Los sueños de mi alma quedan marginales como una huella en el viento, escucho la lluvia sobre las tejas, entierro mi alma en tus manos, humo de la esperanza, vacío mi corazón terco, tenaz que se aferra a la vida.
Corazón con hambre de derrotar toda adversidad, comienza a leer la sabiduria del hambre, de la sed de tener nada.
Me quedo pasmado sujeto a una quimera interpuesta en una palabra derramada, ya no quiero encontrar nada de este mundo que no sea mi alma.
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