Mar impregnado de salitre,
bruma que envuelve las farolas.
Yo renazco pisando tus arenas
vivo y siento con tus vientos
y en las noches de junio
cuando las calles están en silencio
y el cielo de la noche
es azabache salpicado de oros
vuelve el ayer
y yo, que ya no lloro los recuerdos
lo abrazo y lo dejo a mi lado
junto a la orilla del fuego.
Los leños crepitan
y ese silencio que era todo mío
ahora está junto a otras voces.
otras vidas que alguna vez
fueron reflejos de la mía.
Océano del sur
tan mío, eres como un tesoro,
que no comparto
porque en tu paisaje invernal,
me mimetizo
con tus ramajes descarnados
y me hago piel en tu frio
hasta que me duele y busco cobijo
en los libros, en la música,
esperando sin apuro que te vayas
y vuelvan los brotes,
en la estación de las flores
en la primavera, que todo seda y cura.
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