La ceniza de los castillos

– Recuerdo cuando abrí los ojos en aquella montaña llena de cenizas, mientras que el sol se apagaba a la distancia se podía ver los pueblos en guerras constantes y los cuatro castillos ardiendo de un fuego azul que poco a poco se tornaba rojo, no sabia que pensar ni que hacer hasta que mi propia sombra me hablo con imponencia en sus ojos y me dijo que donde pisaba se encontraba un pedazo de alma incinerado de los catillos de los reyes olvidados, en ese momento sentí miedo, sabia que al caminar por los senderos de ceniza estaría pisando el pasado de las grandezas perdidas donde habían espadas relucientes y personas de buena vida, pero al mismo tiempo volvía al presente respirando la neblina que gritaba mi nombre pidiendo ayuda, que intente darle la mano a la dama del destino y convencerla de que el fuego quede extinto. En ese momento comenzó una tormenta profetizando la llegada de una nueva contienda.

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