La casa huele a humo

La casa huele a humo

José Francisco

21/12/2020

Desperté entre la oscuridad absoluta de la madrugada, en la cama di un par de vueltas buscando el sueño pero se marchó al abrir los ojos y, como una presencia mística se extinguió.

Papá no estaba, mi hermana dormía y entre pasos silenciosos me trepe a la ventana. Fue como caminar sin ver, recordando en la memoria los objetos al pasar, todo estaba muy oscuro.

Las luces de los autos reflejaban siluetas escalofriantes de personas en la calle mojada, cambiaban de tamaño y, luego llegaba la penumbra.

No temia nunca lo he hecho pero entre la oscuridad se acercó una figura, la vi venir, se acercaba.

Me limpie los ojos y se veía igual de difusa. Un frío cubrió la madrugada, pensé que serían las 3am porque esa es la hora más fría, aún lo recuerdo por los viajes a media noche.

Comenzaron a cantar los gallos, era aturdidor lo impresionante del coro, mientras uno cantaba tan cerca y otro le respondía a lo lejos. Trate de imaginar de donde provenían. Por un instante olvidé la silueta y sólo me concentraba en imaginar.

Con la lluvia la figura se perdió por un instante, luego la note cerca pero las luces de un auto la espacio, desapareció y, desde ahí no supe nada de ella. Si sólo fue un producto de mi descompuesta mente, lo imaginé o pudo ser real no lo sabré.

Sólo me quedé ahí esparciendo las cenizas de un cigarro, pensando.

Conté alrededor de diez cantos de gallos diferente, uno emitía un sonido fino y suave, otro tenía el comienzo del cantar áspero y al final se notaba una fuerza por no dejar el coro morir; ese podría ser el gallo más viejo. Otros cantos se confundían con ladridos de perros, lobos o algún animal salvaje muriendo.

La oscuridad empezó a ceder, tambien la paranoia y regresó el sueño.

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