Sugar es una palabra de la cocina que muchos conocen por azúcar, aquel pequeño ingrediente que le da sabor a la mayoría de nuestros postres, si, esos gustitos que nos damos de vez en cuando para engreírnos, también está presente en esa taza de café para días de mucho estrés, al estar triste a muchos se le antoja un balde de helado para que la tristeza sea más llevadera, en días malos donde te falta energía es bueno una barra de chocolate para recuperar esas energías, y sé que más de uno alguna vez de pequeño asistió a una fiesta de niños y después de tantos dulces tuvo muchos problemas de dormir por la mucha energía que les sobraba. Perdón mamá por esos momentos de locura.

Te das cuenta entonces que el azúcar te acompaña en todo momento triste, alegre, tenso, débil, entonces llegas tú con esa misma magia y va mucho más allá de solo los momentos felices, recuerda que un exceso de azúcar produce la tan temida diabetes, y la falta de ella una hipoglucemia, no soy médico, pero sé perfectamente que el exceso de todo es dañino y vaya difícil de comprender que resulta cuando estamos tan gusto con ello.

Entonces ¿por qué eres el azúcar de mi vida? Porque intenté vivir dependiente de ti como diabética en potencia, también intenté vivir sin ti y aunque podía hacerlo me sentía incompleta, a tu lado es fácil de comprender que existe un equilibrio en todo lo que nos rodea, comprendimos juntos que al igual que una receta de cocina no es necesaria botar la comida si salió mal, que se puede arreglar con algo de sal, condimentos, limón o azúcar.

Eres el dulce de mi vida porque no eres mi primera opción , ese es nuestro Padre, pero eres el acompañante perfecto para mis buenos y malos momentos, con quien me veo envejecer día a día, a quien veo en mis días de estrés para abrazarme y revitalizarme como esa taza de café, porque te veo en mis días de miedos y tristezas para menguarlo como aquel bote de helado, porque te veo en mis días débiles para levantarme como aquella barra de chocolate y porque te veo llenarme de energía cada vez que te veo como aquellos de cumpleaños de mi infancia, te veo en cada parte de mi vida. Aunque no aseguro nuestro futuro lo entrego en manos de nuestro Padre porque necesito al dulce de mi vida, no para vivir, lo necesito para que esta vida terrenal sea más llevadera, más relajada, con más sueños, con más esperanza.

Puedo concluir escribiendo que según nuestros principios somos la sal y la luz de este mundo, pero tú eres el azúcar de mi vida desde el día que empezó nuestra gran aventura. Je t’aime mon amor!

Pdta: el komorebi es eterno en nuestros corazones.

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