Caminamos entre falacias tratando de guiarnos por la «verdad», olvidando emociones humanas, desencadenando el odio irracional. Cuando escapamos, el abismo aparece, cuestiona nuestro entorno, abandona los sentimientos en una dimensión que se alimenta con las dudas.
La desrealización es la nueva realidad, luchamos hasta soltar los fragmnentos restantes de una débil armadura y finalmente nos regresa al dilema errado de tener la razón.
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