Una partícula de polvo

Una partícula de polvo

Paloma

21/10/2020

Quisiera ser una partícula de polvo. Un nuevo día comienza, el sol se asoma nuevamente por el horizonte, abro los ojos con dificultad mientras suena la alarma que me obliga a salir de mi preciado sueño cada mañana. Bostezo, froto mis ojos y doy un par de vueltas más en la cama, soy aquella amante que no desea despedirse nunca de su amado. Giro y miro la ventana. La cortina entreabierta permite que la luz incida en la habitación, un pequeño rayo de sol logra colarse y corta el espacio como un filoso cuchillo. Lo observo. Como por arte de magia, o tal vez en realidad sí haya una magia oculta detrás de este hecho, veo las partículas de polvo bailar y caer a través de ese haz de luz. Lentamente, trazan espirales y levitan eternamente en el aire. Quisiera ser una partícula de polvo. Quisiera que el tiempo se detuviera un momento, poder disfrutar sin culpa de la vida que se escapa minuto a minuto, flotar y entrar y salir del rayo de sol sin preocupación alguna. Quisiera danzar y volar, caer y elevarme, para finalmente posarme en algún mueble o repisa, o mejor aún, en un libro o cuadro. Quisiera ser una partícula de polvo, tan liviana, tan etérea, tan sencilla, tan calma, y no estar condenada a esperar toda una vida para regresar a formar parte de las estrellas.

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