Capítulo Once (Del otro lado)

Capítulo Once (Del otro lado)

Milos Caliope

17/01/2018

CAPITULO ONCE

RESCATE

Cuando despierto la princesa ya está peinando su cabello con un cepillo muy elegante. Al ver mi reflejo en el espejo voltea a verme y me da los buenos días.

Me dispongo a ir al baño a lavarme los dientes cuando alguien toca la puerta violentamente, ambas nos asustamos en primera instancia, pero nos llenamos de valor y le abrimos la puerta a un Raymundo muy agitado.

– ¿Qué es lo que sucede idiota? Nos has asustado – le reprocho mientras que él recupera el aliento.

– ¡La pechugona ha desaparecido! – logra decir – fui temprano a verla a su cuarto para conversar con ella algunas cosas y no me abría la puerta así que decidí entrar por la fuerza y no la encontré.

– La hemos estado buscando por toda la instalación, pero nada – dice Nodab detrás de Ray.

– ¿Avisaron a Ian?

– Fue lo primero que hicimos al no encontrarla en su habitación.

Ray – dice Luz Irene con voz de autoridad – tranquilízate y ve a avisarles a todos que nos reuniremos con Ian en breve.

Sorprendentemente Ray, un chico que no le gusta seguir las órdenes de nadie, hace caso a lo que le acaba de decir Luz Irene y se retira junto con Nodab a avisarles a los demás de la situación.

– ¿Acaso acabas de usar tus poderes con él? – le pregunto.

– No, me dijeron que no podía hacerlo aunque quisiera. ¿Por qué? – me dice ella sorprendida – ¿es mentira eso de que los dones de los primeros no les afecta a los otros sucesores?

– No, no me refiero a eso, sino que nunca me ha hecho caso a mí o a Camila. Y no creo que siga las órdenes de los demás – le respondo mientras que nos continuamos cambiando.

– Digo la verdad cuando te digo que no utilice mi poder en él; ya te lo dije, me lo prohibieron – me dice son una sonrisa traviesa – pero en ningún momento me dijeron que no podía manipular a nadie por mi cuenta.

– ¿Y cómo puedes hacer eso? – le digo mientras me pongo la última bota.

– Él siente algo por mí – me dice sin más – yo utilizo eso para hacer que haga lo que le pido.

– Eso es muy cruel de tu parte – le digo más seria.

– No es cruel si yo también siento algo por él – me dice con una sonrisa.

Ok, eso me tomo por sorpresa. ¿Acaso me acaba de confesar que le gusta Ray?

Salimos de la habitación lo más rápido que podemos y nos reunimos con Ian en la sala de controles del capitolio, aunque él aún no ha llegado. Cuando llegamos Tamara ya está buscando información junto con Stefan en una pantalla.

– ¡Buenos días! – saludamos antes de entrar a la habitación.

– Princesa, Rode – saluda Stefan con la mano – Gracias por venir, por favor tomen asiento, en breve les explicaremos la situación.

Minutos después de escuchar eso llegan los demás y toman asiento junto a nosotras. No me sorprendo de ver a Ray sentarse junto a Luz Irene. Ese cabeza hueca ¿en que estará pensando?

Ian entra en la habitación y Stefan nos empieza a informar.

– A tempranas horas Raymundo y Nodab informan de la desaparición de Camila Russo de nuestras instalaciones. Confirmamos, después de extender una alerta a todos nuestros guardias, que evidentemente ella no se encuentra en la ciudad. Es por eso que hemos estado revisando los videos de vigilancia de las últimas ocho horas junto con Tamara y esto es lo que hemos encontrado.

Tamara, que aún permanece sentada frente a uno de los paneles, ingresa algunos comandos y una pantalla holográfica se abre frente a nosotros. En ella se ve cómo Camila y el chico rubio del ataque al auditorio aparecen de la nada frente a la cámara. El chico empieza a pelear con un guardia y está a punto de atacarlo, pero Camila se lo impide y en cambio ella lo deja inconsciente.

– El guardia ya ha sido identificado y se encuentra en camino.

– ¿Ha sufrido algún daño?

– Ninguno, señor.

– Bien – responde Ian mientras se pone de pie – vamos a continuar con lo que teníamos planeado, todos estén listos y hagan contacto con sus líderes de grupo para la presentación de esta mañana.

– No podemos dejar a Camila así – reclama Aru – ella necesita nuestra ayuda.

– La muy maldita se fue con el enemigo, ¿qué esperabas que hiciéramos? – le responde Ray.

– Ese no es el caso – dice Tamara.

– ¿A qué te refieres? – continua Aru – es nuestra compañera y tenemos que ayudarla.

Aru, entiendo lo que estás diciendo. Yo también quiero salir y rescatarla, pero ni siquiera tenemos idea de a donde ha ido – le dice Ian – además, por si lo has olvidado, aquí ya tenemos un asunto por resolver.

– Niño – le habla Luz Irene – si nuestras fuerzas se concentran ahora en buscar a la Sucesora del Pasado los traidores encontraran la más mínima oportunidad de escapar y nuestros esfuerzos por retenerlos habrán sido en vano. Hagamos lo que nos indica Ian, después de todo ella, al igual que nosotros es una usuaria muy competente. Y más que eso, la primera sucesora en despertar.

Vaya, no sabía que pudiera ser tan leal. Cada momento que paso junto a ella me demuestra que tenía una idea equivocada de mi ahora nueva compañera de cuarto.

Después de escuchar las órdenes de Ian los chicos salen al encuentro ya programado con sus líderes de equipo. Yo me quedo en la habitación acompañando a Luz Irene que me lo ha pedido.

El guardia nocturno llega y hace una reverencia ha Ian antes de entrar a la habitación. Nuestro líder le pregunta que es lo que ha pasado y el hombre le cuenta paso por paso la novedad de su guardia.

– Señorita Luz Irene – habla Stefan – me gustaría pedir sus servicios.

Lo que Stefan intenta hacer es que Luz Irene haga que el hombre recuerde detalles de algo que ha dicho y no ha quedado muy claro.

Luz Irene se pone de pie y camina hacia el hombre que está sentado junto a Stefan.

– Lo que él me pide que haga te va a doler un poco, ¿estás dispuesto a soportar el dolor?

El hombre asiente con la cabeza; Stefan le brinda su mano y este la sostiene. Luz Irene se agacha un poco y coloca su cara junto a la de él. Puedo decir que está disfrutando lo que está haciendo al ver la expresión de su cara. En breve sus labios se pintan de un color fucsia resplandeciente y ella toca uno de los hombros del hombre. Después de eso se retira un poco y ordena.

– Recuerda lo que paso cuando te ataco la chica de Ciudad Este.

– El hombre rubio me iba a clavar un cuchillo en el hombro y ella se lo impide – dice el hombre en un aparente estado de hipnosis – ella me toma con fuerza, pero no me lastima. Puso su mano en mi cabeza y luego me desmaye.

– Al parecer uso Morfeas para dormirlo – dice Stefan.

– ¿Qué paso después cuando te despertaste? – continua Luz Irene.

– Me levante con dolor de cabeza

– ¿A qué se debe ese dolor si no te golpearon la cabeza?

– Tengo sueños locos, alucinaciones, que vienen a mi cabeza a cada momento.

– ¿Qué clase de sueños?

– Recuerdos de una chica hablando en el espejo de un baño.

– ¿Cómo es la chica?

Ian, Stefan y yo, que también nos encontramos en la habitación en ese momento, no nos sorprendemos cuando escuchamos la descripción de la chica en el baño. Es Camila.

– ¿Cómo crees que se encuentre Aru?

– ¿Por qué me preguntas eso? – me responde una sorprendida Ai.

– No creas que no he visto cómo se miran entre ustedes. Eso no es común en ti – le contesto – además en el auditorio te llevaba de la mano, y cuando te apuñalaron se enfadó muchísimo.

– Sí, se enfadó tanto que perdió el control.

– ¡Ay! no seas aguafiestas. Sabes a lo que me refiero.

– Será mejor que nos demos prisa o se nos hará tarde.

Otro intento fallido, esta así desde la reunión de hace poco en el cuarto de control, en específico cuando Aru protesto por ir en rescate de Camila.

Salgo de la habitación y tengo que correr un poco para alcanzarla. Cuando llegamos al cuarto de control un guardia sale de este quejándose de un dolor en su cabeza.

Cinco minutos después todos estamos reunidos nuevamente e Ian nos explica que Camila nos ha dejado un mensaje en los recuerdos del guardia que atacaron cuando salían de la ciudad. Evidentemente abandono la ciudad por voluntad propia, pero nos asegura que tiene un motivo para eso. En cuanto a su ubicación, ella misma la desconoce, así que previo eso y se tragó una pastilla de localización.

– Dada la situación los grupos que forme anteriormente se modificaran. Rode, Luz Irene y Ai formaran el primer grupo. Maggie y Ore serán el grupo dos, de recuperación. Y Raymundo se encargara de la seguridad en el tercer grupo junto con soldados de confianza. Los líderes de grupo no cambiaran.

– Pero, yo no poseo ningún don telepático – dice Amor desesperada.

– Lo sabemos, por eso tomaras mi Telepatía con tu Robo – le contesta Ian.

– Pero si hago eso tú no…

– Entiendo lo que pasará – le interrumpe tomándola por los hombros – así que te pido que lo uses con sabiduría el tiempo que sea necesario.

– Señor – se escucha decir a Aru – ¿qué hay de Tamara y de mí?

– Ustedes tienen una misión especial.

Despierto en una celda oscura. Al parecer no me dejaran ir después de conocer su escondite, era de suponerse. Organizo mi propio plan de escape en los siguientes diez minutos. No estoy segura si la gente de este lugar conoce todas mis habilidades, pero no estoy para perder el tiempo.

No sé cuánto tiempo he estado inconsciente, ni tampoco puedo deducirlo porque en el lugar en donde estoy todo está a oscuras excepto el pasadizo que es alumbrado parcialmente por unas lámparas viejas. Han tenido que pasar un par de horas desde que me desperté para oír los primeros sonidos de los supuestos guardias que me custodian. Veinte minutos después uno de ellos, con el mismo uniforme como los que atacaron el auditorio, camina por el pasadizo hasta llegar a mi celda aparentemente vacía. Para mi sorpresa el guardia no se sorprende y se retira de la misma manera que como entro, para después regresar cargando lo que parece ser un extintor de incendios; hace una primera descarga y luego grita al aire dándome amenazas de que podrá ser peor, yo en cambio me mantengo quieta y no hago ningún sonido. El tipo deja salir otra descarga mayor que la primera en mi celda y luego saca un dispositivo de un bolsillo trasero con el que apunta en mi celda, cuando dispara el dispositivo una fuerte descarga eléctrica se mueve a lo largo de toda la celda. Si hubiese tocado eso de seguro y me iba mal.

Cuando la descarga cesa el tipo se queda consternado y mira a todos lados, no hay nadie sufriendo por su cruel ataque, por lo que abre rápidamente la celda para tantear con sus manos lo que se supone sea un cuerpo invisible – entonces si estaban informados de mis dones – pero no encuentra nada. En cambio yo aprovecho para estirarme un poco y pararme justo detrás de él, claro que yo estoy parada en el techo, cuando el tipo voltea quedamos cara a cara sin decir palabra alguna. Cuando el pobre hombre intenta sutilmente sacar su arma lo derribo de un cabezazo y luego me dejo caer sobre él para dormirlo con mi Morfeas. Ya salí de mi celda, ahora solo falta salir de la instalación.

Tomo las llaves del guardia y cierro la celda, camino por el pasadizo y me hago invisible antes de salir por la puerta de acero, para mi mala suerte el chico rubio Sucesor del Atributo me estaba esperando del otro lado. Me toma del brazo y me empuja contra la pared, veo como sus ojos brillan de un color dorado antes de volverse invisible, con su otra mano me tapa la boca y retira su mano lentamente; escucho un suave “shhh” y entiendo que me está ayudando. Al rato unos soldados pasan por el lugar y entran al pasadizo de las celdas; el chico rubio, o mejor dicho Alex, me deja y va tras ellos. Después de escuchar algunos golpes vuelve a salir y ambos nos hacemos visibles.

– Ven conmigo.

Lo dice de tal manera que suena más como una orden que un pedido. Aunque en mi situación actual, y después de ver lo que acaba de hacer, no me queda otra opción más que hacerle caso.

Nos tomamos de la mano y nos volvemos invisibles una vez más.

– Aguarda – me dice él – tú no te hagas invisible, usa tu anti-gravedad.

– Está bien – contesto y desactivo mi invisibilidad.

Aunque dejo de hacerme invisible no vuelvo a ver mi cuerpo así que entiendo que él está compartiendo su don conmigo, por lo que yo también hago lo mismo y empezamos a caminar por las paredes hasta llegar al techo.

Nos movemos en silencio y ocultamos nuestra presencia de los demás hasta llegar a lo que parece otro conjunto de celdas. Descendemos y nos volvemos visibles. Con una de las llaves que tome del guardia abrimos la puerta y entramos. Efectivamente son celdas.

No tengo que preguntarle para saber lo que estamos haciendo ahí. Reconozco el lugar, ya lo había visto antes, en sus recuerdos. Seguimos caminando hasta llegar a la última celda que es un poco más grande que las demás y esta acondicionada con equipo médico. En la cama se encuentra un chico de apariencia delicada de aproximadamente un metro sesenta de altura, contextura delgada, tés clara y cabello rubio platino, casi tan blanco como el de la Sucesora de la Vitalidad. Alex se acerca a él y posa su mano sobre la de él, el chico abre los ojos y sonríe ligeramente.

– Ya es hora – le dice Alex.

El chico no responde y vuelve a cerrar sus ojos color café. Alex empieza a quitarle lo que lleva encima y el chico literalmente se encoje y se transforma en un pequeño gatito color blanco; como su cabello. Él lo toma en brazos y me lo da a mí. Sus ojos lo dicen todo.

Ya con el chico convertido en gato nos volvemos a tomar de las manos para hacernos invisibles y salir caminando por el techo. Cuando ya llevamos trece minutos caminando en silencio suenan las alarmas y se encienden las luces rojas de señal de alerta.

– ¡Silencio! – vuelve a decirme.

– ¿Se dieron cuenta que no estoy en mi celda?

– Lo dudo, es muy pronto para eso.

– Entonces a qué crees que se deba la alarma.

– Tenemos diferentes tipos de alarma – dice Alex mientras se deja caer al suelo – esta significa que nos están atacando.

Lo pienso por un momento y luego sonrío.

– Esta es nuestra oportunidad.

Me dejo caer al piso también y le extiendo la mano que llevo suelta para continuar, en cambio él entra en una habitación y empieza a arrancar algunos cables – las luces empiezan a fallar hasta que se apagan y dan lugar a las luces de emergencia – luego toma una mochila y tira su contenido al suelo.

– Ten, usa esto.

Meto con cuidado al delicado gato blanco en la mochila y me la pongo al revés, de tal manera que queda colgando sobre mi pecho. El gato saca la cabeza por un agujero de la mochila y me parece gracioso como quedamos. Continuamos avanzando, pero esta vez ya no vamos por el techo, ni tampoco estamos usando invisibilidad; nuestra salida según Alex será por la puerta principal, la que está siendo atacada. En el camino nos encontramos con algunos guardias que dejamos inconscientes dándoles unos golpes o haciéndolos dormir con Morfeas, cualquiera de las dos cosas nos funciona.

Al parecer ya estamos llegando al frente de batalla porque se pueden escuchar claramente los gritos de los soldados y las explosiones. Tras derribar la última puerta entramos a un campo abierto con forma circular, al otro lado un hombre con uniforme negro se separa de su formación para hacernos frente.

– Así que era cierto que nos traicionaste – dice el hombre que lleva un casco del mismo color que su uniforme.

– Nunca fui parte de ustedes – dice Alex, y me tranquiliza escuchar eso por parte de él.

– Bueno, entonces has que esto sea divertido – es lo último que dice el hombre antes de lanzarse a atacarnos.

Alex se teletransporta y lo golpe en un costado, el tipo se mueve rápidamente, pero no es súper velocidad lo que está usando, es más como un talento que solo vi una vez, la vez que Alex me rescato de ser aplastada. Podría ser que ese hombre sea… eso sería imposible, pero a como están las cosas.

Mi, ahora compañero de escape sigue peleando con un duro oponente que utiliza su extraño poder para igualar su teletransportación. No obstante hay veces en las que el chico rubio es lanzado por los aires por una fuerza extraña. Estoy asumiendo que puede ser telekinesis, aun así no comprendo porque es que a él no le está copiando sus poderes.

La batalla se prolonga y no hay forma de que pueda ayudar a Alex sin poner en peligro al “gato blanco” así que me quedo atrás aguardando el momento oportuno.

Las puertas explotan ruidosamente y salen volando por los aires, algunos soldados hacen su apresurada retirada mientras son seguidos por sus perseguidores; seis siluetas negras se dibujan en el polvo que aún no se disipa, y mientras se van acercando voy reconociendo a algunos de ellos. El viejo Nerakk va a la cabeza, aunque no le puedo ver el rostro porque lleva casco, lo puedo reconocer por su forma de caminar, otro de los integrantes posiblemente sea el tonto de Nodab.

Cuando se quitan los cascos me alegro de no haberme equivocado con esos dos, el resto son el Sucesor de lo Mayor, la Sucesora de la Destrucción, y la supervisora de la japonesa y la pelirroja. Aunque hay un sexto que no se ha quitado su casco estoy muy contenta de que todos sean conocidos que puedo volver a ver, aunque no haya pasado ni un día.

– Señorita, ¿se encuentra bien? – pregunta un preocupado Nerakk.

– Sí, estoy bien – le respondo.

Él y Nodab se acercan a mí y me abrazan sin mi consentimiento mientras que el resto hacen un perímetro y vigilan los alrededores. Noto que Alex y el soldado han dejado de pelear debido a la irrupción de mis compañeros. Alex se teletransporta y aparece a mi lado. Todos se ponen en guardia cuando él aparece, pero yo lo cubro con mi cuerpo y les digo que está bien, que él está escapando conmigo. Noto por el rabito de mi ojo izquierdo que el soldado aún permanece al otro extremo del campo abierto en el que estamos.

– ¿Qué es lo que está pasando aquí? – dice la persona que aún no se ha quitado su casco y su voz me suena de algo – se supone que estabas muerto.

– No necesito darte explicaciones a ti – responde el hombre al otro lado.

– ¿Qué es lo que está pasando? – le pregunto al viejo – ¿conocen a ese tipo?

– Es uno de los miembros de la elite, un escolta privada – me responde Nerakk – pero se supone que su nave exploto en el aire mientras aterrizábamos.

Mientras hablamos dos personas se acercan por detrás del hombre y se paran junto a él.

– Todos ustedes deberían estar muertos – dice Milicos mientras se quita el casco – necesito explicaciones ¡ahora!

– El hecho de que hallas matado a más personas que nosotros y te consideren el mejor no significa que seas la autoridad aquí – le responde el hombre.

– Tal parece que ya no hace falta usar estas cosas – dice una voz femenina mientras se quita su casco y sacude su cabello rubio – hola Milicos.

La chica descubre su rostro y le sigue la otra mujer junto con el hombre.

– Ellos son…

– Sí.

– Y eso significa que…

– Así es.

El chico de nuestro grupo también tira su casco y camina al frente de nuestro grupo. Logro reconocerlo cuando pasa por mi lado, se trata de Milicos el escolta privada del gobernante de Ciudad Oeste. Y aunque no los conozco tan bien como a él, sé que los otros tres son Ashley Greene de Ciudad Sur, Ixas Van Bool de Ciudad Norte y su líder Eleonora Verbitskaya; todos son escolta privada de los gobernantes de sus respectivas ciudades y miembros de la élite.

– No hay nada que explicar – dice Eleonora, la mujer de aspecto frio – sabíamos que tarde o temprano esto se iba a saber y actuamos sabiendo que al descubrirnos seriamos cazados por nuestros compañeros por el delito más alto de traición. Milicos, quiero que sepas que tenemos nuestros motivos para hacer lo que estamos haciendo.

– Muy conmovedor, pero… – se escucha la voz de una mujer a la que acabo de escuchar horas atrás – ¿nos quedaremos aquí parados o vamos a pelear?

La mujer sale de las sombras y se puede ver su cabello rubio opaco largo ondear por el aire. Su semblante sigue estando decaído, pero su expresión ha cambiado; incluso su postura se ve más erguida y camina con mucha determinación.

– Se ve que las cosas han cambiado desde que no estoy presente en este mundo.

– ¿Quién se supone que eres tú? – se atreve a preguntar Milicos.

La mujer camina hasta colocarse al frente de los traidores y se para con firmeza con los puños en la cintura.

– Mi nombre es Urara Celtri y soy la Destrucción, niño – dice la mujer con una sonrisa irónica.

– Así que la “Destrucción” ¿eh? – le dice Tamara a Milicos – yo me encargo de ella.

– Yo la voy ayudar – dice Aru mientras camina detrás de ella. Luego se voltea para decirle a Milicos – no te preocupes, no dejare que le haga daño.

– Entendido – responde él con una media sonrisa – entonces se lo encargo a ustedes.

Aru y Tamara pasan al frente de la formación y encaran a una demacrada mujer.

– Así que me envían niños para divertirme.

– No seguirás diciendo lo mismo por mucho tiempo abuela – le responde Tamara.

Mientras los chicos tienen su conversación aparte Milicos va al frente y mide fuerzas con Ixas que lo espera ansioso.

– Entonces nosotros nos encargaremos de las restantes – dice en voz baja el viejo Nerakk – por favor, escuchen atentamente.

Su voz telepática suena en nuestras mentes.

Escuchen todos, esas mujeres de allí no son cualquiera. La rubia es una usuaria de élite conocida por sus extraños talentos de Aliento vortex; capaz de emular vientos fuertes, llegando a alcanzar temperaturas de congelación e ir a la par con el poder de un vórtice gravitacional con la inhalación. Y su talento de Ecolocación o “grito sónico” que usa como ondas sonoras es muy peligroso, no solo porque te puede dejar parcialmente sordo, sino que también puede localizar objetivos que no puede ver. Es como un sonar viviente.

Entonces dejarla ciega o hacernos invisibles no es una opción con ella – le pregunto.

Tienes razón, eso inutiliza nuestra Invisibilidad – dice Rous Bells – ¿otro don o talento del que debamos preocuparnos?

También posee Argos, Morfeas y Control de la densidad – dice el viejo – no dejen que los toque o hará que su peso incremente.

¿Y qué me dices de la otra mujer, viejo? – pregunta Nodab.

Ella es Eleonora Verbitskaya, actual líder del grupo de elite. Sus dones también son peligrosos, en especial el de Desintegración que también es conocido como la “descomposición molecular”. Su otro don es tan peligroso como el primero; la Absorción cinética es capaz de absorber cualquier tipo de energía y utilizarla a su antojo. Y por último, pero no menos peligroso Morfeas, Mayor audición, Transferencia y Rápida regeneración.

– Suena como una rival muy peligrosa – comenta Rous Bells – entonces ¿cuál es tu plan?

– La verdad es que no se me ocurre nada para enfrentar a alguien como ella – dice el viejo.

– Entonces yo me haré cargo de ella – se oye la voz de Alex en nuestras mentes – solo asegúrense de hacerse cargo de la otra y asignen a alguien para que proteja a la Sucesora del Pasado. No dejen que le pase nada a ella y yo cumpliré con mi parte.

– ¿Cómo sabemos que lo que nos estas diciendo no es una trampa? – pregunta Nodab.

– Ella está protegiendo a alguien que es muy importante para mí – le responde él.

– Te refieres al gatito – le pregunta Rous Bells.

– Si.

Lo que ha dicho parece una broma para todos, pero, no tenemos tiempo para explicaciones.

Bien, entonces tenemos un plan – dice el viejo – dejemos que el Sucesor del Atributo se encargue de Eleonora. Nodab, tu cuida de Camila y no dejes que le pase nada. El resto síganme, vamos por Greene.

– ¡Si! – responden a una sola voz.

Alex se separa del grupo y camina decidido hacia nuestro enemigo; me pregunto si habrá hecho lo mismo cuando se enfrentó contra nosotros. Cuando está a tres metros de nosotros empieza a correr y esa es nuestra señal. Para mi significa que debo quedarme atrás y proteger con todo lo que este a mi alcance al “gato blanco”; y para el resto de salir y darle una paliza a Ashley, ella será una dura oponente, y no lo digo solo por sus poderes que son asombrosos, sino también por su gran experiencia y talento al momento de usarlos.

Alex se teletransporta al frente de Eleonora y la derriba, ella cae con el impacto y demora un poco en reponerse, tiempo suficiente para que Alex la tome por el brazo y la habiente por los aires, está aumentando su fuerza y resistencia usando Argos. Contra una usuaria que puede absorber cualquier tipo de energía, es muy inteligente de su parte atacar físicamente, solo le ha bastado escuchar lo que nos dijo Nerakk para atacar con esta estrategia. Rápidamente desenfunda sus cuchillos y empieza a teletransportarse continuamente de manera aleatoria alrededor de Eleonora dejando profundos cortes en su traje de batalla.

Una gran explosión hace temblar el piso. Ese fue uno de los ataques destructivos de esa extraña mujer, Urara. Ella se encuentra lanzando piedras que se envuelven en una luz negra usando telekinesis. Aru y Tamara solo se limitan a esquivarlas, por alguna razón ninguno de ellos está usando sus poderes. Al parecer ellos también tienen su estrategia.

Me descuido un poco y Nerakk es lanzado por los aires hacia donde estoy yo, pero usa su Elasticidad y se repone en el aire para aterrizar mejor.

– ¿Cómo van las cosas?

– Tal y como lo esperábamos, ella es un monstruo.

Milicos, el guardia privado que ha permanecido de nuestro lado; tiene su batalla privada con su compañero. Ambos parecen decididos a matar al otro, pero al parecer su poder esta igualado y colisionan constantemente.

El grupo de Nerakk se repone. A pesar de ser tres contra uno los poderes de Ashley son mucho para Rous Bells, Nodab y el viejo.

Tras reagruparse Rous Bells y Nerakk se hacen invisibles y Nodab que se encuentra frente a la rubia, se dirige hacia ella aplaudiendo. Está usando su don de Sonidos para desorientarla, pero no funciona. Ashley lanza un grito, y no solo corta el ataque de Nodab, sino que también localiza a los otros dos. Inhala sorprendentemente fuerte que pareciera que mi compañero será tragado de uno solo, pero gracias al cielo no es así, en cambio la rubia sopla con tanta intensidad que sale una fuerte ventisca de su boca y congela al viejo, ahora ya visible, a mitad de camino de atacarla. Ha Rous Bells en cambio la toma por el cuello y la levanta. Nodab intenta hacer algo, pero falla y la rubia aprovecha para aumentar su peso y dejarlo fuera de combate. Nerakk no puede hacer nada, el hielo se lo impide. Rous empieza a moverse de un lado a otro para tratar de zafarse del agarre, pero es imposible. Poco a poco va dejando de moverse y su cuerpo se va quedando sin aire. Me pongo de pie y empiezo a correr en dirección a ellas con la intención de salvarla, pero el gato blanco que llevo conmigo maúlla y me detengo de golpe. Es muy peligroso que yo vaya. Además se lo prometí a él. No puedo hacer otra cosa más que dejarme caer de rodillas y presenciar la muerte de alguien que ha venido a rescatarme.

Cuando parece que ya todo está dicho para ella, Alex aparece de repente y golpea a Ashley en la boca del estómago. Como siempre sus golpes son precisos

– ¿Qué es lo que estás haciendo traidor? – pronuncia la rubia.

– Acaso no es obvio.

Toma a Rous Bells y se teletransporta hacia donde estoy yo.

– Cuídala – me ordena y no sé qué decir por lo que acaba de pasar. Quiero darle las gracias pero tengo un nudo en mi garganta, así que solo asiento con la cabeza.

Él se vuelve a teletransportar y la golpea de lleno, toma sus navajas y la empieza a cortar desmedidamente. La rubia intenta contraatacar, pero Alex se mueve muy rápido.

Ashley sabe que si no hace algo pronto los ataques de Alex terminaran por destruir la integridad de su traje protector. Se inclina. Toma tanto aire como puede y grita. Grita tanto como puede. Su don Ecolocación hace que ella se eleve de golpe por los aires y todos los que nos quedamos abajo sufrimos las consecuencias. Es más fuerte que el don de Sonidos de Nodab. En un movimiento rápido ella gira su cuerpo en el aire y vuelve a gritar para impulsarse. Tiene un ángulo perfecto para atacar a Alex, y lo hace. Con su Aliento vortex lanza una fuerte ventisca hacia él, es el mismo ataque que utilizo contra el viejo, pero Alex lo esquiva y vuelve hacer brillar sus ojos de color dorado; ahora es él el que se pone en guardia y vuelve a teletransportarse para encontrar un buen ángulo. Es una batalla de alientos congelantes. Ambos son muy buenos al momento de ejecutar sus ataques, pero Alex, gracias a su teletransportación, tiene a su favor el factor sorpresa.

Por fin la rubia tropieza con uno de los escombros y cae. Alex aprovecha eso y lanza una fuerte ventisca. Todo parece haber terminado para ella, pero Eleonora sale al encuentro del ataque y con sus dos manos recibe la ventisca, la cual desaparece.

Al chico rubio no le sorprende lo que acaba de presenciar, así que supongo que ya lo sabía; la mujer por su parte estira su cuello y sonríe ligeramente provocando al muchacho, pero este sigue con su expresión fría y sin decir palabra.

– Bueno, es hora de ponernos serios – dice la mujer mientras lleva su mano derecha a su hombro izquierdo.

Inmediatamente después de esa acción todo el traje de protección de la mujer empieza a carcomerse rápidamente cayendo al suelo. Debajo de ese traje oscuro lleva puesto una licra negra que cubre desde su cintura hasta sus rodillas y un top blanco con la insignia de Ciudad Este.

No solo Eleonora es la que va a luchar contra Alex, también Ashley se pone de pie y empieza a despojarse de su armadura. Si pudiera haber una diferencia entre estas dos mujeres, sería que mientras que la rubia tiene ligeros cortes en diferentes partes de su cuerpo, gracias a la protección de su traje, la morena no presenta daño alguno.

La pelea de dos contra uno toma lugar a unos metros de distancia. Alex lo está pasando mal, pero en mi condición actual no puedo ayudarlo, solo me queda confiar en que él podrá con la situación y defender a toda costa a quien me encargo. Me pregunto ¿por qué es tan importante para él este usuario que ha cambiado su cuerpo humano por el de un gatito color blanco? Es cierto que en aquella situación no pude controlar mi don y termine viendo parte de su pasado, pero nada que me indique qué tipo de relación tienen.

Hasta el momento nos hemos limitado a esquivar los ataques que la mujer de cabello rubio opaco ha estado efectuando, al parecer se divierte haciendo explotar las cosas. La idea desde un principio era cansarla y mientras tanto ir descubriendo sus habilidades, pero no nos ha mostrado mucho hasta ahora más que su telekinesis y el poder destructivo llamado Ixion, que también posee Tamara.

A menos que posea Telepatía y nos esté leyendo el pensamiento; no creo que esté dispuesta a mostrarnos nada más.

Las explosiones de las otras batallas no se hacen esperar. Milicos ha aumentado su tamaño a unos cinco metros de altura y lanza descombros a su oponente que los destruye con imponentes puñetazos sísmicos, así como los que Crissos me enseño a usar. Por otro lado el chico rubio se está enfrentando a las compañeras de Ixas. Una de ellas le lanza una fuerte ventisca que él evade teletransportándose a sus espaldas en el aire, atacándola con la misma ventisca que ella ha utilizado con él. Pero la otra mujer recibe el ataque con sus manos y este desaparece. Él se vuelve a teletransportar, esta vez con sus cuchillas en mano y las ataca desde sus puntos ciegos que son rápidamente cubiertos por la otra. Está llevando el ritmo de la pelea, pero si esta situación se prolonga no creo que pueda seguir respondiendo de esa manera.

En nuestra pelea, Tamara que es la que dirige nuestro ataque ha decidido cambiar de estrategia y empezar a atacar también. Trato de acercarme a la mujer tanto como puedo, pero esta me lanza rocas enormes que obstaculizan mi camino. Tamara también se acerca y recibe la misma respuesta por parte de la mujer, en cambio ella envuelve sus manos con una especie de neblina negra y hace explotar las rocas que tiene en su delante. Es la primera vez que la veo usar su don.

Noto que la mujer sonríe ligeramente. Deja de lanzarle rocas con la mente y sale a su encuentro. Ambas chocan puños y una explosión, mucho mayor que con las rocas, se produce; pero la resistencia de ambas es sorprendente, ninguna de las dos ha retrocedido.

Intento sumarme a la lucha, pero me es imposible acercarme a causa de las explosiones. Así que envió fuertes ondas sísmicas en dirección hacia ellas con la intención de que mi compañera aproveche la oportunidad que le estoy dando. El terremoto se produce y el suelo a su alrededor tiembla fuertemente, Tamara utiliza movimientos acrobáticos para escapar y hacerse una nueva oportunidad para atacar, pero su oponente no está del todo perdida. La lucha esta pareja.

– ¡Aru encárgate de ayudar a los demás! – oigo que me grita Milicos – yo respaldo a Tamara.

Regreso a ver y de alguna manera Ixas sigue moviéndose a pesar de tener dos astas clavadas en los hombros. Lo ha neutralizado, pero sin matarlo.

No pierdo más el tiempo y me dirijo hacia donde esta Camila. Ella permanece escondida detrás de unos escombros y no para de abrazar la mochila en la cual refugia el gato blanco del chico rubio. A su lado inconsciente y recostada sobre lo que una vez fue la parte superior de una pared se encuentra Rous Bells.

Camila tenemos que irnos – le digo mientras que la tomo del brazo.

– No – me dice ella cuando voltea – si nos vamos ahora no habrá quien los rescate a ellos.

Y me señala donde está el resto del grupo. El mayor de todos, Nerakk, se encuentra atrapado en un enorme bloque de hielo y solo se alcanza a ver su rostro que sobresale apenas. Nodab está tirado en el suelo a unos metros más allá, y aunque al parecer esta ileso, parece que algo le ocurre a su cuerpo porque por más que intenta levantarse no consigue hacerlo.

– Escucha – le digo a Camila después de analizar la situación – necesito que me ayudes.

– No puedo, antes de que llegaras ya lo he intentado pero es muy peligroso en la condición en la que me encuentro ahora – me dice a la vez que señala la mochila colgando en su pecho.

– Tan importante es ese gato para él.

– No es un gato, es una persona.

Lo que me acaba de decir me ha dejado con la boca abierta, y al parecer mi expresión es tan obvia que me aclara.

– Don de Formas; o mimetismo animal, como quieras llamarlo, es un chico que se convirtió en gato para poder transportarlo porque está enfermo.

– Bueno, ahora entiendo un poco mejor la situación.

Me detengo a pensar por un minuto la nueva información y elaboro un plan tan rápido como puedo. Lo que se me viene a la cabeza es muy peligroso y nunca lo he hecho antes; pero si Crissos estaba en lo cierto o no, eso lo veremos en breve.

– Si las cosas están así, solo me queda ir yo solo por ellos – le digo a mi compañera – primero iré por Nodab que es el que parece tener problemas para incorporarse. Puede que este herido. Espérame aquí, no tardo.

Camila me responde asintiendo con la cabeza. Me incorporo y trato de ponerme en línea recta a la ubicación en la que se encuentra mi objetivo. Respiro hondo y espero desde lo más profundo de mi ser conseguir lo que pretendo.

Corro lo más rápido que puedo concentrando el más raro de mis dones en mis pies. No tardo ni cinco segundos recorrer los cincuenta metros que me separan de él. Cuando llego anulo mi poder y trato de frenar en seco. Tropiezo y casi caigo encima de él. Si Maggie me estuviera viendo de seguro que me regañaría, pero he hecho lo mejor que he podido. Las explosiones se intensifican en la batalla de Tamara y Milicos y tengo que proteger al compañero de Camila con mi cuerpo. Las explosiones no cesan del todo, pero si me quedo aquí estaré en problemas.

Intento cargar al muchacho, pero su cuerpo es increíblemente pesado. Abandono mis intentos a petición del chico y vuelvo a colocarme en línea recta, esta vez hacia donde me espera Camila. Llego y esta vez no pierdo el equilibrio.

– ¿Qué paso, porque no trajiste a Nodab contigo?

– Su peso parece ser el de una tonelada.

– El don de Control de densidad.

– Así parece.

– Por cierto, ¿cómo es que has hecho eso? – me dice ella un tanto asombrada – no sabía que podías usar Súper velocidad.

– No es Súper velocidad – le digo algo avergonzado – solo aumente mi velocidad con mi don.

– Eso fue sorprendente. Crees que puedas volver hacerlo.

– Tengo que volver hacerlo.

Me vuelvo a incorporar y respiro hondo. Repito el procedimiento y esta vez llego hasta donde esta Nerakk, el viejo está envuelto en hielo. Coloco mis manos sobre él y me concentro tanto como puedo. Envió pequeñas ondas sísmicas desde mis manos hasta el revestimiento que lo mantiene prisionero y logro romper el hielo sin hacerle daño. Me he demorado más de lo que pensaba, así que me doy prisa y lo llevo donde esta Camila.

Al parecer el último por rescatar será el compañero de Camila, Nodab, quien difícilmente se puede mover. Llego hasta él y le pregunto qué es lo que le pasa. Intentando buscar un indicio de romper el efecto del don.

– La maldita bruja toco mi cuerpo y ahora siento como si pesara una tonelada. Cada parte de mi cuerpo es muy pesada como para moverla.

– Si aún estas bajo los efectos de uno de sus dones, entonces significa que tengo que dejarla inconsciente para que el efecto pase.

– Ten cuidado, no es lo que parece.

Visualizo la pelea de las dos mujeres contra el chico rubio. Este se teletransporta constantemente para tratar de evadir sus ataques conjuntos y me pregunto si esto no lo terminara por agotar.

Tal y como lo pienso los movimientos del muchacho son cada vez más lentos y predecibles. Una de las mujeres, la del cabello negro y piel opaca, adivina el lugar donde aparecerá y lo golpea en la cara. El tipo cae, pero aún se encuentra consciente. La otra mujer, la del cabello rubio, lo toma por la garganta y lo levanta hasta que sus pies no tocan el suelo. Ella es mi objetivo, no debo fallar.

Concentro nuevamente todo el poder de mi don en mis piernas, pero esta vez mi intención no es llegar ahí lo más rápido posible, no. En esta ocasión planeo llegar de un solo golpe sin que ninguna de las dos se dé cuenta de lo que ha pasado hasta que haya pasado. Estoy en línea recta, mi oponente ha bajado su guardia y nadie ha notado mi presencia, o al menos eso es lo que parece. Respiro hondo como en las anteriores ocasiones y doy el salto más fuerte y largo que he dado en mi vida. Envisto a la mujer y volamos unos diez metros más allá junto con el muchacho. Ella sigue consciente así que me aseguro de noquearla para que suelte su agarre que mantiene prisionero a Nodab. La otra mujer sale a nuestro encuentro y el chico rubio me toma por el brazo para teletransportarnos donde está Nodab.

– Tómalo – me dice él ante mi mirada desconcertada – su peso ya debió de volver a la normalidad.

– ¿Ya lo sabias?

– Sí, ella tiene la extraña costumbre de atrapar a las personas de esa manera.

Le hago caso y tomo a Nodab por los hombros. El tipo colabora y me ayuda a levantarlo, luego el chico rubio nos teletransporta a donde esta Camila.

Las dos mujeres van tras nosotros y el rubio se teletransporta para impedir que sigan avanzando. Me sumo al ataque y ahora somos dos contra dos. Yo me encargo de la rubia mientras que él se encarga de la morena. Todo empieza a salir mejor que antes. Utilizo mi elasticidad para impedir que me caiga una de esas ventiscas que dejo frio al viejo y ataco a los pies de mi oponente usando, lo que ahora llamo, golpes sísmicos. A mi compañero no le va del todo mal. Ya descubrí porque la mujer no presenta heridas en su cuerpo. Se regenera tan rápido como recibe el ataque.

Tomo a la rubia por su brazo izquierdo y utilizo su peso contra ella para hacerla caer. Los entrenamientos con Crissos están dando sus resultados. La contengo contra el piso con sus manos a la espalda. Lanzo una mirada a Camila y ella entiende mi mensaje; se acerca y la pone a dormir. Una menos.

El chico rubio parece que también va bien con su pelea hasta que Milicos es lanzado por los aires y aterriza sobre él. Los gritos de Tamara no se hacen esperar. La busco con la mirada y descubro que cuelga del aire en un aparente agarre telekinético.

– ¡Huye! – oigo que le grita el rubio a Camila – yo me encargo de ellos, pero tu huye.

Uno de los tres hombres con bata blanca que ha llego hasta el lugar le ordena algo que no oigo a la otra mujer y esta se aproxima a donde está la chica con el gatito en la mochila. Camila no sabe qué hacer y se queda inmóvil ante la idea de abandonar al viejo y a Rous Bells que aún siguen inconscientes. Nodab algo recuperado se pone en su delante intentando bloquear el paso de la peligrosa mujer. Yo sé de sobra que eso es inútil; el chico rubio ha estado todo este tiempo peleando contra ella y no pareciera que esta haya recibido algún daño. La mujer camina hacia ellos y levanta su mano derecha. Yo también me muevo y corro hacia donde esta Tamara. En la mano de la morena se empieza a formar una pequeña, pero densa esfera de energía. Estiro mis brazos y alcanzo a mi amiga, abrazos sus piernas con mi brazo izquierdo empujándola hacia arriba, así ya no tendrá que luchar por encontrar suelo; estiro mi otra mano hacia su garganta y efectivamente es como si una mano invisible le estuviera apretando. No puedo zafarla. En la mano de la mujer la esfera ha alcanzado el diámetro de una pelota de tenis y brilla de un color azul eléctrico. Nodab intenta golpearla pero es inútil, la mujer hace un amague haciendo gala de su amplia experiencia y en un golpe directo entierra la esfera en el pecho del chico y luego retrocede unos pasos. Ante la mirada atónita de todos, el cuerpo del chico se va agrietando como si de una piedra se tratase y de las grietas se asoma la misma luz que envolvía la esfera hace unos segundos, hasta que su cuerpo se comprime para luego explotar en miles de diminutos pedazos. Hay un silencio que parece eterno que solo es interrumpido por la que ha ejecutado el ataque.

– Me estaba guardando eso para ti – le dice a Camila mirándola a los ojos – pero creo que me emocione un poco. No importa, aún tengo esto otro.

Los minutos se hacen eternos y el tiempo corre despacio en ese momento. La mujer estira una de sus manos lentamente hacia mi compañera y sé, casi por instinto que se avecina una tragedia. El chico rubio se levanta como puede y corre hacia donde están ellas; es imposible que llegue a tiempo sin usar su teletransportación, que ahora por falta de energía no puede usar. La mujer que mantiene el agarre telekinético a Tamara sonríe ligeramente mientras observa lo que su compañera está a punto de hacer. No puedo llegar hasta donde ellas aunque quisiera, y ya no tengo suficiente energía como para usar Aumentus en mis piernas como hice hace un momento. Es inevitable alguien más tendrá que morir hoy.

Camila abraza la mochila con fuerza, pero el animal que está adentro empieza a salir erizando su espinazo. Se para entre la mujer y mi compañera, como tratando de defenderla, pero se le nota enfermo y muy cansado. Sé que no se trata de un animal y que es una persona, pero no creo que pueda hacer mucho contra alguien como ella.

El pequeño animal empieza a crecer hasta alcanzar su forma humana. Se trata de un niño que apenas es ligeramente más alto que Maggie y que tiene el mismo color de cabello que ella. El chico está apretando fuertemente sus manos, y cuando las abre de golpe frente a la temible mujer ocurre una explosión de luz blanca que nos deja parcialmente ciegos a los que estábamos contemplando la escena.

Sorpresivamente la mujer que mantenía sujeta a Tamara suelta su agarre y ambos caemos al suelo. Mi cuerpo amortigua su caída, así que de lo único que se queja Tamara es de tener problemas para respirar. Tomo a mi compañera en brazos y sin bajar mi guardia me alejo lo más rápido posible de donde esta esa mujer que no hace nada para detenernos.

Alzo la mirada y alcanzo a ver a la otra peligrosa mujer con uno de los cuchillos del rubio clavado en su hombro izquierdo. Él se encuentra unos metros por delante con el frágil muchacho en brazos seguido por Camila que carga en hombros como puede a Rous Bells y Milicos que hace lo propio con el viejo Nerakk. No tardo en unirme a ellos y abandonamos juntos las instalaciones que han quedado en ruinas. Abordamos la nave que nos trajo y Milicos es el encargado de ponernos en el aire. Nuestra tripulación acaba de perder a un valiente miembro del grupo de rescate y en contraste a ello rescatamos a dos personas más de las que debíamos rescatar. Todo lo que paso ahí abajo, para mí no tiene sentido. Solo espero que estas dos personas nos den algunas respuestas de lo que acaba de acontecer, en especial de esa extraña luz blanca que lanzo el chico, que al parecer fue nuestra salvación.

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