Algo desconocido

Algo desconocido

Tadeo Borja

11/11/2020

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Eran las 8 de la mañana, Hernán arrancó la espada de su enfundadura y se la incrustó al dragón malvado, liberando así a la princesa Helena de las garras del gigantesco dragón que yacía tumbado en el piso con la espada en el lomo, entonces Hernán voltió hacia su doncella esta lo miró y él la miro, al cruzar miradas Hernán se acercó a la princesa y cuando poco a poco la distancia entre sus narices era menor….

–Ding dong–

Se escuchó un ruido en la casa, Hernán se movia por su cama con los ojos cerrados, entre dormido y despertando, rodando de un lugar a otro en su cama intentaba recuperar el precioso sueño que estaba apunto de acerse mejor, algo lo habia hecho romper el sueño profundo en el que estaba sumergido; cuando poco a poco dejaba de sentir las sabanas sobre las piernas y el sincero abrazo que le había dado a su almohada….

–Ding dong–

Otra vez le interrumpian el sueño a Hernán, pero esta vez logró dilucidar el sonido, de inmediato se olvido que habia un gigantesco monte con una bestia enorme y malvada tumbada en el suelo y una doncella asustada esperando a su héroe y se paró rápido de su cama y ni bien las sabanas se pusieron quietas él ya estaba afuera de su cuarto yendo hacia el cuarto de sus padres para poder ver por la ventana quién era y es que a esa hora su amigo Jorge lo iba a buscar a su casa para salir a jugar futbol, caminar o simplemente hacer travesuras por la cuadra; y efectivamente era su amigo Jorge, el cual estaba apoyado al arbol frente a la casa de Hernán, buscando un poco de sombra en todo el calor insoportable, entonces ni bien Jorge llegó a mirar la ventana de los papas de Hernán y ya Hernán estaba corriendo a su cuarto para ponerse un buzo, zapatos y un gorro para salir a jugar; la mamá de Hernán que se encontraba en el patio regando las plantas y acomodando las mazetas solo llego a escuchar la puerta abrirse abruptamente y cerrarse con una fuerza y velocidad que nadie más en la casa podria haber hecho, exceptuando al pequeño Hernán,  entonces con una sonrisa y una pequeña preocupacion siguio en lo suyo, pues su rutina diaria era despertarse desde muy temprano para poder regar sus plantitas con paciencia y cariño para ponerse despues a desayunar con calma, pasaron los minutos y escuchó una rapida jalada de la puerta de la casa seguida de un lento y casi inperceptible cerrado de esta, nadie más en la casa abría y cerraba de tal manera la puerta de entrada que no sea su marido, el papá de Hernán, entonces miro el reloj y ya eran las 8:10 de la mañana, su esposo tenía que estar en el trabajo a las 8 AM, parece ser que se le quedaron pegadas las sabanas, entonces soltó una pequeña risa al imaginarse a su esposo que siempre es tan meticuloso con el inicio del día, despertarse a las 6:00 de la mañana para bañarse, cambiarse y afeitarse para poder desayunar con calma a las 7:00 y salir de casa a las 7:30, imaginar a su marido todo despeinado casi casi sin haber comido de seguro y seguramente sin haberse bañado le causaba mucha gracia, de inmediato siguió en lo suyo, mientras Hernán caminando con Jorge, le ponía el pie para que se cayera, y Jorge le respondía igual, cuando sin darse cuenta al cruzar la pista para llegar al parque un carro plomo pasó a toda velocidad los dos chiquillos quedaron perplejos al darse cuenta que si hubieran bromeado de la mimsa manera 1 metro más adelante el carro se los hubiera llevado encima y probablemente hubieran muerto, tras esto las bromas se acabaron y solo se concentraron en llegar al parque. 

-2-

Enfocados en su camino al parque para poder disfrutar de un día totalmente normal y cotidiano, con la infinita imaginación que les dio la vida creaban cualquier juego, el sol era el fiel acompañante del par de sinvergüenzas que caminaban ignorantes por la vida, combinaban juegos que ya existían con algunos que se imaginaban al andar, uno intentaba tirar al piso al otro, -suéltame pijo- gritaba Hernán, -obligame pijo- le respondía Jorge, en una de sus ostentosas carcajadas tras alguna broma que había lanzado uno de ellos, por la ventana de una de las casas más cercanas al parque se veían dos cabezas, entre ocultandose con la cortina y escondiendose debajo de la ventana, se lograba ver a un par de niños los cuales miraban al par de sinvergüenzas con ojos de perrito esperando una galleta, esos dos pares de ojos eran los que le pedían a su madre poder salir a jugar con esos dos niños que parecía que se divertian muchisimo, la madre de estas dos sabandijas aceptó y ni bien escucharon el «sss» del «sí» las dos sabandijas salieron corriendo de su casa rumbo al parque para poder conocer y jugar con los dos sinvergüenzas; que entre juego y juego, entre jalada de camisa y algun raspon en la cara, se iba enardeciendo la situación entre estos dos rufianes, se estaban aproximando a los puños, cuando ni bien Hernán cerró con mucha fuerza el puño derecho para undirlo en el estomago de Jorge, llegaron las dos sabandijas: -oigan no se peleen, podemos jugar ?- de inmediato se disciparon las tenciones, se olvidaron que estaban apunto de empezar la pelea del siglo y tan rapido como el aleteo de un colibrí los ahora cuatro bribones lanzaron una lluvia de ideas para poder jugar y divertirse en el sol de la mañana, empezaron imaginando poderes extraños, al rato un juego de equilibrio por una vereda muy alta que estaba cerca, cuando una de las sabandijas regresó corriendo a su casa para traer un balón de futbol, no se dijeron más palabras y se pusieron a jugar con la pelota, -yo soy Messi- gritaba Jorge, -yo soy Pelé- respondía Hernán, las dos sabandijas tambien se peleaban por representar un futbolista que les gustara, -yo soy Maradona- se escuchó, cuando a la vez sonó un palmaso en la espalda de una de las sabandijas, era el hermano mayor de entre estas dos alimañas reclamando: -que te ocurre pijon ?, yo soy Maradona!-, tan pronto como canto de un gallo la sabandija menor respondió: -pero yo dije primero, no es justo, la mamá te va a pegar por esto, ahora iré llorando a la casa, ojala Dios te ayude de la tunda que te dará la mamá-, tan rápido como se fué lo siguió la sabandija mayor enojado y enfurezido persiguió al pequeño, este corría por su vida ya que sabía que si lo alcanzaba antes de que llegue a su casa no aguantaría la tortura que le daría el mayor para que no le diga a su mamá lo que hizo, extrañados Hernán y Jorge, tras unas carcajadas por lo que pasó regresaron a sus casas con el balón en los brazos, despidiendose hambrientos para almorzar, Hernán le dijo: -oye mañana a la misma hora?-, pero Jorge sin palabras le hizo un gesto con las manos que se entendía como un «NO» seguido de otro gesto que se entendió como; «estaré ocupado», Hernán se dió cuenta ahí de que mañana al estar ocupado Jorge que el que siempre salía daba a entender que tenía que estar con  su familia lo cual era costumbre hacer los domingos  y eso quería decir que hoy era sabado, ahí se dió cuenta de lo rapido que se pasó su fin de semana, entró a su casa apenado, su madre lo vió y le pregunto que era lo que pasó ?, él solo respondió con un par de palabras y una cara triste: «pasado mañana es lunes», seguido de un portazo en el baño, Hernán se tenía que bañar para almorzar, despues de todo ni siquiera había desayunado ese día. 

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