hermanas se arreglaban.

– ¿Viviana que cocinaste el día de hoy?

– Ahora te cocinarás tú.

– ¿Y Viviana?

– Se fue.

– ¿La corriste de casa?

– ‘La estúpida se fue?

– No le hables así.

– Desde ahora Billy, tú vas a buscar trabajo señorita y tu Esla me acompañarás en mi trabajo para que me ayudes.

– ¿Qué? Yo trabajando, eso nunca.

– Entonces vete de la casa, ya estás grande para seguir recibiendo plata o cosas de nosotros, ya tiene 24 años y no tienes ni una carrera.

– Tú no puedes botarme de la casa, está bien, buscaré trabajo.

– Eso espero, si no las puertas están abiertas.

– Pero antes déjame decirte algo.

– Dime.

– Entre a un concurso de baile, ya me inscribí, el que gane se llevará $150000.

– Bueno.

– No me vas a decir nada.

-Has lo que quieras, pero consigue trabajo.

Aslher se va a su dormitorio a dormir y sus hermanas también.

Al otro día…

– Esla vez a Billy que no haga ninguna tontería o, sino, que tú serás la responsable.

-Trataré que no haga ninguna tontería y a dónde vas si es fin de semana.

-Me llamaron del trabajo urgente.

– Bueno, entiendo, ve con cuidado.

Aslher sale y va a su trabajo, al llegar se da la impresión de Viviana. Él quiso acercarse a ella, pero no pudo porque pensó que si la veía ella saldría, y dejaría el concurso. Con cuidado se fue sin que fuera visto. Él espera que Viviana se vaya para seguirla, después de un rato sale. Aslher la sigue, de un buen rato ve que Viviana se sienta en el parque, él se acerca.

– ¿Por qué te fuiste de casa?

– ¿Qué haces aquí?

-Venía a visitar a un familiar que vive por aquí y te vi.

– Ah, bueno, ve a visitarlo, debe estar esperando.

– No me contestaste lo que te dije, ¿Por qué te fuiste?

– No quiero estar fastidiando a tus hermanas.

-Vamos a casa.

-No Aslher.

– ¿Vamos o te llevo a la fuerza?

– Yo renuncié.

– Vamos, tú habrás renunciado, pero yo no te despedí, necesito de ti.

– ¿De mí?

– Esla está preocupada por ti y arrepentida de lo que te hizo.

-. No fue su culpa.

– Vamos por favor, además no puedes estar por acá en la calle sola, te pueden robar.

-Está bien.

– Pero quiero pedirte algo primero.

– ¿Qué cosa?

– Quiero hablar contigo de mi familia y su comportamiento de Billy.

– ¿Qué tiene ella?

– Acá no hablemos, vamos mejor a la playa, está aquí a unas vueltas.

– Ya sé dónde está.

– Vamos sí.

Aslher y Viviana caminan después de un gran rato llegan a la playa.

– ¿Quieres helado?

– Bueno.

– Señor, por favor deme dos helados.

– ¿De qué sabor quiere para su señorita enamorada?

– No somos enamorados.

– Cualquiera.

– Deme dos de choco chip.

– ¿Es tu favorito?

– Si unos de mis preferidos.

– Bueno, a eso no venimos, quiero contarte lo que pasó hace años.

– Dime, te escucho.

– Hace años mi madre murió.

– ¿Pero tu madre no fue de viaje con tu padre?

– Ella es mi madrastra, es muy buena gracias a Dios, pero eso le afectó mucho a Billy.

– ¿Entiendo lo siento, es por eso que Billy se comporta así?

– Mi madre murió en un accidente por salvar a un niño que iba a hacer arrollado por un señor ebrio, Billy tenía 8 años en ese entonces.

– Lo siento, eso le habrá chocado a ella.

– Ella era la consentida de mamá, ella me cuida mucho y cada vez que hablo con una chica ella se comporta así.

– ¿Ah es por eso, pero no fueron a un psicólogo?

– No, Billy no quiere ir, dice que es pérdida de tiempo.

– Tiene que ir, porque está dañándose ella misma.

– Bueno, no hablo así de ese caso de mi madre. Pero en serio te necesitamos en casa ayúdame con esas chicas.

-Está bien, regresaré porque me lo pides, trataré de aguantar.

-Hay Viviana, tú me haces reír, tú te enojas de todo y te vas como si nada.

Aslher le mancha la cara con un poco de helado. Viviana le responde manchando la cara.

– ¡No!

– Tú empezaste.

-Fue de casualidad, casi se me cae.

– Si claro.

– Verdad

– ¿Vamos a casa?

– ¡Vamos! Quien llega primero gana.

En eso, cuando iban corriendo, Aslher se apura y no se da cuenta de que venía un carro a toda velocidad y lo atropella. El conductor se da a la fuga.

– ¡Ayúdenme, por favor!

Una señora llama a la ambulancia, llega y lo trasladan al hospital.

-Su pareja está perdiendo mucha sangre.

– No es mi pareja.

– ¿Entonces quién es usted?

– Soy una amiga.

-Necesitamos un familiar, rápido que él está perdiendo mucha sangre.

– Viviana agarra el celular de Aslher y por suerte no tenía contraseña. Viviana llama a Esla, Esla le dice Billy y vienen al toque al hospital.

– ¿Qué pasó cómo sucedió?

– Lo atropellaron.

– ¿Billy, qué te pasa? ¡Billy!

Billy se desmaya, Esla va corriendo y trae alcohol.

– ¡Billy despierta!

– ¿Qué pasó?

– Te desmallaste.

– Mi hermano, Viviana, ¿Dónde está?

– Aslher necesita un trasplante de sangre, está perdiendo demasiado.

-Aslher tiene un tipo de sangre que es difícil de encontrar y nosotros no tenemos ese tipo de sangre.

– Si, ahora que hacemos.

– Ahora vengo, iré a preguntar a la doctora.

– Está bien.

– Por su culpa de Viviana perderemos a Aslher

– No hables eso.

– ¡Doctora!

– ¿Llamaste a sus familiares?

– Sí, creo que yo tengo ese tipo de sangre que Aslher necesita.

– ¿Eres compatible a su sangre?

– No estoy segura, pero por favor ayúdeme a salvarlo, no diga nada a sus familiares.

– Está bien, no te preocupes, vamos rápido.

Hacen los análisis y es compatible con su sangre, Viviana sale y encuentra en la sala a Esla y Billy abrazando a unos señores.

– Ella es la que ocasionó todo, es su culpa que Aslher se muera.

– No es su culpa.

Los padres de Aslher se acercan a Viviana.

-Si mi hijo se muere, irás a prisión por muchos años.

– Él está bien, está que los espera.

Su familia va a verlo, Viviana decide irse, pero para siempre porque piensa que ocasionó muchas cosas.

– Cuídalo Señor.

Pasan días y Aslher sale del hospital. Les dice a sus padres y hermanas en donde estaba Viviana, pero ellos le dicen que ella murió en el accidente.

– Eso no puede ser cierto!!!.

-Esla dime que no es cierto, por favor, es una broma.

– Lo siento hermano.

Aslher se fue a su cuarto y no quiso salir. Mientras que los días pasaban nadie sabía de Viviana, por otro lado, a Esla la habían amenazado para que no dijera nada de Viviana. Faltaban pocas semanas para el concurso de baile. Viviana en eso ya había practicado, un amigo suyo la ayudó, estuvo trabajando en una cafetería.

– ¡Emanuel!

– Estas ya lista llegó el gran día.

– Estoy un poco nerviosa, hombre.

– Eso es normal, pero tú puedes has estado practicando todas estas semanas.

– Espero ganar.

– Baila con el corazón, eres la mejor, bueno, vamos, subamos al carro, es hora de irnos.

– Vamos…

Llegando al sitio donde iban a concursar, Viviana se choca con Esla y Billy.

– ¿Ten más cuidado estúpida!

– Disculpen señoritas.

– ¿Billy, ella no es Viviana?

– Como va a hacer Viviana, esa chica tiene la cara linda, arreglada, se ve que es de buena clase, no ves la ropa que trae.

-Bueno, solo decía, ya vamos o nos hacemos tarde.

– ¿Estás bien Viviana?

– Si estoy bien, pero no me llames Viviana por favor, llámame Lucero.

– ¿Por qué?

– Las hermanas de Aslher están acá en el concurso, menos mal que no me reconocen.

– Está bien, bueno, vamos, se nos hace tarde.

Unos minutos después los jurados empiezan a salir, en eso sale Aslher, Esla y Billy quedan sorprendidas.

– ¿Aslher es el jurado?

– Pues si, si es él, ganaremos.

– Quien imaginaria que nuestro hermano también sería el jurado.

-Vamos, si se puede hay que dar todo de nosotras.

– Hemos ensayado bastante obvio que ganaremos.

Unos minutos después empiezan a llamar a las concursantes…

-La señorita Viviana.

Aslher se quedó mudo, se paró pensando que era ella Viviana. Pero cuando la vio, estaba con un joven, decidió no acercarse. Empezó el baile y el jurado quedó sorprendido, a la siguiente salió otro grupo de chicas, Billy y Esla salieron y también sorprendieron al jurado. Pero solo había un ganador. Aslher se preguntaba quién era esa joven y porque la estaba mirando a cada rato como si algo me jalara a ella. Después de unas horas los jurados llamaron a los participantes, quedaron todos en silencio.

– ¡La ganadora es!

– Obvio que yo – dijero en voz alta Billy

– ¡La señorita Lucero!

Salto de alegría y fue a los brazos de Emanuel.

– Ella tiene enamorado, no puede ser Viviana, Billy salió, se fue a cambiarse. Cuando la gente estaba retirándose, los jurados se acercaron a ella.

-Hola Lucero, estuviste estupendo, queremos que participes en otros concursos, si es que puedes claro, nos ayudarías a crecer a nuestra empresa.

– ¡No hay de qué!

– Entonces estamos en contacto contigo.

Cada uno se despide tocándose las manos, en eso Aslher al tocar su mano con Viviana siente un escalofrío. Quién será esa chica y por qué cuando la toque me paso eso, sentí una vibración en mí, como si ya la conociera.

– Muy bien Viviana – dijo Emanuel, separándola de los demás.

– ¿Viviana? 

– Ese es mi nombre Viviana Lucero, pero me llaman Luz.

– ¡Aslher vamos, ya se hace tarde! – dice su hermana llevándolo

– Él es el chico que me contantes,

– Si, pero no le vayas a decir nada, por favor.

– Está bien, vamos.

– Hay que festejar, que te parece si nos vamos a comer.

– Me parece buena idea, conozco uno de los mejores restaurantes que cocinan delicioso.

-Que esperas, vamos. Suben al carro y van al restaurante, cuando de pronto ven que en el restaurante estaba la familia de Aslher. Viviana le dijo a Emanuel para que mejor se vayan.

– Ellos no te reconocen Viviana, ni Aslher, creo que él perdió la memoria en ese choque.

– Es mejor que no me reconozcan, perdió demasiada sangre y no tenían el tipo de sangre que buscaban, yo le di sangre.

Esla escucho todo, se fue asustada a la mesa, pero no dijo nada.

-Dónde está enterrada Viviana,

– ¿Escuchaste?

– Ella, no sabemos, la trasladaron a otro hospital.

– Viviana hablan de ti, los padres de Aslher le dijeron que tú habías muerto en ese accidente.

– ¡Qué!

– Silencio Viviana, están que nos miran.

– Lo siento.

Aslher se dio cuenta de que estaba allí ella. Se acerca y les dice si quisieran ir a comer con ellos.

– Si, un gusto.

-No, lo siento, gracias, pero debemos salir rápido.

– ¿Tan rápido?

-Emanuel vamos, nos perdemos el vuelo.

– Bueno cuídate.

– Gracias.

– ¿Por qué le mentiste?

– Vamos a comer a otro sitio, por favor.

– Bueno, te entiendo.

Mientras iban a otro restaurante, Emanuel le dice por qué no hablo con Aslher.

-Si Emanuel estoy enamorada de él, pero no puedo, su familia no me quiere.

– Pero solo por qué su familia no te quiere, ay Viviana, deja ya las babosadas, ya eres grandecita y lucha por tu amor.

– Si está bien lo que me dices pero.

– ¿Pero qué Viviana?, lucha por tu amor.

– Ya no hablemos de ese tema, por favor.

– Únicamente te digo antes que lo pierdas por completo.

– ¡Te pasaste con eso del viaje también!

– No se me ocurrió otra cosa, pues.

– Ya vamos a comer que ya muero de hambre.

Después de unas horas ellos terminan y salen del restaurante. Emanuel deja a Viviana en su departamento. Pasan unas semanas y empiezan a llamar a Viviana los de la televisión para que participe en un baile, Viviana acepta.

Al día siguiente, cuando Viviana estaba entrando a la sala, Aslher le dice

– Viviana Lucero Monterrey Lim.

Viviana al escuchar su voz de Aslher decide no hacerle caso y seguir su camino. Unas chicas que rondaban por ahí empiezan a molestar a Viviana.

– Así que tú eres la chica que ganó el premio.

– Si, por favor, déjenme pasar.

– No, nosotras teníamos que ganar ese dinero. Eres una …

– ¡Ey! Chicas, que hacen con mi enamorada.

– Oh, estamos hablando de cómo bailo tan hermoso y queremos que nos enseñe.

– Si, claro.

Viviana se va y Aslher le agarra de la mano.

-Suéltame.

– Porque corres de mí.

– No te conozco, déjame mañoso.

-Viviana deja de fingir.

– ¿Viviana? ¿Quién es ella?.

– La chica que me vuelve loco.

-Disculpe, señor Aslher, pero yo no la conozco.

– Primeramente, yo no le he dado confianza joven, deje de perseguirme.

– Bueno, lo siento, no fue mi intención, pero no te estoy siguiendo.

-Hasta luego, tengo una entrevista.

-Si, conmigo.

– ¿Qué quiere decirme con eso?

– Yo soy el jefe de esta empresa.

– ¿Qué?

– Lo que escuchaste, vamos.

– Lo siento entonces, me retiro. Aslher agarró su brazo y la jalo. Ahí Aslher no se aguantó y le robo un beso, Viviana le metió una cachetada y se fue.

– Viviana, no era mi intención.

-No soy Viviana.

Cuando Viviana salió, vio a Billy, la hermana de Aslher, que venía llorando y corriendo. Ella se dio cuenta de que un carro venía, iba a hacer atropellada.

– ¡Billy cuidado!

Billy vio el carro y retrocedió.

– ¿Estás bien?

– Si, gracias, ¿Pero como sabes mi nombre?

– Estábamos en la competencia.

– Hay verdad, ya me acordé.

– Aslher sucedió algo grave.

– ¿Qué pasó?

Billy llorando le dijo que sus padres sufrieron un accidente mientras iban de viaje otra vez. Aslher salió corriendo y Viviana decidió ir con ellos, los llevó en su carro. Cuando llegaron al hospital.

– ¿Usted es Aslher?

– Si doctor, ¿Qué paso con mis padres?

– Su padre murió, y su mamá le quedan pocos minutos de vida.

– ¡No!.

– Tranquilo.

– ¿Doctor, algo que podamos hacer?

-Ella quiere hablar con ustedes.

Aslher y Billy van a la habitación.

– Aslher, Billy, pasen. Quiero que hagan algo por mí antes de morir.

– Dime, mamá.

– Billy, perdóname si te hice daño alguna vez y Aslher, te tengo que confesar algo y no quiero que te enojes.

– No lo haré.

– Viviana está viva, ese día de tu accidente ella no desapareció, la botamos.

-Pero cómo pudieron hacer eso.

– Lo siento, sé que estuvo mal, pero gracias a ella que tú estás vivo.

– ¿Como así?

– Ella te dio de su sangre, la doctora me contó todo.

-Pero como así y porque la dejaron ir.

– Fue nuestra culpa, nosotros queríamos lo mejor para ti, pero te vemos triste desde ese día, solo sé feliz y búscala.

– Billy, nunca quise remplazar a tu madre, únicamente trata de ser mejor persona, estudia, te quiero.

La señora partió al otro mundo, Aslher y Billy salieron llorando de la habitación, los doctores llevaron el cuerpo.

-Mis más sentidas condolencias.

– Gracias Lucero.

– Gracias.

– Hermano, te ayudaré a buscar a Viviana. Yo también tuve la culpa, la traté mal, tengo que reparar mis errores y empezar desde 0.

– Gracias Hermana, ya vamos.

A tiempo después, Viviana fue acompañar al entierro de sus padres de Aslher. Estuvieron orando, Viviana estaba por irse, pero al subir al carro se olvidó su celular en las sillas y tuvo que regresar.

-Viviana, sé que eres tú.

– ¿Qué?

– Ya no te hagas, Elsa tuvo razón disculpa, lo siento por todo lo que te hice pasar. Mi madrastra me contó lo que hiciste por Aslher, sin ti él no estuviera con nosotros y no sé qué nos hubiera pasado a nosotras. Pero por favor ya deja de fingir que eres otra persona, Aslher, desde que le hicimos eso, le mentimos que tú habías muerto, él no paró de buscarte.

– ¿Él que?

-Él estaba buscándote, pero nosotros mentimos. Y quiero pedirte perdón por mi parte y de mis padres.

– No sé qué decir.

-Si sabrás, ven.

– Billy, estás acá, me tenías asustada mujer.

– Tienes que hablar con una persona, la encontré.

– ¿De qué hablas?

– Viviana, ándale, dile que lo amas.

Billy salió corriendo, riéndose.

– Viviana…

-Hola Aslher, pues este…

Aslher se quedó por un rato mudo mientras Viviana le contaba todo, en eso Aslher le dio un beso.

– ¡Te amo!

Te amo Aslher.

– Gracias por llegar a mi vida, no importa que me hayas mentido, tú me salvaste la vida y eres alguien especial para mí y te encontré.

– ¿Por qué tan abrazados ustedes?

– Hermana, ella es Viviana, la encontré.

– Lo supuse, me alegro por ustedes chicos.

-Ahora empezaremos desde 0, ¿Dónde está Billy?

– ¡Aquí estoy!

– Ahora, si tengo a todos reunimos, las quiero demasiado mis pequeñas.

«El amor es la respuesta a todo. Es la única razón para hacer cualquier cosa. Si no escribes historias que amas, nunca lo harás. Si no escribes historias que otras personas adoran, nunca lo lograrás».

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