Me dijo una guacharáca
que vino de Guasdualito,
que había llegado a la casa
un pájaro pichoncito,
que tiene el pico amarillo
buscando el color mostaza;
que lo había visto todito
picado de garrapatas.
Que es un gavilán primito
por la forma como caza.
Su hermano que es igualito
le preguntó —¿Qué te pasa?
Que tiene tantos punticos
¡Que en tu cuerpo se destacan!
Le puse mucha atención
desde el fondo de mi hamaca
pensando que lo que hablaban
fue solo en forma de guasa.
De conversar no paraban
y le comentó en voz alta,
sentirás que un gran ardor,
sobre tu piel se desplaza
y luego una quemazón,
que de repente te asalta
y todas esas pepitas
color de tomate en salsa
te llenarán de dolor
hasta que la picazón se esparza,
y pegues el grito al cielo
esperando a ver qué pasa.
Parece una culebrilla
de las que parecen sapa,
se enrolla en la rabadilla
creyendo que es una mata
se sube por las rodillas
llegando hasta la garganta
y esa no te va a soltar
mientras no se le combata;
si se unen las dos cabezas
¿Dime después quien te aguanta?
luciendo esa culebrilla
como si fuera corbata.
A lo mejor me equivoco
porque experiencia me falta,
pero puedo asegurar
Que ya conozco la causa.
¡Eso es una brujería!
y el otro se sobresalta,
vamos donde el curandero
que todo lo malo espanta
ese te hace un buen despojo
preparando algunas plantas
coge un carbón encendido
sacándolo de las brasas.
Empieza la ceremonia,
toma un tabaco y relata
si es un mal que te han deseado
y el remedio que lo aparta;
va leyendo las cenizas
por las figuras que saca,
y te ensalma con el humo
mientras suena una maraca
te zumba cuatro ramazos
de ruda con albahaca,
te salpica con salmuera
con azufre contra ataca;
te baña con hierba mora
y con rezos lo remata.
Si después de todo eso
esa comezón te avanza,
Te pica en las entre piernas
y hacia las bolas se lanza,
¡entonces lo tuyo es sarna!
y no culebrilla sapa.
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