Caminando al rojo vivo en una calle enardecida y basurienta.
Completamente copado en quejas y esperanzas.
¿En qué pensar cuando se expone la vida por algo mejor?
Felicidad siento al verte arder, tú,
calle nauseabunda en la cual camino sin existir, día a día,
esperando que, algún día, todo estalle mientras el adulto me mira,
con abundante odio y repugnancia.
Criticado por no llevar una conservadora vida.
Criticado por no ser bueno para esta sociedad.
¿De qué sirve ser bueno para la sociedad si ella no es buena contigo?
Te declaro la guerra eterna a tu civilización que le sirves de suelo.
Te declaro la guerra eterna por tu deshumanización que llenan los edificios que alteran el paisaje.
Tú, calle absurda, has matado a la naturaleza.
Tú, calle nauseabunda, eres el ideal de vida que no quiero tener.
Tú, calle obscena, obligas a una falsa felicidad.
Tú y todos tus secuaces deben arder.
Han secuestrado al humano.
Han eliminado la belleza de lo natural.
Sí, haces todo lo posible para que el cauce terrestre no se desborde.
No sabes que también hay causes subterráneos que traspasan fielmente tu grosor y tu amargo sabor.
No sabes que intentaste enterrar lo que nace de la tierra.
Muerte a toda tu estatua de progreso del que estás orgulloso.
Muerte a todo caminante que quiere seguir en una vida absurda e injusta.
¿Injusta?
¿Cómo hablar de injusticia si por naturaleza la hemos impuesto?
Felicidad siento
al expresar sin lamento
Que te detesto
Que eres funesto
Te grito porque la guerra es lo único que nos dejas.
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