Ese aliento tenue y suave que percibes
mezclándose en tu sueño, en tus sentidos
se esconde entre las líneas de tus labios
susurrando con gemidos en tu oído.

Llama ardiente, inmensa y envolvente
que sientes se apodera de tu almohada,
penetra cada pliegue de tu rostro,
fluyendo como un río entre tus rizos.

Y sientes ese fuego entre tus hombros,
tu cuello que transpira y se transforma
con furia se abalanza entre tus pechos
envolviéndote en placer, sudor y clímax.

Cual daga se sumerge entre tus carnes
y el fuego que no es fuego te fascina,
tus manos te acarician, como impropias
y el sueño que no es sueño te domina.

Y como frágil tulipán te desordenas,
y en tu mente repasas mis poesías.

Yo no soy el dueño de tus tiempos,
pero soy esa ilusión en que te inspiras.

Roberto Alewaerts

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