Es cuestión de pensar, razonar después de todo sobre lo que sientes; sensaciones vibrantes que hablan del mundo conciente y secuencial con base en el raciocinio humano, esto es lo que encuentro después del sueño, que mas podría dar el universo sino galaxias y estrellas envueltas en auroras boreales y espectros luminosos, donde los sueños terminan en fantasías, acumulando el espacio austero donde se forman.

De otra manera como podrían secuenciarse los sueños sino con alteraciones de tiempo y espacio emergido de las raíces diáfanas esculpidas en el inconsciente.

Cuando sueñas, las acciones engranan y sintetizan la razón comprendida en realidades paralelas con historias infinitas, las posibilidades de encontrase con uno mismo dentro del ser dependen de las emociones congeniadas en el espacio líquido donde se guardan los recuerdos, ininteligibles, reparados en valles dorados, diurnos pasando las fronteras de la soledad.

La intención de situarse como espectador reside en el principio del caos, de caminar descalzo incorporando la tierra en tierra y el sol en luz, los sentidos en reacciones químicas y las sales en esporas marinas desplegando a cúmulos en los vientos astrales.

La semilla eterna germina dentro del corazón creciendo sus raíces entre seres acorazados de nublada visión. Cierra los parpados para zurcirlos con algas salientes de la boca, surcando canales bronquiales impulsados por electrodos y así fluir entre las cuerdas bucales para resonar en el estado más profundo de la conciencia.

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