Los castillos de arena nunca perdurán.

Los castillos de arena nunca perdurán.

esjoagro.

08/11/2020

Es realmente una gran cantidad de tiempo lo que se necesita, mucha energía es un hecho que se va a tener que consumir para ser terminado, aparte de que no es realizable por cualquiera, requiere de un enorme talento y mucha dedicación, de lo que hablo es la construcción de estos reconocidos castillitos de arena. Esto de lo que escribo resulta prácticamente ser la norma para muchas de las situaciones que enfrentamos en la vida, resultando que así básicamente funciona todo aquello que es hermoso, tiene un precio; y si hablamos de un castillo de este tipo, en su complejidad para verle terminado es sin ninguna duda alguna donde se paga este. Una estructura que pareciese firme he impenetrable, con delicados detalles que suman a su bella presencia, pero que esconde una fragilidad inimaginable a simple vista, gracias a el obvio y previo conocimiento de que no es más que arena sobre más arena.

Lo curioso del asunto está en que nosotros nos la pasamos en etapas aveces muy largas de nuestra vida construyendo alguno que otro castillito de arena, y bueno no de hecho en una hermosa playa, ni precisamente disfrutando de unas placenteras vacaciones. A lo que me refiero es a lo que hacemos con nuestro proyecto de vida, con nuestras relaciones de amistad, familia y pareja, con nuestros relaciones laborales, proyectos de emprendimiento, concepciones personales y entre otras actividades, dentro de las cuales somos participes continuamente, depositando falsas realidades y bases irregulares de una estabilidad efímera, que a el más mínimo evento repentino se vendrán abajo estrepitosamente y desaparecerán, por culpa solo nuestra se desvanecerá como si nada de ese tiempo que se tomo, esa energía que se deposito y toda esa fuerza que se utilizo en aquello en que tanto creíamos hubiese antes existido. Somos en esos momentos incapaces de reconocer cuando nos encontramos en este estado que pareciese hipnótico, culpa de nosotros mismos, desgastando del todo el poco tiempo que tenemos, la energía, talento empleado y esfuerzo en estas situaciones, que van a resistir no más que un poco de arena aglomerada ante la caída de una pequeña lluvia. El desgaste de llevar un ritmo así en la vida es trepidante, y acaba destruyendo siempre con la ilusión de quien construye lo que imagino como una fortaleza y ahora ve como por partes comienza a derrumbarse.

El llamado es a ser cuidadosamente selectivos cuando edificamos el pasar de nuestros días, determinar lo que realmente se anhela y que momento se hace, porque es muy común, en circunstancias específicas encontrarnos por ahí deseando vivir experiencias que no corresponden en definitiva con el contexto y la realidad dentro de la que nos encontramos, nuestro presente, momento el cual es el único espacio de tiempo sobre el cuál vamos a tener incidencia directa gracias al poder de nuestras decisiones, para posteriormente verse cada una de ellas reflejadas en el futuro más próximo y más lejano, razón por la cual no podemos ir así desperdiciando instantes y formando débiles estructuras sociales y personales dentro de estos castillos de arena que nunca van a resistir a través de lo que será nuestro lugar, el mañana.

Tomar por nuestra la valentía de saber tomar las decisiones correctas y permitirse diferenciar aquellas que generan solidez de las que no lo hacen, es únicamente para aquellos que entienden la importancia de fabricar una historia más que solida que sea real, esto para todos los ámbitos de nuestra vida, esto para quienes desean lograr perdurar con todo aquello que hacen. Con las decisiones, lo que se sobre entiende es que están en definitiva muy lejos de resultar siempre en perfección, el error y la falla es inevitable.

Nunca una ilusión de majestuosidad, nunca una farsa de estabilidad y jamás una mentira de resistencia que siempre al final van a caer por su propio peso y su conformación basada para no trascender. Muchas de nuestras acciones son construidas para poder ser brevemente disfrutadas y destruidas en el instante que duré un pestañeo y con los acontecimientos cruciales que inevitablemente van a ir sucediendo a lo largo de la vida. Por esa razón es que nunca resisten los castillos de arena, son momentos pasajeros que no se elaboran con intención de permanecer no más que instantes, que no conducen a nunca a nada duradero, firme y real, más que a la decepción de su destrucción, como si por el contrario se deben hacer todas aquellas acciones, obras, relaciones y proyectos que amamos, imborrables, solidas, intocables y permanentes a través de todo el tiempo que nos sea posible permanecer.

Es aprender a construir poco a poco asegurarse que lo que creemos no esta fundamentado sobre arena, si no fortalezas hechas de realidad, determinando claramente lo que se quiere, entendiendo cuando hacerlo, con un claro porque para hacerlo y habiendo analizado donde hacerlo, es así como se levantan obras, momentos, relaciones, proyectos he historias para toda una vida.

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