Entonces tuvo una idea. Salió corriendo del garaje y tomó los desinfectantes, limpio el auto con severo esmero, seguía tallando hasta asegurarse de que no quedara ni un rastro de sangre. Revisó todo dos veces más, cuando pensó que todo se veía en perfecto estado dejo el garaje.

Respiraba con tranquilidad cuando escucho aquellas voces resonar en su cabeza “todo saldrá bien” “somos muy listos como para que nos atrapen”. Suspiro y se recostó en el sillón, encendió la computadora y reviso su correo, nada aun. No quiso entrar en pánico y salió a caminar un momento alrededor de la laguna para despejar su mente. Cuando estaba a punto de llegar se encontró con una bella chica de pelo rubio que le cubría la cintura, su vestido largo y morado le llamaron la atención, estaba descalza y tenía los ojos cerrados. No se movía y parecía estar pensando en algo muy importante, su rostro reflejaba concentración, su piel estaba pálida, no era su tono natural claro estaba, el frio ese día era terrible, como si te echaran una cubeta con hielos. Se quedó a contemplar su belleza un momento más, hasta que aquella señorita empezó a llorar sin abrir los ojos, hablo firmemente y parecía sonreír un poco, como si hubiera recibido una noticia que había estado esperando dese hace mucho tiempo. Pronuncio tan delicadamente y en su voz se escuchaba la monotonía

  • “Por fin eres libre, has encontrado quien te diera la paz que tanto merecías que hoy a la laguna nos has vuelto a llorar, tus lágrimas derramadas a esta laguna no llenaras, por las noches tu lamento ya no escuchare más, ahora danzas tranquila por el bosque y feliz por encontrar tu razón de estar aquí aun, que te vaya bien querida Catherine, espero y algún día dejes el mundo de los vivos y goces del nuevo mundo donde perteneces”.
  • Adiós Catherine – se giró hacia su derecha y encontró a Jack viéndola.
  • No. –dijo firme- no le haremos daño
  • “¿y si despierta?” ¿Qué haremos?
  • La llevaremos a su cabaña- camino hacia su casa- no la tocaremos.
  • “te interesa ¿no es así?
  • Solo déjenla- dijo con una voz firme- no le haremos ningún daño.
  • “de acuerdo”
  • ¿Cómo estás? soy Jackson tu vecino, estabas inconsciente y te traje a m cabaña, nadie estaba en la tuya.
  • Ella le miro y asintió-
  • ¿tienes llaves?
  • -ella negó-
  • Entonces creo que te vas a quedar hasta que lleguen tus amigos.
  • Asintió-.
  • Bueno yo…voy a preparar algo de comer ¿quieres?
  • Si. Te ayudo.
  • No, acuéstate debes de recuperar más calor.
  • ¿seguro?
  • Si.
  • Tú también la viste ¿no?
  • ¿de qué hablas?
  • A Catherine.
  • Oh. No. No había nadie en la laguna.
  • Le miró y se volvió a acostar- tal vez soñé.
  • Si, tal vez.
  • De que hablas. No entiendo- dijo mentalmente.
  • “te lo diremos más claro” “¿Cómo estás seguro de que esta es una alucinación?

Una brisa helada rodeo a Jack y aquella chica, del otro lado de la laguna se encontraba la mujer del lago sonriendo débilmente, asintió al ver a Jack y se alejó de aquel lugar para siempre, convirtiendo así en un pájaro rojo. Emprendió su vuelo con total orgullo y belleza, aquella chica abrió los ojos y al ver al pájaro volar sonrió.

Primero no le tomo importancia estaba dispuesta a irse, pero el frio era demasiado, quedo inconsciente y Jack la tomó en sus brazos sin decir una palabra. La cargo y la llevo a su casa. Le limpio los pies y rostro estaba helada. Si no la calentaba pronto moriría. Encendió la chimenea y junto el sillón hacia ella, la tapo con mantas y espero a que estuviera nuevamente estable de temperatura. Se dirigió a las cabañas y toco las puertas esperando respuesta. Nadie abrió. “no hay nadie ¿qué hacemos?”, “si descubre nuestro secreto iremos a prisión” “debemos sacarla de nuestra casa” “debemos eliminarla”, “nadie se dará cuenta”

Las voces callaron y entro a su casa. Se bañó y cambio. Al bajar la chica seguía dormida, le toco la frente para saber si su temperatura había regresado a la normalidad. Efectivamente estaba bien, suspiro aliviado. Miro la puerta del suelo y tomo un tapete grande negro y lo coloco encima de él. La contemplo durante minutos, su rostro bien definido y cuerpo delgado, pestañas largas y abundantes. Miró su cabello y uñas, con la mirada gravo todo de ella. Se sentía como un acosador, cualquiera que lo viera diría eso. Pero él estaba intrigado “¿ella puede ver a los muertos?” ¿O solo escuchar los lamentos? No entendía que ocurría, no sabía si había escuchado mal, no entendía el por qué ella estaba en la laguna, descalza en la nieve. ¿Qué quería probar? ¿Por qué sus amigos no estaban ahí? ¿Por qué decidió estar ahí sola?

La gente hace cosas estúpidas, por amor, odio, por tantas razones que no valen la pena. Tal vez pensaba así porque conocía el odio y el amor, tal vez porque sabía que cual era el sentimiento más fuerte. Siempre había amado a su doctora, no de una manera romántica, la consideraba una buena mujer, como la madre que siempre quiso tener. Conocía el odio, todo lo que iba dirigido a sus padres, ellos lo abandonaba siempre que tenían la oportunidad, cuando descubrieron su enfermedad lo encerraban en su habitación si darle de comer, y cuando lo hacían lo trataban como un animal con alguna enfermedad contagiosa. Recordaba cuando sus padres lo encadenaron en el jardín, era verano y calor insoportable, era una sensación horrible y sufrió mucho, por eso cuando recibió la noticia de que murieron se sintió tan tranquilo, la gente decía que ocultaba su dolor, pero el por dentro era tan feliz, tan lleno de esperanza. Claro, que al ingresar al hospital tuvo que mentir. “y gracias a eso soy libre ahora”. En parte, la mayoría de sus cicatrices fueron hechas por sus padres, al maltratarlo tanto. Con solo 11 años ya estaba totalmente desnutrido y herido, sus padres lo llevaban al médico muy rara vez y l decían que él se provocaba todo eso. Y si el no asentía al llegar en casa lo matarían. No sabía porque se aferraba tanto a la vida. Si era una mierda en ese entonces. Estaba jodido. Morir era la mejor opción. Pero sus padres no le darían ese privilegio. Respiró intranquilo y recordó cosas positivas “ahora tengo un doctorado” “un loco estudiando psicología, vaya mierda”. Tras años estar encerrado encontró lo que le gustaba, leía lo que le ocurría a él y a otras personas con trastornos, ver el comportamiento. Su doctora le enseño más de lo que él esperaba, “un psicólogo asesino”.

Giro su cabeza hacia la chica y ella estaba sentada mirándolo fijamente. El la miro igual y trato de hablar.

Estaba preparando paella y escucho en su mente “¿cómo estás seguro de que no es una trampa?”

– ¿de que hablas?- dijo mentalmente-.

«te lo diremos mas claro» «¿como sabes que ella no es una alucinación?

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