Tengo el control de la furia cuando aparece.
Lo atesoro,
Lo acaricio,
Tiernamente lo tomo
Durmiendolo como un bebé en mis brazos,
Pero su vida propia lo descontrola
Escapándose a la mente
Y otras veces,
Se inserta en mi boca pronunciando las palabras más brutales,
Con las que no necesito arma para derribar rivales.
Pero su fuerza es peor
Al controlar mi cuerpo,
Poniendo en mis puños llamas de ira,
Que a la velocidad que alcanzan
La sangre se ve derramada,
Y una vez tumbado
Toma de arma mis pies,
Lo que te ven como un verdadero balón,
Y a patadas te persiguen hasta marcar un gran gol.
Sin duda, su peor forma aparece cuando contigo estoy
Porque, esos puños golpean fuertemente en mi interior machacando todo a su paso.
A veces, saca sus garras
Y rasguña en lo más profundo de mis entrañas,
Tocando cada parte sensible
Que en el silencio interior se retuerce por no tener respuesta
Cambiando de estado,
Y los puñetazos
Serán los más grandes abrazos,
Las patadas
Se entrelazarán con tus piernas.
Y el odio
Será la fuerza que se transforma en lo que me mantiene a tu lado.
Pero ojo, esto puede ser a la inversa.
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