Aquí estoy, en un espacio sin ti,
en un asedio, en un sueño;
arresto domiciliario de la razón,
doméstico obediente a un dueño.
Aquí estoy, a un latido menos,
a una unidad de distancia lejos,
echándome de más y sin ti,
fingiendo que nunca me arrepentí.
Y por ella, lejos de un maltrato,
de un exceso, de un número de teatro,
como dueña y señora del lugar,
que un día dejó sin dejar rastro.
Y por ella, que tenía sonrisa,
mirada, caderas y actitudes,
mire, yo dejaba a capa y espada,
mi ser, una vida y mil inquietudes.
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