< El corazón es masoquista, Aquel que no ha sufrido, no se ha enamorado> Gabriel cerró su libreta de apuntes, tomó un largo sorbo de su café, mirando hacia la pequeña ventana que dejaba ver un pequeño destello de rayo de sol, se escuchaban las pequeñas y débiles gotas de agua que avisaban que la tormenta casi llegaba a su fin.

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