Amando al ser del otro lado del espejo…

Amando al ser del otro lado del espejo…

Yanara

05/12/2020

Pocas veces nos preguntamos si nos amamos. Si lo hacemos, nunca nos planteamos el “por qué”.

Yo me hice esta pregunta varias veces y siempre tuve la misma respuesta. Me amo muchísimo, más que lo que podrían amarme. Me conozco lo suficiente, más de lo que otros podrían conocerme. Me entiendo más de lo que podrían entenderme. 

Sinceramente, no está mal amarse a uno mismo y mezquinar un poquito ese amor.  Nacemos y morimos solos ¿Por qué no deberíamos amar lo único eterno en nosotros?

Amarnos también significa odiarnos. A veces, nos odiamos por hacernos daño, otras por hacerle daño a alguien más. Por momentos, nos odiamos por caernos y no hacer el intento de volvernos a levantar, o incluso por haberlo intentado y volver a fallar. 

En ocasiones perdemos un poco el amor propio y ahí reside el origen de muchos de nuestros problemas. Cuando perdemos el amor por nosotros, permitimos cosas que nos hieren, dejamos a los demás jugar con nosotros a su antojo y no nos damos el valor que realmente tenemos. Es importante entender que tenemos que estar bien con nosotros mismos, para que después podamos estarlo con los otros. Si somos los primeros en lastimarnos o herirnos o los últimos en elegirnos, no podemos pedir actitudes diferentes de los demás.

Vinimos solos a este mundo y solos nos vamos a ir. El resto es historia.

En varias ocasiones nos miramos al espejo y no estamos contentos con lo que vemos. Nos rechazamos, ya sea física o mentalmente. No entendemos que en vez de defraudarnos con la imagen que nos devuelve el espejo, podemos sentirnos felices por poder vernos, por poder sentir y por tener la posibilidad de cambiar. La gente siempre ve los cambios en el futuro y no entienden que el presente es lo único que tenemos para conseguir eso que queremos en el futuro.

En nuestra vida seguramente ya hemos llorado, nos hemos enojado, hemos gritado, intentamos dormir para dejar de pensar, anulamos nuestros sentimientos e incluso fingimos que todo estaba bien aunque nuestro al rededor esté repleto de pedazos. Pasamos de ser auténticos a sólo fingir. 

Nos la pasamos escuchando consejos que no estamos dispuestos a seguir. Es como si a una parte de nosotros no le interesara todo lo que puedan decirnos, porque esa parte que nos conforma prefiere quedarse en lo malo conocido que arriesgarse a ver si hay algo bueno por conocer. Nos hunde en esa supuesta «zona de confort» porque ese es el terreno conocido y nos da miedo dejarle la suerte al destino permitiéndole jugar. 

La gente cree saber cómo te sentís. Te dicen que todo va a estar bien, que ya pasaron por lo que estás pasando. Te recalcan que no existe tal cosa que sea el fin del mundo, que de eso vas a salir, que todo se supera. Sus consejos no son totalmente mentiras, pero tampoco se acercan a tu realidad. Al fin y al cabo, cada uno de nosotros sabe cuánto nos duele cierto dolor. No hay dolores similares, sólo hay dolor.  

Saldremos del infierno sólo cuando tengamos ganas de hacerlo. Lo haremos ese día que nos levantemos y digamos «basta», cuando realmente queramos dejar de estar en ese sitio de confort esperando que el mundo cambie a nuestro favor. Es importante entender que nosotros somos los únicos con el poder de cambiar todo lo que sucede al rededor. Hay que dejar de ser victimas de las circunstancias y empezar a tomar las riendas de nuestro destino. Dejemos de culpabilizar al mundo externo por todo o que nos pasa y empecemos a culparnos a nosotros por no movernos de ese lugar, por no avanzar. 

A los caminos andados sólo hay que volver a transitarlos para ver de donde venimos, pero nunca más para quedarnos estancados ahí. Todo se trata de aprender a ser mejores diariamente, superarnos constantemente. Perdemos tiempo contando las veces que nos caímos, pero nos olvidamos de tener en cuenta todas las veces que también nos levantamos. Todo se soluciona de adentro hacia afuera, jamás al revés. Es decir, Si no crees que te mereces lo mejor, ¿por qué lo obtendrías? 

Lo importante es preguntarnos todos los días si estamos felices de quienes somos, si somos felices con lo que tenemos, si le dedicamos el tiempo a cosas que valen la pena, que nos hacen bien o nos permiten sentirnos completos. Si tu respuesta es «no» a algunas de estas cosas sería importante que reveas en tu interior el motivo. Creemos que tenemos tiempo suficiente para lograr lo que queremos, pero la realidad es que el tiempo es lo único que creemos manejar aunque sea todo lo contrario. 

Si un lugar ya no te llena, si una persona ya no te hace feliz, si una circunstancia ya no es lo que querías/necesitabas… Si podes notar que nada de eso está bien, ¿por qué seguís insistiendo en lo que la vida te dijo de mil formas que no? Sos el único culpable de seguir viviendo en el dolor. 

Agradezcamos siempre por todo lo que tenemos. Enfocarnos sólo en lo que nos falta sólo nos genera una sensación de disconformidad, pero hacerlo en lo que tenemos nos puede hacer sentir afortunados. Todo lo bueno y malo que nos sucede, tiene su razón de ser.

Tenemos que dejar de ser esclavos de la mente y convertirnos en su amo. Podemos controlar lo que pensamos, tenemos el poder de hacerlo. Que la mente te domine es el primer paso a la “auto-destrucción”. No importa cuántos nos digan que tal cosa tiene solución porque si no lo creemos nosotros, no se va a resolver.  

El amor propio tiene que ser lo último en extinguirse. Tenes que experimentarte, ponerte a prueba una y mil veces, escucharte, hablarte, cuidarte, y mejorarte ¿Por qué? Porque sos lo único que vas a tener a tu lado hasta el final de la historia. Nunca vas a escapar de vos, nadie va a conocerte más que vos. Tu cabeza siempre te va a hablar, lamentablemente es de lo que más te va a costar escapar, pero también es la única que va a seguir ahí cuando no haya nadie más. Si te perdes, no tardes mucho en encontrarte.  

No hay nada más grande que el amor.  Las personas somos muy básicas para entenderlo y saber cuidarlo bien. Es un tesoro, que al igual que la vida, durará lo que lo cuides. A veces las emociones nos ganan, no sabemos controlarlas, pero siempre hay que intentar mantenerlas ordenadas, intentar entenderlas, ir a su núcleo e intentar sostenerlas fuerte. No hay que desbordarse. 

Lloremos todo lo que tengamos que llorar, no nos privemos de hacerlo jamás. Se estigmatiza la tristeza al punto de escondernos cuando queremos llorar para que nadie nos vea, para que nadie nos pregunte.  Estar mal no es un error. Hay que demostrar  todo lo que sentimos porque somos humanos. 

Esquivar las malas rachas, no hacen que dejen de pasarnos. Esconder lo que sentimos tampoco da como resultado que nos deje de doler. 

 Nuestro destino nos pertenece y debemos hacer los cambios necesarios para estar mejor, aprender de los errores y desaciertos. Vinimos a ser felices. En caso de caernos, es importante que entendamos que un mal día no es una mala vida. El fondo nos da el impulso para volver a subir. Equivocarnos nos enseña más que los aciertos. Hagamos de los errores una oportunidad de cambiar. 

La vida es una sola. Ayer ya pasó y mañana no existe. No esperes cambiar a futuro, lo que podes modificar hoy. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS