Aveces, simplemente necesitamos quebrarnos un poco para darnos cuenta de que estamos hechos de vidrio.

Hecho de vidrio

Estar tan arrítmicamente alejado de lo cotidiano, cruzando marismas y aguaceros de mero veneno filtrado por lados delgados de mi mecanismo aislado, de un todo olímpicamente predispuesto a flechar mis pensamientos.
Pero, lo que nadie entiende es que sólo se entiende cuando aprendes que entendiendo la naturaleza de lo inmersible e inentendible, entenderás que entendido no te mueres.
Armónicamente disonantes, físicamente inexplicables, toxicológico y un poco antrópico es mi lado empático y espático que se fija en ti.
Pero anti-ascético y lexo-discrético es el lado que se une al humo feliz.
No soy más que un abúlico púdico, adicto a lo absurdo de tus mejillas, y al cotidianamente nebuloso roble de tus ojos, y a la forma en la que sigues mi silueta, y como a cada micra le das exactitud, y lo idolatra de mi vista se congela con tu cuerpo vidrioso.

Forcejeo

Vuelves a mi cuando mi cuerpo está agotado, mi alma vacía, mi mente cegada, vuelves a mi cual frío vuelve a quien de hielo proviene, vuelves a mi como el deseo prohibido que se encuentra a solo la distancia de una gran o pequeña perspectiva solitaria, salvaguardada en tranquilidad.
Deseo escribir ciertas marginales y mundanas palabras, que haciendo en herejía referencia a lo más profundo de mi estómago ácido, se dirigen a ti llenas de repudio crónico, forzosa y dolorosa inspiración, elíptica enciclopédica, triste intento de arte corporal, deprimente resultado de indiferencia total.
Genuina y universal inspiración que guarda en ella cada gota sulfúrica de la vida.

Querida indiferencia

Ahora, reposando brevemente sobre las sabanas de un vacío de voluntad y bajo un techo de recuerdos, siento el sentir de la nada, me influyo lenta pero gradualmente en el ritmo de la indiferencia, una vieja conocida, aquella que siempre estuvo ahí y me recordó quien era la que mandaba en mi cajita de emociones. Aquella de quien siempre he renegado me hace la mejor compañía bajo el lúgubre y viscoso crepúsculo que es la soledad interior, y me da una palmadita en la espalda recordándome el significado de las poesías divagadas, de un alma solitaria que encuentra paz con su propia indiferencia. Me cobijo bajo el manto de seda carmesí que la gente suele llamar apatía, y junto al resonar del silencio la soledad es cónyuge de mi inspiración, y bailan, y ríen con el fluir de mis palabras mundanas. Querida indiferencia, dulce sentimiento antónimo, lograste conquistar mi frío corazón con tus heladas caricias, y me mostraste que eras más reconfortante que mis otras emociones.

¿Quieres salir?

Te lo estoy permitiendo, pero tu apatía domina tanto tus sentidos que pareces un cuerpo sin alma, tu y yo sabemos que eres más que eso, tienes el legado de los grandes genios incrustado en tu cabeza, y el potencial de mil años en tus manos, me gusta inclinarme hacia la obscuridad ya que he aprendido a sentirme seguro en ella, al fin y al cabo, cuando toda tu vida es la erosión de un crepúsculo es muy inteligente unirse a la arena en vez de quedarse rígido, ahora fluyo con la obscuridad pero eso no quiere decir que sea alguien malo, desearía que mis pensamientos más herméticos tuvieran justificación en la vida real, pero nada en este mundo podría ser tan bello, a pesar de que la belleza suele ser un don universal, el caos que imagino no tendría comparación ni con la pieza de arte más fascinante que se haya creado, porque soy liquido pero puedo volverme piedra si algún antagonista intenta tomarme por ligero.

Al natural

Naturalmente fraguas bajo tus ojos un montón de pensamientos inadecuados, y como siempre tienes la razón, un segundo de tu risa equivale a millares de caretas ennegrecidas saliendo de mis poros. Pero, es antinatural la forma en la que discutes lo indiscutible, y das esperanzas a un ser cuya estabilidad mental hace travesías por los marrones círculos de sus cuencas. Para mi es natural sentirme anormal, ya que nadie quisiera ser como todo el mundo pero todos repudian ser como yo. Y artificialmente resuenas en mis mejillas cual clásico universal volviéndote más refinada al pasar las generaciones, tú que controlas mi sistema nervioso pero que causas nerviosismo en mi existencia, lo das todo para que yo no quiera nada. Es un hábito salirme de lo cotidiano porque prefiero ser un mar de errores que un insípido plato frío, pero también soy armonía de las complejas porque mantengo mi orden aunque no lo parezca, y quisiera extenderme por cada rincón de tus células, pero mi cuerpo te rechaza aunque le seduzca la idea de tenerte en el mando. Él sabe que su función es sobrevivir lo que más pueda, pero sinceramente, no podría ser más exquisita mi conciencia si no tuviera tus electrochoques de consistencia.

Somnoliento

Mientras en una de tantas noches mi cabeza no paraba de dar vueltas, una pequeña luz de amor revolcaba los sueños de aquella persona que, en paralela lejanía de mi vida, se recreaba a si misma siendo algo diferente. Pero detesto la diferencia común, porque somos tantos que cualquier cosa que hagas a su vez ha sido experimentada un mil millar de veces a lo largo de la historia, y precisamente, pensar que pasaré y que soy historia es lo que revuelca como una montaña rusa a mi rutina nocturna. Hace unas pocas frases deje de hablar de amor porque sería y es estúpido intuir lo que pasa por la cabeza de otros cuando dudas de lo que pasa por la tuya, y dudas si siquiera tienes el control de lo que haces, pero, es solo eso, un infinito mar de contradicciones, que me hacen disfrutar de cada palabra por mas redundante y subjetiva que sea, y así, de esta forma, puedo seguir en un bucle que tiene la ilusión de no tener fin pero es solo un segundo interminable sobre un minuto finito. Así que de verdad que estoy hecho de vidrio, pues esta apología hace referencia a la fragilidad obvia y retroalimentativa que siente quien sea empático a mi psicología. Y puedo escribir dos mil millares de peros, pero no podría imaginar mi vida sin absolutamente ninguna duda o ninguna retórica, porque al final es mejor fantasear sobre un círculo que desvanecer en una línea recta.

Tú esencia

Tus ojos deberían ser materia de estudio en la creación de constelaciones, porque rompes las estrellas con un pequeño rose de tus labios, mi corazón de piedra se erosiona con el paso de tu tiempo, y hasta mis dedos se dan la vuelta por el electromagnetismo que genera tu cintura, y tus pómulos color fucsia cual viento ártico congelan la vista de quien los mira, y ni hablar de tu pelo que en conjunta armonía con tu silueta desvelan hasta la inhibición más recalcitrante. Pero de tu esencia lo más importante es esa voz que armoniza las melodías más tristes de los acontecimientos externos, y tu mente es ese misterio que supera las dudas eternas y me petrifica cuando siento que sientes lo que tiene ser una anfitriona de artistas.

Mente en blanco

Aquella frontera entre el olvido y la genialidad es una pequeña lámina que bloquea los anhelos de una mente fácil de distraer, sus almas chocan seduciendo a la concentración haciéndole tambalear sobre su propia esencia, desviándose de su camino pero fluyendo gentilmente sobre un mar de luces que encandilan a la lujuria e idealizan las noches oníricas, esa tercera persona repudia las mentes elípticas, se pierde en el guion de su propio personaje y abre un bucle de narcisismo que se mezcla con lo blanco de su alma, porque para él, todo vale nada.

Frágil al tiempo

La fragilidad del tiempo y el yugo del deterioro de los cuerpos se manifiesta prematuramente en mis sueños, estoy al borde de un precipicio pero no caeré despedazando mi cuerpo, sólo reposará durante unos momentos mientras mi mente se sacuda y estremezca a rebosar de locura, quiero caer en mis hombros y resonar sobre mi pecho, quiero ser uno mismo con el universo pero esta falsa ilusión de conciencia me llena de dudas ante lo aparentemente claro, creo que el sentimiento que más se puede adaptar al comportamiento del mundo es la indiferencia, pues a este no le interesa nada más allá del cumplimiento de sus leyes y ciclos fundamentales, no es allegado a prestigios ni cariño, todo se debe cumplir y las épocas quedar en el pasado. Siempre me pongo a desvariar porque la concentración en lo real lastima mi alma, ya sé que mi cuerpo tiene fecha de caducidad, pero no puedo dejar de pensar en ello, sé que debería pensar en mi pequeño pedazo de tiempo en el mundo, pero soy tan insignificante que a mis sentidos les resulta mucho más fascinante la interrogante de que pasará una vez que yo no esté, quiero vivirlo porque solo conozco un resumen profético de lo que será el futuro de las sociedades, quiero que mi especie conozca la verdadera grandeza, cada persona debería sentirse orgullosa y agradecida de ser un humano, al fin y al cabo, hasta el momento en que mis manos escriben estas palabras, el humano es la especie más fascinante y con mayor potencial y logros existente, amo mucho al código genético que marca nuestra común diferencia, ser diferente es algo común en esta especie que se regocija y encuentra sentido en algo tan sinsentido como lo es la maldita realidad.

Marcas de tiempo

Cuando pienso que he dicho lo suficiente como para que mi cerebro sienta un poco de cansancio llega una ansiedad sin escrúpulos que desordena los pensamientos y hace que descienda la tranquilidad del cuerpo, ¿qué tengo que decir que no sea un sin sentido? Tal vez si me leas pienses que soy alguien distinto pero soy solo esa parte de mí que no puede parar de crear cosas, tan industrializada es mi cabeza que con un simple empujoncito de voluntad todo de mi entra en modo irónico ante todo aquello que no sea la creación de contenidos mundanos y rimbombantes, pero no sé qué más decir si ya lo he pensado todo, a veces la silueta de mi pasado me hace reflexionar sobre las decisiones que he tomado, la cultura de infinita despreocupación ahora es simple ignorancia, porque muy en el fondo de mi alma siento temor de lo que pueda pasar en esta bomba de tiempo llamada vida, ¿qué más podría hacer? Ya me dedique a cambiarme pero termine peor, siento que podría esforzarme un poco más incluso cuando lo doy todo, pero sólo espero tener mucha voluntad utópica para mantener en orden y alegría a mis motores emocionales, ¿por qué alguien que se jacta de su indiferencia puede tener a su vez emociones tan desarrolladas como para otorgarles una personalidad? Esto ya se ha convertido en un interrogatorio a mí mismo, un monologo que quien cumpla el papel de espectador quedará probablemente perturbado e intrigado ante tan bizarro acto, pero siempre me inclino por las divagaciones, así que vamos a responder la anterior pregunta… Soy mi propio yo y todas mis demás partes, tal vez lo llamarás posible esquizofrenia, pero yo lo veo más como una habilidad de introspección que pocos tienen, tanto así que me vuelvo uno sólo como lector y escritor, pero, que más debería ser? Si ya soy todo lo que tendría que parecer.

Mar de ausencia

La gota que cae sobre un mar de ausencia es igual al individuo que está rodeado de humanidad pero se deshumaniza a sí mismo, porque es como un estado cuántico, la paso en dos mundos que comparten mis 5 sentidos, pero difieren en mis infinitos sentimientos y en mis aún más macro -cósmicos pensamientos.
La soledad me retuerce de adentro hacia afuera, y supera a la compañía que hace un proceso contrario. Tal vez sea normal pasear oníricamente por todo el universo estando al mismo tiempo en este mundo de cuatro dimensiones, pero tal vez, y solo tal vez, si aún hay posibilidades de que la realidad real tenga más dimensiones, también podría ser posible que mi universo solitario tenga a alguien más que yo, y solo sea cuestión de búsqueda…

Sulfuro, impotencia

Te alojas en mí como un parásito al cual ni el purgante del tiempo puede deshacerse, eres ese asqueroso ser que se roba los nutrientes de mi mente, mi estabilidad emocional, mi inspiración.
Las neuronas de mi estómago piden que expulse todo ese ácido sulfúrico que quema las paredes de mi abdomen como magma solar, que sube hasta mi garganta y busca salir con una explosión que le de varias vueltas a la tierra y vuelva al mundo un poco más frío, esas incontrolables ganas de sacarlo todo. Una fuerza imparable se ve frenada por tu infinita indiferencia, porque mis palabras saben peor que el vómito, y tragarlas es peor que tragar puntillas oxidadas, y es tan difícil, que no las podría pasar ni siquiera con un vaso de vida entera.
Y de tantas promesas y acciones eternas solo queda un asco infinito, un deseo de hacer de mi un concierto de violencia y de dedicarte cada una de mis palabras a través del espacio y del tiempo para que te quemen por el aire cual virus imparable, pero toda mi bilis no encuentra destino, y vuelve a mí, así como la vida viene de la inexistencia en busca de falsa eternidad pero vuelve inevitablemente a su punto de inicio. La nada, eso es nuestro comienzo y nuestro final, una nada que pienso convertir en un espacio vacío, pero teñido de color purga.

Fragmentito de paz

Quisiera tener el léxico de un académico y el pulso de un artista para poder dibujar con palabras elegantes cada fragmento de paz que me regalas, cuando el aglomerado mundo de las maquinas nos es indiferente y lo único que importa es ese minúsculo momento en el que la nada se cruza con la conciencia para dar vida, cual madre cósmica, a aquella a quien de nuestro encuentro se hablará por generaciones.
La inspiración es mi mayor compañía, pues es ella quien simulando ser una entidad viviente está ahí para mí, en mis momentos malos o más relajados, y aquella que con diferencia me causa indiferencia e inconsciencia ante todo lo demás.
Quisiera ser un buen cantante para llenar de matices mis letras, para que esta infinita inspiración no se viera frenada por mi finita mente, para que fuera un fluvial que, alejado de todo humano, cumple con su recorrido siendo más puro a cada segundo.
Vivo en la morada de los viajeros frívolos que, ante lo efímero nos quedamos rígidos y estupefactos cual buen lector cuando se cruza con el caos de una obra discreta.
Y disfruto, si, disfruto de cada hora eterna frente al pozo séptico de atención el cual es el pizarrón, y ante el concreto violento que es cada momento de divagación, y soy doliente de cada pendiente en mi lista de sueños pero también soy masoquista post -moderno, pues sufro por lo que deseo.
Creo ferviente que estoy equivocado al creer el secreto de la felicidad, pero, al menos para el universo discreto que es mi mente, digo que la paz no es una línea de tiempo completa, esta se encuentra dividida en pequeños lugares y fragmentos de tiempo opacados por el caos de la existencia.

Lobo solitario

Expectativa y retroalimentación social, un mito generacional y una realidad de discordia, un sentimiento de soledad y una reflexión de compañía, un vacío interior y una crisis existencial nutren y fortalecen la leyenda de la felicidad sin alegría, y la retórica sin dialecto se opaca con aspectos débiles que contradicen la psicología de un montón de acciones y accionares que desencadenaron al ser de quien se habla y se admira, pero que en retrospectiva, ni el mismo quisiera idolatrar su propia vida.

Entre mareas

Me mantengo como siempre en una constante autobiográfica, hace mucho que no escribía y la verdad no llegué a pensar que tan extraño sería el momento de regresar a las letras
Muchas cosas han cambiado, ya ni siquiera el mundo es igual, tampoco conservo el hilarante vocablo sin sentido que caracterizaba a mi yo del pasado, pero, ahora que lo pienso, en realidad esas palabras tenían y tienen mucho más sentido que la coherencia vacía que me encuentro desarrollando en estos momentos. Siempre hay patrones, las mareas siguen su curso sin importar el rincón del mundo en el que se encuentren. Los patrones, los silencios, todo me conecta cual marea que arrastra todo a su paso una y otra vez, es la inercia del que escribe, es la necesidad de navegar entre palabras. Finalizar nunca ha sido lo mío porque como buen objeto inmóvil me siento más cómodo a través de las olas que lanzándome a ellas, entonces tampoco podría acabar como una basura más en la orilla de una playa, preferiría quedarme para siempre en medio de sílabas y cabeceos a las 2:00 am, pero los peros son más abundantes que las gotas de agua y son necesarios para que la vida siempre siga su ciclo, y no puedo ser la excepción. El pero de esta noche es uno definitivo, ya no habrán palabras divagando entre mareas de tristeza, no al menos por algún tiempo, porque entre tanto desgaste una parte de mí siempre descansa, y lo hará hasta que hayan mil cosas las cuales objetar le a mi mente hecha de vidrio.

¿Qué escribir?

Una vez más mis ojos no pueden cerrarse propiamente, el reloj marca un segundo tras otro de tiempo perdido el cual funciona para mí como una corriente de ideas en las cuales floto pero no logro sumergirme totalmente, a veces quisiera hundirme en el tormentoso lugar que se ubica más allá del retrato desgastado que refleja mi rostro ante otras personas. Mis palabras vacías están llenas de tristeza, el ingenio subjetivo de mis oraciones son sólo el resultado de un enorme desgaste, incluso la continuación de este escrito es la consecuencia de la degradación de mi alma envuelta en desasosiego, aunque poco a poco me llena un poco la necesidad de que la ciénaga de mis palabras tengan una pequeña luz proveniente del exterior del mundo, tal vez así, pueda disipar un poco la costumbre a mi mausoleo.

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