Ya no me quedan fuerzas.

En las noches no me deja dormir, tan hermosa es su sonrisa que en las noches no me deja dormir.

Ha desvelos largor y ha repasos cortos, su hermosura se incrusta mas en mi, en mi corazón, en mi imaginario de la belleza y del amor.

Nada puedo hacer, todo soy de ella y toda ella es mía, ahora somos esta especie de unidad, de quimérico ser, ya las alegrías, las tristezas, son tan mías como suyas, ya nuestros corazones palpitan en armoniosa resonancia.

Completamente perdido estoy ahora, y aunque doloroso o gratificante según suceda conforme el destino, la suerte, la vida, la casualidad de ella o de mi, ya nada puedo hacer con el curso que me encamina a la gracia o a la desdicha, ya las fuerzas no me dan para resistirme, estoy de cuerpo entero en el precipicio con apenas unos pocos dedos sosteniendo todo el peso de este enorme querer, y este sentimiento pesa ya más, que todos mis miedos juntos, solo me queda esperar y esmerarme porque el tiempo transcurra con la alegría que añora mi alma, que la esperanza que evoca en mi su gracia, su hermosa gracia, sea el pronostico de un alegre porvenir.

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