Friki Lips Cocktail

Friki Lips Cocktail

Rosendo

11/10/2020

Hacía ya un rato que había entrado. La fiesta iba poco a poco poniéndose mas intensa y muy concurrida. Parado en una esquina de la barra observaba el atractivo paisaje circundante pero no se decidía por nada, ni siquiera por que trago iba a pedir. Pero bueno, que apuro habría , ya se decidiría a probar algo. 

Mientras, se entretenía mirando algunos de los extravagantes u osados atuendos de la concurrencia. Pensaba si su estilo natural tipo «Peaky Blinders» se vería tan raro o «friki» como los que allí veía. Para él , su indumentaria era tan normal como él mismo.

A punto estaba de pedir un trago cuando, mirando hacia enfrente de la barra, justo al lado de una muy particular estatua de la diosa Artemisa, un rostro llamó poderosamente su atención.
Entre ese bullicio lleno de soledades fue como fugazmente la vio. Podría decirse que se descubrieron mutua y simultáneamente . 

Abriéndose paso entre la multitud, sus miradas , antes fugitivas,  se encontraron con precisión y sin perder el ritmo, quedaron elásticamente conectadas al compás de la música . 

No se conocían, pero parecía como que si, a juzgar por la inmediata reacción de ambos. Casi como autómatas programados para encontrarse, comenzaron a avanzar lentamente el uno hacia el otro .  

Alrededor todos danzaban muy frikis, pero para él era como si no hubiese nadie. Sólo la veía a ella. A pesar de la música fuerte sentía todo como en silencio. Las luces destellantes los borraban con intermitencia y cada vez que aparecían se veían mas cerca. 

Al acercarse a ella , iba descubriendo en su rostro una sonrisa leve y rozando sus hombros, el color de su cabello. El corazón le latía como en cámara lenta .La poca distancia que los separaba se le hacía inmensa.

En los últimos pasos hacia ella una densa nube de humo los envolvió. Ella desapareció de su vista, le era imposible ver a través de la humareda. El láser, implacable, dibujaba geometrías desconcertantes y el silencio, sarcásticamente, había desaparecido también. 

Ahora la música sonaba potente e impecable, tan impecable como la hermosa «creatura» que de repente emergió humeante ante sus ojos. Como salida de la magia de un ilusionista estaba ahora ella allí, nítida, impactante, divina .Sus cabellos rojizos se movían al ritmo del escotado catsuit que la envolvía, su estilizada silueta se erigía danzante sobre un pedestal de altos tacones.

Él ya no tenia dudas. Sin mediar palabras le pidió su mano ofreciéndole la suya. Ella accedió con aparente timidez. Esbozando una sonrisa la acercó suavemente hacia él imponiéndole un giro completo que ella no pudo evitar. Luego la abrazó gentilmente como seña de agradecimiento.  Al atraparla tan delicadamente pudo percibir su aroma , una mezcla de perfume y fragancia de piel joven.  Inhaló profundamente  y se sintió inmerso en un éxtasis atrapante. Tras exhalar un suspiro se topó con el rostro  sonriente de ella. Sus ojos cerrados le parecieron una sutil invitación a mirarla sin límites y aceptó gustoso. La sintió irresistible. Al mismo tiempo se apoderó de él una extraña sensación, sintió como si estuviese cayendo obnubilado ante la potente fuerza de la seducción femenina. Se le cruzó por la mente la imagen de la Diana Cazadora, Artemisa. 

Por suerte, cuando ella abrió sus ojos pudo él retomar rápidamente el control. Al menos eso creyó en ese instante. Captó en la mirada de ella un alto contenido de dulzura ingenua  ó  de corazón flechado. Tras bailar un pequeño rato volvió a tomar su mano y le propuso ir por unos tragos. 

Ya en la barra, mientras un bartender hacia malabares, le preguntó:

-¿Cuál es el cóctel que prefieren tus labios?

El mismo que prefieren los tuyos, respondió ella. 

La respuesta le sonó osada y la sintió picante como un flechazo. Sin titubear llevó su mano a la espalda de ella y le dijo al oído : 

-Perfecto!. Entonces debemos probarlo juntos ¿si?.

-Bu… 

No le dio tiempo a responder. Apoyó sus labios en los de ella y al sentir que éstos se abrían y ofrecían su lengua, supo que aquello era un sí rotundo y maravillosamente exquisito por cierto.
 

Al levantar la vista,  vieron al bartender mirándolos con la coctelera inmóvil entre sus manos. Él, para no errar en la elección del trago que fuera del agrado de ella, jugó a dos puntas: 

– Un Daiquiri y un Martini Dry! -ordenó al barman. 

Ella, sorprendida, se aferró a su brazo y agregó: 

-¡De frutilla!. 

Ahora sabia él cual era el trago que ella prefería. Mientras el bartender, para deslumbrarlos, hacia de las suyas con dos shakers simultáneamente , la rodeó con su brazo y lo observaron gentilmente.

Con las copas ya en sus  manos ensayaron un brindis . 

-Por nosotros! dijo él, a lo que ella agregó: 

– Hagamos entonces un brindis cruzado! 

Y así fue. Entrecruzando los brazos , ella bebió el Martini y él el Daiquiri de frutillas de ella. Sin soltarse, en un «beso coctelera» mezclaron apasionadamente ambos sabores sin derramar una gota. 

-Exquisito licor de labios el que hicimos! dijo ella. 

-Si, el más dulce que he probado! comentó él. 

Así conocíó a Alison, una noche, en una fiesta friki.

Lo que sigue, es una atrapante historia que jamás hubieran imaginado.

Bienvenidos a Friki Lips Cocktail.

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                                                                                                    Ros. 10-10-20

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