Mi primer amor

Un amor que nunca y, a la vez, podría ser. Esto comienza con Nebu, un niño de primaria. Él, cuando empezó el cuarto año de primaria, durante el primer día. Se dio cuenta de una linda niña, tal vez, esto pueda ser amor o sólo una ilusión. Nebu, deseaba con ansías, que aquella niña estuviera viendo hacia él. Nebu se preguntaba cómo hacer para llamarle la atención pero, a la vez, no podía ya que se encontraban en medio del acto cívico de apertura.

Terminando todos los actos, todos se fueron en un sólo grupo, según al grado que pertenecían. Iban llamando por apellidos, conforme la sección que le correspondía. A Nebu le tocó la sección «B», sin embargo, él aún pensaba si podría volverse a encontrar con aquella niña y si tendría el valor para hablarle. En eso, lo llamaron y entró a su clase. Que sorpresa se llevó, al ver que aquella niña sería su compañera ese año. Nebu pensó – no puede ser. Podré tener la oportunidad de hablarle. Que alegría, nunca pensé que llegaría a tener mucha suerte. Pero, ahora ¿qué le debería de decir?. No quiero tener que quedar mal. De todas maneras, sólo iré y la saludaré, si eso haré. Halla voy – Empezó a caminar en dirección a ella. Pero, ya faltando poco, se desvío y fue hacia atrás. Nebu se lamentó no haber podido hablarle por su falta de coraje.

Una vez se sentaron todos, la maestra les pidió que se presentarán ante todos. Uno por uno se iba presentando, cuando ya casi era turno de aquella niña, tocó el timbre de recreo. La maestra dijo – Muy bien niños, dejaremos a los que hacen falta para después de recreo. Así que salgan con cuidado -. Nebu, no podía creer que estaba tan cerca de conocer su nombre. Tan sólo, porque no tenía la suficiente valentía, le iría a preguntar su nombre. Nebu se sentó en las gradas. Estaba comiendo su refacción, cuando escucho una voz que le decía – hola, ¿te puedo acompañar? -, Nebu volteó y al ver de que se trataba de aquella niña, se puso nervioso y dijo – S sí -, ella, – gracias. – se sentó – Eres muy tímido -, Nebu, – pues, este, es porque… – ella se rió, Nebu retiro su mirada inmediatamente. Ella lo vio y dijo – mi nombre es Nohemí y ¿el tuyo? -, Nebu, – mi mi nombre es Nebu. Mucho gusto de de conocerte – Nohemí – igualmente. Quien diría que este año estaríamos juntos. Sabes – cerro los ojos por un momento y, mirando hacia el patio, continuó diciendo – hace tiempo que te había visto y quería hablar contigo – Nebu – ¡¿ah?! – Nohemí – No es de extrañar que digas algo como eso. De todas maneras, sólo quería conocer cómo era la persona que dice ser el menos probable que haga un grupo que funcione – Nebu – eso, eso no puede ser. Además, de dónde has escuchado eso – Nohemí cerro un ojo mientras, con el dedo índice entre los labios, hacía el gesto de ”silencio” pero queriendo decir “es un secreto”. Durante el resto del recreo ellos dos hablaron, aunque fue más bien que Nohemí molestaba a Nebu. Todo parecía como si ya se conocieran desde hace tiempo a pesar de que no fuera así.

Al terminar el recreo, todos regresaron a la clase. Al continuar con la presentación de todos los de la clase, aunque algunos ya se conocían, les pidieron que ese día lo tomarían para poder platicar entre ellos y conocerse mejor. Nebu, que se juntó con algunos amigos, comenzaron a hablar sobre programas de televisión y decir más de algún chiste. Estaban riendo tan fuertemente, que tuvieron que parar un poco, al ser que sentían que estaban por desmayarse de tanto reír. Mientras seguían bromeando, Nohemí paso a la par de ellos con sus dos amigas. Parecían divertirse bastante pero, al estar cerca de ellos, Nohemí hizo una pequeña mirada a Nebu, como decir “no puedo creer que seas así”. Nebu, por una extraña razón, se sintió un poco mal pero prefirió no hacerle caso.

A la hora de salida, Nohemí se acercó a Nebu y le dijo si podían regresar juntos, ya que tomarían el mismo camino de regreso a casa. Nebu, aceptando la propuesta, comenzaron a caminar de regreso a sus casas. Mientras caminaban, Nohemí dijo – oye, ¿no crees que es un poco aburrido regresar de esta forma a casa? – Nebu – No lo creo, siempre regreso así – Nohemí, adelantándose unos cuantos pasos y luego volteando para verlo mientras caminaba hacia atrás, dijo – Ya veo – con una sonrisa en el rostro, miro al cielo y, levantando el dedo, en símbolo de tener una idea, continuó diciendo – conque de eso se trata. Que te parece si hacemos algo respecto a eso – Nebu – no gracias, estoy bien así – Nohemí – por eso es que no eres divertido – Nebu – No puedes decir si alguien es divertido o no con sólo haber hablado una vez – Nohemí – Pero, esta no sería la segunda vez – Nebu, sintiendo que lo había acorralado con esa respuesta, contestó – Pues, pues… de todas maneras no lo sabes – Nohemí – es muy fácil – Nebu, enojado – si es así, dilo – Nohemí – Te has enfadado muy rápidamente, por eso creo que debes de ser alguien aburrido – se dio la vuelta y, cantando, decía “Nebu es alguien aburrido, aburrido y por eso no puede jugar” una y otra vez hasta que Nebu respondió, ya arto de esas canción – ¡Está bien!, jugaré contigo – Nohemí – muy bien – mientras juntaba sus dedos de la mano y los separaba.

Caminaron un poco más hasta ver un campo de flores. Nohemí, viendo el campo, dijo – El juego será el siguiente. El quien atrape la mariposa más grande gana – Nebu – De acuerdo. Pero, como soy el mejor de todos al tratarse de atrapar cosas, no quiero que llores cuando te venza – Nohemí – eso ya lo veremos –. Se pararon frente al campo y, preparándose para correr en busca de la mariposa más grande, Nohemí comenzó a contar – Cinco, cuatro, tres, dos, uno y vamos –. Los dos comenzaron a buscar entre las flores a la mariposa que les pareciera la más grande de todas. Entre las flores habían varios tipos de mariposas de diferentes colores.

Nebu, mientras buscaba, pensaba – esta no es muy grande, de seguro aquí debe de haber una mucha más grande – buscaba de un lado a otro – no puedo dejar que ella me gane – viendo cerca de unos dientes de león revoloteando a una mariposas blanca, que le parecía ser la indicada, se acercó despacio. Ésta, que se detuvo en unas azucenas, fue atrapada por Nebu en un instante. Nebu, riendo al ver que era el más grande que había atrapado, se volteó y dijo – mira Nohemí, ya tengo mi mariposa – Nohemí – Que bien, sólo dame un poco de tiempo – Nebu pensó – no creo que pueda ganarme con esto – Nohemí gritó – Ya puedes venir, he atrapado el mío –. Nebu se acercó y, viendo que ella no tenía nada entre las manos dijo – No te preocupes, no siempre se puede atrapar. Además – estiró la mano para mostrarle el que atrapó – esta es mi mariposa, por eso gano… – Nohemi – Yo – Nebu – ¿qué dices?. Pe, pero yo tengo una mariposa y, aunque fui el único en atrapar una, también es grande – Nohemí – no es cierto. Mira en mi cabello – Nebu, dirigiendo su mirada hacia el cabello de Nohemí, vio como una mariposa amarilla estaba posada en ella. Esta, por su tamaño, parecía como si fuera un gancho – ya ves, esta es más grande que la tuya –. Nebu, con un “ah~” de derrota, soltó la mariposa que tenía entre sus manos. Nohemí, al agachar la cabeza para tomar una flor, hizo que la mariposa comenzara a volar. De esta forma termino el primer día de clases.

1 A veces puedes ser un poco fastidiosa

Ya habían pasado unas dos semanas desde que comenzaron las clases y, desde que Nohemí le gano en el juego de la mariposa, Nebu no pretendía volver a perder otra vez de esa misma manera. A pesar de que en este momento regresaban a casa juntos, no habían jugado otro juego.

Las clases habían comenzado. Nebu, siendo que se sentaba a la par de Nohemí, quiso hacer algo diferente. Mientras el maestro comenzaba a explicar cómo se hacían las operaciones con la numeración maya, él vio que Nohemí tenía en su mano un lápiz. Al ver esto, pensó – por qué no le pido que veamos quien puede hacer un dibujo cuando regresemos. Eso es, si le digo eso de seguro podré ganar – comenzó a reír en voz baja. Nohemí, dirigiendo su mirada hacia él, sólo se preguntaba qué era tan gracioso de la clase.

Al terminar la clase, los dos se fueron juntos a casa. Mientras caminaban, Nebu, que trataba de ocultar su objetivo, dijo – Nohemí – Nohemí – ¿Sí? – Nebu – que te parece un reto – Nohemí – Claro, dime cuál – Nebu – muy bien. Sabes, siempre he pensado en que sería divertido hacer un dibujo y luego hacer una comparación con alguien más para ver quien lo hizo mejor – Nohemí – Es por eso que quieres tratar de hacer eso – Nebu – Sí. Y… aprovechando que venimos de regreso, no estaría mal que nos detuviéramos un momento e intentemos hacerlo – Nohemí – está bien, pero con una condición – Nebu – ¿cuál? – Nohemí – El perdedor invita un chato al ganador – Nebu – Por supuesto así que… – Nohemí – También, el dibujo deberá de ser que uno dibujara al otro – Nebu – ¡¿qué?! – Nohemí – si no puedes, bueno, no hay mucho que hacer. Así que daré por asentado que he ganado – Nebu – no, no, no, No, eso no puede ser. Está bien, hagámoslo – Nohemí, inclinando un poco la cabeza a la derecha, dio una sonrisa.

Los dos caminaron un poco más y, seleccionando estar debajo de unos árboles como el indicados, se sentaron uno delante del otro. Sacaron el cuaderno de dibujos y, comenzando a verse directamente, empezaron a dibujar. Nebu, que miraba como el aire jugueteaba con el cabello de Nohemí, comenzaba a sentirse avergonzado. El ver que ella se mantenía serena, era aún más difícil de ignorar. Si se sentía demasiado el correr del tiempo al estar los dos solos en ese sitio, por alguna razón, le hacía comenzara pensar que no debería de continuar.

Nebu, que no dejaba de temblar, pensó – esto es malo, no puedo lograr concentrarme – miró nuevamente el rostro de Nohemí, quien le respondió dando una pícara sonrisa. Nebu, que comenzaba a sonrojarse pensó – No puedo seguir con esto. No debo de seguir, será que estará bien si continuó con esto – sacudió un poco su cabeza – no, recuerda que sólo estas con una amiga de la escuela – respiro profundamente – eso es. Así que no hay nada de que temer. La miraré directamente y voy a terminar de dibujarla – dirigió su vista a Nohemí cuando, sin previo aviso, ella se encontraba frente a él queriendo poder ver cómo iba el dibujo de ella. Nebu, al tener el rostro de Nehemí casi junto al suyo, soltó el cuaderno y el lápiz. Tratando de retroceder, lo único que hizo fue caer de espalda en la grama. Nohemí, al ver como caía Nebu, sin poder contener su risa, se rió a carcajadas. Nebu, levantándose y tomando su cuaderno y lápiz, los alzó. Nohemí, parando de reír, dijo – oye – trato de retomar el aliento – no era mi intención asustarte de esa manera, sólo quería ver como ibas con el dibujo – Nebu, tratando de ver a otro lado, respondió – no, no fue para tanto. Pero, creo que ganaste – Nohemí, con una expresión de sorpresa, dijo – si te molestó que me riera de esa manera, me disculpo. Pero, no es motivo para dejar a medias nuestro reto – Nebu – Para serte sincero, no soy buen dibujante – Nohemí – ¿así? – Nebu – A sí es, por eso creo que deberíamos de dejarlo – Nohemí – no seas así. Yo tampoco soy buena dibujante, mira – tomo su cuaderno y lo alzó para que Nebu viera que era cierto lo que decía. Nebu, sin argumentar nada en contra del dibujo que hizo ella de él, sólo dijo – está bien. Digamos que por esta ocasión tú ganaste y lo intentaremos en otra ocasión – Nohemí – ¿seguro? – Nebu – sí –.

Después de ese momento, se dirigieron a la tienda que estaba unas dos cuadras más adelante. Al llegar, tocaron el timbre y, mientras esperaban que los atendieran, Nohemí dijo – Sabes algo Nebu – Nebu – ¿Si? – Nohemí – En esta tienda se encuentra una señora muy amable. Pero, he escuchado que últimamente se encuentra un poco enferma – Nebu – ¿Así? – Nohemí – así es. Por eso – se dio la vuelta en un giro de noventa grados y, mientras se inclinaba un poco en dirección de Nebu, dio una pequeña sonrisa – quiero traerle algo. Tal vez eso le haga feliz y ayude a que pueda recuperarse pronto – Nebu – Eso sería una buena idea. Pero, que es lo que tienes en mente hacer – Nohemí volteándose en dirección del mostrador, inclino un poco la cabeza hacia atrás, respondió – para serte sincera, no lo sé. – dirigió su mirada a Nebu – Pero me gustaría que me ayudaras a poder pensar en algo –. Nebu estuvo a punto de responder cuando salió la señora.

La señora era alguien que se encontraba aproximadamente entre los cuarenta y cinco, y cincuenta años. Ella, que portaba traje típico característico de Quetzaltenango, salió y les atendió. Mientras les atendía, Nebu pensaba en alguna forma de ayudar a Nohemí. Pero, a pesar de sus intentos en encontrar alguna forma de ayudarla, no logro conseguir que hacer.

Los dos continuaron su camino. Mientras estaban tomando sus chatos, Nebu miraba como terminaba el camino que recorrían juntos y que, a partir de la siguiente cuadra, tendrían que seguir sus propio camino en dirección a sus casas. Ya que no logro pensar en nada, dijo – Bueno, total, no sé qué es lo que esperas que haga –. Por suerte Nohemí no logró escuchar lo que él había dicho.

Al siguiente día, cuando se encontraban ya en la escuela, Nebu, como era costumbre, se encontraba con sus amigos. Entre risas, pasaba el recreo. Nohemí, aprovechando el tiempo, se acercó a ellos y dijo – Disculpen un momento, me voy a llevar por un momento a su amigo – Nebu, que era jalado del brazo izquierdo, quería preguntar el porqué de la forma en que lo llevaba. Pero, sus amigos al ver cómo era llevado, todos dijeron “m…m~ ” a lo que hizo que Nebu se avergonzara y dijera – e esto no es lo que parece – uno de ellos le respondió – no te preocupes, nosotros no te interrumpiremos – Nebu – ¡que no es lo que piensan! –.

Al encontrarse dentro de la clase, Nohemí comenzó a buscar algo en su mochila. Nebu, por otra parte, pensaba – Ahora cómo hare para que no me molesten después de esto – Nohemí, con un tono alegre, dijo – aquí esta – Nebu – oye, que es tan urgente como para traerme de esa manera. Si no vale la pena, me las vas a pagar muy caro – Nohemí – de qué te quejas. No creo que sea de mala educación traerte de esta manera. Al fin y al cabo, somos amigos. ¿no es así? – Nebu – Está bien. Sólo dime que es lo que quieres mostrarme por lo que tuviste que actuar de esa manera –. Ella sacó unas tijeras y unos papeles de colores. Con una sonrisa, dijo – Ya se ocurrió que podemos llevar para la señora de la tienda – Nebu – dime lo que has pensado – Nohemí – mh. Lo que quiero hacer son unas flores de colores para que ella pueda verse un poco más feliz – Nebu – No sería más fácil pasar recogiendo algunas cuando nos dirijamos hacia allá – Nohemí – eso es verdad, pero mi mamá me ha contado que a ella le gustaba hacer manualidades durante su época en la escuela y, por eso, pienso que es el mejor plan – Nebu – está bien. Pero, ¿sabes siquiera cómo hacerlas? – Nohemí, sarcásticamente respondió – mh, mh, mh. Me subestimas demasiado. Pues aquí – sacó una hoja de su mochila – traigo las instrucciones de cómo hacerlas – .

De esta manera comenzaron a juntarse durante recreo para realizar las flores de papel china. Entre error y logro, no sentían como el tiempo se iba volando. Nebu se reía de Nohemí cuando no le salía bien alguna de las formas o al tratar de unir las partes para que se formase la flor. Aunque a él tampoco le fue muy bien que digamos, mientras trataba de utilizar el pagamento, termino manchándose los dedos y con varios pedazos de papel china pegados en ellos. Nohemí, al ver lo que había hecho, no para de reír a carcajadas.

Al término de una semana, al fin habían logrado terminar las flores para la señora de la tienda. Por ello, llegando el día de la entrega, Nohemí se veía muy feliz de poder darle algo a ella y que si esto le ayudaba a sentirse mejor, sería lo mejor que podía pasar. Por eso, mientras caminaban, ella tarareaba una y otra vez “ven, vamos juntos, no debemos de estar triste. Si alguna vez lo estás, yo estaré ahí y hare que puedas sonreír. Vamos, vamos, juguemos y cantemos que, aunque el tiempo sea corto, si lo vivimos disfrutando cada instante veras que no es tan malo”.

Nebu, que no dejaba de ver lo feliz que estaba, pensaba que valió la pena el estar todo ese tiempo ahí con ella para hacer esas flores. Pero, mientras pensaba en eso, recordó que sus amigos aún tenían una mala idea de todo lo que había pasado y que sería mejor poder aclararlo todo. Pero, a pesar de pensar en una forma de poder convencerlos que no era lo que ellos habían pensado, no podía encontrar una forma de aclarárselos. Durante el resto del camino, Nebu se mantuvo frustrado tratando de lograr arreglar todo lo que paso durante esa semana.

Al llegar a la tienda, tocaron el timbre. En esta ocasión no salió la señora sino que fue su hija. Ella, al verlos, les pregunto qué era lo que querían comprar pero Nohemí, un poco confundida al no ver a la señora, pregunto dónde estaba. La señorita les dijo que ella estaba algo mal y que no podría salir. Nohemí, un poco triste, agradeció por la información y pretendían irse. Nebu, viendo el rostro triste de Nohemí, dijo – disculpe. Será que ella podría salir un poco – La señorita – Lo siento niño, pero me temo que es mejor que no lo haga hasta que se sienta mucho mejor – Nebu – Pero… – miró a Nohemí que se detuvo por un momento – es que queremos hablar con ella – la señorita – no puedo hacer eso – Nebu – Pero, pero… – Nebu, sintiendo como Nohemí le tiraba de la manga de la camisa, se volteó y la miró. Ella, mostrando una sonrisa en su rostro, dijo – no te preocupes, vamos que ya se está haciendo tarde. Nebu, al no quedar convencido por aquellas palabras, dijo – ¿me puedes prestar el regalo? – Nohemí – sí, aquí lo teines – le entrego el regalo. Nebu, tomándolo, se dirigió a la señorita una vez más y le dijo – Será que puede entregarle esto a su mamá – puso la flor en el mostrador – y decirle que esperamos que se mejore pronto y nos pueda seguir atendiendo – La señorita – Claro – Nebu – gracias –.

Después de haber entregado el regalo, se fueron y continuaron su camino. Nohemí, que se miraba un poco enfadada, no hablo para nada en el resto del camino. Nebu, por otra parte, se sentía un poco incómodo en ese momento. Y, aunque quisiera decir algo para poder romper el silencio que se tenía en ese momento, no pudo decir nada más que el adiós cuando llegaron hasta el final de su camino juntos y cada uno tomo un camino por separado para regresar a sus casas.

Al término de una semana, al parecer Nohemí no le había dicho nada. Aunque todavía regresaban juntos, todo el camino se pasaban en silencio. Nebu, ya algo cansado, pensó – Ahora que hago. Esto no puede pasar – uno de sus amigos comenzó a hablarle, pero él no le hacía caso – pero si no hago nada no creo poder soportarlo más –. Al sentir una fuerte palmada en la espalda, Nebu reacciono y, con rapidez, dijo – ¡hey!, ¿quién hizo eso? – al ver a Pedro a su par, lo miró un poco molesto. Pedro, con una pequeña carcajada, dijo – al fin me prestas atención – Nebu – Pero, si tú me has tomado desprevenido – Pedro – he estado aquí todo este tiempo hablando sin que me respondieras – Nebu – ¿de verdad? – Pedro, con un suspiro, respondió – no puedo creer. Al parecer algo te ha estado pasando. Bueno, lo que sea, me imagino que debe de ser relacionado con Nohemí – Nebu, un poco avergonzado, dijo – ¿Co cómo dices algo así?. Yo, yo me encuentro bien – Pedro – Amigo, tu no me puedes engañar. Así que, lo que sea que paso, debes de resolverlo pronto – Nebu – Pero te digo que no ha pasado nada – Pedro – Bueno, bueno, lo que digas. Pero recuerda mis palabras – Pedro se va a su escritorio.

Así, al terminar las clases, todos comenzaron a irse para sus casas. Nebu, que estaba pensando en lo que le había dicho Pedro, decidió preguntarle a Nohemí que era lo que le pasaba. Pero, el problema no era tanto el no conocer lo que hacía que ella estuviera de mal humor sino era el cómo preguntar o encontrar respuesta a lo que ella le estaba molestando.

Por mucho que lo pensaba, no podía hacer más que atormentarse más y más. Por eso, llegando a un punto sin salida, se detuvo un poco, miro al suelo y dijo – Nohemí – Nohemí se detuvo y sin voltear, con una voz desinteresada, respondió – Sí – Nebu – Yo… yo – apretó con fuerza su puño – yo ya – levantó el rostro para ver la sólo la espalda de Nohemí – ¡ya no puedo seguir así!. Por favor, si he hecho algo que te hizo enojar, entonces… sólo dímelo y lo arreglaré – Nohemí – ¿Ah?, ¿así que no sabes lo que has? – Nebu – no – dirigió la mirada hacia el lado derecho y froto detrás de su cuello – nooo lo sé – Nohemí – no lo sé, ¿qué tan cierto será lo que me dices? – Nebu – pues – se paró firme y volvió a ver la espalda de Nohemí – aunque no lo sé, quisiera poder conocer que fue y arreglar. Ya que, para ser sincero, no puedo seguir yendo así a casa – Nohemí – ¿por qué no? – nebú, abriendo bien los ojos al no saber que responder – porque, porque – cerro los ojos – prefiero ir platicando y jugando contigo en lugar de ir como si fuéramos completos desconocidos – Nohemí, comenzando a sonreír, junto sus manos y poniéndolo detrás, se dio la vuelta y se agacho un poco, contestó – ya era hora de que te rindieras – Nebu – ¿re rendirme? – Nohemí – así es. Siempre me pregunte si eras lo suficientemente bueno en ser el más aburrido al venir de regreso a casa y quise comprobarlo – Nebu – y eso qué tiene que ver – Nohemí – pues comencé a ver si eras tan aburrido y decidí no hablar contigo para ver si era cierto, ya que si no te importaba para nada el ir en silencio a casa, de seguro que debes de ser muy aburrido como para sentirte bien por ir así. Aunque, para serte sincera – puso su dedo índice izquierdo sobre sus labios, miró hacia el cielo y se paró firme – ya me comenzaba a cansar de que no pasara nada y estaba por dar mi veredicto de que no hay nada más que aburrimiento en tu vida – Nebu se enojó y, comenzando a caminar a paso rápido, murmuro – y yo que me preocupe -.

Mientras empezaba a dejar a Nohemí, ella dijo – oye, no tan deprisa – Nebu – ya es tarde y debo de llegar a casa para comenzar a hacer mis tareas – Nohemí – Espera, ¿acaso te enojaste? – Nebu – No – Nohemí – te escuchas enojado – nebú – ¡ya te dije que no! -. Y de esta manera termino aquel día y, a pesar de su enojo, Nebu se sentía aliviado de que Nohemí no estuviera enojada con él y mucho menos que siguiera así de callado y desolado el camino de regreso a casa.

¿Qué te parece si trepamos?

Ya había pasado medio año desde que iniciaron las clases y Nebu conoció a Nohemí. A pesar de que le gustaba sacarlo a veces fuera de juicio, él no dejaba de juntarse con ella cada vez que regresaban a casa.

Durante la clase de educación física, todos se encontraban corriendo, haciendo sentadillas, entre otros ejercicios. Nebu, que estaba tratando junto con uno de sus amigos, comenzaba a decir – espero que esta sea la última vuelta, ya que no creo que pueda resistir una más – Fernando – tienes razón, yo tampoco podré dar ni media vuelta más – Pedro, que se aproximaba a ellos, lo miro y, con entusiasmo, dijo – ¡vamos!, no se queden atrás – Fernando – eso quisiera – Nebu, mientras jadeaba de cansancio – ¿qué cosa? – Fernando, quien miraba como Pedro los dejaba cada vez atrás, trato de respirar profundamente pero, mientras lo hacía, tuvo que parar un poco. Después de tomar aire, dijo – ya no aguanto más – la maestra, al verlo, grito – ¡no se detengan!, ¡aún les falta un poco para que terminen! – Fernando, sintiendo que sus pies estaban por caerse trato de alcanzar a Nebu, que se encontraba a puno de darse por vencido también.

Nebu, al oír el silbato de la maestra, sintió una gran felicidad y se recostó en la grama, fuera del circuito donde correrían ahora las niñas. Mientras las niñas comenzaban a correr, Pedro se acercó a Nebu y dijo – conque has cedido, sabes, si no eres capaz de continuar nunca podrás ser tan veloz como yo – Nebu – no me interesa para nada, si fuese posible, preferiría llegar a mi casa y dormir por el resto del día – Pedro – bueno, no creo que seas él único que pienso eso – Nebu – ¡¿…?! – Pedro – mira ahí – Nebu, sentándose , vio a Fernando que estaba tirado como muerto en la grama y que dejaba notar una expresión de que nadie lo levantaría de ahí.

Ya que se había sentado, Nebu comenzó a las niñas que corrían. Varias de ellas, a pesar de que parecían algo atléticas, comenzaban a cansarse y dejar de trotar, por lo que recibían un regaño por parte de la maestra. Mientras miraba eso, Nebu pensó – a ver qué tal le va Nohemí, apuesto a que tampoco podrá resistir trotar por mucho tiempo y terminara cansada como yo -. Pero, a pesar de que ya llevaban casi el mismo tiempo en que él ya no podía seguir corriendo, Nohemí mantenía el paso con el que inicio y este no era tan lento.

Nebu, sin saber si criticar o elogiar su resistencia de Nohemí, tan sólo siguió mirando hasta que se escuchó el sonido del silbato de la maestra dando por terminado su tiempo. Después de trotar por separados, la maestra dio por terminada la clase. Todos comenzaron a dirigirse de regreso a la clase. Se ´podía ver como se juntaba cada quien con su grupo, tanto hombres como mujeres, y comenzaban a platicar durante el camino al aula.

Nebu, que comenzaba levantarse para regresar con sus amigos, vio que ellos dos comenzaron a hablar algo entre sí. Pero, como la maestra lo llamo para que le ayudara a recoger los instrumentos que utilizaron durante la clase, tuvo que dejarlos. Ellos dos, al ver que Nebu tenía que ayudar a recoger las cosas y, como ellos no querían ver nada con eso, le dijeron que lo esperaban en la clase y que se apurara a llegar antes de que dé inicio al próximo periodo. A él, aunque no le gustaba hacer eso, no podía desobedecer a la maestra. A pesar de que estaba juntando, él no era el único que lo hacía, ya que se delegaban a otros compañeros que ayudaran también.

Mientras tomaba la red para meter las pelotas, sintió como le era rempujado desde atrás. Nebu, logrando evitar caerse, miró de quien se trataba. Al voltear, se dio cuenta de que se trataba de Nohemí que traiga consigo una pelota de baloncesto. Ella, con una sonrisa, dijo – quien lo diría. Al parecer también te han asignado con ayudar a recoger todo – luego, agachándose, le paso el balón a Nebu. Este, recibiéndolo, lo metió dentro de la red.

Nohemí, sin dejar respirar a Nebu, dijo – Hey, tengo una idea – Nebu – ¿cuál? – Nohemí – que te parece si los dos juntamos las pelotas, ya que si lo hacemos juntos, terminaremos más rápido – Nebu – está bien –. Y de esta manera comenzaron a juntar las pelotas los dos juntos. Mientras Nohemí lanzaba las pelotas, Nebu abría la bien la red para atraparlas y así irlas guardando. Todo parecía ir bien y terminaron muy rápido. Al dejar la red con pelotas con la maestra, se dirigieron a la clase. Ya que muy pronto les tocaría el próximo curso, debían de apurarse a regresar. Entonces los dos comenzaron a correr, aunque no eran los únicos apurados en regresar a la clase ya que habían otros compañeros que también iban corriendo después de entregar lo que habían recogido con la maestra.

Mientras corrían, Nebu miraba como Nohemí lo dejaba atrás y él no era capaz de seguirle el paso. Nohemí, dándose cuenta de ello, comenzó a disminuir su velocidad para que los dos llegaran juntos. Nebu, notando que la velocidad de Nohemí era cada vez menor, no podía quedarse sin tratar de intentar correr un poco más rápido. Nohemí, al ver que Nebu, a pesar de no lograr ir más deprisa, trataba de seguirle el paso, dijo – no puedo creer que seas tan lento – Nebu – Pues, pues no es que quiera sino es por … – pensando en una respuesta, miro la risa de Nohemí por no poder encontrar alguna excusa para su lentitud. En eso, se le ocurrió que responder y dijo – es porque no debo de ser malo con las niñas. Es por ello que debo de ir atrás por ser un buen niño – Nohemí, soltando una carcajada y deteniéndose por un instante, dijo – no se te pudo ocurrir algo mejor – Nebu – Por, ¿por qué lo dices? – Nohemí – no es necesario que mientas, lo pude notar mientras nos encontrábamos en educación física que no eres tan rápido – Nebu – Pues, eso es, eso es… – apretó su puño – ya que ese no es mi fuerte. Si tratáramos de trepar un árbol de seguro que logro ganarte y no podrías seguirme el paso – Nohemí – trato hecho – Nebu – ¡¿eh?! – Nohemí – acepto tu reto. Después de clases veremos qué tan cierto es lo que dices – Nebu – Pero, pero ¿no te importa? – Nohemí – La verdad, no. Además, como hoy recibimos física, traigo pants y no tengo problema con ello – Nebu, que estaba por responderle a eso, tuvo que dejarlo al oír que ella le decía “mejor si nos apresuramos sino no vamos a entrar a la clase para el próximo periodo”.

Al terminar las clases, Nebu y Nohemí regresaron juntos. Mientras regresaban, Nohemí, al ver un árbol de cerezas, dijo – Creo que es hora de que veamos quien es mejor – Nebu – No creo que sea buena idea – Nohemí – ¿por qué? – Nebu – ya que no me gustaría que terminaras mal al ver que no eres capaz de hacerlo – Nohemí , enojada ante tal comentario, le dio un golpe en el brazo a Nebu. Nebu, con Un “auch”, se froto el brazo y luego dijo – Pero si es verdad, recuerdas que cuando nos pusieron a ver quién podía subir a un árbol donde se atoro una de las pelotas, tú fuiste la primera en negarte – Nohemí – eso es porque no era necesario que lo hiciera. Pero esto es aparte, ya que es aparte – Nebu – Está bien, pero no quiero que te arrepientas cuando no lo puedas hacer –.

Se acercaron al árbol pero, como no podían los dos al mismo tiempo trepar el mismo árbol, cada uno corrió para tomar el que le parecía mejor para escalar. Nohemí, al ser más rápida que Nebu, comenzó a trepar en uno que tenía lagunas ramas bajas. Nebu, viendo que ella comenzó a trepar ya, tuvo que tomar el que se encontraba a la par. Al ser que comenzó un poco más tarde que Nohemí, debía de apurarse a llegar a la punta de este antes que ella llegara a la de la par.

Sin ver abajo, Nebu hábilmente trepaba entre las ramas del árbol. Pero, al ver a Nohemí, ella tampoco lo hacía tan mal y le seguía llevando la delantera. La estar casi en la punta, después de haber dejado ya a Nohemí atrás, pensó – Esto es fácil – y al tocar la punta iba a gritar “llegue”, cuando escucho a Nohemí decirlo. Nebu, quien volteo a ver hacia el otro árbol, dijo – ¿pero cómo? – Nohemí no había llegado hasta la cima y aun así afirmo haber ganado. Nohemí, que se encontraba bajando, pensaba – no puedo creer que de verdad sea tan rápido pero, como no presto mucha atención a lo que dije, de seguro que no podrá… –.

Nebu, bajando rápidamente del árbol, dijo – no esto no es así. Yo se que gane, ya que no llegaste a la cima del árbol – Nohemí – yo nunca dije que debías de llegar hasta la cima, sólo dije que íbamos a ver quién era más rápido a la hora de trepar y, cómo pudiste darte cuenta, yo logre llegar a empezar a trepar antes que tú – Nebu, pensando con detenimiento, comenzó a ver que todo era como ella dijo. Él pensó – cómo no pude darme cuenta. Ella comenzó a correr una vez vinos los árboles y no espero a que llegara para iniciar sino que empezó enseguida que estaba frente al árbol. Esto quiere decir – puso una expresión que decía “no puede ser como pude caer en su trampa” – ella planeo desde un principio que la meta no era llegar hasta la cima sino el ver quién era el primero en empezar a escalar. Conque de eso se trataba y, como yo soy lento, ella aprovecho eso – luego dijo – eso es jugar sucio – Nohemí – no lo es. Recuerda que no preguntantes cuales eran las condiciones para esto – dio una risa de satisfacción al ver la expresión que puso Nebu.

¿Qué es esto?

Siendo que aún era temporada de lluvia, todos iban con paraguas o impermeables, por si les tocaba ir a casa durante el tiempo en que se encontraba lloviendo. Por este tiempo se podía ver charcos de agua y, aunque tampoco se quedaba atrás, lodo. Por tal motivo era que llevaban botas y sus zapatos por aparte.

El camino hacia el campo para hacer física, se miraba de un verde claro vivo. Al ser que llovió durante la noche, este se encontraba mojado. Para todos los parecía la mejor manera de iniciar las clases, ya que podías encontrar por ahí algún charco de agua y salpicar un poco o saltar en él. Pero, como debían de resistir primero los ejercicios de la clase, no podían perder esta oportunidad. Todos, sin decir nada y haciendo lo que la maestra les decía, lograron hacer que ella les diera un tiempo para que jugaran un rato.

Todos empezaron a ir por el campo para poder ver algún sapo o, en el caso de Nebu y sus amigos, charcos para saltar. A ellos no les importaba el mojar sus tenis, ya que se habían preparada de antemano al traer zapatos de repuestos si mojaban los que llevaban. El césped mojado, dejaba ver un cierto brillo al ser iluminado por el sol. Por alguna razón, el cielo despejado hacia que todo se viera tan tranquilo y el frio viento anunciaba que era posible el ir a divertirse y jugar todo lo que quisieran sin temor a que la lluvia los tomara de sorpresa en ese momento.

El grupo de Nebu se dividieron para encontrar más rápido algún charco de agua. Mientras ellos buscaban, Nohemí, que se encontraba riendo con sus amigas, vio como Nebu caminaba cuidadosamente y estaba concentrado en lo que buscaba. Sin dejar pasar la oportunidad de ir a molestar un poco con él, se despidió de sus amigas con el pretexto de querer ir a dar un paseo. Ellas, sin decir nada en contra del pretexto de Nohemí, sólo dijeron “suerte”, a lo que ella contesto “gracias”. Pero, esto no sería bueno para Nebu, ya que él no quería tratar con ella en ese momento. Lo que le interesaba era encontrar el charco de agua y no dejar pasar la oportunidad de poder saltar y salpicar en él. Pero, debido a su profunda concentración, era inevitable lo que venía a continuación.

Nohemí, con una gran sonrisa en el rostro se acercó despacio a Nebu. Y, sin hacer ruido, lo siguió por detrás viendo lo que hacía. Nebu, que no se había dado cuenta, seguía en su búsqueda con la mayor atención posible. Pero, al encontrar un charco al fin, sonrió de alegría y se dispuso a gritar para avisarle a Pedro y Fernando de su hallazgo. Pero, al voltear, Nohemí le dijo – hola, ¿qué haces? – Nebu, debido al susto, resbalo y se cayó.

Nohemí, con una pequeña risa, le extendió la mano para ayudarlo a levantarse. Nebu, tomando su mano, hizo la mirada hacia un lado mientras decía “gracias”. Después de haberse levantado, él miró a Pedro y Fernando que pasaban cerca de ellos y grito, mientras les levantaba la mano en señal de que lo había encontrado – Oigan, por aquí –. Ellos al ver a Nebu, estaban a punto de dirigirse hacia allá, cuando vieron que se encontraba junto con Nohemí. Por lo que sólo le levantaron el dedo pulgar en señal de “bien hecho” y continuaron caminando.

Nebu, un poco curioso por lo que ellos lo habían ignorado, no podía hacer nada. Entonces, con un suspiro, pensó – No puedo creer que se hallan ido. Así no podré divertirme – luego dijo – Además, no es divertido si se hace sólo – Nohemí, inclinando un poco la cabeza ante lo que Nebu decía, dijo – ¿qué es exactamente lo que estabas haciendo? – Nebu – tan sólo quería jugar un poco en este charco pero, bueno, no creo que lo entiendas – Nohemí, saltando en el charco, salpico un poco de agua hacia Nebu, quien dijo – ¡Ah! – luego la miró – ¿Qué crees que haces? – Nohemí – no es obvio. Saltando en el charco – Nebu – esto no se quedara así – sin pensarlo él también salto en le charco salpicando un poco de agua a Nohemí. De esta manera los dos comenzaron a saltar y salpicarse en el charco hasta que la clase término.

Después, una vez regresaron a la clase, Nebu se cambió sus zapatos y la playera. Pero, al darse cuenta de que Nohemí continuaba con la misma blusa, se acercó a ella para preguntarle el motivo por el cuál no se había cambiado. Nohemí, diciendo que había olvidado traer ropa para cambiarse, sonrió y dijo “no te preocupes, no es tan malo quedarme así sólo por hoy”. Nebu, recordando que traía otra playera, fue rápidamente a su asiento y, sacándolo, se lo dio a Nohemí diciendo – no es bueno quedarse así. Te puedes enfermar y no quiero que eso pase por mi culpa – Nohemí, viendo el rostro avergonzado de Nebu, respondió – gracias – y se dirigió a cambiarse.

Siendo que ya todo parecía estar bien, las clases comenzaban a pasar. Sin previo aviso, las gotas de la lluvia comenzaron a caer. Nebu, que le comenzaba dar sueño el oírlas, no dejaba de ver por la ventana. En la ventana se veía como en cada momento era un poco más fuerte. Sin saber si prestar atención sería mejor en lugar de ver un cielo gris y un poco oscuro, era una decisión que no lograba prestar atención en lo más mínimo. Al fin y al cabo, lo que Nebu deseaba en ese momento era regresar a su casa y poder tomar algo caliente. Los pensamientos de Nebu comenzaban a cada vez a dejarse llevar y empezó a imaginarse como estaría en este momento si ya estuviera en su casa. De seguro debe de estar caliente estar dentro de su cuarto tomando un poco de chocolate o un poco de café.

Y, sin sentir, las clases comenzaban a terminar. En un momento, en la que el maestro no llego durante su periodo, Nebu se miraba muy tranquilo y sumergido en sus pensamientos. En aquella meditación no cabía ni una pizca de distracción. A pesar del ruido que comenzaba a escucharse en la clase, él no se dejaba llevar nada más que en su dulces pensamientos. Sus amigos, al tratar de hablarle y ver que estaba tan atento en lo que sea que estuviera mirando, lo dejaron y fueron a sus lugares a platicar.

Pero, lo que parecía ser el mejor momento en que se encontraba y que no quería salir, por lo menos hasta que fuese ya la hora de salida, fue interrumpido por Nohemí. Ella, dándole una fuerte palmada en la espalda, hizo que Nebu regresara en sí de su fantasía. Al ver que no había ningún maestro, dijo – ¿ya es hora de irnos? – Nohemí – No, tonto, como puedes creer eso. Aún falta una clase para poder irnos. Pero, nates que nada, me gustaría saber en qué estabas pensando al ver por la ventana – Nebu – en nada – Nohemí – eso no es verdad. Ya que te mirabas tan feliz y no puedo creer que ese sea la respuesta adecuada para estar en completamente distraído y darse cuenta de que no hay ningún maestro – Nebu – No, no es nada – Nohemí – está bien. Ya no seguiré preguntado sobre eso. Bueno – se sentó en el escritorio vacío que estaba detrás de Nebu – que te parece la lluvia. ¿no es relajante y hermosa a veces? – Nebu – tienes razón. Pero, sabes, me da un poco de sueño y lo que quiero es dormir – bostezo – así que agradecería si me dejas descansar un poco – Nohemí – no creo que sea posible –. Nohemí, levantándose, se dirigió hacia su lugar al ori la voz de la maestra que entraba en ese momento .

Al terminar por fin las clases, todos empezaron a alzar sus cosas para ir de regreso a casa. Pero, Nebu, notando que Nohemí estaba hablando con sus amigas y después con otros, comenzó a dirigirse hacia la puerta. Al estar a punto de salir, vio que Nohemí se sentó en su escritorio con una cara de tristeza. Él, sin poder resistir las ganas de averiguar qué era lo que le pasaba, fue con ella. Pero, como miraba que todos comenzaba a ponerse sus impermeables o sacar sus sombrías, le parecía algo raro que ella no lo hiciera.

Al estar frente a Nohemí, dijo – Vamos, no te quedes atrás ya que se nos va a hacer tarde – Nohemí, tratando de ocultar su angustia, respondió – no te preocupes. Adelántate, yo me iré más tarde – Nebu – Pero… – Nohemí – no es nada. Sólo esperare a que pare un poco la lluvia – Nebu – Si no te importa, puedo esperarte – Nohemí – no es necesario. No quiero que se vayan a enojar contigo por mi culpa – Nebu – no creo que lo hagan si les explico el motivo – Nohemí, con una expresión de felicidad y tranquilidad al escuchar esas palabras, dijo – está bien, gracias –.

Todos comenzaban a irse y la escuela empezaba a quedar vacía. Nebu, que al ver que la lluvia no paraba para nada, dijo – Creo que no va a parar, es mejor que nos vayamos. Además, ya casi no hay nadie aquí – Nohemí, con un rostro triste – tienes razón – luego trato de dar una pequeña sonrisa a la fuerza. Nebu, al llegar a la salida de la escuela y ver que ella no sacaba su paraguas y empezaba a poner su mochila sobre su cabeza, dijo – no me digas que dejaste tu paraguas – Nohemí – bueno, eso es lo que sucedió – sonrió torpemente.

Nebu, sacando su paraguas, la tomo de la mano y dijo – ven, al fin de cuentas vamos al mismo lugar – la jalo y cubrió con su paraguas. Nohemí, que se sentía ya un poco mejor, dijo con voz un poco avergonzada – gracias –. Comenzaron a caminar de regreso a casa. Pero, a pesar de que iban los dos, por alguna razón ninguno de los dos llego a decir algo. Al contrario de todo, Nohemí comenzaba a agacharse esconderse entre hombros con la cabeza bajada un poco y mirando al suelo.

La lluvia podía escucharse fuerte pero, a pesar del ruido que hiciera, Nebu no lograba dejar de escuchar su corazón que hacía “bum, bum, bum” y dejar de estar sonrojado. Los pasos eran rígidos para los dos, casi podíamos ver que caminaban como si sus puertas fueran tablas. El mirarse mutuamente no era posible sin apartarla instintivamente rápida. La mano de Nebu, que trataba de mantenerla firme, de vez en cuando dejaba notar sus nervios al temblar un poco. Ante esto, Nebu decía temerosamente – parece que hay bastante viento – a lo que Nohemí respondía de igual forma – S sí. Tienes razón –. Al ser esto lo único que repetían cuando se movía un poco la sombría. Pero, el no ver a más estudiantes pasar por un buen rato, les era lo suficientemente largo. Si no fuese por unos estudiantes de grados superiores que pasaban diciendo cosas ridículas, de seguro esto se volvería aún más incómodo.

Pero, mientras pasaban unos estudiantes de segundo básico con su uniforme de un Instituto que se encontraba a unas cuantas cuadras de la escuela, fue suficiente para que comprendieran que esto no está para nada bien. Esto eran una pareja que venían compartiendo su paraguas. Ellos no hacían nada más que coquetear un poco entre sí. Este panorama era demasiado para un par de niños.

Sin darse cuenta, los dos se detuvieron por un instante sin apartar la vista en esta pareja. Y, después de un momento, los dos se sonrojaron. Sin saber en qué pensar, Nebu no podía soportar por mucho tiempo más esto. Lo que él comenzó a pedir en ese instante era que se detuviese la lluvia o que llegaran ya a sus casas. Pero esto parecía un camino completamente anormal, al no ver la llegada o salida de la situación en qué se encontraban.

Nohemí, sin poder más, dijo – cre… creo que será mejor que me quede en la tienda en lo que pasa la lluvia y tú continúes – Nebu – P pues está bien. En cuanto lleguemos. De seguro que podremos hacer eso –. Los dos se rieron irónicamente para poder ignorar lo que sentían en ese momento. Aunque, para su salvación, la tienda ya no se encontraba tan lejos, no podían saber que pasaría al llegar a su destino. Por alguna razón extraña, los dos, al ver la tienda que se encontraba a unas cuantas cuadras más, sintieron una gran decepción. Lo que parecía ser la respuesta a su situación actual, ahora se volvía en un triste punto para el final. Ya que los dos no querían que esto terminara, de pronto sus pasos comenzaban a ser un poco más lento que habitualmente. A pesar de no poderse ver, la sincronización que tuvieron en ese momento fue lo suficientemente precisa para que ninguno lo notara. Inconscientemente se entendían muy bien pero, al ser algo que nunca habían experimentado, era difícil poder saber qué hacer con eso. Al llegar a la tienda, con una expresión de desilusión, se acercaron para decir adiós. Pero, por alguna situación inesperada, esta se hallaba cerrada. Los dos, con una gran felicidad que se notaba en sus rostros, miraron aquella puerta.

Nebu, reaccionando, puso su mano junto a su boca mientras decía – mh. Bueno, está cerrado – Nohemí, también reaccionando, miró a un lado al mismo tiempo que se inclinaba un poco hacia atrás, respondió – Ah, tienes razón. No podemos hacer nada respecto a esto – Nebu – pero, tampoco te puedo dejar aquí bajo la lluvia – Nohemí, con un destello en sus ojos, dio una gran sonrisa y miró a Nebu, que estaba firme mirando la puerta de la tienda – así que te voy a encaminar hasta que lleguemos a tu casa – Nohemí, moviendo su cabeza en señal de decir “sí”, se acercó más a Nebu para que los dos pudieran ir bien dentro del paraguas.

Mientras caminaban, ya no se sentían tan incomodos como era al principio sino todo lo contrario, se sentían mejor ahora y querían que esto continuara así. A pesar de la falta de palabras, los dos empezaron a comprender que el silencio, a veces, puede llegar a decir mucho más de lo que dirían hasta con mil palabras juntas a la vez.

Ya estaban cerca del punto en que siempre se separaban. Pero, en esta ocasión, no se irían por lados separados. Está vez, sólo por esta ocasión los dos llegarían juntos hasta la casa de Nohemí. Pero, estando a tan sólo una cuadra, la lluvia comenzó a calmarse hasta pararse, dejando consigo un hermoso arcoíris en un despejado y azul cielo.

Nebu, que cerró el paraguas, comenzó a pensar – no puede ser ¿por qué ahora?, ¿por qué se tuvo que detener en este momento? – a pesar de que no entendía el motivo por el cuál deseaba esto ahora, no podía dejar de pensar en ello. Nohemí, que miró con asombro aquel acontecimiento, dijo – parece que ahora podremos seguir nuestro camino sin necesidad de que el otro se retrase más – Nebu – ¿eh? E este sí –. Al llegar al punto en que se separaban, Nohemí se volteó con una gran sonrisa y dijo – gracias Nebu – Nebu – este, no fue nada – Nohemí – N~ n, no es cierto. Si no fuera por ti, de seguro estaría aun esperando a que se detuviera la lluvia o estaría toda mojada – Nebu – pero, esto no es algo que también hubieras hecho si yo dejara mi paraguas en mi casa – Nohemí – tienes razón – pueso su dedo junto a sus labios mientras pensaba en algo. Después de un instante, Nohemí dijo – tengo una idea – Nebu – ¿cuál? – Nohemí – Para devolverte el favor, mañana deja tu paraguas en la casa y así volveremos a venir juntos – Nebu, avergonzado, respondió tartamudeando – to, to tonta. ¿Có cómo crees que iré a hacer algo así?, que tal si tú también lo dejas – Nohemí, mientras ponía su mano derecha en la barbilla y la izquierda junto al codo de la derecha, movía la cabeza de arriba hacia abajo y viceversa, respondió – tienes razón. Entonces, yo dejaré la mía de nuevo – Nebu – ¡¿Qué?!. No lo hagas que yo no volveré a llevarte de nuevo. Para la próxima – apunto con el dedo a Nohemí – dejaré que te mojes y no me importara – Nohemí – ¿C~ cómo dices? – Nebu – tal y como has escuchado – . Y con esto los dos se despidieron y tomaron sus caminos de regreso a casa, a pesar que parecían enfadados, con una gran sonrisa que no lo vio el otro.

Todo comienza a cambiar

Ya había pasado un año y medio desde que se habían conocido, aproximadamente. Estando a la mitad del ciclo del quinto año, todo parecía comenzar a verse diferente a lo habitual. Nada de lo que pasaba por sus mentes era la misma de la del año pasado.

Por alguna razón todos empezaban a juntarse más con los del mismo género. Una muralla entre niños y niñas era lo que se estaba formando. Esto sólo podía ser indicio de una batalla que se llevaría muy pronto entre ellos. Aunque la atmosfera era la única que podía prevenir o advertir cuando era que sucedería todo, el panorama no había cambiado y seguía demostrando ser el mismo de siempre sin poner algo en contra de ello. Por tal caso, podemos ver que seguían platicando entre sí sin dejar una sola huella de nada.

Era un día como de costumbre, todos iban entre carreras para ir a la tienda para poder comprar, antes de que se acabasen lo que querían. Sin poder llegar a tiempo, Nebu se encontraba haciendo fila hasta atrás para poder llegar al fin a su meta, el cual era poder comprar unas enchiladas y un relleno (el relleno es una bola de plátano molido con frijol en su interior y es dulce). Como sus amigos se habían adelantado, aprovechando el instante en que Nohemí le hablo para pedirle que le comprase algo para ella, él no tenía con quien platicar y estaba un poco ansioso por poder comer antes de que el recreo terminara.

Sin previo aviso, Nebu sintió como le era golpeada la espalda desde atrás con fuerza a lo que él termino avanzando un paso. Enojado, volteo para reclamar a quien le había hecho eso. Pero, al darse cuenta de que se trataba de una amiga, se contuvo y dijo – con que eras tú – ella, con una sonrisa en rostro, dijo – así es, quién más podría hacerte eso –. Su amiga era Rosa con quien desde párvulos se conocían. Nebu, que le gustaba jugar mucho con ella, había estado este último año un poco más alejado de ella al encontrarse en secciones diferentes.

Nebu, sacando de su bolsillo un rompecabezas, dijo – oye Rosa, que te parece, si después de comprar, jugamos un poco con este rompecabezas – Rosa – Eso sería fantástico pero, me temo que no podrá ser hoy – Nebu – ¿por qué? – Rosa – pues debo de apurarme a regresar para poder terminar un trabajo en grupo que dejo el profesor – Nebu – Que lastima. En ese caso, que te parece si jugamos una ronda de adivina lo que veo después de clases – Rosa – claro. Así que espérame en tú clase – Nebu – no será necesario. No creo que sea necesario. Sabes algo, será mejor que yo sea quien pase a tú clase por si se llegaran a atrasar en el grupo – Rosa – está bien. En ese caso te voy a esperar – Nebu – esto es una promesa – Rosa – Sí, es una promesa, así que ni se te ocurra romperla – Nebu – como puedes pensar eso, ya sabes que siempre cumplimos nuestras promesas – Rosa – tienes razón –. Mientras Nebu comenzó a conversar con Rosa y a reír con las bromas que hacían, Nohemí había salido de la clase por un momento para ir a ver si él ya había comprado lo que le pidió. Ella, al notar que tardaba demasiado en regresar, se dispuso en ir a ver cuál era la razón. Aunque también tenía en mente poder hacerle una broma al verlo y así hacerle enojar. El rostro enojado y, a la vez, sin poder decir nada en contra o lograr quitarse de encima el hecho de que ella lo haya asustado, era lo que quería.

Nohemí, que se acercaba a las tiendas, pensaba cual sería la mejorar manera de sorprenderlo. Pero, al llegar a los puestos, vio a Nebu y, con una sonrisa, se proponía ir hacia allá. Sin embargo, al ver que Nebu se encontraba feliz con otra niña, se detuvo y, juntando sus manos en el pecho, pensó – ¿ella quién es? Nebu – miró detenidamente como él se reía – no puedo creer que este disfrutando estar con ella sin siquiera haber llevado de primero lo que le pedí – luego dirigió una mirada penetrante hacía Rosa – ella parece ser de otra sección, cómo puede atreverse a distraer a Nebu de esta manera en cumplir lo que ha prometido –. Rosa, al notar que la miraban fijamente, volteo por un instante. Al ver a Nohemí, quien continuó su camino al sentirse descubierta, pensó – Será que me imagine que alguien me estaba viendo – luego regreso la mirada hacia Nebu – bueno, lo que sea –.

Al fin habían logrado llegar a la tienda y compraron. Nebu, apresurando a regresar a la clase, pensaba – no puedo creer que me haya encontrado con ella hasta ahora. Pero, si no me habla, de seguro no me doy cuenta de que esta ahí –. Llegando a la clase, Nebu estaba pensando en que podría ver para poder jugar con Rosa después de clases. Con una sonrisa al ver las infinidades de cosas que podrían hacer, no dejaba de escapar su imaginación.

Al llegar a con Nohemí, le entrego lo un relleno y un coco (el coco se encontraba en una bolsa y eran en tiras). Luego, tomando asiento, no vio que Nohemí estaba enfada al recibir lo que le compro. Pero, como no estaba poniendo atención, él comenzó a comer. Nohemí dijo – Nebu – Nebu – sí – no puedo creer que tardaras mucho en regresar, no vez que el recreo está casi por terminar – Nebu – la tienda estaba llena, así que no es mi culpa – Nohemí, mientras daba un mordisco a su relleno – no puedo creer. ¿Cómo pudiste tardarte tanto con alguien de la otra sección?, por lo menos regresa antes y luego puedes ir a hablar con alguien más – Nebu que no pudo escuchar el balbuceo de Nohemí, además de que estaba comiendo mientras lo decía, solo dijo – ¿ah? – Nohemí – no es nada – Nebu pensó – ahora que se le habrá metido en la mente –. El recreo había terminado y las clases continuaron. Todo parecía que se encontraba ya mejor y, al ver que a Nohemí se le había pasado el enojo, Nebu creyó que sólo se trataba de que tuviera hambre y eso era lo que la había tenido de mal humor.

Al terminar las clases, Nebu le pidió a Nohemí que se fuera sin él ese día, ya que debía de ir a otro lugar antes. A pesar de que Nohemí le insistió en que lo esperaría, Nebu no cedió ante ella. Por lo que, mientras ella comenzaba a salir de la escuela, se detuvo por un momento para ver si Nebu ya venía saliendo para poder irse juntos de regreso a casa. Pero, por más que intentara mantener la esperanza de verlo salir corriendo y que ya había terminado con lo que tuviera que hacer. Ella no sabía muy bien si era buena idea esperarlo un poco más o irse sin decir nada más. Al ver que no salía, no tuvo más opción que irse sin él. Aunque sea esta vez, no sería muy diferente a lo que era antes de conocerlo. El ir y venir sola era algo a lo que ya casi había olvidado después de un año entero, más o menos.

Por otra parte, Nebu se encontraba esperando a Rosa. Ella, sin querer, se había atrasado con su grupo. Al ser que no se decidían que hacer, no se podían ir antes de tiempo. Pero, al ver que Nebu la esperaba, mejor dejo un rato el grupo y se dirigió con él para decirle que se fuera sin ella, ya que tendrían que quedarse un poco más de tiempo.

Nebu, que ahora se encontraba regresando solo a casa, sentía que todo era tranquilo y sin ningún rastro de Nohemí en ese momento. A pesar de que le comenzaba a agradar regresar como lo hacía antes, se sentía un poco nostálgico ver el camino casi en silencio. Él, sin querer, comenzó a recordar algunas de las cosas que había hecho durante el día y, sacando su cuaderno de dibujo, busco un sitio donde recostarse.

Al ver la sombra de un árbol, se recostó junto a su tronco y comenzó a dibujar sin que nada lo pudiera distraer. Trazo tras trazo iba borrando y arreglando. Sin sentir como se iba el tiempo el dibujo cada vez quedaba mejor, por lo que pensó – Ya ha pasado un tiempo en que lo inicie y no lo he terminado. Pero espero poder terminarlo ya – se dibujó una sonrisa en su rostro – me pregunto qué dirá cuando lo vea. Será que le gustara o no. Bueno, como si eso importara –.

La brisa del viento se sentía tan agradable en ese momento y el canto de algunos pájaros le permitió terminar su dibujo. Nebu, alzando su cuaderno como si quisiera decir “mira esta obra de arte” lo ojeaba para ver que no hiciera falta ningún detalle más. Y, al estar completamente convencido que había terminado por completo esta, decidió guardar el cuaderno y dirigirse directamente a su casa. Al fin, después de tanto tiempo, podía cumplir con lo que prometió.

Nebu estaba levantándose para irse, cuando sintió como era golpeado en la espalda sin previo aviso. Con un “ayyy” se sobo en la espalda y luego miró quien le había hacho esto. Al voltear la mirada, noto que se trataba de Nohemí. Pero, en la cabeza de Nebu, pasaba – ¿Qué?, ¿cómo puede ser que ella este aquí? –. Nohemí, que tenía una pícara sonrisa en ese momento, dijo – Oh, quién diría que te encontraría aquí. Yo creo que era mentira el que me dijeras que tenías que ir a otro lugar y en realidad sólo querías regresar a tu aburrida forma de ser – Nebu – ¿Cómo?, yo no quería hacer eso. Es sólo que, que… que no pude continuar esperando más ya que era demasiado tarde y debía de regresar a casa antes de que se volviera muy tarde – Nohemí – Ah~, que tan cierto será. Incluso, aunque dijeras la verdad, dime – con voz sarcástica – no es ya un poco tarde para regresar a casa. Aunque, bueno, no es de extrañar que la salida y el lugar que debías de ir fuera aquí – Nebu, tomando sus cosas, comenzó a caminar sin ver a Nohemí, debido a lo molesto que se encontraba ahora.

Nohemí, al notar que Nebu ya no le hacía caso y ahora empezaba a irse trato de seguirlo. Pero él cada vez aceleraba más su paso hasta terminar corriendo. Aunque no lograba comprender el por qué le molesto que ella comenzara a decir eso y el que quisiera irse de ahí, no miro atrás. Nohemí, que no lograba alcanzarlo, pensó – no puedo creer que de verdad pueda correr tan rápido. Pero si, la última vez que corrimos juntos era mucho más lento que yo. Y, ¿por qué se habrá enojado tan repentinamente?. No creo haber dicho algo mal esta vez, ¿o sí lo hice? –. Después de que Nebu dejo por completo a Nohemí y llego a su casa, dijo en voz baja – Nohemí tonta – y se dirigió a su cuarto algo frustrado.

Al día siguiente, durante la hora de recreo, Nebu trato de acercarse a Nohemí para disculparse por su comportamiento del día de ayer pero fue en vano. Esto era debido a que Nohemí no le dirigió la palabra y se mantuvo con sus amigas durante todo el día. Nebu, habiendo intentado todo lo que pudo por decirle algo, decidió esperar hasta que fuera la hora de salida. Al sonar el timbre para salir, Nebu salió de la clase y pensaba esperar a Nohemí que se encontraba en ese momento en la dirección entregando unos documentos que la maestra le pidió favor que se lo llevara.

Durante el tiempo de espera, Rosa apareció y saludo a Nebu con una sonrisa. Nebu, respondiendo, comenzaron a platicar un rato. Rosa se comenzó a disculpar, de primero, por dejarlo plantado el día de ayer pero que esta vez si se irían juntos y podrían jugar durante el camino como lo habían prometido. Nebu, después de un buen rato de estar platicando, estaba a punto de aceptar cuando recordó que debía de hablar con Nohemí de primero.

Sin darse cuenta, Nohemí regresaba de la dirección y se dirigía a recoger su mochila. Ella también estaba un poco mal por no hacerle caso a Nebu durante todo el día. Pero ella tenía su propia razón. Y esta era que ella se sentía mal por pasarse el día de ayer cuando comenzó a molestarlo. Además, el golpe que le dio en la espalda fue demasiado fuerte y puede que eso le haya dolida bastante. Aunque no podía negar el hecho de que él fue demasiado descortés de irse así nada más sin decirle una sola palabra o dejarla explicar el motivo por el cual se encontraron en ese lugar.

Nohemí, al estar cerca de la clase, miró a Nebu y se alegró de que la esperara. Pero, al ver que se encontraba otra vez con la niña del otro día, resoplo y, con pasos rápidos, entro a la clase. Tomando su mochila, salió lo más rápido que pudo para alejarse de ese lugar y regresar a casa. Por alguna razón no podía seguir viendo como Nebu se divertía más con esa niña que con ella.

Nebu, al ver que Nohemí pasaba, grito – ¡Nohemí, esperame! – pero ella no se detuvo. Rosa, al ver que Nebu estaba apresurado por ir detrás de su compañera, lo agarro por instinto y, al detenerlo sin ningún motivo, dijo un poco alterada – Este, no es. Veras – Nebu – Suéltame Rosa, debo de alcanzar a Nohemí antes de que se vaya – Rosa, al sentir que no podía dejar que lo hiciera, con una mirada un poco sombrío, dijo – no puedes ir – Nebu, dirigiendo su mirada a Rosa, respondió – ¿Rosa?, ¿te pasa algo? – Rosa, reaccionando, dijo – No – luego soltó su mano – nada. Tan sólo es que… – retiro su mirada y la dirigió hacia un lado – es que. No puedes irte sin mí. Recuerda que tenemos una promesa y no la puedes cumplir. Además – con voz un poco más calmada – puedes ver a tu compañera mañana. No creo que debas de seguirla hoy. Y, por si te diste cuenta, lleva mucha prisa así que no sería buena idea ir tras ella – Nebu, con voz un poco atontada – A bueno. Eso sí, debes de tener razón – se una pequeña carcajada sarcásticamente y continuo diciendo, con un poco de depresión que no se dejaba notar a simple vista – no debo de detenerla si ella tiene demasiada prisa – Rosa, un poco más contenta, respondió animada – así es. Así que vamos – Nebu – Está bien, vamos –. Pero Nebu miro con un poco de tristeza a Nohemí que cada vez se alejaba más hasta desaparecer de su vista.

Ya no puedo soportarlo más, así que…

Desde que Nebu comenzó a hablar con Rosa nuevamente, las cosas con Nohemí se habían puesto un poco complicadas, eso sin mencionar que el tiempo continuaba transcurriendo sin dejar señal ni huella de que fueran alguna vez amigos. Nebu, con un gran suspiro, escuchaba la voz de ella cuando hablaba con sus amigas y parecía que ya ni se recordaba de él. Pero, por alguna razón, podía sentir que ella deseaba hablarle nuevamente y el saber qué era lo que le detenía era lo que le correspondía averiguar ahora.

Al pasar ya unos dos meses, se acercaba cada vez más la feria de independencia, por lo que todos estaban emocionados y preparándose para el desfile. Los mejores estudiantes serian quienes representarían a toda la escuela al llevar las banderas en el cuadro de honor y los demás llevarían carteles o irían disfrazados durante todo el desfile. Por otra parte, habían algunos que se apuntaron para ser partícipes de la banda, por lo que se quedaban ensayando después de clase y durante el recreo para estar listos para el tan esperado día.

Mientras todos se retiraban y, por alguna razón, algunas “parejas” comenzaban a escucharse. Esto era debido a que había quienes habían visto como esto era muy popular o hablado por los de año superior, sobre todo por los de básico con los que se encontraban durante la hora de salida.

Nebu, sin querer tuvo que regresar a la clase por un cuaderno que dejo en su escritorio sin darse cuenta de ello. Pero, al acercarse, pudo ver que Nohemí se encontraba hablando con otro compañero en la clase a solas. Nebu comenzó a pensar – ¿Qué es lo que estará pasando ahí?, Nohemí nunca se queda hasta tan tarde a menos que deba de hablar sobre algo importante como las tareas o lo que le toco a su grupo que arreglar para el desfile – miró detenidamente a los dos y, notando algo extraño, dijo en voz baja – él no está en el mismo grupo que Nohemí –.

El compañero se despidió de Nohemí, justo cuando Nebu estaba considerando regresar más tarde para no molestarlos. Pero este dijo – Piensa muy bien en lo que te he dicho amor – Nebu, al escuchar estas palabras, se detuvo y mejor entro a la clase. Ellos, al ver que Nebu entraba, no le prestaron atención, al fin de cuentas, el compañero ya se había despedido de Nohemí y se estaba retirando. Pero, Nohemí, al verlo tomo rápidamente sus cosas y salió lo más pronto para no tener que ver a Nebu. Aunque ella pensaba que él no había oído nada de su conversación, a pesar de que una parte de ese pensamiento era verdad, Nebu escucho una cierta parte hasta la despedida que tuvieron.

Después de aquel acontecimiento, Nebu comenzaba a sentirse un poco curioso por las palabras que le dijeron a Nohemí. El recordar esas últimas palabras, le hacía enojar y luego terminar pensando – No puedo creer lo que estoy haciendo, debo de ser un completo bobo por seguir pensando en eso a pesar de que ya paso tres días y no he visto algún cambio. Pero, para estar seguros, se lo voy a preguntar por mi propia cuenta y así podré dormir en paz. Si eso es, eso haré –. Aunque pensara en hacer eso, no era tan simple como él creía. Esto se debía a que en ese momento se mantenían un poco distanciado y tampoco podía hablarle muy bien que digamos. Nebu estaba experimentando unos nervios al intentar hablarle y ella tampoco se lo ponía fácil al cortarle lo más rápido que podía con alguna excusa.

El tiempo seguía pasando y Nebu comenzó a notar que ella estaba cada vez más con el compañero y parecían que eran mucho más cercanos que antes. Esto le hacía sentir un poco de dolor en el corazón pero él trataba de negarlo y no ponerle importancia a nada de eso y seguir su camino sin pensar en ello. Aunque no era tan fácil, ya que cada vez eran más y más los pensamientos que tenía de ella y también el motivo porque estaba con él.

Un radiante día era y la llegada de la feria estaba a tan sólo unas tres semanas más. Y Nebu no podía soportar seguir mintiéndose más. Comenzó a darse y aceptar por fin que no le gustaba que Nohemí estuviera con el otro compañero y se comportara tan amistosa con él. A pesar que ahora regresaba con Rosa a casa y trataba de olvidar eso mientras platicaban y jugaban en el camino, al mirar que Nohemí pasaba cerca de ellos sin decir una sola palabra o con una forzada sonrisa decía “adiós”, No era tan agradable que digamos.

Nebu comenzó a pensar en que debía de romper este gran abismo que había crecido tan repentinamente entre ellos y volver a restaurar lo que eran antes y decirle firmemente de que quería que regresaran juntos otra vez a casa y jugaran. También de que, aunque le sacara de quicio a veces su forma en que bromeaba con él, no le molestaba tanto y era mucho más divertido si estaban los dos juntos que si no lo estaban. Y, sobre todo, que volvieran a ser amigos

Pero, en como podre remendar lo que se había roto y sin comprender el por qué lo hacía más complicado de lo que ya era. Por eso tuvo que preguntarle a Rosa que es lo que haría si llegasen a estar peleados. Aunque Rosa no lo comprendía muy bien por qué se lo preguntaba, dijo – pues bueno. Si alguna vez llegáramos a pelearnos y dejáramos de hablar. Pues – se quedó pensando por un momento en lo que miraba hacía el cielo y después continuo diciendo – ya se. Me gustaría que me compraras un pastel – Nebu – ¿Un paste? – Rosa – así es. Sabes – comenzó a poner una mirada un poco perdida mientras dejaba escuchar lo mucho que le gustaba comer pastel – el pastel es muy rico y dulce. No puedes dejar de comer una vez empiezas y siempre quieres otro cuando terminas el que ya tienes. Sobre todo si es de chocolate – por un instante se podía escuchar como casi salía su baba mientras seguía hablando – chocolate. Ese es el mejor pastel. Sobre todo si lo comes mientras bebes un buen vaso de leche caliente después de haber terminado de hacer las tareas y vez caricaturas en la televisión – Nebu pensó, mientras Rosa seguía fantaseando con su pastel de chocolate – conque les gusta el pastel. Sí a Nohemí también le gusta, de seguro podre reconciliarme con ella y así me disculparé. Eso es – se sintió más motivado – ya verás que todo se va a arreglar muy pronto –.

Y con esto en mente, comenzó el desafío de Nebu “la reconciliación con Nohemí”. Pero, antes de poder hacerlo, él tuvo que ahorrar durante una semana para lograr tener el dinero que necesitaba. El pastel, aunque no era tan caro, no podía ser suficiente con uno pequeño. Por ello es que Nebu pensaba en comprar uno un poco más caro, ya que se trataba de una ocasión especial.

Durante toda esa semana Nebu no trato de acercarse a Nohemí. Lo que parecía que no le afectaba en nada y que ella tampoco lo noto. Pero, para el compañero que siempre estaba junto con ella ahora, le era un buena oportunidad y algo que le beneficiaria grandemente. Esto era algo un poco inesperado, ya que uno de eso días él se acercó un poco a Nebu y dijo, sin dirigirle la mirada ni detenerse – sigue así y no olvides tu lugar, Nohemí ya no se interesa por ti –. Para Nebu le parecía como si fuera una advertencia y a la vez una nota de guerra que le daba pero prefirió no hacerle caso si quería cumplir con lo que tenía propuesto en ese momento.

Al pasar una semana larga de ahorro, Nebu logro comprar el pastel que tanto quería y el verdadero reto comenzaba a partir de la hora de salida. Por lo que tuvo que hacer unos preparativos antes de la gran hora esperada. Primero tuvo que decirle a Rosa que lo dejara por hoy y no se preocupara por él, ya que debía de atender un asunto pendiente. Después de ello, se dirigió con Nohemí y le pidió que lo esperara durante la hora de salida, ya que quería hablar con ella.

Una vez había logrado arreglar todo eso y hacer que Nohemí aceptara esperarlo, ya sólo tenía que esperar a que fuera la hora de salida y con eso poder terminar con todo esto. Pero, debido a una actividad que tuvo con su grupo, se retrasó y se quedó un poco más de tiempo en la clase. Esto no era lo que él quería pero no se podía negar, ya que se trataba de unos adornos que debían terminar si querían tener todo listo para la feria de independencia.

Ya siendo las tres de la tarde, Nebu salió decepcionado. Era seguro que Nohemí no lo estaría esperando. Además, ya era algo tarde y la mayoría se había ida ya hace casi unas dos horas. Y el ver lo que podría ser su última oportunidad frustrada era algo que no aguantaba ni pensar. Nebu tomo sus cosas y, despidiéndose de los demás que también estaban alzando todo, se retiró de la clase y estaba pensando en regresar a su casa con el pastel para comérselo solo. Era irónico, ahora ya no podía pensar en nada más que en lo que significaba el pastel en este momento y lo que pudo haber hecho. También le comenzaba a dar gracia el pensar que estuvo planeando todo esto con mucho esfuerzo para terminar de una forma muy patética. Sin poder hablar a Nohemí y después de preguntarle a Rosa como reconciliarse con alguien, era lo peor que pudo haber hecho.

Continúo caminando hasta que, en la salida de la escuela, se encontraba Nohemí esperándolo. Nebu, acercándose con sorpresa, se detuvo cuando Nohemí volteo y le dio una dulce y cálida sonrisa mientras decía – al fin sales – Nebu, aun sorprendido, dijo – no puedo creer, cómo. Me estuviste esperando todo este tiempo – Nohemí – Así es. Ya que me dijiste que quería s hablar conmigo y parecías muy decidido. Aunque – bajo un poco la mirada al igual que la voz – yo también tengo algo que decirte – Nebu – Ah, cierto, tengo algo para ti –, saco el pastel de su mochila.

Nohemí, al recibir el pastel, se puso muy contenta y dijo – ¡¡que rico!! Un pastel de chocolate y está bien grande – Nebu – Cómelo, lo he comprado para ti – Nohemí – ¡¿en serio?! Qué bueno, así que – tomo un pedazo y le dio a Nebu en la mano. Nebu, tratando de rechazarlo, dijo – no, no te preocupes, es tuyo. No es necesario que me des – Nohemí inflo sus mejías como si fueran globos mientras decía – Ohh, como dices eso. Si yo te estoy dando para que comamos juntos, ya que no es nada agradable si lo como sola – Nebu, un poco avergonzado, – está bien – Nohemí sonrío y le dio un poco a Nebu.

Después de terminar de comer, Nohemí le dijo a Nebu – oye, sabes. Quisiera – encogió su cabeza entre sus hombros con vergüenza – disculparme contigo por ignorarte todo este tiempo. Para ser sincera – hizo una breve pausa – no sabía que decir o como disculparme por lo que había ocurrido y cada vez era más difícil hablar contigo – Nebu, mientras dirigía su mirada a otro lado, contesto – ah, yo también me quiero disculpar por eso. No debí hacer eso y tuve que hablarte antes de que esto se volviera más complicado –. Se quedaron en silencio por un momento y, Nohemí, al no poder soportar más tiempo, dijo un poco tímida – bueno, creo que ya hemos arreglado todo. Ahora debemos de regresar a casa – Nebu, también con timidez, respondió – sí, tienes razón –. Y con esto comenzaron a regresar juntos a casa como lo hacían antes.

Todo parecía estar bien pero, durante a pesar de que empezaban a platicar otra vez como era antes, algo no andaba bien. Y, al llegar al punto en que se separaron, Nebu se dio cuenta de ello. Esta no era una oportunidad cualquiera y por alguna razón sentía que debía pedirle que fueran nuevamente amigos como lo eran antes y que no dejarían que otra vez algo tan simple rompiera lo que tenían.

Nohemí, que se despedía de Nebu como si esperara algo, se dio la vuelta para dirigirse a su casa. Nebu, viendo como ella se iba, apretó el puño y comenzó a pensar – esto no está bien. Debo de hacer las paces y hacer que todo termine bien – cerro los ojos por un momento y respiró profundamente, para poder articular bien lo que iba a decir y pensar con claridad lo que tenía que decir. Con un “bien” se dispuso a hablar. Grito – ¡Nohemí!¡espera! – Nohemí, que se detuvo al escuchar que Nebu le gritaba pero sin voltearse a verlo, pensó – por favor, no lo hagas. No quiero saber nada de eso. No quiero decepcionarme más –. Nebu se puso firme, mientras comenzaba a hablar, pensó – Esto es todo lo que puedo decir, si no lo digo ya, nunca más podre volver a tener una oportunidad para decírtelo otra vez. Se mi amiga y no me rechaces –.

Las manos de Nebu comenzaron a temblar, más bien, él se encontraba temblando completamente sin poder hacer algo para detenerlo. Y así salieron estas palabras – Nohemí, me gustas así que no me dejes. Se mi novia –. Nebu, un niño que todavía se encontraba en primaria y que aún no entendía que significaba tener novia pero, después de este pequeño tiempo sin querer término diciendo lo que quería decir desde un principio. Ese era el motivo por el que se sintió mal al ver que ella estaba mucho tiempo con el compañero, la verdad no lo sabía aún pero de algo estaba seguro, lo que dijo en ese momento era todo lo que tenía.

Nohemí, al escuchar esas palabras, sus ojos brillaron por un momento. Fue como un disparo que le dieron en un segundo. Pero ella, colocando sus manos junto a su pecho, no volteo para nada y no respondió. Guardo silencio y apretó su puño con fuerza en su pecho. De ahí, continuó caminando dejando a Nebu sin respuesta.

Por cosas de la vida, el viento en ese momento era tan frio que tenían puestos un suéter grueso. El cielo comenzaba a nublarse y se escuchó un trueno. Pero el silencio de aquella respuesta fue lo único que quedo mientras Nebu miraba como Nohemí desaparecía y él se dio la vuelta en dirección a su casa.

Les agradezco por haber seguido esta historia, la número 13 que he escrito. Espero poder ver sus opiniones y apoyo para poder continuar con la continuidad de esta y otras historias.

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