Hace mucho años que me sigo haciendo las mismas preguntas ¿Por que parten los que amamos? ¿Por que parten la gente buena? ¿A caso Dios las necesita o simplemente nos merecemos vivir en un mundo no apto para gente con sueños?.

Se preguntaran por que, por que escribo esto. Bueno deberé contarles:

Todo  comenzó en el año 1976, me encontraba camino a casa, era de noche. Todo estaba en silencio, parecía como si nadie viviría en ese barrio.

Me encontraba terminando de patrullar, estaba frío, y tenia hambre, así que decidí ir a ver si estaba todo en orden en el hogar.

Me recibió mi esposa como todas las noches, mis hijos saltaban y corrían en toda la casa hasta que me vieron, hicieron silencio, yo de muy buen humor les preguntes:

– ¿Por que pararon de jugar?.-  Unos de ellos, el mayor, Juan me contesto casi con miedo:

– Porque si hacemos ruido vienen los militares y nos esfuman.-

Me quede helado. 

En ese momento me di cuenta que corría mi familia, así que me puse en marcha para idear un plan junto con mi compañero de trabajo Diego. Pero no antes de preguntar como estaban mis suegros y mis padres.

Así que me fui, mi esposa me advertío con estas palabras:

– Ten cuidado, no te acerques a los militares, por mas amigos que sean no lo hagas, te pueden hacer desaparecer y no quiero perderte.- Yo le respondí:

– Tenlo por seguro que volveré… Pero me preocupan tus padres y los míos, después de  las palabras de los niños, me a surgido una preocupación importante. Debo irme, pero volveré. Te lo prometo.-

Eran alrededor de las 8 de la noche, no había comido y ya no tenia tanto hambre como antes. La preocupación me corría por todo el cuerpo, pero tenia que disimularlo, debía volver a casa.

Llegue a los de mis suegros, llame a la puerta.

Una voz desconocida contesto detrás de la puerta:

-¿Quien es? ¿Que es lo que quieres? ¿Vienes solo?-.En ese momento me asuste, así que procedí a derribar la puerta pero no antes de preguntar y de decir algunas palabras en un tono de furia:

– ¡¿Tu quien eres?!. Tu eres el extraño aquí no yo. Derribare la puerta-. Y lo hice

Cuando logre entrar, estaba un joven alrededor de 18 años y me pregunto:

-No tenias necesidad de derribar la puerta cuñado, solo debías responder.- Yo extrañado le conteste:

– ¿Cuñado? ¿Yo?. ¿Quien eres? ¿Donde están los señores Gonzalez? ¿Que le hiciste? ¿Sabes en que momentos estamos?. No estoy para juegos perversos chico, debo ver si están bien los señores Gonzalez.

Así que procedí a buscar por todos la casa a Marta, mi suegra. 

La encontré en el jardín, estaba regando las plantas con tranquilidad, como era su rutina.

Luego fui a ver a Roberto, el esposo de Marta.

Estaba limpiando la pileta, de muy buen humor.

Al ver de que los dos estaban bien me alivie  un poco, pero no del todo.

Me retire lo antes posible, pero no antes de decirle al joven:

– Cuando alguien llama a la puerta con un tono de enojo, tu debes presentarte. Así evitaras malos entendidos-. Y me fui.

Me dirigí a camino de la casa de  mi padre Julio.

Me tope con una tropa militar, así que si levantar sospechas, la esquive.

Llegue a mi destino, llame a la puerta, el mayordomo Cesar me atendió:

– ¡Oh vaya!, Que agradable sorpresa, tus padres están en el patio. Don Julio podan las plantas y su madre Maria, teniendo ropa.- Le respondí aliviado:

– Gracias. Voy a ir a chequear. Ahora me siento mucho mejor, después de todo eran sospechas.-

En es momento me di cuenta que le hable como si el supiera que me preocupaba, pero no lo sabia.

Sin embargo, me dirigí al patio. Era verdad estaban allí ,realizando todo lo que dijo Cesar.

Me fui, me dirigí a mi hogar. Al fin mi alma estaba en paz, pero no duraría mucho.

Abrí la puerta como siempre, con el juego de llaves de mi bolsillo.

Encontré una escena escalofriante.

La sala de estar estaba revuelta, La cocina estaba toda llena de platos rotos, el dormitorio de los niños todo revuelto y había una mancha de sangre, la habitación de mi esposa y mía estaba como la había dejado con excepción de una caja que tenia allí guardada. Les tenia prohibido ver esa caja, era de un pasado oscuro que quería olvidar.

Esa caja estaba abierta, faltaban papeles, eran de mi historia.

En ese momento me preocupe por mi familia, estaban en riesgo.

Marque el numero de Diego y le dije:

– Diego ven rápido. Necesito tu ayuda. No se que ha pasado, Ven y te explico.- Y colgué

Llaman a la puerta, era Diego.

Diego me pregunto muy asombrado:

– Por primera vez veo que esta nervioso ¿Que ha pasado?- Le respondí:

-No lo se. Algo le sucedió a mi familia debo ir y ver si en la comisaria o en los cuarteles de retención están. Lo mas probable que si. ¿Me acompañas Diego?.- El respondió:

-Si claro, pero, tranquilízate. Puedes levantar sospechas, y no harán escabeche si se enteran de nuestro plan de huida.

Me tranquilice, Diego tenia razón

La preocupación era grande pero debía disimularla.

Fuimos a casi todos los cuarteles.

Nos pedían el DNI.

En los 2 primeros les mostramos nuestros DNI, se baja uno por cada cuartel.

Luego en los demás tuvimos que disfrazarnos y actuar como mujeres para no levantar sospechas, por supuesto todo era falso, pero lo pasamos igual.

Buscamos en cada rincón, pero nada.

Perdía las esperanzas, ya no sabia que hacer. 

Diego se me acercaba y me dice:

-Compañero no se me rinda. Pueden haber ido a otro lugar y los sueltan, ya vera que encontrara a su familia.- Yo le respondí:

-Gracias por los menos mis suegros, mis padres y tu están bien, algo es algo.–

Me fui Con dirección a un hotel. Me hice pasar por un extranjero junto con Diego.

Al día siguiente encendí la radio.

No se como, pero enganche señal de un noticiero.

Mencionaron que habían hallado  unos cuerpos sin vida de una familia. Una señora de aproximadamente de 35 años y unos chicos de aproximadamente de 15 y 16 años. 

Coincidían con las edades de mis hijos y esposa. 

Así que levante a Diego, que aun dormía. Y le dije:

-Diego levántese. No tengo tiempo de explicar. Sigue por  favor-. Diego no  le gustaba que lo levantaran de golpe así que de muy mal humor me dijo:

– Es temprano Edgar, no ha ni una alma, pero si te urge me levantare.-

Pobre Diego se tuvo que poner las pocas pilchas que llevo la noche anterior.

Y salimos del hotel en medio de la helada. Diego de mal humor me dice:

-Edgar me hubieras dicho que querías ir al trabajo. No me hubiera levanto, encima me estoy congelando.- Yo le respondí:

-Bueno sino querías acompañarme me hubieras dicho y te deja ahí solo como un perro.-

Entramos a la comisaria, fui con un compañero forense, Carlos.

En ese momento me llamo Carlos y me dijo:

-Edgar teneemos que decirte algo.- Yo pregunte:

– ¿Que es? ¿Los cuerpos sin vida? ¿Lo reconocieron? ¿Quienes son?.-

Asombrado Carlos dijo si con la cabeza.

Me dirigí a la parte en donde examinaban los cuerpos junto con Diego.

Al acércame no podía creer, eran ellos, era mi familia.

Me largue a llorar si parar.

No podía creer que no pude salvarlos, que ahora los vería el resto de mi vida en un cementerio

Enloquecí de tristeza, dolor y ira.

Ahora me encuentro en un loquero. 

Atienden bien.

Los medicamentos ayudan al olvido, pero hoy pensamientos que parecen un suicidio.

No entiendo porque Dios se llevan a los que amamos.

En los momentos donde mas los necesitas.

Por eso valora a tu familia porque no sabes cunado partirán o cuando los harán partir.

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