Hay días en lo s que todo te sabe a poco. Días en los que lo único que quieres es morir en tu mundo. Dormir bajo una sábana de lágrimas y perderte en un pensamiento constante de frustración, lamer las heridas de tu alma y cobijarte en el desengaño de tu corazón herido. Hay días en lo que por más que salga el Sol, gotas de lluvia agazapadas en tu sonrisa pugnan por enturbiar la magia del momento. Hay días en lo que ni las más sutiles melodías logran callar el llanto de tu espíritu, en los que el baile de mariposas de tu estómago se torna una danza tribal de desesperación. Hay días en los que el deseo de muerte supera las ansias de vivir. En lo que tu único deseo es escaparte hasta un paraíso infernal. En los que el dolor de tus entrañas es el único acento de tu corazón. Hay días en lo que nada merece la pena.

Pero entonces, silente como una gota de rocío, quieta como una estrella iluminando la noche, poderosa como el propio universo aparece la mano de un amig@ como tú que cobrando forma de sonrisa rompe el muro de mi ceguera. Y así, sin más; ese inocente mensaje de buenos días, ese guiño travieso tras un humeante café, esa palabra de aliento se graba a fuego en tu ánimo. Sin ser tatuaje se marca en tu vida para siempre y te brinda la oportunidad de volver a creer que siempre hay una salida. La penas con pan son menos. La vida con un amig@ como tú es más que vida. Es magia.  Gracias por estar en mi vida. 

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