Día 1 intentando escribir.

¿Escribir? ¿Escribir qué? Escribir qué quiero hacer, escribir quién y cómo soy, escribir sobre la luna, los paisajes, las tormentas y el sentir, escribir sobre lo que todos escriben. Buscarle una definición al sexo y al amor, la atracción, lo infinito, lo incierto y lo divino. Ya me fui por las ramas y es que así vivo mis días, volando y trepándome en los árboles de mi imaginación, siempre tan elevada, siempre cuestionándome todo, siempre tan ajena a mi cuerpo y a mi presencia física. Mi mano no recuerda muy bien la fluidez del movimiento de las letras al rozarse con la tinta y el papel, y yo sigo trepada a mis ideas y a las palabras.

¿Qué debo escribir? y ¿por qué debo? ¿escribo sobre mi? quién soy, quién era y quién quiero ser. Creo que pensar en eso solo hace que las palabras se reboten en mi cabeza  como si fueran un enjambre de abejas enfurecidas y locas que chocan entre si para ganarse un lugar sobre el papel. ¿En el papel? en el papel no hay nada, solo yo y mi fallido intento de encontrarme y de saber quién putas soy y qué putas quiero escribir.