Reborn, una storia di vendetta

CAPITULO I

“ORIGENES”

Algún lugar del mundo, 1985

Mi nombre es Santino, y esta es mi historia.

Nací en un pequeño pueblo al sur en 1895. Éramos una familia pequeña, estaba mi hermano mayor Lorenzo, mi madre Filippa y por supuesto mi padre Dante.

Éramos gente de campo, nuestra vida estaba en la tierra y los animales, cuando era pequeño siempre tuve la ilusión de pertenecer a la marina, cada vez que podía acudía al puerto para poder ver esos grandes barcos comandados por hombres de uniforme, ya saben hombres con honor. Para esos tiempos, se hablaba mucho sobre personas que controlaban la isla, y todos tenían que rendirles cuentas a ellos, el dinero escaseaba en mi casa, trabajar en la tierra ya no era suficiente y con lo poco que sacábamos de los animales apenas y nos alcanzaba para mantenernos.

Cuando cumplí 18 mi mejor amigo Salvatore me presentó a su tío, Carlo, para ese entonces era un secreto a voces el que la familia de Salvatore estuviese involucrada en negocios ilícitos. Para ser sincero siempre sentí una sana envidia hacia él, no se quejaba del dinero, siempre andaba con ropa nueva, su padre tenía coche, vivía en una casa grande, en aquella época tenía una vida de ensueño.

Le había hablado a Salvatore sobre los problemas económicos por los que atravesaba mi familia en ese tiempo, así que fuimos directo con Carlo a un pequeño almacén ubicado casi en el centro del pueblo. Todo estaba en un silencio manso, en ese momento Carlo me habló.

-¿Cuánto necesitan tus padres? Preguntó.

Un poco sacado de onda y sin saber que responder susurre: –Cien, cien dólares…

Con una notable sonrisa Carlo replicó: ­- Okey, no hay problema-

Inmediatamente de un cajón de su escritorio sacó una bolsa repleta de dinero, tomo unos cuantos billetes y me los entregó. La felicidad de por fin ayudar a mis padres se apoderó de mí, con un fuerte apretón de manos le agradecí y salí rápidamente con rumbo a casa.

Al saber la noticia mis padres se alegraron, de cierta manera aquél dinero que tomé prestado del tío de Salvatore iba a solucionar nuestros problemas.

Le escribí a mi hermano, Lorenzo quien hace unos años atrás había decidido probar suerte en la capital. Le conté como había conseguido el dinero y que esperábamos tenerlo pronto de vuelta en casa.

Al siguiente día, muy temprano por la mañana, Salvatore pasó en el auto de su tío por mí, ¿Cómo les asentó la noticia del dinero a tus padres?, preguntó.

-Tomándome mi tiempo respondí: -Bien, ahora mi padre podrá pagar ciertas deudas y comprar nuevas herramientas para la tierra-

-Por contra parte le pregunté ¿A dónde nos dirigimos?

-Tenemos que ir a ver a mi tío Carlo, aun no te explicó los términos del préstamo. Replicó Salvatore.

Invadido por las dudas y el temor, nos dirigimos hacia la bodega de su tío, sentía una ligera mala impresión, ya que sabía que no todo era tan fácil como te lo plantean, era joven pero no estúpido. Al llegar su tío nos recibió con su sonrisa fría y calculadora, característica de él.

¿Qué han dicho tus padres?, preguntó.

-Mi padre por fin va a poder pagar las deudas y comprar nuevas herramientas-, respondí.

Como si de un interrogatorio se tratase, Carlo se puso de pie y empezó a caminar alrededor de su oficina,- ¿Salvatore si te hablo sobre los términos del préstamo?

-No señor. Repliqué.

Bien, tus padres tienen dos meses para cancelar la deuda o caso contrario los intereses aumentarán y tendremos que proceder de otra manera.

Al principio me precio accesible dichas condiciones, sí, había dicho que no era estúpido, pero que ingenuo fui al tomar el dinero…

Al término del primer mes habíamos reunido apenas y para pagar la mitad de los intereses, quise hablar con Carlo y pedirle un poco más de tiempo, pero había salido fuera, por unos negocios.

Al cabo de unos días llegaron a casa 5 sujetos y a base de intimidación nos desalojaron, no teníamos a donde ir, no teníamos que comer, por mis errores habíamos quedado en la calle. Mi padre rápidamente quiso llamar a mi hermano Lorenzo, pero me negué rotundamente, sabía que tenía que enmendar mi error, tenía que hacer algo para recuperar todo lo que mis padres con sacrificio y esfuerzo habían construido.

Aquella tarde me dirigí hacia la oficina de Carlo, me recibió le supliqué que nos diera un lugar en donde dormir, sabía que en el fondo no era tan malo como todos decían, nos brindó un cuarto pequeño en el cual podríamos estar hasta saldar la deuda.

Puedo trabajar para usted, señor Carlo, en lo que necesite.- Recité

Con una risa sarcástica me respondido -Eres un niño aún no creo que debas involucrarte en esto.

Mas pudo el deseo de ayudar a mis padres, que cualquier otra cosa y sin pensarlo dos veces, repliqué -Estoy dispuesto a hacer lo que haga falta, ¡cualquier cosa!

-Tienes determinación y eso me agrada, ven aquí mañana y te explicare a fondo que es lo que vas hacer, y como iras pagando la deuda de tus padres-

-No tenía ni mínima idea de lo que estaría por venir, ni como todo eso iba a destruirme, y destruir a mi familia…




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