La Sociedad del Cansancio y la Decadencia de Occidente

La Sociedad del Cansancio y la Decadencia de Occidente

La cotidianidad, el escenario virtual, los modos de trabajo, la privacidad y demás elementos circunstanciales tan debatidos en la actualidad han ido cambiando radicalmente con el tiempo sin que nos diéramos cuenta hasta el punto de recrudecer y generar enfermedades y síntomas mentales que ya no son una rareza en el individuo posmoderno tales como el estrés, la depresión, el síndrome del trabajador quemado y otras aún más complejas que pueden desarrollarse desde la infancia. También, el sistema actual está fundado en una nueva modalidad de poder que ya ha dejado de ser represivo, violento y sancionatorio para disfrazarse de bondadoso y apremiante con el fin de dotar a los individuos de una falsa libertad que los impulsa a explotarse a sí mismos sin necesidad de mecanismos propios de la sociedad disciplinaria de Foucault. Sin embargo, hay un mal que encierra a los antes mencionados y que responde a las condiciones laborales, educativas, económicas y occidentales de los sistemas de la presente época.

El cansancio y el exceso de productividad ahora son la apoteosis de la decadencia de Occidente. Pero ¿La civilización y los valores occidentales realmente están llegando a su ineludible final? como lo demuestra el filósofo francés, Michel Onfray en su trilogía de la breve enciclopedia del mundo, más específicamente en el segundo libro “Decadencia”. También la hiperactividad, el exceso de positividad, la erradicación de la contemplación en la vida diaria, la inhibición de impulsos fundados en la negatividad y demás elementos descritos y denunciados por el filósofo surcoreano Byung Chul-Han son las señales de que o se necesita una revolución que lo replantee todo o que es el final de otra época más en la historia para que de sus cenizas y ruinas resurja otra. La pandemia por Covid-19 tiene mucho que ver con esta especie de resurgimiento forzado, no obstante, tarde o temprano tenía que llegar porque así ha funcionado nuestra civilización a través de los milenios.

Las implicaciones y orígenes de un exuberante cansancio individual es ahora la causa y consecuencia de los problemas psicológicos del individuo posmoderno pues les enseña a que en la actividad y responsabilidad diarias debe prevalecer la cantidad antes que la calidad y para ello desgastan energía que ya no tienen a fin de producir más y mejor. Las técnicas corporativas y laborales del multitasking, la productividad, la multitarea, etc solo fomentan una supuesta eficiencia que sirve de herramienta para generar la mayor cantidad de ingresos económicos, especialmente en la lógica empresarial a todo nivel. Detrás de ello, aparte de una explotación humana, hay una intensificación del cansancio que relativiza aún más la percepción del tiempo y reduce a las personas a meras mercancías que a su vez consumen a otras mercancías para satisfacer necesidades inventadas por un mercado que solo quiere mantener activo un ciclo económico tan vicioso y perjudicial para el estudiante, el obrero, el oficinista y en general, el individuo posmoderno.

El siglo XXI nos ha traído la frase cliché de “si se puede” o la de “yes we can” en inglés acompañado de los libros de autoayuda, el inaplicable y farsante coaching y demás estrategias que aparentan positividad, motivación y progreso, pero realmente son un engaño pues intentan compensar momentánea y superficialmente los estragos producidos por las condiciones de vida actuales. Mas bien, dichos mecanismos pueden fomentar lo contrario, es decir, una mayor inmanencia e irrenunciabilidad al sistema tal y como se encuentra, también provocando, una ceguera colectiva que desafortunadamente moldea defensores de su propia prisión y castigo. La sociedad disciplinaria solo fue una fase en esta relación de explotación pues en el siglo XXI ha evolucionado a una sociedad del cansancio en la que se explota a uno mismo creyendo ser independiente solo porque puede tomar decisiones aparentemente libres, pero lo cierto es que las alternativas ya están asentadas con anterioridad y solo entre esas se puede escoger porque no hay cabida para proponer un camino totalmente nuevo y propio.

Sin embargo, nos venden una falsa libertad que permanece tan oculta y desapercibida que creemos que Corea del Norte es un lugar represivo y en el cual la libertad no existe pero no se analiza que en occidente tampoco la hay ya que la manipulación mediática, el marketing, la publicidad, etc son un claro ejemplo de que el pensamiento que poseemos ya no es totalmente propio porque quizás lo programan sigilosamente y en formas inimaginables, en cambio en países como Corea del Norte y China no lo niegan y claramente se definen como sociedades en las que restringen la libertad por bien de la nación a través de un alto control estatal pues su concepción de dicha palabra, con la que América y Europa está obsesionada, es muy diferente ya que es considerada como el origen de los males y la decadencia de la civilización Occidental porque, en la que práctica la libertad se redujo y degeneró en libertinaje.

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